jueves, 1 de julio de 2010

CAPITULO 5

CAPITULO 5

BELLA’SPOV


Jimmy y yo reímos al mismo tiempo y bromeamos mientras comíamos. Me di cuenta perfectamente que estaba muy ansioso por preguntarme mas directamente acerca de Edward pero creo que al ver que no estaba de humor para entrar en ese tema, opto por dejarme en paz esa tarde.

Recibí la llamada de Angela que me felicito porque le dijeron que la sesión de esa mañana había quedado excelente. También me comento asuntos de mi trabajo con Chanel y me dijo que el lunes siguiente tendríamos una junta en su oficina.

Jimmy se fue temprano a su casa ya que nos esperaba otra mañana madrugadora. Estaba muy cansada, como si hubiera corrido kilómetros y mis raspones me dolían mucho. Fui a la cocina por un te y me acosté a dormir.

No pude dormirme de inmediato. Di muchas vueltas en la cama y me lastime los raspones. No podía dejar de pensar, mi mente la ocupaba el dueño de esos ojos verdes que me miraron con igual o mayor sorpresa esa madrugada que el día del desfile, y todo sin planearlo. Vaya, a alguien debía caerle bien allá arriba.

Ese rostro perfecto, impávido, con los ojos como platos y los labios entreabiertos por la sorpresa, eso para mi era invaluable. Me preguntaba que habría pensado al verme así, ¡prácticamente desnuda! Me hubiera gustado ponerle un poco mas de atención a Edward pero necesitaba enfocarme en mi trabajo ya que el clima no estaba a mi favor.

Me desperté cuando escuche la alarma del reloj sonar. Esa vez no era tan temprano, aunque teníamos que regresar a la locación del día anterior para hacer la sesión del metal, no teníamos el tiempo en contra nuestra. Llegamos y al bajar de la camioneta mis ojos empezaron a buscar algún rastro de Edward sin éxito. No se le veía por ningún lado.

En la carpa del día anterior, me peinaron con el cabello recogido muy pegado y el maquillaje era un poco recargado y labios azul metálico. El vestuario era un vestido corto en varios tonos deslavados de gris y era de una organza suave y algo transparente. El fondo de las fotos serian cientos de vigas gigantes de metal muy bien ordenadas. Tuve que subir algunas con la ayuda de una escalera pero no estaban demasiado altas. También esa sesión fue rápida.

De nuevo en la carpa Jimmy me ayudo a sacudirme el polvo, ya que las vigas estaban a la intemperie y me empolve mucho. Para la sesión del fuego, el maquillaje era muy distinto y demasiado tardado. Era ‘body painting’ en tonos rojos, naranjas y amarillos en forma de llamas. El peinado era suelto natural. Cuando me mire al espejo sonreí porque me recordó al de los 4 fantásticos. Las tomas se harían aprovechando el sol del medio día y serian a contraluz. Esta sesión fue un poco mas tardada e incomoda ya que con la pintura me sentía pegajosa y el sol no me ayudaba. Por raro que pareciera, tenía mucho calor y no me sentía muy bien.

Cuando terminamos, salimos rápido de ahí, me puse mis pants y desee llegar lo más pronto a casa para darme un baño y quitarme toda la pintura del cuerpo. En el camino me quede dormida y Jimmy me aviso cuando llegamos. Al bajar de la camioneta me sentí con mucho frío y con un malestar extraño pero no le di mucha importancia.

Me tomo una eternidad quitarme la pintura y mas de las zonas donde estaban mis raspones ya que me dolían mucho. Como siempre después del baño me puse una crema hidratante y después una camiseta muy holgada, no soportaba el roce de la tela en las áreas raspadas.

Mientras me bañaba Jimmy preparo una ensalada con algo de pollo, en lo que acababa me recosté en el sofá y de nuevo me dormí. Cuando me despertó me sentía realmente mal. Tenia mucho frío y me dolía todo el cuerpo, seguramente me resfriaría por meterme al río en condiciones infrahumanas.

No quise cenar nada ya que con el malestar no tenia de hambre, así que me fui a la cama temprano y agradecí que el día siguiente lo tendría libre. Jimmy se acostó conmigo un rato en la cama.

--Me quedo contigo a cuidarte Bella.

--Estoy bien Choo, nada que un par de aspirinas no puedan curar – les tenia una fe ciega a mis infalibles aspirinas.

--No se, no te veo bien – dudo – me sentiría mejor si me quedo.

--Si me siento peor que no lo creo, prometo que te llamo ¿de acuerdo? – le sonreí para tranquilizarlo.

--¿Palabra de Boy Scout? – pregunto muy serio.

--¿Fuiste a los Boy Scouts? – abrí los ojos ante la sorpresa.

--¡Dios no! – hizo cara de asco – pero su palabra es seria ¿no?

--¡Fuera de aquí Choo! Descansa – me reí – te quiero.

Me dormí y alrededor de una hora, después me desperté con un frío peor que el que sentí la mañana anterior y el cuerpo me dolía tanto que no podía moverme. Donde tenía los raspones me latía y también me ardía. Mire el reloj en la mesita y apenas eran las diez de la noche. Tome un poco de agua que Jimmy me había dejado en un vaso y trate de dormir de nuevo. Estaba segura que me despertaría mucho mejor al día siguiente.

Solo pude dormir media hora mas pero me desperté mucho peor. El frío que sentía me hacia titiritar y castañear los dientes y el dolor del cuerpo y mis raspones era tan fuerte que ya no me podía mover. Tome mi celular y llame a Jimmy pero su teléfono estaba apagado. Seguramente no se había fijado. Le marque a Rose y me mando al buzón. Angela ya se había ido a Florida a visitar a sus padres, ¿a quien más podría llamar?

“Alice” pensé de inmediato. Marque a su celular y apagado también. ¡Dios mío! ¿porque justo esa noche todos los teléfonos estaban apagados? Revise mis contactos y casi todos ellos ya estaban fuera de la ciudad. Volví a marcarles a todos y seguían apagados y al llegar a Alice vi que también me había anotado el número de su casa. Me sentía tan mal que no lo pensé dos veces y marque.

--Hola – y escuche su voz. No pude responder de inmediato porque mis dientes castañeaban y además por la sorpresa.

--¿Hola? – repitió.

--Cconn Aaalicce ppor ffavor – intente sonar lo mas clara posible.

--¿Quien la busca? – pregunto con duda.

--Aalicee ppor favor – dije de nuevo.

--¿Isabella? – su voz se volvió preocupada. ¿Pudiera ser?

--Aalicee – Solo pude repetir de nuevo su nombre.

--¿Que sucede Isabella?, ¿que pasa? – lo escuche ansioso.

--Rrosse – me costaba mucho hablar e hilar mis palabras.

--Tranquila, solo dime, ¿estas herida?

--Nno.

--¿Estas en tu casa?

--Ssi.

--¿Puedes abrir la puerta?

--Nno.

--De acuerdo. Cuelga ahora, voy a marcarte, estoy contigo, no voy a dejarte sola ni un segundo Isabella, ¿me escuchaste? ¡Cuelga ahora!

Colgué y a los pocos segundos mi teléfono sonó y era Edward.

--Eddww…

--Shhh Isabella, no hables, no te esfuerces, ya vamos para allá ¿de acuerdo?

Escuche que hablaba con alguien, era su padre. Los escuche subir al auto y venir hacia mi casa, durante todo el trayecto Edward no dejo de hablarme y tranquilizarme.

--Ya falta poco, no te preocupes, solo un par de calles más.

--Todo va a estar bien, tranquila, ya estamos aquí, solo un momento más.

Escuche abrirse la puerta de mi apartamento y la voz del conserje que había dejado pasar a Edward y a Carlisle. Al fin habían llegado. Lagrimas corrieron de mis ojos a mis sienes, al sentir el alivio cuando escuche la voz de Edward ya junto a mi.

--¡Isabella! – pude ver su cara llena de preocupación al verme temblando de frío en mi cama. Se inclino hacia mí y con sus dedos limpio mis lágrimas.

--Ya estamos aquí Bella, tranquila – Carlisle se sentó junto a mi en la cama y abrió su maletín sacando un estetoscopio. Edward estaba de pie junto a la cama muy atento a lo que hacia su padre. Yo ya no podía mantener mis ojos abiertos, se me cerraban aunque hiciera muchos esfuerzos para abrirlos.

Carlisle comenzó a revisarme y al quitarme las sabanas y el edredón que tenia encima me queje ante el frío que sentí. Toco mi frente y frunció el ceño.

--Estas hirviendo en fiebre – dijo al momento de ponerme en el pecho el estetoscopio helado.

--Papa – empezó a decir Edward – ayer Isabella se metió al río de la presa. El agua le llego hasta las piernas pero estaba congelada. Estaba en una sesión de fotos.

--Bella, no te preocupes vas a estar bien, ayúdame a sentarte, necesito oír tus pulmones.

Intente moverme pero estaba demasiado débil, Edward se inclino hacia mi y al pasar su brazo por mi espalda para sentarme grite ante el espantoso dolor que se disparo en ese momento por mi cuerpo.

--¿Que pasa? – Edward estaba demasiado nervioso y Carlisle le pidió ayuda para voltearme. Yo estaba tan débil como para reaccionar a cualquier cosa que no fuera el dolor y una vez que con mucho cuidado me pusieron boca abajo, Carlisle le pidió a Edward que esperara afuera de mi habitación.

--¡Pero papa! – no quería salir.

--Por favor Edward, sal un momento, tengo que revisarla – insistió.

--De acuerdo, estaré aquí afuera.

Edward salio y su padre subió mi camiseta y vio mis raspones.

--Bella, ¿pero que es esto? – pregunto confundido.

--Lo siento, trata de responderme ¿de acuerdo? – asentí y empezó a preguntarme.

--Estos raspones supongo que también te los hiciste ayer en la presa ¿no? – asentí dos veces.

--¿Te caíste? ¿Fue contra algo? – asentí de nuevo al escuchar la ultima pregunta.

--Unn arbool – apenas salio un poco de mi voz.

--Pero tienen algo, ¿es pintura? – estaba sumamente extrañado, asentí dos veces.

--¡Pintura! Ok Bella, vamos a tratar de limpiar – no lo deje terminar.

--Haay mmass – jale las sabanas haciendo un gran esfuerzo y deje al descubierto mis piernas, y lo que las bragas dejaban ver. Lo escuche suspirar y checo mis pulmones con el estetoscopio.

--De acuerdo, Bella, ya vas a estar bien – las palabras de Carlisle eran tan tranquilizantes. Bajo mi camiseta, me cubrió con la sabana y llamo a Edward que al medio segundo ya estaba junto a mí.

--Vamos Edward, hay que llevarla al hospital, se le están infectando los raspones y hay que limpiarlos.

--¿Que raspones? – estaba mas confundido que su padre.

--Nnoo – intente decir – nno ppor favor – había angustia en mi voz lo sabia y también me moría de miedo al pensar que tendría que ir a un hospital.

--Es solo un rato Bella, solo te van a limpiar las heridas, después podrás volver a casa – Carlisle me explicaba y yo quería de verdad no ponerme más nerviosa.

Me ayudaron a voltearme, Edward me envolvió en la sabana y me tomo en sus brazos suavemente para no lastimarme pero el dolor que me producían los raspones ante el contacto era muy intenso. Trate de soportarlo pero un grito salio de mi garganta como respuesta al roce.

--Shhh, calma ya vamos al hospital, estarás bien – lo escuche muy preocupado. Me pego a su pecho y salimos de mi habitación.

--Nnoo, ppor favor nno – repetí mientras escurrían las lágrimas de mis ojos.

Con mucha delicadeza me subió al asiento del copiloto y como pudo me abrocho el cinturón. Durante el traytecto, Carlisle llamo al hospital para dar unas indicaciones para que nos esperaran y pidió que localizaran a un Dr. Sloan. Edward me secaba las lágrimas que seguían cayendo por mis mejillas silenciosamente. Me sentía tan mal que no podía disfrutar de su contacto. Me decía que todo iba a estar bien y que no me dejaría sola.

Nos esperaban en la entrada de emergencias del hospital con una camilla. Edward no dejo que nadie me bajara del auto y Carlisle le pidió que dejara a los enfermeros hacer su trabajo pero se negó. Despacio me cargo de nuevo y me recostó en la camilla. Yo no podía dejar de llorar, estaba muy asustada, jamás me había sentido tan mal y además no me gustaban los hospitales.

Me llevaron a un cuarto con lámparas muy grandes. “Dios mío, es un quirófano” y la angustia me sobrepaso. No se de donde me salieron las fuerzas para intentar levantarme y salir de ahí.

--¡Ppor favor! Sácame de aquí – escuche mi propia voz desesperada – ¡Edward sácame de aquí!

--Quédate quieta por favor Bella – intentaba mantenerme recostada en la camilla. Me tomo la mano y me acaricio la frente mirándome a los ojos.

--No voy a dejarte, me quedare aquí contigo – apreté su mano con mis recién recobradas fuerzas.

El Dr. Sloan llego y me pusieron boca abajo en otra camilla mas dura y angosta, dio una checada rápida a mis piernas y no tuvo necesidad de revisar mas arriba. Murmuraba con Carlisle pero yo no entendía nada y empezaron a poner en una mesa varios instrumentos. Si antes estaba nerviosa, al ver esa mesa, el pánico me sobrepaso.

--Bella, soy el Dr. Sloan, no quiero que te preocupes – jalo un banquito de metal y se sentó junto a mi para quedar a la altura de mi cara y empezó a explicarme.

--Ya vi tus heridas y son muy leves, te duelen mucho porque están empezando a infectarse además tienes temperatura porque estas resfriada por lo del río al que te metiste ayer. Todo se unió en tu contra Bella, pero no es nada grave te lo aseguro – paso el dorso de su mano por mi mejilla y sonrío. Sentí los dedos de Edward moverse en mi mano.

--Ahora, tengo que limpiar tus heridas porque tienen pintura. Es molesto, no voy a mentirte, pero te vamos a sedar un poco para que no sientas ningún dolor ¿de acuerdo?

”Si, nada de dolor, por favor” pensé mientras Edward acariciaba mi cabello suavemente intentando tranquilizarme.

--La buena noticia Bella, que se que te preocupa, es no te quedara ni una sola cicatriz o marca. Las heridas son muy superficiales así que no tienes de que preocuparte – eso era un verdadero alivio ahora que me lo decía porque la verdad es que ni siquiera había pensado en eso.

Se puso de pie y salio junto con Carlisle. Otro doctor llego junto a mi y me dijo que me iba a canalizar para sedarme y ponerme antibióticos para la infección. Dijo la palabra mágica porque de nuevo mis fuerzas estaban de vuelta conmigo. Solté la mano de Edward para poner ambas manos bajo mi pecho e impulsarme para levantarme de esa camilla. Le tenía terror a las agujas, eran mi pesadilla desde niña.

--Bella, solo es un piquete te lo prometo, te duelen mas tus raspones que eso ¿o no? – me hablo tiernamente y volvió a tomar mi mano.

--Edward, tienes que salir – indico su padre.

--Nno – pedí – no tte vayaas.

--Esta bien – dijo Carlisle – Edward, sal y lávate. Luego ponte una bata esterilizada y podrás regresar. Yo me quedare contigo mientras, no va a tardar.

Carlisle tomo mi mano en lo que Edward hacia lo que su padre le había indicado. Me decía palabras tranquilizadoras y me aseguro que todo estaría bien. Me pregunto si era alérgica a algo y negué con la cabeza.

--Ya estoy aquí hermosa – Edward volvió – acabemos con esto de una buena vez – me guiño un ojo y sentí que si podría hacerlo.

--¿Hay alguien a quien quieras llamar Bella? – Carlisle pregunto.

--A Jimmy – llore – llama a Jimmy – Edward frunció el ceño.

Carlisle había tomado mi bolso y mi celular al salir de casa así que Edward busco en mi teléfono para marcarle a Jimmy que respondió medio dormido. Edward le dijo donde estábamos y porque motivo y Jimmy le informo que salía de inmediato para el hospital.

--Rosee – pedí también pero me dijo que cuando llegara Jimmy el le llamaría.

--Un piquetito Bella – dijo el otro doctor, y en realidad no dolió tanto – ¡Listo! – dijo y suspire agradecida.

--¿Ya ves? – Edward acariciaba mi mano y su cara estaba muy cerca de la mía – eso fue todo Bella, ya paso.

El efecto de los sedantes estaba actuando mas rápido de lo que pensé y me relaje de inmediato. Carlisle volvió a mi lado y me pregunto como me había hecho las heridas. Pude hablar un poco mejor y le conté como me había raspado con el tronco del árbol y que estaba lleno de musgo y tierra y que esa mañana me habían pintado el cuerpo con pintura para ‘body painting’ y que no sabia que tipo de pintura usaban.

Pusieron una cortina detrás de mi cabeza para evitar que Edward viera mi cuerpo y lo que le hacían. Sonreí al pensar que era irónico ya que el me había visto con mucha menos ropa de lo que imaginaban, el y algunos cientos de miles de personas mas. Se acerco más a mi y pude sentir su aliento cerca de mi boca.

--¿Y esa sonrisa? – puso un mechón de cabello detrás de mi oreja – cuéntame, ¿porque sonríes?

--Noo – moví un poco mi cabeza.

--Anda, dime que piensas.

--No voy a hablar – dije arrastrando mis palabras – nada, nada.

--Si te lo pido por favor, ¿me lo dirás?

--A ti menosh que a nadie – me sentía flotar – nunca, no.

--¿Porque a mi no? – frunció las cejas intrigado.

--Porque despuésh vash a querer hacer que me trague mish palabrash – solto una risa adorable y me dijo al oído.

--A ti jamás Bella, ¡jamás! – fue lo ultimo que escuche de el porque los sedantes me vencieron.

Cuando desperté estaba en una habitación diferente y Edward aun sostenía mi mano. Intente ponerme boca arriba pero una enfermera me dijo que mejor esperara un poco, que no tenia mucho que habían acabado de limpiar mis heridas. Ya no sentía mucho dolor, pero seguro cuando me quitaran los sedantes me colgaría del techo, era muy cobarde ante el dolor, siempre lo había sido.

--Hola mujercita valiente, bienvenida de regreso – lo había cumplido. Edward se había quedado conmigo todo el tiempo.

--¿Sabes?, afuera hay alguien que quiere verte y a mi asesinarme y no tengo la menor idea de porque – sonreímos al mismo tiempo – no te muevas de acuerdo, pórtate bien y en unas horas te llevare a casa, voy a salir para que pase tu amigo.

Me dio un beso en la cabeza y soltó mi mano. Escuche que se abría una puerta y la voz de Jimmy lleno la habitación. Aun me pesaban los parpados. Sentí su mano despeinarme un poquito y ocupo el lugar de Edward

--¡Isabella Marie Swan! – empezó a regañarme suavemente – cuando yo te diga que me quedo contigo, me quedo y punto. ¿Entendiste?

--Mhumm – fue lo único que salio de mi boca y sonreí. Jimmy ya no quiso separarse de mi lado y me explico que mi llamada no había entrado porque su teléfono estaba cargándose y cuando lo prendió vio mis llamadas perdidas y al querer regresarme las llamadas ya no entraron a mi teléfono. Se había armado un revoltijo.

Carlisle y el Dr. Sloan regresaron a verme y me dijeron que en unas tres o cuatro horas podría regresar a casa, solo querían mantenerme un rato más en observación. Me dieron algunas indicaciones y Jimmy dijo que el se encargaría de todo.

--¿Ves Bella?, ya esta todo bien, ahora relájate y no te preocupes por nada, pero pórtate bien ¿de acuerdo? Nada de cosas intrépidas – el Dr. Sloan puso su mano en mi cabeza y salio de la habitación.

Dormí un par de horas más y a las siete de la mañana me quitaron el suero y una enfermera me dijo que podía irme. Jimmy ya había llamado a Tom para que trajera la camioneta ya que seria más cómodo para mí. Carlisle me dijo que por la noche pasaría a verme, le agradecí por todo y me disculpe como veinte veces.

--No tienes porque disculparte Bella, pudo pasarle a cualquiera.

--Prometo que es la primera y ultima vez que te hago correr – sonreí.

--Alguien esta muy risueña esta mañana ¿no? – Edward seguía ahí. Bromeo conmigo.

Salimos del hospital y yo seguía muy mareada. Edward me ayudo a subir a la camioneta y todo el camino fui sentada de ladito. El Dr. Sloan me dijo que podía sentarme bien y acostarme normal, pero prefería tener mis precauciones al menos por ese día. Edward venia siguiéndonos en su auto.

--Bella, antes de que lleguemos explícame que sucede, no se te despega un segundo y puedo jurar que me veía feo antes de que se diera cuenta de que yo no juego para su equipo, ¿Cómo no lo había notado eh?

--Llame a casa de Alice porque tanto ella como Rose tenían el celular apagado, y el contesto. Apenas podía hablar Choo, fue horrible, me asuste mucho, pero Edward me tranquilizo y no me ha dejado sola desde entonces. Y viene atrás, en su auto ¿verdad? – pregunte sonriente.

Jimmy asintió. – Ay Bella, es muy guapo ¿sabias? – suspiro.

--Si, Jimmy, muy guapo. Trátalo bien ¿si?, se ha portado realmente bien – bostece, seguía con mucho sueño.

Llegamos a casa y Jimmy dejo que Edward me ayudara a bajar e insistió en llevarme en sus brazos hasta mi cama. Ya muy bien acomodada le pedí que fuera a descansar ya que se había pasado la noche pendiente de mi. Se negó y me dijo que cuando me durmiera iría rápido a darse un baño y regresaría. No tarde mucho en hacerlo, ahora si descansaría ya que me habían curado, ya estaba en casa y Edward estaba conmigo.

Dormí muchas horas y cuando desperté ya era media tarde. Abrí los ojos y mi habitación estaba llena de arreglos florales y muchos globos que habían llevado las chicas, que ya estaban ahí. No dejaban de disculparse por apagar su teléfono, habían ido al cine y olvidaron prenderlo al salir. Jimmy les había avisado esa mañana.

--Bella, perdónanos de nuevo – Rose de verdad estaba contrariada, andar con Emmett la tenia muy distraída.

--No te preocupes Rose, por suerte se me ocurrió llamar a casa de Alice – había tenido mucha suerte, de eso estaba segura.

--Fue lo mejor que pudiste hacer Bella – dijo Alice con una extraña mirada y le lanzo una sonrisa a Rose – y dime, ¿tu crees que ya para mañana te sientas mejor?

--Ahora mismo ya me siento mucho mejor – me senté un poco mas en la cama – no creí que la recuperación fuera casi instantánea.

--Es por los antibióticos, detuvieron la infección, aun así debes seguir con ellos, ya lo sabes – dijo Alice.

--Créeme que hare todo lo que tu padre me ordeno.

--Mas te vale porque mañana cenaran Jimmy y tu en casa, ya le pregunte a papa si podrías venir y me dijo que si tienes cuidado no hay problema – no podía creer lo que decía – además ahí estará el por si te sintieras mal.

Las chicas me ayudaron a darme un baño y luego Jimmy me ayudo con una pomada con anestesia para que pudiera pasar la noche sin molestias. Las chicas se fueron cuando Carlisle llego a revisarme. Todo estaba muy bien, el dolor muy tolerable, ya no tenía temperatura y ya tenia apetito de nuevo.

--Muy bien Bella, recuerda tomar las medicinas y no te las tomes sin comer algo antes ¿esta bien? – ordeno Carlisle.

--Te aseguro que no lo hare – prometí.

--Hazlo, para que mañana puedas salir sin problemas - yo asentí y desvíe la mirada hacia la puerta. Mi cara se ilumino.

--¿Salir? ¿Quien va a salir? – dijo el dueño de la que se había convertido en mi voz favorita desde esa madrugada. Enfundado en jeans negros, una camisa de algodón gris oscuro y su chamarra negra se veía tan guapo que en ese momento rogué por no verme tan mal.

--Oh Edward, le decía a esta valiente jovencita que si se porta bien podrá venir a cenar a casa mañana.

--¿Valiente yo? – abri muy grandes los ojos y luego los cerre, negando con la cabeza – no me lo recuerdes que me muero de vergüenza. Si no hubiera sido por Edward no lo hubiera logrado – le sonreí. Carlisle se despidió y nos dejo solos.

--¿Como estas Isabella?, ¿como te sientes? – se sentó junto a mi en la cama.

--¿Isabella? – fruncí el ceño – creí que ya lo habías superado Edward, es Bella.

--Me gusta tu nombre, mucho - puse mis ojos en blanco.

--Dime, ¿como pasaste la tarde?, ¿descansaste?

--Si mucho, luego las chicas vinieron un rato y trajeron todos estos globos y flores.

En ese momento Jimmy entro con las pastillas, un vaso con leche y un sándwich enorme. No pude ocultar mi rostro de asombro al ver el tamaño del sándwich, abrí la boca para protestar pero fue inútil.

--Estoy seguro de haber escuchado a mi padre decirte que comieras algo antes de tus pastillas ¿cierto?

--¡Es que es demasiado!

--Oh, Bella – recalco mi nombre – como me hubiera gustado verte mañana en casa de mis padres, es una lastima que por un sándwich no vaya a ser así – eso era chantaje ¿no?

Detrás de Edward, Jimmy me hacia gestos como de victoria. Ese grandísimo traidor me las iba a pagar. Tome un pedazo y empecé a masticar.

--Edward, ¿quieres cenar algo? – le ofreció Jimmy.

--No gracias, estoy bien.

--Bella, tengo que ir a mi apartamento por unas cosas, no creo tardar ¿estarás bien?

--No te preocupes, me quedare aquí hasta que regreses, tomate tu tiempo – dijo Edward y yo no podía estar mas feliz.

--Que te parece si mientras me termino esto, me cuentas que hacías tan temprano en lo que va a ser la presa – dije para que pudiera observarlo mientras comía mi sándwich. Se quito la chamarra y se giro un poco más hacia mí subiendo a la vez su rodilla, quedamos de frente y ahora podía verlo perfectamente bien.

--Lo mismo que tu, yo también estaba trabajando – apoyo un codo en su rodilla – estábamos revisando unas mediciones para dinamitar.

--¿Pero tan temprano? – pregunte sin pensar.

--También era muy temprano para ti. ¿Siempre tienes estos horarios locos Isabella? – cerré los ojos y encogí mis hombros. Siguió contándome lo que hacían en la presa y la cantidad de personas que en pocos días llegarían a trabajar ahí. Yo estaba muy atenta ya que se me hacia muy interesante todo lo que implicaba construir una presa. Termine la mitad del sándwich y tome las medicinas. Edward me miro arqueando una de sus preciosas y pobladas cejas.

--¿Eso es todo?

--Si, eso es todo – confirme asintiendo y antes de que protestara le dije – Edward quiero agradecerte todo lo que hiciste por mi…

--No digas nada – me interrumpió – lo haría mil veces mas, aunque esperemos que no sea necesario.

--¿Sabes? También quiero… – suspire y me detuve. No era un buen momento aun.

--¿Que Isabella? ¿Que es lo que quieres? – su voz aterciopelada me estremeció.

--Nada – no pude evitar bostezar y eso me salvo de que insistiera.

--¿Nada? Ok, dime, ¿le avisaste a tus padres? – pregunto serio.

--Claro, hable con ellos y les conté. Se preocuparon – movió su cabeza en aprobación.

Seguimos platicando de cosas sin importancia y luego me pregunto hacia cuanto tiempo nos conocíamos Rose y yo. Le dije que desde los cuatro años y le conté algunas travesuras que habíamos hecho y nos reímos. El no podía creer cuando le asegure que de pequeña era muy torpe y siempre estaba cayendo al suelo por distraída.

--Eso si no puedo creerlo, es imposible.

--No lo es, era la mayor de las torpes, hay testigos – bostece otra vez – lo que pasa es que con algunas clases y un poquito de empeño pude dejar un poco atrás todo eso, pero a veces la torpeza se hace presente para que no me olvide de quien soy en realidad – solté una carcajada igual que el.

--No me engañas, la clase y la elegancia se traen, en ti son innatas – me reí y no quise sacarlo de su error. Me fui resbalando en la cama ya que las medicinas eran fuertes y me dieron mas sueño del que ya tenia. Estaba haciendo verdaderos esfuerzos por no perder el hilo de la conversación que teníamos sobre las virtudes que puede o no traer alguien al nacer y si algunas otras se pueden o no aprender.

--Descansa, no luches por mantenerte despierta. Cierra los ojos – me ordeno.

--Eres muy mandón Edward – le dije sin mas y soltó una carcajada muy fuerte.

--No, soy realista. Te estas quedando dormida pero eres muy terca – al escucharlo decirme terca abrí los ojos como platos.

--No soy terca – dije indignada – soy persistente, lo que es muy diferente.

--Exacto – se inclino y quedamos muy cerca – eres la terca mas persistente que he conocido en mi vida.

--He vuelto, ¿no me tarde mucho verdad? – ah, iba a matar a Jimmy, ¡lo iba a matar!

--No, nada – dijo Edward divertido mientras se alejaba un poco de mi – bueno, tengo que irme. Descansa mucho para que amanezcas mejor y puedas venir a casa de mis padres.

--Lo hare – creo que soné decepcionada.

--Jimmy – llamo Edward muy serio – haz que esta “niñita” se comporte.

“¿Qué?”

Intente levantarme pero el ya había puesto sus manos en ambos lados de mi cuerpo sobre las sabanas y quede atrapada sin poder moverme. Estaba ahora más cerca de mí, sus ojos verdes me miraban divertido y yo estaba molesta por su provocación.

--Buenas Noches Isabella, descansa – me dio un beso en la frente y se puso de pie.

--Adiós Jimmy – salio de mi habitación con su sonrisa chueca en el rostro.

--Adiós Edward – se despidió de el con una complicidad inaudita. ¿Como era eso posible?

Jimmy acompaño a Edward al elevador mientras hablaban. Aun estaba sorprendida al ver esa confabulación, ¿eso era? ¿Podría llamarlo así? ¿Se habían unido en mi contra?

--Ni lo pienses siquiera Bella – me miro despreocupado – te conozco y estarás pensando que estoy de su lado ¿no es así?

--¡Ni me digas Choo! – respondí – me acomode bien y cerré los ojos.

--Pero es divino, ¿que te dijo?

--Solo me pidió que lo llamara si necesitábamos algo, que no importaba la hora – me guiño un ojo.

--Me gusta, ¡me gusta mucho Choo! – chille emocionada – no puedo esperar a mañana.

--¿Vamos a ir? – abrió sus azules ojos.

--¿Percibo algo de incredulidad en tu voz acaso? Porque en ese caso tú no vas.

--No es eso. Es que – dudo – no actúas como siempre, así que tendré que creerte cuando me dices que te gusta Edward.

--Si. Creo que por eso estaba tan decidida a sorprenderlo el viernes en el desfile. Desde la noche que me trajo a casa y me dijo “niñita inmadura” me gusto. Y después de anoche, que me acompaño y me cuido tan bien, seria tonto negarlo.

--Pues muy bien “Isabella” vamos a dormir que necesitamos estar muy bien mañana, ya sabes, tengo que hacer que te comportes – soltamos un par de carcajadas y se fue a la habitación que había adoptado como suya. Mientras, me dormía pensando en como seria ser besada por Edward Cullen.

2 comentarios:

Nani-PattinsonWorld dijo...

arrrffffffffff como me gusta !
Pero dejame que disfrute de nuevo y te comento bien xD.
Un besazoooooooo

Nani-PattinsonWorld dijo...

guauuuuuuuuu me encanta, me encantaaaa y quiero mas, se que estas liada con otro "hombre" ;) pero quiero mas de este Edward please !
Por cierto ... va a ser un poco mandon ? de los que nos gustan ???? uy uyyyyyyyyy
Un besazo enorme cariño