martes, 20 de julio de 2010

CAPITULO 11

CAPITULO 11

Disfrute mucho los días que pasé con mi padre. No hicimos gran cosa pero fue tiempo de calidad. Lo acompañe una vez a su recorrido habitual y otro día a pescar, aunque yo jamás pescaba nada pero él se divertía mucho contándome las cosas que ocurrían en el pueblo mientras yo lo escuchaba atenta. Por la noche veíamos la tele y yo me quedaba dormida en el sillón a medio juego. Cuando estaba ahí, me sentía aún de quince años, como si nunca me hubiera ido y el tiempo no hubiera pasado.

El ultimo día, desayunamos con Sue y luego nos fuimos a Seattle a que tomara mi avión a Phoenix. Me registre y antes de ir a la sala abracé a mi padre y lo apreté fuerte. El hizo lo mismo y aproveché para meter una cajita en el bolsillo de su chaqueta.

--Adiós papá, gracias por todo – le dije al oído – ha sido maravilloso regresar a casa estos días.

--Hija, esta es tu casa, no tienes porque agradecer nada – me besó en la coronilla.

--Cuídate papá, y deja que te cuiden – le guiñé un ojo.

Se rió – tu también Bella, por favor cuídate mucho y no dejes de llamar ¿De acuerdo?

--Te lo prometo, no dejaré de llamar aunque te enojes – le di un beso y comencé a caminar hacia la sala de espera – ¡Te quiero papá!, ¡Adiós!

Avancé y pase a la sala y ya detrás del cristal le señale el bolsillo de su chaqueta. Confundido, metió la mano y sacó la cajita, la abrió y vi su cara transformarse en una mueca molesta y sorprendida. Levantó la mano y movió las llaves que estaban en la caja mientras negaba con la cabeza. Me miró muy enojado y yo me mordí el labio y encogí mis hombros para hacerle después una señal de que le hablaría por teléfono, me reí y le dije adiós con la mano.

A mi padre no le gustaba que le comprara cosas como esas. Regalarle una camioneta o renovar la casa, eran cosas que simplemente no concebía que hiciera, por eso me las ingeniaba para sorprenderlo y que no pudiera negarse. Y era difícil porque para mi era un orgullo poderles dar a mis padres todo lo que quisieran y yo podía darles todo lo que se imaginaran pero ellos no estaban muy a gusto con eso y menos papa.

--Llegué a Phoenix por la noche y mamá fue con Phil a recibirme al aeropuerto. Estaban muy listos para llevarme a cenar y yo muy dispuesta. Edward estaba en lo correcto, me había observado bien y sabía que disfrutaba mucho de una buena comida.

“Edward”…

¿Qué habría pensado después de la llamada en navidad? Tuve suerte de no estar desprevenida y poderle seguir el juego con rapidez. Al menos ya sabia que no era ninguna tonta y que ya había ‘superado’ su rechazo, que yo era fuerte. Ahora él tendría que cuidarse porque yo ya estaba en el juego y no tenía intenciones de perder. Iba con todo contra él y no planeaba jugar limpio.

--Bella, ¡Que linda estas hija! – era mi madre, ¿Que mas me podría decir?

--Hola chica, ¿Qué cuentas? – me abrazo Phil, era un buen hombre. Después de todos esos años con mi madre, tenia que reconocerlo, era un buen tipo y la quería mucho. Me caía bien.

Fuimos a cenar a un restaurante italiano al que íbamos cada vez que visitaba a mi madre. Tenían los mejores ravioles que hubiera probado jamás, así que pedí unos junto con una coca cola. Iba a necesitar muchas horas de gimnasio porque estaba comiendo todo lo que me pasaba por delante.

Platicábamos y les contaba de los días que pudimos pasear Jimmy y yo por Italia y les dije que tendríamos que ir un día, sobre todo a Florencia y al lago Como. Estaba feliz por ese viaje y me emocionaba recordar todos los rincones que conocí. Les enseñe las fotos que tomé con mi teléfono igual que se las mostré a papá.

En casa, cansada me puse la pijama y me acosté. Les daría sus regalos por la mañana, cuando pudiera buscarlos en las maletas ya en mis cinco sentidos. Esa noche dormí tan bien como lo hice las otras noches en casa de papá. Me estaban sirviendo las vacaciones.

Abrí mis ojos y como me pasaba comúnmente, no sabia donde estaba. Recordé que estaba con mamá y volví a cerrar los ojos. Me levanté y me dí un baño, me vestí y bajé con mis regalos. Los dejé en el estudio y fui a la cocina donde me esperaban para desayunar. Phil preparaba tostadas, hot cakes con tocino y café, mucho café.

Sentada en el suelo del estudio, me sentía como una niña emocionada por los regalos. A veces creo que irme de casa tan pequeña hizo que me perdiera de los últimos momentos de mi niñez, tal vez por eso me sentía muy niña en ocasiones. Fue duro tener que crecer tan rápido. Pero ¿Había madurado?

Mi madre estaba encantada con sus regalos. La ropa, los bolsos, los zapatos y Phil feliz con su telescopio y unas chaquetas, pero lo que más les gustó, fue el viaje a Napa Valley. Para ellos era el paraíso, les encantaban los vinos y nunca habían ido a Napa. Había escuchado que los hoteles y spas eran preciosos por sus viñedos y por supuesto educaban paladares para conocer de vinos, era el regalo mas atinado.

Abrí mis regalos y me reí al sacar de una caja muy mona, una bata de seda junto con sus pantuflas y su pijama de shorts cortitos con su blusita de tirantes delgados y otra rosa muy transparente con unas mini bragas de color rosa pastel. ¿Qué le ocurría a mi madre? ¿Qué pensaba al regalarme esas pijamas tan sexys?, ¡Y que pena con Phil!

También me dieron entre los dos una cadenita con un dije muy lindo de corazón.

--¿Qué puedo regalarle a una chica que lo tiene todo? – me preguntó mi madre.

--Precisamente esto mamá, me gusto mucho esta cadenita y las pijamas… también Reneé pero ¿No crees que es raro que mi madre me regale ese tipo de lencería?

--No – sonrió maliciosa – es un regalo perfecto - Rodeé los ojos y la abracé.

Los siguientes días, los pasé viendo la tele y saliendo con mi madre al centro comercial como cualquier chica común. No es que me gustaran mucho las compras, sino que disfrutaba compartir esas cosas sencillas que no podía hacer siempre con ella.

El 31 de diciembre por la noche estaba arreglada y lista para ir con mi madre y Phil a cenar y festejar el año nuevo. Iríamos al club donde Phil jugaba béisbol y mi madre jugaba cartas con sus amigas. Me puse un vestido rojo sencillo y me arreglé natural como siempre lo hacia.

El club estaba arreglado muy lindo, con globos y adornos blancos y dorados. La gente estaba muy alegre y cuando la orquesta comenzó a tocar, Phil invito a mi madre a bailar. Antes de comenzar el conteo regresivo para recibir el año nuevo, mi madre y yo nos tomamos de la mano y al terminar de contar nos abrazamos y nos deseamos lo mejor para ese año.

Saludé a muchas personas que me pedían tomarme muchas fotos con ellos y me empecé a sentir incomoda, nunca podría acostumbrarme a eso. Phil se dio cuenta y me rescató yendo a bailar a la pista y se lo agradecí mucho. Un rato después regresamos a casa.

Reneé quiso seguir celebrando la noche, abrió una botella de vino y nos sentamos en la terraza. Se quitó los zapatos y cruzó las piernas en el camastro, yo sólo me recosté con la copa de vino en mi mano mirando las pocas estrellas que habían.

--Ahora si Bella – dió un sorbo a su copa de vino – cuéntame de Edward.

Al escuchar la pregunta tan directa casi me atraganté y me senté de inmediato - ¡¿Qué?! – fue lo primero que salio de mi boca.

--¿Ya ves? Lo sabía – dijo orgullosa.

--Mamá, no hay nada, ya te dije que sólo es mi amigo – sostuve lo que le había dicho desde el principio.

--Vamos Bella, soy tu madre, no el “National Enquirer” – me hablaba tranquila y yo negaba mirando al suelo.

--Desde que hablamos cuando te ocurrió lo de los benditos raspones infectados y me contaste que Edward te había rescatado y que estuvo contigo todo el tiempo tratando de tranquilizarte porque sé muy bien que le tienes terror a los hospitales, me dejaste un poquito pensativa – se llevó su copa de nuevo a los labios – pero cuando vi las revistas, supe que había algo.

--No es lo que crees – comencé – siempre hemos coincidido afuera y sólo salimos una vez, la del restaurante y me tenia abrazada porque había frío, sólo es eso.

--Está bien, de acuerdo, no hay nada – hizo una pausa – sólo fuiste a casa de sus padres a cenar el día de Acción de Gracias, hay varias fotografías tuyas con él y en unas te abraza, pero si tú dices que no hay nada, te creo.

Abracé mis rodillas junto a mi pecho y me balanceaba un poco. Mi madre tenia razón, había algo y ese algo era que a mi me gustaba Edward, pero no le podía contar que el solo quería una relación de sexo sin compromiso y que una vez en mi apartamento el casi… porque saldría a buscarlo para patearle el trasero por haber pensado que su hija era una como alguna de sus tantas “amigas”, aunque la idea era tentadora.

--Y yo que creí que mis regalos servirían para algo – dijo ofendida.

--¡Mamá! Por Dios, ¡Qué cosas dices! – chillé – no puedes regalarme cosas así y decirme esto, ¡Eres mi madre!

Me lanzó una mirada que me gritaba “Por favor, ¡No seas ridícula!” y luego agregó – ya me había hecho ilusiones con él, es tan guapo Bella, y sus padres son tan agradables…

Si mamá, ése era el problema, que yo también me había hecho ilusiones con él y también me agradaban mucho sus padres.

La noche ajetreada y la conversación con mi madre, hicieron que tuviera una noche algo inquieta y cuando sentí que pude dormir profundamente un pensamiento me despertó.


"¡Oye! Siempre hay una tercera oportunidad"

¿Había tratado de decirme algo? ¿O tal vez estaba comenzando a obsesionarme con Edward?

Ya era algo tarde cuando esa idea me había despertado, así que me arregle y mientras elegía que ponerme, me senté en el suelo para guardar todas mis cosas. Ese día volvía a Nueva York porque al día siguiente tenia una larga junta con Angela y Jimmy. Conociendo a Angela, ya tendría todo el año organizado con todos los detalles, siempre era tan dedicada y exageradamente minuciosa con todo que nosotros sólo teníamos que apegarnos a la agenda para que todo fluyera.

Mi madre entró a la habitación y me ayudó a terminar de empacar, desayunamos algo tarde y al medio día me llevó al aeropuerto. Por la noche ya estaba en casa, en pijamas y en mi cama viendo la tele. La idea de que Edward quisiera una oportunidad de “algo” me tenía intrigada. Ese “algo” podía tratarse de muchas cosas y no se me venia a la mente que pudiera ser. La última vez que salimos, también me dijo que quería quitarme la mala impresión que tenia de él pero esa noche no acabo muy bien. Pero ¿Cómo habría podido terminar de otro modo, si él no pensaba distinto de cómo me había dicho la primera vez? La tonta era yo por pensar ingenuamente, pero ahora ya había aprendido mi lección y no volvería a caer en sus mentiras. Esta vez le tocaba a él creer en mi.

El sábado a las diez en punto ya estábamos Jimmy yo en la oficina de Angela. El en su laptop anotaba todos los eventos y compromisos que ella decía, incluyendo desfiles, sesiones de fotos, ahora también entrevistas en televisión y fue ahí cuando proteste. Una cosa era dar una entrevista a un medio escrito y otra a la televisión, no tenía ni el carácter ni las ganas de hacer nada para la televisión, no era lo mío. Estaba bien protegida dónde estaba, por decirlo de alguna manera debido a las fotos de las últimas semanas, porque de empezar a aparecer en la televisión mi vida privada tendría los minutos contados.

--Tienes que empezar hacer un poco de televisión Bella, es importante para ti a estas alturas, piénsalo – se levantó de su silla y comenzaba a darme una lista de porque debía de aceptarlo.

--Angela, por favor no insistas – dejé sobre el escritorio la taza de té que tomaba y crucé la pierna – desde el principio estuvo muy claro que ese era el único medio donde no trabajaría, salvo excepciones muy raras, lo sabías.

--Si Bella, pero eso ya tiene casi dos años y pensé que ya habías cambiado de opinión respecto a eso.

--No me preguntaste ¿O si? – respondí irónica.

--Creí que confiabas en mi para manejar tu carrera – dijo seria.

--Y lo hago Angela, sólo que creo que ya has olvidado lo que no estoy dispuesta a sacrificar por ella y eso, es mi vida privada – hablé con firmeza – una vez que empiece a salir en mil entrevistas y cosas así, no podré quitarme a los paparazzis de encima y tu misma me dijiste algo por unas fotos hace poco ¿no?

Jimmy nos miraba discutir y estaba pálido. Era la primera vez que tenía una diferencia de opinión respecto al trabajo con ella y no me gustaba, pero por ningún motivo la televisión era una opción para mi.

--Sí, lo admito pero seria la cereza del pastel que empezaras en ese medio, ya sabes que la carrera de modelo no es muy larga y podrías tener después tu propio programa, ¡como Tyra!

Cerré los ojos al escucharla y respire hondo. ¿Qué diablos pasaba con Angela? Seguí respirando y hablé más calmada.

--Creo que hemos llegado a un punto donde queremos cosas diferentes – sonreí ligeramente – no creí que llegaría tan rápido.

Me levanté de mi silla, tomé mi bolso y salí. En el elevador, saqué mi celular y le marqué a Rose, necesitaba distracción y otra opinión.

--Hola Bella, ¿ya terminó tu junta tan rápido? – Rose y yo habíamos hablado por la mañana.

--No, me salí a la mitad y estoy histérica, ¿puedes venir a casa? – pregunté mientras me subía a la camioneta y Tom cerraba la puerta.

--Prepararé algo de cenar si vienes – necesitaba a mi amiga - ¿estás ocupada?

--¿Estás bien? – preguntó – No estoy ocupada, salgo para allá.

--Gracias Rosy.

Me recosté en el asiento con los ojos cerrados. No era una buena forma de empezar el año y no sabia en que acabaría todo. Angela estaba convencida de saber que era lo mejor para mi carrera y si yo hubiera contemplado trabajar en la televisión, no tendría problema, pero no quería y no me interesaba.

Rose llegó a casa casi al mismo tiempo que yo. Nos abrazamos fuerte ya que aunque hablábamos casi a diario si podíamos, no nos habíamos visto desde hacia varias semanas. Le di varios regalos que tenía para ella, los abrió y se probó algunos.

--Mejor pedimos algo de cenar ¿te parece? No quiero que cocines con esa cara, ven cuéntame que sucede – dijo arrastrándome a mi habitación.

Le platiqué lo que había sucedido en la oficina y que me sentía de alguna manera decepcionada de Angela porque ese había sido unos de los puntos principales cuando empezamos a trabajar y al parecer ya lo había olvidado.

--Estoy contigo Bella, si ella sabia desde un principio que no querías nada con ese medio, ¿porqué sin preguntarte te concerta entrevistas y programas como invitada y eso?

--Eso mismo me pregunto – giré acostada sobre mi costado y abracé una almohada – estábamos trabajando tan bien que no sé pasará ahora.

--Te entiendo – y se acostó junto a mí levantando las piernas como cuando éramos pequeñas.

--¿Tu que harías Rose?

--Yo esperaría a que Angela recapacitara. No es tonta y no creo que sea ‘mala’, se dará cuenta de que cometió un error, ya verás.

--¡Jimmy! – grité sentándome de golpe.

--Cálmate, ya hablé con él después de colgar contigo. Salió detrás de ti apoyándote al 100 por ciento, mañana te llamará, prefiere dejarte tranquila hoy.

--¿Qué haría sin ustedes dos? – murmuré.

Pasamos un rato hablando de otras cosas y Emmett la llamó. Dijo que el llevaría algo para cenar y que llegaría en un rato. Así que cuando creí que no tardaría en tocar, fui al baño a lavarme la cara y a peinarme un poco porque aunque no había llorado si tenía una cara de preocupación terrible.

Al escuchar el timbre salí de mi habitación. Rose estaba en la cocina sacando los platos para cenar y llegó antes que yo a la puerta. Apenas la abrió entró Emmett y le dio un beso. Llevaba tres bolsas enormes llenas de comida china, que ya sabia que me gustaba y las dejó sobre la barra del desayunador.

--¡Hola Bella! – me abrazó fuerte y me levantó del suelo, como siempre – este abrazó es por todos los que no pude darte en navidad y año nuevo.

--Gracias Emmet, por el abrazo y por traer de comer, muero de hambre – apenas termine de hablar cuando el timbre sonó de nuevo y fui a abrir. Me quedé helada al ver parado ahí a Edward.

--¡Bella! – dio un paso hacia mi y me abrazo fuerte. Sentí que hundía su rostro en mi cabello y una mano se enredaba en mi nuca. ¡Oh Dios, lo había extrañado!

Seguí mis impulsos y lo abracé también poniendo mis manos alrededor de su cintura, pegando mi rostro a su pecho, cerrando mis ojos y aspirando el olor que tanto me gustaba. Permanecimos así hasta que me pareció que había pasado bastante tiempo, podía escuchar su respiración y sentir sus dedos enredados en mi cabello acariciando mi nuca. Despacio se separó de mi y tomó mi barbilla para levantar mi rostro. En ese instante me perdí en esos ojos verdes en los que vi… ¿preocupación?

--¿Qué Sucede Bella? ¿Estás bien? – no podía hablar por la emoción de verlo y estar en sus brazos así que sólo pude asentir y me atrajo de nuevo hacia él. Me sentía tan bien en sus brazos que quería detener el tiempo y permanecer ahí para siempre.

--¿Cómo… - intente preguntarle como es que sabia que me ocurría algo, pero leyó mi mente y me respondió.

--Emmett me dijo que Rose estaba contigo porque te sentías un poco triste – me arrullaba suavemente - ¿Qué puedo hacer para que no estés así? Dime.

Moví mi cabeza ligeramente de lado a lado – Nada, es una tontería – me separé de él – ya se solucionará.

--No creo que sea una tontería para que tengas esa carita – puso su mano en mi mejilla y sus ojos me traspasaron – triste, pero hermosa como siempre.


"¡Oh Dios! ¿Qué tenía ese hombre que no me dejaba pensar claramente?"

--Vamos, hemos traído todo lo que te gusta – sonrió mientras me tomaba de la mano y me llevaba a la cocina.

--¡Vaya! – dijo Emmett – creí que habían ido a conseguir un cuarto.

--¡Emmett! – gritamos Rose y yo al mismo tiempo y ella le dio un golpe en la cabeza - ¡Compórtate!

Edward sonreía pero no dijo nada, solo apretó su mano sobre mi hombro y jaló una silleta para que me sentara.

--Tú no te muevas ¿De acuerdo? – asentí – hoy nosotros te vamos a consentir.

--No estoy enferma ¿Sabes? – dije frunciendo el ceño.

--Lo sé pero no me importa – levantó los hombros.

Rose y Emmett ya habían puesto los cuatro lugares y sacado la cena. Edward se sentó junto a mi y sin preguntarme comenzó a poner comida en mi plato. Rose les había dicho exactamente que comprar así que me sirvió arroz frito, rollitos primavera y en las tacitas que tenía especiales para eso, chop suey.

También habían llevado, pollo y costillitas agridulces, pollo laqueado y carne con verduras. Parecía que era una cena para seis o siete personas, pero había olvidado a Emmett. Todo estaba bien pero faltaba algo, así que me levanté y saqué una botella de vino. Edward vino hacia mi y me la quitó de las manos.

--¡Siéntate! – me ordenó algo severo y lo miré entrecerrando los ojos pero hice lo que me ordenó.

Comenzó a buscar un sacacorchos por todos los cajones de la cocina mientras yo lo observaba. No lo encontraba y cuando se dio por vencido me miró para que le indicara donde estaba. También con la mirada le señale el pequeño cajón detrás de él, junto al horno.

No pasé por alto la mirada de Rose, nos observaba sutilmente pero la conocía muy bien, estaba pendiente de cada uno de nuestros movimientos y miradas. Emmett sólo esperaba impaciente a que estuviéramos los cuatro sentados para empezar a comer.

Platicábamos de las vacaciones y me preguntaban lo que había hecho en Forks y en Phoenix.

--¿Te encontraste a alguien Bella? ¡Cuéntame! – Rose quería saber todo - ¿Qué tal Forks?

--Igual Rose, todo sigue idéntico – me llevé un camarón a la boca y cuando termine de masticar seguí – parece como congelado en el tiempo, y me encontré a los de siempre ya sabes, esa amiga tuya Jessica y su novio.

--Bella – me llamó Edward con los palillos cerca de mi boca para que probara lo que el comía y yo sin pensarlo lo hice.

--Un día tienes que llevarme Rose – Emmett hizo una pausa para decirle – quiero conocer donde naciste y creciste.

--No sé Emmett, nunca me encanóo ese lugar – tomé un rollito y se lo acerqué a Edward, mordió un pedazo y masticó pero me hizo una cara fea indicándome que no le había gustado. Tomó un poco de vino y de mi tacita de chop suey, cogió con los palillos un camarón.

--¡Fui a pescar! – dije como si me emocionara – acompañé a Charlie, el si se divirtió.

Todos reímos y Edward sirvió más chop suey en mi plato, con un palito le señalé la tacita y continuó sirviéndolo ahí. Yo le daba los camarones y a veces un poco de arroz y el me daba del pollo laqueado. Me dio y le di a probar todo lo que había en nuestros platos bajo las miradas de Rose y Emmett. Nos entendíamos muy bien en la mesa, no teníamos que hablar para saber lo que cada uno quería o le gustaba y que no. Tomó el ultimo rollito y me lo dio, le di una mordida y arrugando la nariz le dije que ya no quería más y el asintió un poquito cerrando los ojos pidiéndome que me terminara ese y ya.

Lo hice y me dio una servilleta. Le serví mas vino porque su copa ya estaba vacía y me sonrió.

--Entonces ¿Van o qué? – preguntó Emmett regresándonos a la realidad.

--¿A dónde? – Edward lo miró.

--Al cine – dijo Rose – hagamos algo juntos, los seis, con Alice y Jasper.

Yo me quedé en silencio. Quería ir pero tenia miedo de decir que si y que Edward se negara pero me miró y con un leve movimiento de su cabeza me dijo “si, vamos”.

Comprendí y con un - ¿Y qué vamos a ver? – confirmé que si íbamos con ellos.

--Que no sea de terror o bélica, no me gustan – dije mientras llevaba los platos a la pileta para lavarlos pero Rose me hizo a un lado.

--¿Que te pasa Bella? Son las mejores – Emmett protestó.

--Ustedes propongan, nosotros vamos – dijo Edward - ¿A qué hora?

--Que no sea tan tarde, por favor – pedí – necesito dormir temprano – Emmett secaba los platos y Edward y yo guardábamos todo lo demás y limpiábamos la barra del desayunador.

--De acuerdo – dijo Emmett resignado – Al cine, temprano, no de terror y no bélicas, ¿Algo más señorita?

Me reí mientras Edward se recargaba en la barra junto a mi. – No Emmett, es todo.

Cuando todo quedó limpio Rose fue hacia mi habitación pero antes me hizo una seña para que la siguiera mientras Emmett y Edward discutían sobre que película ir a ver.

--¿Bella? – me miró levantando una ceja y yo sabía muy bien que quería decirme con eso.

--Si Rose – cerré mis ojos – está bien.

--¿Segura? – me apretaba las manos.

--Si – dije apenas en un murmullo.

Con el bolso en la mano salio de mi habitación y se dirigió a Emmett que seguía discutiendo con Edward.

--Emmett, ya es tarde – lo abrazó por la cintura - ¿Nos vamos?

--Si vamos – contuvo un bostezo – creo que tengo sueño, mañana les avisamos a que hora – cargo a Rose y salieron del apartamento. Edward cerró la puerta detrás de ellos y tomó mi mano llevándome al sillón del salón. Nos sentamos y me atrajo hacia su pecho dónde acomodé mi rostro y una de mis manos. Me tenía rodeada por sus brazos que acariciaban despacio mi espalda.

Ese era mi lugar, en sus brazos. Me sentía segura y protegida, feliz. Ahí no tenia ni pensaba en los problemas. Amaba esas caricias. ¿Qué tenía que hacer para permanecer ahí siempre?

Estuvimos un rato así, sin decir nada, sólo nos escuchábamos respirar mientras mi mano acariciaba su pecho y las suyas mi brazo y mi espalda.

Suspire, me moví un poco y Edward soltó sus brazos. Levanté mi cara hacia él, acercándome, deseaba sentir sus labios en los míos, necesitaba que se movieran con los míos.

Cerré los ojos esperando sus labios, rogando no ser rechazada de nuevo. Tuve miedo y dejé de pensar, no podía seguir esperando.

--Edward … - no necesite decir más porque ya sus labios estaban sobre los míos, acariciándolos, presionándolos, moviéndose a un ritmo que intente seguir. Me dejé besar, permitiéndole succionar mis labios, rozando su lengua en ellos, probándolos y yo hice lo mismo, lo probé, lo acaricié con mi boca, dejándome llevar. Su lengua entro y rozó la mía, envolviéndola, moviéndose ansiosa. Bajó el ritmo y su lengua abandonó mi boca dejando sólo a sus labios tocar los míos, suavemente hasta separarse.

--Bella … - le puse un dedo sobre los labios mientras nos mirábamos.

--Shh, no digas nada – lo besé en los labios – Está bien Edward.

Esta vez yo lo besé, con más prisa, enredando mis manos en su cabello, tocando su cuello, pegándome a él, sintiendo como su respiración se agitaba casi tanto como la mía. Me separé para verlo a los ojos, para ver su rostro y tomó el mío entre sus manos y continuó besándome. Me recostó en el sillón y paseó sus labios ahora por mi cuello, sentí su lengua también acariciarlo al mismo tiempo que una de sus manos se perdía en mi cabello y la otra se movía por mi torso, subiendo explorando despacio hasta alcanzar mi pecho y de pronto ya estaba sobre mi seno, cubriéndolo, tocándolo suavemente sobre mi ropa. No pude evitar que un jadeo se me escapara, lo que hizo que Edward me besara con más urgencia en la boca.

Yo ya no podía controlar el ritmo de mi respiración por lo que mi pecho y en especial mi seno que tenia atrapado, subía y bajaba, apretándose y retrayéndose en su mano que lo acariciaba al igual que sus dedos pasaban una y otra vez sobre mi pezón endurecido. Bajó su otra mano e imitó el movimiento en mi otro seno y creí que me volvería loca cuando su cara descendió hasta ahí y besándolos a los dos, uno por uno, sobre la tela.

Levantó la mirada y esta vez no pude resistirme a ella, un escalofrío recorrió mi cuerpo y se inclinó para darme un beso intenso, cargado de deseo, de ansiedad y si, estaba dispuesta a todo porque en ese momento tenia lo que quería, no sabia si mañana, si después, pero ahora estaba ahí y yo lo tomaría. No quise reprimirme, ni decir no, tenia que arriesgarme y lo haría en ese momento.

Deslizó despacio sus manos por mis curvas, recorriendo mis caderas, mis muslos, mi vientre ansioso, subió a mis senos de nuevo, y gemí suave. Lo escuché jadear también y su respiración estaba tan fuera de control como la mía cuando recostó su cabeza en mi pecho, deteniéndose. Sus manos descansaron en mis caderas por un instante y luego se movió quitándose de encima de mi.

--¡No! – dije tomando su rostro en mis manos atrayéndolo hacia mi.

--Bella … - comenzó a moverse pero lo retuve y volví a recostarlo sobre mi pecho y le acariciaba el cabello.

--No digas nada – susurré – solo quiero tenerte así.

Levantó la mirada para verme y le sonreí tierna. Era verdad, no le estaba mintiendo ni jugando con él. Por ese momento me bastaba con tenerlo así, descansando sobre mi pecho, entre mis senos, mientras enredaba mis dedos en su cabello.

Un rato después de tenerlo recostado en mi, se levantó. Tal vez pensó que me había quedado dormida pero abrí mis ojos, lo miré y le sonreí otra vez. Besó de nuevo mis labios, cada uno de mis párpados y mi frente.

--Vamos, te voy a llevar a la cama – me levantó en sus brazos y lo miré abriendo los ojos ante la sorpresa que me causaron sus palabras – este sofá es algo incómodo como para que duermas aquí.

Me acostó en la cama y lo jalé para besarlo. Respondió a mi frenético beso pero se separó de mi.

--Te llamo mañana, descansa – dijo con voz tierna – recuerda que vamos al cine.

Asentí y volvió a besarme en la frente, luego salió de mi habitación y escuché como cerraba la puerta del apartamento.

“Amaba a ese hombre”

Si, lo amaba y era inútil tratar de engañarme por más tiempo. No me hubieran dolido tanto sus rechazos si no lo amara, esa era la verdad. Y ahora estaba feliz por como se había portado Edward conmigo esa noche y sabia muy bien que él no sentía nada por mi, tal vez solo cariño como me había dicho, pero tenia tiempo para hacerlo cambiar de parecer.

Me sentía feliz por haber hecho que fuera un paso más allá conmigo. Pudiera ser que estuviera perdiendo el miedo a una relación estable. Era demasiado pronto para saberlo, pero lo que si sabia era que había venido a verme cuando supo que estaba triste, le importaba.

Me levanté para ponerme la pijama y lavarme la cara. Ya en mi cama, sonreí al recordar que había pasado una noche increíble junto Edward que me hizo olvidar el problema que tenia encima. Tenia que ponerme seria y pensar que iba a suceder si Angela y yo no lográbamos llegar a un acuerdo. No me gustaba tener que pensar en otro agente, ella era magnífica sólo que estaba aferrada a una idea que desde un principio estaba descartada.

Esa noche dormí tranquila y feliz porque al menos, cumplí un pedacito de mi sueño, sólo un pedacito pero había sido real, muy real.

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5 comentarios:

Polly wants a cracker dijo...

¡¡Simplemente genial!! Me encanta Edward es tan adorable...

Espero el próximo capítulo.

Besitosss

Nani-PattinsonWorld dijo...

ufff me tiene enamorada !
Gracias cariño ... a ver si te veo.
Besossssssssss

joli cullen dijo...

hola wao super este fics espero que siempre actualizes hey espero actualizes rapidito ya quiero ver emocion

Nani-PattinsonWorld dijo...

hmmmmm ... quiero mas xD.

dracullen dijo...

wow por lo menoa edward esta vez no la cajeteó,el capitulo está genial, saludos:D