lunes, 28 de junio de 2010

CAPITULO 4

CAPITULO 4

EDWARD’SPOV

Estaba prácticamente agotado. Deje mi maleta en el pasillo hacia mi recamara y entre a mi habitación. Me di una ducha rápida y me cepille los dientes. Esa noche había volado 9 horas de Berlín a Nueva York y al fin podía acostarme en mi cama. Mi viaje estuvo un poco agitado pero había valido la pena. El proyecto que estaba comenzando se había complicado un poco y necesitaba que el personal alemán con el que ya había trabajado por un par de años y que desde luego era de toda mi confianza, viniera a capacitar a mi equipo a los Estados Unidos.

La nueva tecnología que quería implementar para la construcción de esta presa era innovadora y por supuesto que tenía los ojos de varias universidades, economistas y ambientalistas puestos sobre mi. No me permitirían un solo error, y yo tampoco, así que mi equipo de trabajo tenía que ser de expertos.

Y con toda la presión de estos grupos, la preocupación por mi empleados, las negociaciones y el estrés, aun tenia que lidiar con mis despreocupados hermanos. Los había extrañado mucho, a ellos y a mis padres, pero al estar viviendo solo en Alemania me había podido concentrar en mi trabajo sin distracciones. Pero vamos, seria deshonesto de mi parte no decir que me permitía mis distracciones de vez en cuando. Distracciones sin compromiso, mi compromiso era mi trabajo.

Aquí era muy diferente. Desde que llegue a Nueva York mi madre quería verme todos los días, mi hermana menor a diario me compraba algo, ya fueran camisas, un suéter o algo de ropa, Emmett gracias a Dios estaba muy ocupado con su novia y mi padre al igual que yo, todo el día estaba ocupado trabajando pero el en su hospital.




Así que cuando se enteraron que volvía a Nueva York se alegraron mucho, pero no tanto cuando les dije que buscaría un apartamento ya que estaba acostumbrado a vivir solo. Mi madre fue la que se puso mas triste, pero después se ofreció a buscármelo ella misma y a tenerlo listo para mi llegada. Y había hecho un trabajo excelente, encontró el lugar perfecto para mi, no podía estar mas agradecido con ella.

Un par de semanas después de mi llegada, mi madre reclamaba mi presencia, esta vez a una cena en su casa para conocer a novia de Emmett y para celebrar, otra vez mas, que estábamos todos en la ciudad ya que también Alice estaba de regreso, ella estuvo estudiando en Europa algo de modas.

Estaba algo retrasado esa noche por una junta que surgió a última hora así que llame a mi madre para avisarle. Al llegar a casa de mis padres no lo hice solo, afortunadamente mi padre también llegaba en ese momento, ya no me sentí tan mal por la tardanza.

Entramos juntos y fui directamente a dejar mi saco y a lavarme las manos cuando escuche mi nombre en boca de mi vivaz hermana.

--Solo falta Edward, ¿adonde fue?

--Aquí estoy Alice – entre al salón y le di un beso a mi madre, me gire y fui directamente a saludar a Rosalie, mi guapa cuñada. Después de todo Emmett tenia un gusto excelente.

Al acercarme confirme que era una mujer muy bella. Emmett y Alice especialmente, me habían dicho que era modelo y que últimamente salía en muchos desfiles, revistas y todo eso, pero la verdad es que estaba muy ocupado con mi trabajo y si tenía tiempo, no era para perderlo en esas frivolidades.

--Rosalie, al fin nos conocemos – le di un beso en la mejilla y apenas le había soltado la mano me dijo:

--Ella es Isabella, mi mejor amiga.

Me gire un poco y me encontré con unos ojos marrones muy bellos que le lanzaban una mirada enojada a mi hermosa cuñada que sonreía divertida. Esto iba a ser muy interesante.

--Isabella, un verdadero placer – dije tomando su mano que era muy suave y dándole también un beso en la mejilla. Aspire y su aroma me pareció exquisito aunque no pude distinguir su perfume.

--Bella, solo Bella – dijo algo nerviosa.

--Entonces Bella, solo Bella, sigue siendo un verdadero placer – y le un beso en la otra mejilla. Me hubiera gustado sostener su mano un poco mas, era tan suave… sin apartar la mirada de sus ojos escuche decir a mi madre.

--Que bien que ya estamos todos, si no tienen inconveniente, pasemos al comedor.

En la mesa, se sentó frente a mi y pude admirarla mejor. Esa niña era verdaderamente hermosa, bellísima. Tenía una elegancia que me obligaba a mirar cada uno de sus movimientos, al tomar su copa, al manejar sus cubiertos, al llevárselos delicadamente a esa pequeña boca. Sus movimientos eran cortos, finos y precisos, me tenía cautivado. Y su piel, tan blanca que parecía una porcelana, brillaba. Por un momento me recordó a una geisha por la blancura de su perfecta piel y porque no hablaba aunque estaba atenta a todo, como en un estado de sumisión.

Pude ver un poco divertido, que no termino su carne y jugaba graciosamente con el tenedor. La voz de mi padre interrumpió mi observación.

--Edward, cuéntame como va todo – quería saber de mi trabajo

--Solo faltan unos permisos, pero ya empezamos a trabajar.

--¿Y cuando estará listo? – Alice tan curiosa y ansiosa como siempre. Tendría que acostumbrarme a esa pregunta ya que me la haría cada vez que me viera.

--Es una obra grande Alice, tomara varios años – respondí como si fuera a servirme de algo.

Creo que mi madre noto que Bella estaba perdida en la plática y le dijo:

--Edward es ingeniero Bella y esta construyendo una presa – me miro y le sonreí.

En ese momento solo salio de su boca un delicado “Oh” que solo hizo hipnotizarme más.

Le retiraron el plato y vi que se relajaba un poco. No podía apartar mi vista de ella. Pasamos al salón para el café que ella no tomo y la descubrí varias veces mirándome. La vi sacudir ligeramente la cabeza mientras Alice hablaba sin dar tregua, seguramente ya la había agobiado, y me miro. Le sonreí y aparto la mirada.

Trate de concentrarme en lo que me decía mi padre, me hablaba de algo sobre una planta de energía, creo que era eso. Me puso una mano en el hombro y sonrío al mismo tiempo que Bella le decía algo al oído a Rosalie.

--¡Bellaa! – le respondió abriendo los ojos.

--Un rato mas Bella, no es tan tarde.

Ok, ya sabia de que se trataba.

--No te preocupes Isabella, yo te llevare a tu casa – sabia que se negaría pero no le daría opción.

--Bella, solo Bella y no, nno te molestes, puedo esperar a Rose – intento disuadirme.

--No es molestia en lo absoluto – sino todo lo contrario.

--De verdad Edward, no tengo problema en esperar a Rose – era un poco terca pero no podría ganarme.

--Y yo ninguno en llevarte. Iré por tu abrigo – y salí del salón antes de que pudiera decir algo.

Tenía su abrigo en mis manos y lo acerque a mi cara para oler su perfume, aun no sabia a que olía pero era delicioso. Cerré mis ojos y aspire de nuevo. Regrese al salón donde se despedía de mis padres y mis hermanos. Discutía algo con Rosalie y después solo pude ver que Emmett la abrazaba y la cargaba. Al ver su rostro solo pude decirle a mi hermano.

--¡Suéltala Emmett!, ya debemos irnos – no me agrado ver esa escena. Apreté fuertemente el abrigo entre mis manos y luego lo extendí para ayudar a Bella a ponérselo. Mantuve mis manos abiertas sobre sus hombros mas tiempo del necesario, pero en ese momento solo tenía en la mente como seria darle un masaje en sus hombros desnudos.

--¿Lista? El auto ya esta en la puerta – la apure, quería salir de ahí.

Cuando salimos, el aire frío la golpeo y volteo su rostro, la vi frenarse ligeramente y no lo pensé un segundo, la abrace y la atraje hacia mi tratando de protegerla del viento y para tenerla cerca. Podía oler su cabello.

Bajamos los escalones y la ayude a llegar al auto. Abrí la puerta y subió. Le puse el cinturón y cerré su puerta. Me subí al auto.

--Listo. ¿Estas bien?

--Si, gracias – dijo casi en un murmullo

--Bien, ¿hacia donde te llevo? – le sonreí para darle confianza y me dio su dirección. Vaya, no vivía muy lejos de mi apartamento. Esa era una buena noticia. Me detuve en una luz roja para sacar mi Ipod, el silencio me hacia sentir incomodo, la sentía tensa y quería que se relajara un poco. Me incline hacia la guantera y ella casi se estampa en la puerta. ¿Que demonios había sido eso?

--Calma Isabella, ¿Que pasa? - me asusto su reacción tan sorpresiva. Avance con la luz verde, le entregue el Ipod y le dije tranquilo --Busca algo que te guste – mi mano toco la suya y estaba helada. Me hice a un lado y detuve el auto. Tome sus manos frías entre las mías.

--Estas helada,¿Tte sientes bien? – acaricie sus manos por un momento y volví a preguntarle.

--¿Que tienes?, Dime – ¿se sentiría mal?

--No es nada – casi no la escuche cuando dijo – soy friolenta, es todo.


-¿Friolenta? ¡Isabella estas congelada! – la chica era un témpano. Frote mis manos sobre las suyas, encendí la calefacción y busque rápido en el Ipod algo de U2.

Necesitaba una mano para conducir así que solo pude extenderle una para entibiar las suyas. Recargo la cabeza y cerro los ojos apretando mi mano. Era una sensación tan… agradable. Se durmió en el trayecto a su casa, al llegar la mire y tenia una sonrisa en el rostro. Se veía tan frágil, tan relajada, era muy hermosa, era bella.

La llame dos veces y no se movió. --Llegamos Isabella, despierta – puse una mano sobre su mejilla, no pude resistirme tocarla, parecía un ángel.

--Ya estas en casa Isabella – no pude evitar mirar su cuerpo. Su vestido negro no dejaba ver mucho pero la silueta de sus senos me dejaba claro que eran perfectos. Acerque mis labios a su oído para murmurarle – nos podemos quedar aquí si quieres. Se removió en el asiento pero no despertó.

--Aquí nos quedamos entonces – dije sobre su garganta casi besándola. No podía explicar que me pasaba, Isabella me hacia sentir la necesidad de tocarla, de olerla, de sentirla…

Abrió sorpresivamente los ojos y puso su mano sobre mi pecho alejándome. Me retire despacio, no quería asustarla pero creo que no lo conseguí y trate de sonreírle.

--¿Que haces? ¿Que pretendías? – estaba muy asustada.

--¿Que pretendía? Despertarte por supuesto. Te haz quedado dormida en el camino y ya llegamos a tu casa, eso es todo – no pude quitar mi sonrisa al ver su confusión. Se veía encantadora. Intento zafarse del cinturón pero estaba demasiado nerviosa y no pudo. La ayude y me pidió ya algo exaltada salir del auto. Me baje y le abrí la puerta acercándole mi mano pero me rechazo, salio del auto sin mi ayuda y cerré la puerta.

--Gracias por traerme – su molestia era evidente.

--De nada Isabella, no te imaginas el enorme placer que ha sido – estaba frente a ella obstruyendo su camino. Sabía que era una tontería pero quise bromear con ella para que viera que todo estaba bien.

--¿No me vas a dar un beso de despedida? – me acerque a ella al decirle esto.

--¿Estas loco? No tuvimos una cita Cullen, tu estas muy equivocado. No se con que clase de mujeres estés acostumbrado a tratar pero desde luego, yo no soy una de ellas.

¿Que? ¿Que le sucedía? Yo solo quise ser atento y trate de ser agradable, pero esta niña, porque solo una niña reaccionaria así, tomo las cosas muy diferentes.

--¡Mujeres! Tú lo has dicho. Mujeres que saben lo que quieren, no niñitas como tu que se asustan cuando alguien quiere ser cortes – ahora yo también estaba muy enojado.

--¿Niñita? – pregunto histérica.

--¿Cuantos años puedes tener Isabella?, Dime, ¿18, 19? Y me vi muy generoso porque no creo que pases de los 17. Mejor entra a tu casa que ya es tarde, avísale a tus padres que ya llegaste y acuéstate a dormir que mañana tienes escuela – en dos segundos hizo que mi paciencia se esfumara.

--¿Entra! – le ordene, la tome del brazo y la deje en la puerta de su edificio.

--Esperare con ansias que llegue el día en el que te tragues tus palabras Edward Cullen – nunca había visto tanta rabia en los ojos de una niña.

Subí a mi auto y me fui a casa. Como era posible que una chiquilla pudiera sacarme de mis casillas tan rápido por una equivocación. No, no podía ser posible, era todo el estrés que traía desde hacia meses. No debía darle importancia al asunto, sobretodo no quería pensar en lo mucho que me hubiera gustado tener a esa niña entre mis brazos.

“Que jodido estaba” necesitaba una distracción urgente.

Los días siguientes mi trabajo fue una locura. Entre negociaciones, planos, excavaciones y juntas hasta media noche, suponía que al llegar extenuado a casa dormiría tranquilo, pero estaba tan “estúpidamente jodido” que tenia que salir a “distraerme”. Estupida chiquilla.

Y ahora que regresaba de mi viaje, esperaba poder estar tranquilo un par de días antes que llegaran las personas de Alemania, pero no tuve tanta suerte. Alice y Emmett prácticamente me arrastraban a algún lugar, porque según ellos estaba ahogado en mi trabajo. Era inútil luchar contra la corriente. No tenia ni las mas mínimas ganas de ir con ellos pero sabia que si no lo hacia, los tendría perturbando mi relativa tranquilidad todos los días hasta que accediera, así que mientras mas rápido acabara con esto, mas rápido me dejarían en paz.

Llegue al lugar y estaba abarrotado de gente. Entre para encontrarme con mis hermanos que estaban en primera fila gracias a mi guapa cuñada. Nos había invitado para verla en un desfile de modas, que aburrido ver flacas enrolladas en tela. Ojala no tardara mucho el famoso desfile. Porque no pudimos ir solo a un bar por unos tragos? Era tan difícil? Que le habría dado Rosalie a Emmett que lo tenia en la palma de su mano y nos arrastraba a este desfile? bueno a mi, porque Alice estaba en su elemento y como siempre no paraba de hablar y Emmett estaba nervioso, como si el fuera a caminar por esa pasarela. No había puesto demasiada atención al escenario pero no parecía una pasarela común, era como menos sobria, menos aburrida. “Menos aburrida?” imposible, todos los desfiles de modas son aburridísimos solo a Alice le parecen maravillosos, solo a ella.

Emmett caminaba de un lado a otro y no fue hasta que empezaron a apagar poco a poco las luces, que se sentó. El público empezó a gritar eufórico y Alice me apretó la mano.

--Cálmate Alice, ¡es solo un desfile por favor! – dije indiferente.

--¿Que te pasa Edward? No sabes lo que dices – se apagaron por completo las luces.

--¡El Fashion Show de Victoria’s Secret es de lo mejor y mas esperado por todo el mundo!

--¿El que? – había escuchado de el pero nunca había visto uno.

--¿Se quieren callar? – Emmett estaba tenso.

Los Black Eyed Peas aparecieron y con ellos empezó a caminar por la pasarela una de las mujeres mas hermosas y con el cuerpo mas escultural que hubiera visto jamás, no era una flaca raquítica envuelta en un trozo de tela, no! Ella tenia muy buen cuerpo y casi estaba desnuda!

En cuestión de segundos cambio mi percepción por los desfiles de modas. Apenas habían salido dos chicas envueltas o mejor dicho muy desenvueltas caminando muy sexys cerca de mi. Que bueno que había aceptado ir. Tendría que recordar agradecerle a mi cuñada por los excelentes lugares.

Según me dijo Alice la primera chica que tenia lencería fucsia y unas cosas raras en la espalda se llamaba Alessandra. ¿Como diablos lo sabia? ¿La conocía? Me daba mil y un detalles pero la verdad no podía ponerle mucha atención y después salio otra chica en rosa. Y luego comprendí porque Emmett estaba tan nervioso.

Vi a Rosalie caminar por la pasarela, de amarillo con unas como alas transparentes y doradas. Yo estaba sorprendido al verla así, pero mi hermano estaba mudo. Llego frente a nosotros, vio a Emmett y le lanzo un beso.



Alice le gritaba emocionada y Rosalie le sonrío. Mi cuñada era lo máximo y Emmett el hombre mas suertudo que conocía, aunque no estaba para nada contento, mas bien estaba muy incomodo y podría decir que también muy celoso. Yo ya me estaba divirtiendo mucho y según Alice esto aun empezaba.

Siguieron saliendo chicas, una detrás de otra, cada una de diferente color. ¡Que bonitos eran los colores! También llevaban cosas extrañas en la espalda o los hombros, no entendía que eran pero no me importaba, las chicas se veían divinas con o sin esas cosas. Les estaría muy agradecido a mis hermanos por haberme insistido en ir. Termino el numero de los Black Eyed Peas y salieron unos bailarines al centro con “Sex on Fire” de Kings of Leon, nunca pensé que me gustaría tanto esa canción, hasta ese momento. Después de varias chicas, salio una rubia que según Alice el brassiere que tenia valía medio millón de dólares porque tenia diamantes. Y claro que lo valía, era una pieza magnifica. Como estaba disfrutando esa noche!

Hasta que salio la ultima chica y mientras caminaba hacia el frente de la pasarela donde estábamos nosotros, sentí que se me cerraba la garganta. Llevaba medias con liguero y unas bragas diminutas con un brassiere que resaltaba sus perfectos senos, todo en negro. Un collar muy llamativo y brilloso, el cabello suelto en ondas cayéndole sobre la piel de sus hombros. Su piel tenía un toque de color.

“Isabella”

Pero su cara, su cara era diferente, ahora ya no me parecía una adolescente de 17 años. Lo que tenia frente a mi era toda una mujer, con un cuerpo glorioso caminando hacia mi al ritmo de la música. Se detuvo como lo hacían todas al llegar al frente y me miro directamente a los ojos llevándose las manos a la cintura, se mordió el labio inferior excesivamente sensual, bajo la mirada hacia sus senos y luego volvió a mirarme a los ojos. Se dio la vuelta y pude ver los 2 centímetros de tela sobre su hermoso trasero, no le cubrían nada. Podría jurar que en ese instante deje de respirar.


Mientras se alejaba Emmett me dio un codazo y levantaba las cejas burlón, mientras Alice gritaba:

--¡Bravo Bella!

¡No podía creerlo! Ella no podía ser Isabella. Ella era una adolescente y la mujer que se alejaba era precisamente eso, una mujer.

Escuche otra canción y otro grupo de chicas se detuvo una a una frente a mi. Pero cuando escuche “The Man Who Can’t Be Moved” fue exactamente así como me quede. Dos chicas después de Heidi Klum, vi a Isabella venir hacia mi de nuevo. Caminando con una seguridad que me tenia hipnotizado, su cabello ondeando sobre sus hombros. Llevaba unas bragas muy pequeñas también y un brassiere azul cielo, ese color me gustaba, encima llevaba una especie de corsé como si fueran plantas que le apretaban los senos haciendo que lucieran desbordantes. Y en la espalda unas alas plateadas con plumas blancas, enormes. Era un ángel.

La vi caminar hacia mí en esa imagen perfecta, quitaba el aliento. Desde que dio el primer paso me miraba fijamente a los ojos. Me sostuvo la mirada todo el tiempo hasta que la tuve frente a mí, solo me sonrío. Estaba preciosa, mirándome, con esos ojos cafés, tan dulces, su mirada era inocente, tímida, como la de aquella noche. Y sus labios rosados, brillantes, apenas separados. Con las manos en la cintura giro el cuerpo y por ultimo su rostro y se alejo. Tenía un cuerpo perfecto.

--Se ve guapísima ¿no Edward? – me pregunto Emmett y yo solo asentí una vez.

--Aquí viene Rose – dijo Alice y la vimos caminar con unas bragas color rosa con moñitos pequeños rojos a juego con el brassiere y una capa transparente.

Emmett estaba peor que la primera vez que había salido. Estaba blanco y muy serio. Ni cuando Rose le guiño el ojo y le mando otro beso cambio su expresión. Recargo su espalda en la silla y le dijo algo a un chico rubio que estaba sentado junto a el y que también estaba algo serio.

Después Alice nos dijo que ya venia el final. Salieron varias chicas y de nuevo Rose, guapísima con unas botas blancas, bragas negras y un brassiere que me dijo Alice tenia cristales Swarosky, y una falda abierta también de esos cristales. Rosalie se veia guapísima y cada vez que daba un paso se movían los cientos de cristales de su brassiere. Emmett iba a necesitar un medico urgente. No pude evitar sonreír ante la cara de mi hermano que inmediatamente me dio otro codazo y mire al frente.


Isabella de nuevo.


Verla así me iba a causar un infarto. Sus piernas eran tan firmes al igual que todo su cuerpo. Esta vez sus minúsculas bragas y brassiere eran del mismo color de su piel, si no hubieran tenido los mismos cristales del brassiere de Rose hubiera parecido que no tenia nada encima y bueno, no es que tuviera mucho. De las muñecas le colgaban unos pedazos de tela transparente y en el cuello otra fila de esos cristales.

Mi garganta se seco y se cerró cuando estiro el brazo señalándome con el dedo y luego me guiño un ojo y me lanzo un beso. Iba a dar media vuelta para irse pero volteo su rostro y me sonrío de una forma tan hermosa que quede sin habla. Y se marcho ahora sin voltear. La vi alejarse dándome una perfecta vista de su hermoso trasero casi desnudo y de su espalda, una bellísima espalda donde jugaban las ondas castañas de su cabello. Que mujer tan hermosa y sensual, estaba sorprendido. Jamás imagine esa noche volver a ver a Isabella y menos así, ¡en un desfile de Victoria’s Secret!

Como es que no pude imaginar que también era modelo como Rose. Estaba tan metido en mis asuntos que no lo pensé ni por un momento, pero tampoco nadie me lo dijo y Alice es tan comunicativa que tal vez si lo hizo y yo no le preste atención. Pero a partir de ese momento siempre le pondría atención a todo lo que dijera, eso podría jurarlo.


Unos momentos después comenzaron a salir todas las chicas, Heidi quedo al frente junto con un par de chicas además de Rosalie e Isabella. Se veía extraordinariamente feliz. Rosalie le mandaba besos a Emmett y nos sonreía a Alice, a mi y al chico que hablaba con Emmett. Isabella saludo con la mano y después le mando un beso al chico rubio. El escenario quedo vacío y la gente empezaba a salir. Emmett platicaba con el chico rubio que luego nos presento.

--Alice, Edward el es Jasper, el hermano de Rosalie - seguía algo serio.

--Mucho gusto – ¿Hermano de Rose? Estire mi mano.

--Igualmente – me dijo y se dirigió a Alice que lo veía fascinada. ¿Que le pasaba a esa niña?

--Es un placer – dijo Jasper y Alice solo dijo – ¡Si!

No dejaron de mirarse un segundo hasta que Emmett y yo nos aclaramos la garganta al mismo tiempo.

--Perdón – dijo, pero seguían mirándose. Emmett y yo rodamos los ojos y en ese momento supe que el pobre chico estaba perdido.

Emmett me dijo que todos irían después a un club a una fiesta que habría para celebrar el éxito del desfile y por supuesto que yo también estaría ahí. Quería estar cerca de Isabella esa noche.

Al llegar al club no tuve ningún problema en ubicarla, ya que ella y sus amigos tenían una de las mejores mesas del lugar. Estaba bailando con varias chicas que también habían desfilado. Se veía tan hermosa despreocupada y sonriendo que me quede un rato observándola. La vi dejar una copa en la mesa y pisar el asiento del sillón para sentarse en el respaldo, entonces decidí acercarme.

--Creo que debo felicitarte – me acerque por detrás, pegue mi pecho a su espalda y la sentí tensarse. Puse una mano en su cintura, en su breve cintura.

--Esta noche me has dejado gratamente sorprendido, sin palabras Isabella – casi le hable al oído y giro su rostro un poco hacia mi peligrosamente.

--Bella es Bella – podría besarla en ese mismo instante.

--Isabella es un nombre muy bello, me gusta – respire su aroma.

--Es solo Bella, acostúmbrate – hablaba con mucha seguridad.

--Oh, es una clara invitación – sonreí.

--No te estoy invitando a nada. Es solo para cuando desafortunadamente tengas que dirigirte a mi y espero que sea en muy escasas ocasiones – se movió un poco y quedamos mucho mas cerca.

--¿Eso si lo entendiste verdad? – me sonrío un poco irónica y le devolví la sonrisa, puse mi otra mano en su pequeña cintura. Creo que ambos estábamos cómodos ya que permanecimos un momento así.

--Isabella, ¿quieres bailar? – le pregunte al oído. Su aroma me estaba volviendo loco.

Tomo unas botellitas de agua que le dio un mesero y dejo una junto a ella, tomo mis manos para ayudarse a girar y quedar frente a mí y se acomodo para dejarme entre sus piernas.

¡Dios! ¿Me estaba tratando de enloquecer? Me aleje unos centímetros para verla bien, era una mujer hermosísima y me tenia entre sus piernas! Sus bien torneadas piernas envueltas en unos jeans negros y esa blusa tan transparente. No daba crédito a lo que tenia entre mis brazos, la acerque mas a mi y sentí sus pezones duros y firmes rozar mi pecho. ¿Que era lo que aquella niñita trataba de decirme con ese repentino cambio de actitud?

--Perdóname. ¿Bella quieres bailar? – no quería hacerla enojar. Yo quería cooperar así que me premio, poniendo sus manos en mis brazos.

--Yo no bailo, pero toma – dijo risueña y confundiéndome mas.

--Es para que no te atragantes para cuando te tragues tus palabras Cullen.

¡Pequeña diablilla!,

--Te dije que lo harías – esa ceja levantada y esa sonrisa de satisfacción me tenían sin saber que decir.

Iba a acercarme más y sentí que apretó un poco sus manos en mis brazos y cerro los ojos. Sus amigos le cantaban una canción y entonces mire hacia una pantalla enorme. Era Isabella moviéndose muy sensual en un video, estaba casi sin ropa en unas imágenes, mojada en otras, ¡por Dios! ¡Se veía muy sensual!

Todos bailaban tratando de imitar su movimiento de caderas, ¿como podía moverse de esa forma? Parecía que estaba rota, sus movimientos eran increíbles, me tenían hipnotizado. Todos la miraban y ella permanecía con los ojos cerrados. Apreté un poco más mis manos en su cintura.

--¿Así que tu no bailas eh? Toma, creo que la necesitas más que yo – le di la botellita con agua y me quede un instante sin saber que hacer. Se giro hacia atrás aferrandose a mi brazo y su amigo le entrego una copa que ella le había pedido y le dijo algo que la hizo cambiar la posición dejándome fuera de sus piernas. Me quede a un lado de ella.

Un mesero me entrego un whisky y le dije:

--Salud Bella por ti y por todas las sorpresas que me has dado esta noche – chocamos nuestros vasos y me sonrío levantando muy sugerente la ceja.

--Esa ceja Bella, es una ceja malévola – no resistí decirle.

Rose y mi hermano llegaron y Emmett la saludo cargándola y proteste sin pensar. – ¡Emmett!

No le importo como siempre pero la soltó un poco menos brusco de lo acostumbrado. Hablaron unos segundos hasta que Isabella pregunto por mi hermana y a quien hasta ese momento había olvidado. Emmett dijo que estaba con el hermano de Rosalie y me molesto un poco. Unos momentos después el amigo de Bella dijo que ya venia Alice con el tal Jasper. Alice con un extraño, que bien!

Y este extraño que estaba con Alice ¿ahora abraza a Isabella? Estaba molesto y no sabia que hacer. Mi noche iba muy bien, hasta que vi el maldito video de Isabella bailando tan- provocativa- y después mi hermana con un desconocido que abraza a Isabella y ella parece encantada de verlo. Mi noche estaba mas que arruinada, ¡estaba jodida!

Decidí irme de ahí. Ya no estaba cómodo, al contrario, estaba incomodo y confundido. No me despedí de nadie, no fue muy educado de mi parte pero no estaba para cortesías en ese momento. Llegue a casa en poco tiempo. Me desvestí y me metí a la cama.

¿Como una mujer podía confundirme tanto en tan pocas horas? No tenía ni la menor idea, de lo que si estaba seguro es que tenía que sacármela de la mente. Me las había arreglado muy bien sin saber de ella ¿no? ¿Que tan difícil podría ser ignorarla si la volvía a ver? Evitaría lo mas posible aceptar las invitaciones para salir de Emmett ya que Isabella era la mejor amiga de Rose. Podía manejar esto muy bien.

Por la mañana salí a correr y me di un baño para ir a la presa. Ya la llamaba así aunque aun estábamos dinamitando ciertas zonas para tener un área pareja para poder cimentar. Estábamos apenas comenzando una obra que tardaría un par de años, tomaría muchísimo esfuerzo, costaría mucho dinero pero los beneficios era extraordinarios.

Esta enorme presa además de ser el sistema que abastecería de agua a varios estados del país, también proveería energía eléctrica. Podría decir que era mi proyecto más importante y ambicioso.

Ese fin de semana lo pase muy tranquilo trabajando, el domingo por la noche, compre algo de cenar para llevar a casa y cuando me acosté en la cama, apareció en mi mente. Esa imagen de Isabella en las diminutas bragas negras, me acosaba.

Apague la luz para dormir ya que tenia que estar antes del amanecer en la presa, tenía que revisar unos últimos detalles antes de dinamitar. No tuve éxito y prendí la luz. Me levante molesto y encendí mi laptop, en Google escribí; “Isabella Swan”

*****

“O quizás quiso decir: Bella Swan”

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Wikipedia:

“Nació en Forks, Washington. Es hija única de Charlie Swan y Renee Dwyer.
En su época de estudiante Bella era tan despistada que siempre terminaba tropezando con todo a su alrededor. Nunca le gustaron los deportes y su pasión siempre ha sido la lectura. Habla ingles y español.

A los 15 años de edad fue descubierta junto con su inseparable amiga y también modelo Rosalie Hale en un centro comercial de Seattle. Cuando la entrevistaron nunca pensó que en realidad la quisieran como modelo.

Estuvo en varios concursos de modelos y siempre obtenía los segundos y terceros lugares. Se mudo a Nueva York y debuto aun siendo adolescente en la “New York Fashion Week” fue un éxito, y la aceptaron inmediatamente en el mundo del desfile de pasarela.

Bella ha desfilado para las siguientes firmas:”Valentino, Zara, Yves Saint Laurent, Bvulgari, Tommy Hilfiger, Chloe, Celine, Versace, Christian Dior, Michael Kors, Ralph Lauren, Dolce&Gabbana, Victoria’s Secret y Chanel de la que ahora es modelo oficial, entre otras.

Ha hecho apariciones en las revistas:”Allure, Marie Clair, Vogue USA, Italia, Francia, Harper’s Bazaar, Arena y Rolling Stone.


A pesar de estar por debajo de su peso normal, la figura de Bella se considera voluptuosa. Su busto es perfecto (fichado por US Weekly) como el mejor busto por encima de Heidi Klum y Adriana Lima. La revista Vogue hizo el comentario de que su cuerpo marca el retorno de la modelo sensual., y el final de las modelos muy flacas parecidas a Kate Moss.

El año pasado sus ingresos anuales fueron de alrededor de ocho millones de dólares y ganaba entre 7,000 y 15,000 dólares la hora por cualquier presentación. También el año pasado la revista Rolling Stone la nombro “La Mejor Modelo del Año” y la revista Vogue la ha tenido en sus portadas mas de 13 veces en todas sus ediciones alrededor del mundo. Ha sido presentadora de los premios VH1 y ha aparecido en el programa nocturno de David Letterman.

Nunca se le ha relacionado sentimentalmente con nadie y en ese aspecto de su vida mantiene un perfil bajo. Es la consentida de los fotógrafos porque al trabajar nunca pone peros y además tiene un carácter excelente.

Nombre Real: Isabella Marie Swan
Nacimiento: 13 de septiembre de 1988.
Medidas: 86-60-86
Estatura: 1.75 cm.
Peso: 55 kg.
Color de Cabello: Castaño Medio.
Color de Ojos: Cafés Chocolates.
Talla de Vestido: 38
Talla de Zapatos: 40

*****

Demonios, esta era “Bella Swan”.

Me sorprendió encontrar tantos sitios que hablaran de ella. De todo lo que había hecho y todo lo que había trabajado. El mejor busto y el cuerpo más sensual, totalmente de acuerdo. Nunca se le ha relacionado con nadie, no podía ser. Me quede pensando en eso y me dormí en algún momento.

Sonó mi alarma y aun era de noche. Me di un baño y me vestí rápidamente para ir a la presa. Subí al auto y el termómetro marcaba 2º C. ‘Berlín era mas frío’, pensé. En el camino su imagen volvió a mi mente y con mucha fuerza de voluntad me concentre en lo que tenía que hacer al llegar. Llegue a la presa y el termómetro había bajado un grado. Antes de bajar, tome una gruesa chaqueta que usaba para ir a las construcciones. Baje del auto y note mucho movimiento y recordé que tomarían unas fotos para alguna revista o algo así. A la orilla del río habían colocados muchos reflectores y mamparas, algunas personas parecían estar apuradas, tal vez querían fotos del amanecer.

Me encontré con otros ingenieros y con los encargados de los explosivos y nos acercamos un poco a la orilla y escuche decir su nombre. Enseguida la busque con la mirada y la vi. Estaba parada mirando fijamente las piedras a la orilla del río.

¿Seria posible? ¿En realidad seria Isabella?

Les pedí un momento a los ingenieros y me acerque.

--¡Isabella! – en tres zancadas ya estaba junto a ella. Envuelta en una gruesa bata estaba de pie junto al rio, hermosa, natural y con el cabello larguísimo.

--Isabella ¿que haces aquí? – pregunte con sorpresa al tenerla precisamente en lo que seria mi presa. Se veía tan tranquila y serena con ese intenso frío.

--Trabajando – me sonrío con esa boca y esos labios que me daban ganas de morder. Se inclino de pronto y se quito unas botas para el frío y después lentamente se deshizo de la bata.

Me miro con extrema calma y me sonrío – ¿Me disculpas? – casi se me doblan las piernas al ver a Isabella desnuda frente a mi, ¡y con ese jodido frío! Estaba en shock cuando la vi entrar tranquilamente al helado río. No estaba totalmente desnuda, si podíamos considerar que ese miserable pedazo de tela era una prenda de ropa.

Dos ayudantes entraron también pero estos tenían botas de lluvia. Ayudaban a Isabella a acomodarle el larguísimo cabello que ahora tenia. Yo me mantenía en la orilla observándola. El fotógrafo empezó a darle indicaciones y ella muy atenta asentía. Y comenzó la tortura. No se si ella estaba sufriendo por la absurda temperatura porque en absoluto dio señales de que fuera así. Solo un momento la vi dudar.

“Mírame Bella”, “Camina hacia mi”, “Levanta los brazos”, “Muévete”, “Rétame Isabella”, “Olvídate del bikini” en esa indicación ya no pude estar ahí, casi salí corriendo.

Tenia que admitir que me había dejado asombrado. Se merecía todo mi respeto por lo que hacia en esas condiciones extremas, y sin quejarse para nada, tal y como lo había leído la noche anterior. Me aleje de ahí porque estaba enloqueciendo al verla salir del río desnuda al amanecer. Era la escena mas erótica que había visto en mi vida!

Me dolía el pecho, estaba teniendo un paro y uno muy doloroso. Una vez más intente alejarme.

Diez minutos después y un poco recuperado, fui a encontrarme con los ingenieros. Me costo mucho concentrarme porque tenia a Isabella en la mente desnuda en el río. Ya no pude ni quise quedarme a ver toda la sesión de fotos.

Comprobamos que todas las medidas fueran las correctas para trabajar en esa zona y también checamos que se tomaran todas las precauciones para no tener un daño ecológico de consideración. Me dirigí a los campers que provisionalmente teníamos como oficinas y trabaje un rato en algunos detalles que faltaban. En realidad estaba haciendo tiempo para que el equipo de la sesión de fotos se fuera.

No quería saber ya nada de Isabella. Constantemente pensaba en ella y me distraía de mis ocupaciones. No podía y no quería tenerla cerca de mí.

Me fui a casa alrededor de las seis. Tenía una cena a las 8pm, así que estaba con el tiempo perfecto. Sonó mi teléfono.

--Hermano – oh no, Emmett.

--Emmett – no quería sonar cortante pero tenía que hacerlo.

--Te llamo porque vamos a cenar a un lugar nuevo – como siempre, estaba alegre.

--Tengo una cena de negocios, es importante, otro día será – era verdad así que no era ningún pretexto.

--Edward, ¿algún día en tu vida podrías ser menos responsable? – negué ligeramente con la cabeza.

--Si Emmett un día de estos, diviértanse y gracias por llamar – no le di tiempo de nada y corte la llamada.

Bien, estaba cortando de raíz cualquier posible contacto. Termine de vestirme y salid a mi cena que duro poco mas de tres horas. Llegue a casa y caí rendido, dormí profundamente. A partir de ese día, toda mi vida iba a ser un martirio.

CAPITULO 3

CAPITULO 3


--Bella, están justo al frente – abrió los ojos enormes.

--Edward y Emmett al frente y Alice y Jasper a los lados - dijo Choo señalando como azafata de avión.

--Jimmy estoy muy nerviosa – me temblaban hasta los ojos.

--Hmm eres muy capaz de decirme que no quieres salir – me torció la boca – te conozco bien, pero temo decirte que no tienes otra opción Darling.

Escuchamos la también nerviosa voz de Rose.

--¿Como me veo?

--Mmm de amarillo pollita, ¿ya llego tu gavilan? – Jimmy estaba muy parlanchín.

--Si, ya, esta sentado al frente con sus hermanos y Jasper – estaba tan nerviosa como yo.

--¿Que pasa Rose? – la mire – hoy estas diría que mas nerviosa que de costumbre.

--Err… si, este – esquivaba mi mirada.

--Rose, habla ahora mismo – ordene disimulando mi histeria.

--Emmett esta un poco celoso, no esta muy contento de que salga asi – confeso.

--¡Jaa, lo sabia! – se río Jimmy – le salio lo macho al Yeti, ya se había tardado. A ver si no se le salen los ojos cuando te vea con el ultimo cambio.

--¡Cállate Choo! – dijimos al mismo tiempo las dos.

--Yo no se porque estas nerviosa tu también Bella, si tu no tienes un novio celoso – sus ojos burlones miraban hacia arriba.

–Por el momento – contesto rápidamente Choo.

--¿Que? – pregunto Rosalie. Y escuchamos que la llamaban. Se fue deprisa al escuchar su nombre.

--¿Estas loco Choo? – quise gritar – ¿que te sucede?

--Ay Bella, tranquila, no se dio cuenta – me ignoro.

Antes de que entraran las chicas del primer grupo, yo ya estaba en la línea esperando y mientras, bailábamos con los Black Eyed Peas. Me gustaban mucho, pero a mi me toco salir con una canción de Kings of Leon, que no pudo tener un mejor titulo. Era la ultima de ese grupo en salir, osea que mas atención era la que tendría por cerrar el grupo y además porque nadie saldria después de mi para distraer un poco las miradas.

No quería pensar, no debia hacerlo. Necesitaba estar tranquila para calcular cada uno de mis movimientos. Me sentía como en mi primer desfile. Como me podía poner así de nerviosa ese hombre.

“No, no pienses en eso que no es el. Son todos los eventos de las ultimas semanas, no has parado de trabajar Bella” pensé.

Debía sonreír todo el tiempo, aun tras bambalinas, ya que estaban grabando todo para hacer un “Detrás de Cámaras”. Todo me estaba resultando muy difícil. Segundos antes de salir, se acercaron las cámaras, les sonreí y les guiñe un ojo al salir a la pasarela.

Camine lo mas sensual que pude tratando de no exagerar y a cada paso que daba, como siempre, mis nervios iban disminuyendo. Con las manos a los lados de mi cuerpo, me iba acercando y aun no podía verlo por las luces de los reflectores y los flashes de los cientos de cámaras. Me faltaban casi cuatro pasos cuando lo vi. Tenía un saco gris oscuro, camisa blanca y una corbata negra, el cabello rebelde y esos ojos.

Ahora que lo tenia frente a mi, tenia que admitir que mis recuerdos eran muy pobres. Recordaba a un hombre muy guapo, de ojos tan verdes como esmeraldas y un rostro con perfectos pómulos cincelados y una mandíbula fuerte y marcada. De cabellos rebeldes color bronce y esos labios que recordaba habían estado a milímetros de mi garganta. Creí recordarlo muy bien pero no estaba ni cerca de que mi recuerdo fuera tan perfecto como el hombre de carne y hueso frente a mí.


Me detuve y con las manos en la cintura, lo mire directamente a los ojos, me mordí el labio inferior, mire mis senos lo mas provocativa que pude y lo mire de nuevo. Espere dos segundos, me gire y camine de regreso, meneando las caderas.

Al salir de la pasarela, corrí para mi segundo cambio, no quería detenerme para pensar. Jimmy me esperaba y vi que tenia mil preguntas que hacerme pero no podía contestarle nada ya que Rose estaba casi junto a mi en el vestidor. Solo le pregunte:

--¿Como salio? – me temblaba la voz.

--Darling, estuvo perfecto, como tú querías – tenia los nudillos en la boca.

--Ahora salgo Choo para que me pongan las alas – algo se me olvidaba – ¿quien va a atarme las cintas en las piernas? – pregunte nerviosa.

Me quite el primer cambio y me puse el siguiente que en especial era el que mas me gustaba. Un juego de brassiere y bragas de color azul claro. Salí deprisa y dos asistentes mas estaban listos para ayudarme a amarrar el corsé de hojitas verdes y en la orilla sobre la cadera, también llevaba hojitas moradas del mismo tono de las cintas que faltaban por amarrarme en las piernas. Este cambio era un poco complicado, tenia muchos detalles que llevaba encima. Jimmy me puso las alas gigantes que estaban muy lindas para ser honestas. También me amarro las cintas cruzadas en las piernas mientras me apretaban el corsé que no me permitía respirar. Una vez estuvo bien firme, me incline y acomode mis senos que sentía que se desbordaban del brassiere por lo apretado del corsé. Ya solo me faltaban los guantes morados transparentes y estaba lista. En la línea esperando mi salida, me retocaban con un poco de polvos los senos, también el cabello, blush en las mejillas y mas gloss en los labios.

--Bella, Bella Goo… - escuche mi nombre.

No lo pensé mucho ya que la adrenalina la tenia fluyendo a mí por todo mi cuerpo. Salí y camine segura como siempre pero esta vez mas ‘angelical’. Desde que puse un pie ahí lo mire sin perderme en otra cosa más que en sus ojos verdes. La canción no podía ser más perfecta para el momento. Edward Cullen no se podía mover. Esta vez solo lo mire. Me detuve tres segundos y me gire para regresar. Sentía su mirada sobre mí, sobre mi cuerpo, podía sentir que me quemaba.



Una vez fuera de la pasarela tuve que correr de nuevo para mi último cambio. Jimmy y los dos asistentes que me ayudaron a ponerme todos los accesorios, igual me los quitaron. Una vez descalza y solo en la ropa interior, entre al vestidor me la quite y me puse rápidamente las bragas y el brassiere del color de mi piel. Esta tenia pedrería de Swarosky, estaba precioso. Me coloque el collar y las pulseras de los mismos cristales con hilos de telas colgando. Me puse los zapatos que eran rojos y altísimos, me retocaron de nuevo y me puse en la línea esperando escuchar mi nombre para salir.

Durante todo este proceso Jimmy se mantuvo callado afortunadamente. Más le valía no ponerme más nerviosa. También Rose estaba muy callada, ella salía antes de mi en este grupo que ya era el ultimo. Estaba impresionante con lo que llevaba puesto. Emmett iba a tener un infarto. Rose debía estar feliz pero algo tenia. Tal vez se había enojado con Emmett. Luego me lo contaría.

Le dieron la salida a Rose y luego a mi. Camine decidida, con una ceja levantada y al llegar a el, le apunte con un dedo, le guiñe un ojo y le lance un beso. Siempre tendría el pretexto de estar bajo los reflectores. Digo, si es que necesitaba algún día un pretexto para eso. Iba a girarme y voltee mi rostro y le sonreí de la forma mas coqueta que pude. Creo que seguía sin moverse. Volví a sentir su mirada clavada en mi.

No había ni apenas dejado la pasarela cuando regrese a ella para el final. Heidi y cuatro chicas mas al frente, por supuesto ahí estábamos Rose y yo. Mi amiga le mandaba besos a Emmett y yo a Jasper, y los saludábamos. Estaba muy contenta. Salimos del escenario. Gracias a Dios ya había terminado.

El backstage era un caos. Unas seguían bailando y felicitando a todo el mundo y otras estábamos en los vestidores cambiándonos con urgencia.

--¿Cual es la prisa Bella?

--Quiero salir de aquí Choo, vamos, ayúdame – le pedí.

--Bella, vas al afterparty? – Alessandra me pregunto mientras seguía bailando con la música.

--No se Ale, estoy cansada – y no mentía.

--Anda no seas aguafiestas y vamos.

--Miranda tiene razón Bella, vamos un rato.

--Jimmy, no la dejes ir a su casa, vamos todos hacia la fiesta. ¡Coopera Bella! – gritaba Miranda.

--Ok, un rato, voy a terminar de cambiarme, nos vemos allá – me puse unos jeans negros, y una blusa negra transparente de un hombro y debajo un sexy brassiere negro. Me veía bien.

Terminamos de arreglarme y salimos prácticamente huyendo de ahí. Iríamos un ratito a la fiesta y eso era todo. Estábamos ya en mi auto rumbo a la fiesta, manejaba un chofer. Jimmy tenía cara de pocos amigos.

--¿Que? – pregunte

--Bella a veces pienso que erraste tu profesión – ¿de que hablaba el príncipe William? – esto es para disfrutar todo. Las atenciones, la fama, ¡el glamour! Pero mírate, parece que vas camino a la hoguera – puso los ojos en blanco.

--Pero tu, como la Cenicienta del cuento, después de las doce, no hay acción. Por favor, ya eres mayor de edad y puedes hacer lo que quieras. Hazlo hoy por mi ¿si? Te lo pido.

No le pude ni responder. Sabia muy bien que nunca me dejaría y se iría solo a la fiesta. El siempre estaría donde yo estuviera y en realidad yo estaba siendo muy egoísta.

Oh-oh, una que me mataría era Rose. No le dije ni adiós. Pero pensándolo bien así estaba mucho mejor. Tom nos dejo en la puerta del club que estaba llenísimo. Jimmy estaba que no cabía de alegría, ahora disfrutaría de las atenciones, la fama y¡el glamour!

Rápidamente entramos y Alessandra nos hacia señales con la mano. Nos unimos a ellas y como me dijo Jimmy, trate de disfrutar de todo eso que el si disfrutaba. Me dieron una copa larga con champagne, me gustaba mucho y además tenia mucha sed. La música estaba estupenda y todas bailábamos alrededor de la mesa. Después de todo, me estaba divirtiendo mucho. Paso un mesero y le pedí botellitas con agua. Ya me había tomado 3 copas de champagne y estaba un poquito mareada.

Las chicas estaban felices bailando. Tenían mucha energía pero yo definitivamente necesitaba sentarme un momento porque me mataban los zapatos. Pise el asiento del sillón y me senté en el respaldo, por fin sentí un alivio que agradecí mucho.

--Creo que debo felicitarte - ¡Oh Dios! ¡esa voz tan cerca de mi! Quise voltear pero me aguante.

Se pego a mí por detrás. Su amplio pecho estaba pegado a mi espalda e inmediatamente al sentirlo, erguí mi cuerpo. Puso una mano en mi cintura y me tense, nunca me imagine esto, ¡me tenia abrazada por detrás!

--Esta noche me has dejado gratamente sorprendido, sin palabras Isabella – me dijo al oído. Sentí su aliento en mi cuello detrás de mi oreja. Por unos segundos no pude reaccionar, pero trate.

Gire un poco la cara – Bella, es Bella – con este movimiento nuestras bocas quedaban muy cerca.

--Isabella es un nombre muy bello, me gusta – insistió sin moverse. Su olor, ese olor que me envolvía, al recordarlo me inundo.

--Es solo Bella, ¡acostúmbrate! – ¡diablos! Un mal paso.

--Oh, es una clara invitación – por el rabillo del ojo pude ver en su rostro esa sonrisita chueca.

--No te estoy invitando a nada. Es solo para cuando desafortunadamente tengas que dirigirte a mi y espero que sea en muy escasas ocasiones – me moví un poco hacia un lado y me gire para verlo aunque sabia que nuestros rostros estaban a escasos centímetros.

--¿Eso si lo entendiste verdad? – le sonreí muy conciente del peligro de su cercanía. Aun me tenía rodeada la cintura con su mano y claramente podía sentir el calor en mi piel a su contacto. El estaba muy cómodo en esa posición y yo también. Por alguna razón no estaba nerviosa sino todo lo contrario, mi cuerpo ya no estaba tenso como al principio cuando lo sentí acercarse y tocarme. Y puso la otra mano, me tenía tomada por la cintura.

Jimmy me miraba intrigado y asustado, jamás me había visto así. Su mirada iba de mí hacia Edward y viceversa. El y Alessandra se dijeron algo pero siguieron bailando. Iba a abrir la boca para decirles algo pero la volví a cerrar al sentir que sus manos se movían suavemente en mi cintura.

--Isabella, ¿quieres bailar? – pregunto con esa voz tan sensual y sus labios rozaron la piel detrás de mis oídos.

Antes de que pudiera contestar llego el mesero y me entrego dos botellitas con agua. Tome una y la puse junto a mi en el respaldo del sillón donde estaba sentada, tome sus manos que estaban en mi cintura y me gire con su ayuda, colocando mis piernas a ambos lados de su cadera. Estoy muy segura de que nunca espero mi repentino movimiento, sobretodo por la cercanía e intimidad de la posición en la que quede ante el. Se retiro solo un poco para recorrerme con esos ojos que me encantaban, miro mi blusa un poco transparente y el brassiere debajo de ella y sus manos regresaron a mi cintura acercándome. Su pecho rozaba con el mío y yo reaccione ante el contacto, mis pezones se endurecieron y era muy claro que el podía sentirlo porque cerro los ojos y aspiro. Esa noche me sentía muy intrépida.

--Perdóname. Bella, ¿quieres bailar? – corrigió mientras ponía mis manos en sus brazos para sostenerme mejor.

--Yo no bailo – le asegure – pero toma – y le entregue la botella con agua y me miro extrañado. Por nada del mundo quería perderme su expresión.

--Es para que no te atragantes cuando te tragues tus palabras Cullen – le dije rozando mi boca cerca de la suya y me retire para ver su cara.

--Te dije que lo harías – sonreí levantando una ceja.

Y justo en ese momento, comencé a escuchar una canción que conocía muy bien. Cerré los ojos pero no escondí mi rostro. Era la canción de Jake y el video en las pantallas.

Miranda, Alessandra y Jimmy se acercaron a mi, cantaban la canción y se movían como yo lo hacia en el video. No pasaron ni tres segundos y todas las miradas estaban sobre mí. Sentí sus manos tensas en mi cintura, apretándome. Por unos instantes no se movió, veía el video. Yo estaba tan quieta como el. Cuando casi terminaba el video lo escuche de nuevo.

--¿Así que tu no bailas eh? – dijo irónico – abrió la botellita y me la entrego.

--Toma, creo que la necesitas mas que yo – Pero era mi imaginación o ¿acaso nunca había visto el video de Jake? ¿Seria eso posible? Ese video lo pasaban en todos lados y a todas horas por todo el mundo. ¿El tipo no veía la tele o que? demonios, lo que hubiera dado por descifrar la expresión de su rostro.

Me tome fuerte de su brazo y me gire para pedirle a Jimmy otra copa. El me sostuvo fuerte de la cintura. Jimmy me dio la copa y no le quitaba la vista de encima.

--Ahí viene Rose – dijo Jimmy casi gritándome al oído.

Con la copa en la mano, cambie de posición. Lo empuje un poco para poner juntas mis piernas y el se volteo y se puso junto a mi, tenia sus manos a ambos lados de su cuerpo apoyándolas en el sillón. Llego un mesero y le entrego un vaso con hielo y whisky. Lo tomo y me dijo:

--Salud Bella – recalco mi nombre – por ti y por todas las sorpresas que me has dado esta noche.

Choco su vaso contra mi copa y sonreí levantando mi ceja. Tome un buen trago de mi copa y el también tomo del suyo, casi terminándose el liquido.

--Esa ceja Bella, es una ceja malévola – dijo con su sonrisa chueca. Ajá y ¿el no se daba cuenta de su sonrisita?

--¡Bella! – Rose venia contrariada, la conocía muy bien.

--¿Que pasa Rose?, todos veníamos hacia acá – sonreí y ella hizo un puchero – ¿que tienes? – le pregunte al oído sin que nadie nos escuchara. La música nos ayudaba mucho.

Solo miro a Emmett y yo comprendí al instante, ya eran demasiados años juntas. Emmett estaba enojado, seguramente por la escasa ropa de Rose en el desfile. Y en ese instante nos miro a Edward y a mi juntos y entrecerró los ojos como tratando de entender algo.

Emmett se acerco y me saludo como ya era su costumbre. Me abrazo y me levanto del sillón, yo ya ni protestaba.

--¡Emmett! – la voz de Edward era seria, pero a el no le importo.

--Felicidades Bella, ¡guapisima!, sin palabras. Dejaste mudos a muchos, te lo juro – Rose le pego en la cabeza.

--¡Ya! Es la verdad y tu no digas nada Rose, que no estoy nada contento contigo – mmm Emmett era un celoso de lo peor.

--No me importa Emmett, es mi trabajo y lo sabes. Si te enojas tendrás dos problemas, así que tu dime – la Barbie tenia su carácter. Emmett no contesto pero no se movió de su lado.

--¿Y Alice? – pregunte cuando me di cuenta que no estaba.

--Secuestro a mi pobre cuñado – dijo Emmett – ojala no lo deje listo para un psiquiatra – esa era una posibilidad muy grande conociendo a Jasper que era tan pacifico.

Me gire de regreso para quedar viendo hacia la mesa. Edward se mantuvo detrás pero ya no me tocaba. Un rato después llene mi copa una vez mas, Jimmy se acerco y me dijo al oído.

--Darling, ya llevas cinco y estas se suben muy rápido, mejor ya vámonos – dijo quitándome la copa de la mano. Deje que la tomara pero le lance una mirada molesta, ¿tenia que ser mi niñero también?

--Oh ahí viene Alice! - Grito emocionado mientras miraba sobre mi hombro – ¡y esta con Jasper! – aplaudió despacito mientras se encogía de hombros. Edward los miro y puso esa cara indescifrable como hacia un rato.

--Hola, siento llegar tarde – dijo con una sonrisa enorme. Emmett también sonrío y no le dio importancia, pero Edward la miro molesto.

--¡Bella! – Jasper se acerco a mí y me abrazo fuerte. – ¡Estuviste hermosa! – me dijo casi al oído.

--¿Estuve? – fruncí el ceño – ¿ya no lo estoy? – reímos juntos y de reojo mire a Edward que estaba muy serio. Bueno ¿que le sucedía? Si no estaba a gusto, ¿porque no se iba a su casa? Ya me estaba hartando ver su cara de pocos amigos pero no iba a arruinar mi estupenda noche.

--Tenia ya mucho sin verte, ¿crees que es justo? – paso un brazo sobre mis hombros acercándome a el.

--No lo es, pero ya no sufras Bella, ya no me iré.

--Oh Jasper, ¿ya es seguro? – le pregunte emocionada.

--Si, ya es un hecho – sonrío – me presento a la oficina después de “Acción de Gracias”.

--Oh Que alegría! – nos abrazamos y vi que Edward se alejo, lo perdí de vista entre tanta gente. ¿Adonde habría ido? Bah, porque preocuparme, era mejor así.

--Conocí a Alice – me dijo al oído – me gusta – confeso.

--¿De verdad? Es una chica maravillosa, no dudo que se llevaran muy bien – le di un empujoncito con el codo y los dos miramos a Alice que platicaba con Jimmy que ya le había presentado a las chicas.

--Y tiene una energía Jazz, solo espera un poco – y sonreí pícaramente.

Emmett y Rose seguían enojados. Estaban sentados juntos y estaban tomados de la mano pero hasta ahí. Ambos tenían cara de pocos amigos y ninguno parecía tener la intención de cambiar esa situación. Ojala no les durara mucho, Rose enojada no era muy agradable y si esto duraba días… ¡Dios! No quería ni pensarlo siquiera.

Jimmy seguía bailando con las chicas, platicando de vez en cuando y Alice ya había acaparado a Jasper que parecía estar muy contento con ella. Aproveche que cada quien estaba en sus asuntos y me serví otra copa. Edward había desaparecido sin decir adiós siquiera y esa actitud me tenia molesta. ¡Que poca educación! No creía posible que sus padres estuvieran de acuerdo con su conducta, es mas, hasta la reprobarían y lo castigarían y le harían saber que sus modales no eran los ideales y … y estaba un poco mareada.

Pero ¿cual era el problema? Estaba con mis amigos divirtiéndome después de una noche que había resultado un éxito y para la que me había esforzado mucho, bien me merecía una recompensa ¿o no? Tendría que recompensarme mas seguido de esta forma, me sentía tan bien, mareada eso si, pero bien, contenta. Además no tenia nada pendiente hasta el lunes siguiente así que el fin de semana lo tenia libre, todo estaba bien.

Emmett le sirvió una copa a Rose y yo sin pensarlo, le estire la mano con mi copa, me miro, sonreí y la lleno. No note el momento en el que me la termine pero cuando decidí que ya era el momento de irme y me levante, no sentí el piso muy firme bajo mis pies. Para no perder el equilibrio puse una mano en el hombro de Jasper y me miro.

--¿Estas bien Bella? – parecía confundido. Asentí y cuando ya me sentí un poco mas segura para caminar, me acerque a Jimmy.

--Choo, ya me voy – rápidamente volteo a verme.

--¿Estas borracha Bella? – pregunto serio. Negué con la cabeza pero lo mire directamente a los ojos.

--¿No? Aja muy bien, sobre todo con tu miradita pizpireta quieres que te crea – dijo llevándome de nuevo a la mesa – espérame aquí, voy por las chaquetas y nos vamos. No te muevas y no tomes nada mas ¿de acuerdo?

Estaba sentada esperando a Jimmy y me acerque a Rose y me despedí.

--Ya me voy Rose, estoy un poco mareada – confesé – pero shh no le digas a nadie ¿ok?

--¡Bella! – iba a empezar con un sermón – ¡Ay ya Rosalie! ¿Tu nunca tomas no? – ¿que tenían en mi contra todos?

--Si lo hago, pero tu no, por eso me sorprendes – ¡ahora la ofendida era ella! Ah que bien.

No pasaron ni 5 minutos y Jimmy ya había regresado por mi a la mesa. Me puse de pie y me tomo del brazo para ayudarme a salir del lugar sin que sufriera algún percance.

--Tratemos de ir un poco rápido, no nos va a gustar si abrimos un periódico mañana y vemos tu foto con un comentario debajo diciendo que ¡saliste ahogada en alcohol – Choo tenia razón. Estaba molesto y lo entendía, el era mi asistente, también me cuidaba y yo no debía empezar a hacer cosas estupidas, como la de esa noche.

A mi no me gustaba ser la nota de ningún periódico o revista de chismes y amarillista. Durante todos los años que llevaba trabajando, me había concentrado en eso justamente, en trabajar. Nunca había chismes sobre mi, ni fotos “in fraganti” en alguna situación incomoda, no era parrandera, ni rebelde ni nada que les llamara la atención a ese tipo de publicaciones y ciertamente no empezaría esa noche a darles material. Al salir, Tom, el chofer ya nos esperaba y me abría la puerta. Subimos deprisa y para nuestra fortuna no había paparazzis a la salida.

Al llegar a casa, Jimmy me ayudo a entrar. Me llevo a mi habitación y me tire en la cama.

--Voy a decirle a Tom, que se marche, me quedo esta noche contigo – reconocí su tono mandón de cuando se enojaba conmigo.

--No lo hagas, no es necesario Choo, estoy bien – me puse de pie mientras me observaba al caminar hacia el baño – solo me quito esta ropa y me meto bajo las sabanas y listo.

--¿Y te piensas acostar con el maquillaje en la cara? Estas loca ¿o que Bella? – gritaba escandalizado.

--Claro que no. Haz lo que quieras Choo, me voy a cambiar – mis dedos buscaban los botones de mis jeans. Los desabotone, baje el cierre y luego los jeans, levante un pie y los jale y después hice lo mismo con el otro pie quitándomelos y aventándolos hacia un lado. Me saque la blusita y después me desabroche el brassiere. Tome una camiseta de un cajón y me la puse. Era tan rico dormir con camisetas…

Después de mi ritual, que me costo mucho llevar a cabo porque seguía un poco mareada, me metí bajo las sabanas de mi cómoda cama. Pensé que apenas me acostara me quedaría dormida por el día tan estresante que había tenido. Por un lado el desfile, que era de los más importantes del año debido a la cobertura que tenía. La preparación física había sido extenuante pero bien había valido la pena. Los nervios que habían acampado en mi loco cerebro desde hacia muchos días me tenían mas histérica de lo normal y el cambio se notaba. Y por el otro lado, las ganas de demostrarle a Edward Cullen que se había equivocado conmigo. Y lo había logrado, por supuesto que lo había hecho. El ver sus divinos ojos verdes al mirarme sorprendido y sus labios separados, no tenia precio. Estaba atónito. Esa fue mi recompensa esa noche y que satisfacción tan grande me embargaba.

Pero y ¿ahora que? De acuerdo, gane esta noche, pero ¿porque estaba tan feliz de haberle callado la boca? ¿Porque logre que lo reconociera y me lo hubiera dicho? Si, eso era. El saber que en especial a ese hombre pude sorprenderlo me hacia sentir un poquito poderosa. Y esa sensación me gustaba mucho.

Ese había sido mi placer culposo mas satisfactorio de los últimos tiempos. Ok, ya me había divertido con Edward ahora tenia que enfocarme en mi trabajo para la campaña. Iba a ser un poco pesado pero también lo disfrutaría mucho. Me quede dormida al fin.

Al día siguiente me desperté con un gran dolor de cabeza. Oh Dios como era posible que me doliera tanto, ¿solo por unas copitas de champagne? Oh era insoportable, tenía ganas de quitarme la cabeza y patearla muy lejos. Me levante y fui a la cocina directo a la gaveta de las medicinas por un par de aspirinas y un gran vaso con agua. Me lo tome de un solo golpe y no paraba mi sed así que me lleve otro vaso a mi habitación. Me metí a la ducha y me di un baño largo. Me puse unos pants y una sudadera grande y volví a la cama, no quería saber del mundo.

Mi celular sonó varias veces y era Jimmy preguntando si todo estaba bien y para avisarme que no había ninguna foto ni nota escandalosa esa mañana. Uf, ¡gracias al cielo!

Sonó de nuevo y era Rose.

--¿Como amaneciste Bella? – ronroneo con ironía.

--Si ya lo sabes Rose ¿para que me atormentas? – mi cabeza estallaba y ella preguntándome lo obvio.

--Mmm ya te parece menos aburrido Edward ¿verdad? – vaya! A veces podía atacar sin que me lo esperara siquiera.

--No tanto, pero soy educada y es hermano de Emmett – dije tranquilamente.

--¿Aja? Es que estaban tan, tan juntitos que creí …

--No creas cosas que no son Rose – le corte antes de que terminara su frasecita – no es mi tipo y no me gusta para nada.

--Porque no me extraña que me digas esto? Nadie es tu tipo Bella, nunca te …

--En serio Rosalie, ¿podemos hablar después? Me va a estallar el cerebro. Quiero dormir – y suplique – por favor.

Se apiado de mi y me dijo que me llamaba por la noche pero pude convencerla de que lo hiciera hasta el lunes porque quería descansar el fin de semana completo. Me dormí de nuevo acurrucada en mi cama. Las aspirinas me ayudaron aunque se tardaron un poco en hacer efecto. Por la noche pedí una sopa a la comida china y unos “rollitos primavera” mis favoritos.

Esa noche no soñé. Simplemente dormí y dormí. El domingo intente repetir mis actividades sabatinas pero a media mañana, sonó mi teléfono.

--¡Bella! – la voz de mi padre me hizo sentarme en la cama. Seguro me reclamaría por el desfile.

--Papa ya habíamos hab…

--Hija, lo hiciste bien – ¿que? Estaba en shock. ¿Mi padre felicitándome por salir asi?

--Papa, gracias, no se que decir, gracias – no podía hablar del gusto.

--Si, reconozco que aun me es difícil verte así, pero estuviste muy guapa hija – hacia un esfuerzo muy grande.

La llamada de mi padre me había tomado por sorpresa, pero que intentara ver mi trabajo con objetividad me hacia muy feliz. Mi madre llamo también para felicitarme ya que vio la nota en un programa de chismes, igual que mi padre.

Por la tarde, llamo Jimmy avisándome que tenia una sesión que habían adelantado por algún motivo y tenia que levantarme temprano. Demasiado temprano tal vez. Tenia que estar ahí a las 4:00am para que me maquillaran y peinaran porque querían que las fotos se tomaran al amanecer. Era una sesión de fotos para Vogue y querían que se basara en los 4 elementos. Ese día se harían agua y tierra y después metal y fuego.

La locacion seria en un bosque como a una hora de distancia así que Tom nos llevaría. Ya me estaba acostumbrando a el. En un principio, me rehusaba pero el tráfico de la ciudad y el nunca encontrar un lugar para aparcar, me habían convencido de que Tom, era una bendición. Además siempre muy correcto y educado. Y para agregarle una palomita a sus virtudes, había sido guardaespaldas de un político. Angela insistió ya que mi carrera empezaba a estar en su mejor momento y decía que siempre seria mejor prevenir que lamentarse después, y por eso estuve de acuerdo. Ella sabia de esto más que yo.

Me di un buen baño y me acosté temprano. Mi despertador sonó a las 2:45am, me levante rápido y en 20 minutos baje lista para salir. Tom me esperaba en la camioneta y me sorprendí al ver a Jimmy acurrucado en un asiento. Hacia mucho frío ya que estábamos en pleno otoño y este año prometía ser el invierno muy crudo así que no era de extrañarme que Jimmy estuviera envuelto con una manta, muy calientito. Me acomode en el asiento junto a el y me extendió otra manta, sin hablar. Seguiría enojado o solo tenia sueño. Mmm bueno, ya lo averiguaría en una hora aproximadamente.

Tom me consintió poniéndome a George Michael durante el trayecto. Me encantaba toda su música tan sexy. Escuchaba “Flawless” mientras con los ojos cerrados movía mis hombros y mis caderas despacito, en mi asiento llevando el ritmo. Veinte minutos antes de llegar, Jimmy se desperezo y se puso a “trabajar”. Me explico el concepto y como querían que posara para las fotos. Iba a ser un verdadero martirio pero esperaba que salieran rápido para hacernos más fácil el día a todos.

Llegamos a la locacion y no podía ver nada porque aun estaba muy oscuro. Entramos a una carpa enorme que habían puesto solo para la sesión, había calefacción dentro y un pequeño servicio de catering. El maquillista me esperaba junto con los estilistas. Me pusieron unas extensiones larguísimas en el cabello, lo llevaría suelto. El maquillaje tardo un poco mas de lo habitual ya que también maquillaron un poco mi cuerpo. Me puse un bikini especial ya que tendría que parecer que estaba desnuda y mi cabello largo cubriría mis senos. Tenia que parecer que salía del agua al amanecer. “¡Con este jodido frío!”

Una vez terminado todo el maquillaje y peinado, me puse una gruesa bata de baño, unas botitas de lana suaves y calientitas y salimos de la abrigadora carpa al frío extremo, hacia el lugar exacto donde tenía que posar. Ya empezaban a distinguirse algunas partes menos oscuras en el cielo, empezaba a amanecer y ya se habían probado las luces, se habían colocado las mamparas reflectoras y casi estaban listos, así que me dirigí a la orilla del río. En estas sesiones tenia que concentrarme mucho ya que trabajábamos contra reloj por el tiempo, teníamos que aprovechar el alba.

Estaba parada titiritando de frío como siempre y vi que se acercaban algunas personas hacia nosotros. Pude distinguir que no eran de nuestra producción ya que llevaban ropa de trabajo, pantalones de mezclilla y botas de trabajo, gruesos abrigos, muchos rollos de papeles en las manos, como planos y cascos en la cabeza. Era un grupo como de cinco o seis personas y conforme se acercaban podía ver el vaho del frío salir de sus bocas. Me di la vuelta y trate de ver como demonios iba a hacer para entrar al río cuando Jimmy por alguna razón que no entendí, me llamo.

Gire la cara hacia el y vi que del grupo de personas con cascos, uno de ellos volteo la cabeza al oír a Jimmy gritar mi nombre. No le di importancia y seguí estudiando el camino de piedras por donde tenía que caminar.

--¡Isabella!

–¡Mierda! Esa voz… quede como una estatua, inmóvil, incapaz de reaccionar. Inhale hondo, voltee y lo mire porque ya lo tenía junto a mi.

--Isabella ¿que haces aquí? – sus ojos verdes estaban muy abiertos por la sorpresa que se había llevado al encontrarme ahí, igual que yo al verlo a el.

--Trabajando – sonreí y dije tan tranquila y segura como si fuera cosa de todos los días. Me quite las botitas calientitas y pise las congeladas piedras que me quemaron las plantas de los pies, como si hubiera pisado fuego en lugar de frías rocas. Deshice el cinturón de la bata y me la quite con extrema calma dejándola en una silla que estaba junto a mí.

No podría decir si el frío tenía congeladas mis dos únicas neuronas porque con la misma calma con la que me deshice de la bata le dije:

--¿Me disculpas? – sonreí muy dulce. Tenia que concentrarme ¡por Dios!.

Ahí creí que empezaba mi agonía por entrar al río, pero para mi fortuna, mi cerebro bloqueo el área de dolor o también se congelo porque tenía las piernas y el resto de todo mi cuerpo anestesiado. No sentí el agua gélida al tocar mis pies y después mis piernas. Así como tampoco sentí mis pezones endurecerse ante el brusco cambio, yo solo camine hasta donde me pidieron, una vez que estaba en el lugar exacto, me gire. Dos ayudantes de peinado acomodaron las extensiones de cabello alrededor de mis senos que estaban protegidos por un miserable parche del color de mi piel. También colocaron estratégicamente algunos mechones disimulando tanto como se pudiera mi bikini. El ultimo retoque al maquillaje y empezó el fotógrafo, con el que nunca había trabajado, a darme las indicaciones.

Los primeros rayos del sol comenzaban a aparecer reflejándose sobre el río y algunas rocas muy pulidas que estaban detrás de mi.

--Una mano sobre el triangulo del bikini Bella, disimúlalo – sus indicaciones eran precisas y eso me gustaba, facilitaba mi trabajo. Me movía muy lentamente debido a la temperatura, hacia mas torpes mis movimientos.

--Una pierna al frente, estas saliendo del agua Bella – trataba de lograr la pose con dificultad.

--Que pasa Bella, ¿estas bien? – preocupado, escuche al fotógrafo dirigirse a mi.

--Si, solo es que esta un poco fría el agua – dije castañeando los dientes – estoy lista.

--¡Mírame Bella! – se movía frente a mi y a veces a mi lado - No dejes de mirarme. Ok ahora olvídate del bikini, mueve los brazos, levántalos.

--Gira tu rostro sobre el hombro, no dejes de mirarme, del otro lado Bella, ¡perfecto! – iba saliendo todo bien gracias a Dios.

--Camina un poco Bella, inclínate hacia mi, ¡rétame! – el hombre sabia como lograr mis poses.

--Levanta una pierna Bella, ven hacia mi, ¡cázame! – empezaba a divertirme con el – Perfecta Bella, ¡Perfecta! – dijo con una gran sonrisa.

--Sal de ahí chiquilla, ya acabamos aquí – sus palabras fueron un premio para mi.

Empecé a salir del río y ya estaban dos asistentes ayudándome a salir y cubriéndome con mantas calientes, me senté en la silla, Jimmy froto mis pies con una toalla caliente y me puso mis botitas calientitas.

--Bella has hecho un buen trabajo – dijo el fotógrafo con una sonrisa en la cara – siento lo de la locacion – encogió los hombros a manera de disculpa.

--No te preocupes, me han tocado peores – le devolví la sonrisa mientras seguía temblando.

Conecte mis dos neuronas y en unos segundos comenzaron a funcionar. Busque con la mirada al dueño de ese par de ojos verdes pero no tuve éxito, ninguno de los hombres con cascos estaba por ahí. Que sorpresa me había llevado, nunca me hubiera imaginado encontrarme a Edward en ese lugar, con ese frío a esa hora de la madrugada y vestido con ropa de trabajo. ¡Que guapo era!

--Bella, dime que tu también lo viste – Jimmy parecía confundido pero sabia bien de que estaba hablando.

--Si, era el – le confirme sin emoción alguna porque el frío aun no me lo permitía.

--¿Y? – solo encogí los hombros porque de verdad no sabia que demonios hacia ahí.

Me levante y rápido caminamos hacia la carpa donde me cambie para las fotos de la tierra y una vez que estuve lista, con tranquilidad me tome un café. Este cambio no fue muy diferente, solo el bikini y ahora si llevaba un brassiere lleno de ramitas y musgo para que se confundieran con la vegetación. Esas fotos fueron rápidas también, aunque algo incomodas porque tenía que recostarme sobre el tronco de un árbol muy áspero que raspo mucho la piel de mis piernas, mis nalgas, mi espalda y mis costados.

Al terminar la sesión del día, la producción estaba muy contenta con el trabajo. Le preguntaron a Jimmy si podríamos adelantar las fotos del metal, pero tenia que ponerme alguna pomada en mis raspones para que no se infectaran, además estaba cansada.

Hacia el medio día, ya estábamos de regreso. Yo estaba muy adolorida y muy incomoda, no me podía ni sentar, y esa molestia me ponía de mal humor. Compramos frutas y ensaladas para comer porque estábamos hambrientos. Al llegar a casa fui a darme un baño para lavarme bien el musgo, la tierra y lo que se me hubiera podido pegar del tronco. Cuando salí Jimmy ya me esperaba con una crema con aloe para aliviar mis raspones. Me ayudo a ponérmela en la espalda y yo me la puse en las otras partes raspadas.

--¿Que no hay un seguro por estos percances en el contrato Choo? – bromee ya que sabia que si habían.

--Por estos percances si, pero por el paro cardiaco al encontrarse con ese adonis no, lo siento Darling – dijo riendo.

Reímos al mismo tiempo y bromeamos mientras comíamos. Me di cuenta perfectamente que estaba muy ansioso por preguntarme mas directamente acerca de Edward pero creo que al ver que no estaba de humor para entrar en ese tema, opto por dejarme en paz esa tarde.

CAPITULO 2



CAPITULO 2

Salí furiosa del elevador y como pude metí la llave para abrir mi puerta. Era el colmo. Que pasaba por la hueca cabeza de ese tipo? Reconozco que tenía frío y que acepte tomar su mano. También que me quede dormida en su auto, pero eso no le daba ningún derecho para otra cosa, ni siquiera de pensarlo.

A mi paso fui dejando el bolso, uno a uno tirados mis zapatos y el abrigo. Ya en mi habitación, brincaba de un pie al otro quitándome las medias y después el vestido, que también avente en una silla. Me dirigí al baño a quitarme el poco maquillaje que llevaba. Aunque estuviera furiosa no me acostaría a dormir con la cara maquillada. Seguía muy molesta y pensando en las incoherencias que me había dicho ese tipo.

“¡Niñita!” ¡Que no pasaba de tener 17 años! ¡Por favor!

Y bueno, estoy de acuerdo que ese es el sueño de toda mujer, aparentar menos edad, y cualquiera se hubiera sentido más que halagada con ese comentario, pero en este caso resultaba todo lo contrario. El comentario era para ofenderme. El lo había dicho en ese sentido y yo lo había entendido muy bien.

Me había llamado niña inmadura. Miedosa. Que no sabia reconocer a un hombre cortes. ¡Niñita!

Y todo por culpa de Rosalie, pero me las iba a pagar y como me iba a cobrar. Esa rubia no tenia ni idea. Como se le ocurrió dejar que Edward me trajera a casa. Y a Emmett y Alice, ¿Como pensaron dejarme sola con el barbaján de su hermano? Bueno era su hermano ellos jamás pensarían mal de el, eso podría entenderlo, ¿pero Rosalie?

Ella no lo conocía, por mucho que fuera su gran cuñado no sabia mucho de el, y no le importo, me mando sola con ese tipo.

Bien me lo decía siempre mi madre: “El mundo esta lleno de gente mala Bella, ten cuidado y mantén los ojos bien abiertos” y si, ahí fue donde yo falle. Me quede dormida en su auto y quiso aprovechar mi descuido. ¿Pero como pude hacerlo? nunca me imagine que me quedaría dormida, tampoco me imagine que llegaría a sentirme tan cómoda en sus brazos y en su compañía. Algo raro me sucedió y por lo tanto cometí un error. Un error que jamás me Daria el lujo de volver a repetir.


Retire los almohadones y jale el edredón junto con las sabanas y me metí debajo de ellos. Cerré los ojos y me dispuse a poner en blanco mi mente y dormir. Necesitaba descansar bien, sin preocupaciones.

Tenía manos suaves y no era nada tosco, lo sentí cuando me acariciaba la mejilla. Y sus labios, si, si rozaron mi cuello, eso no lo soñé. Su voz seductora y su olor... No habían pasado ni 10 segundos y ya tenia a Edward Cullen invadiendo mi mente.

--¡Maldición! – tenia que sacarlo de ahí. Me moví hacia el otro lado de la cama y respire profundo. Olía a limpio, pero no al limpio de Edward de lavanda, almizcle y maderas, ese olor que envolvía su cuerpo y que por un par de minutos me envolvió a mí. No, este era un olor limpio pero vacío.

“Isabella Marie Swan, estas seriamente afectada”, pensé. Es el coraje, solo es por eso. Y después de tantas vueltas, me quede dormida.

Caminaba por un largo pasillo, que se me hacia familiar. Muy largo y vacío, de repente un timbre y salían chicos por todas partes y se llenaba, no se podía dar ni un paso y yo estaba en medio de todos ellos. Ninguno me tocaba y era como si no pudieran verme, como si fuera invisible. En un instante se volvió a quedar vacío y llegue al final donde había un gran ventanal y pude ver mi reflejo en el. Estaba vestida con una falda a cuadros y una blusa blanca, tenias calcetas y zapatos… ¡escolares!

¡Tenia puesto un maldito uniforme escolar! Como Britney Spears en su primer video. Y detrás del ventanal un hombre alto, de cabellos color bronce y ojos verdes se burlaba de mí…

Me desperté sobresaltada y agitada. Molesta. No será un buen día. Vi el reloj de mi mesita y apenas eran las 6:30 am. Salí de la cama y fui a darme un baño para despertar bien. Caía el agua tibia por mi cuerpo, me gire para que me cayera por la espalda y destensara mis músculos contraídos. Mientras corría el agua algo me vino a la mente y sonreí. Después de todo, no seria tan mal día.

Saque ropa interior cómoda y un buen bra para hacer ejercicio. Mis pants grises y una camiseta blanca pegadita. También una chamarra que me quedaba holgada. Ya hacia mucho frío y yo ¡demonios!..

¡Era friolenta!

A las 7:30 en punto sonó mi celular.

--¡Bella divina! – escuchar a Jimmy con tanta energía amplio mi sonrisa.

--Choo, hermoso, ¿ya listo? – le dije con igual entusiasmo – ya voy de salida, ¿paso por ti?

--¿Que ya estas lista? – ¿no me creyó o que?

--Sip, voy saliendo y espero que mi auto funcione después de tanto tiempo sin moverse – me reí.

--Si, si, pasa por mi, estoy listo en 30 minutos, adiós – y corto.

Baje al estacionamiento donde estaba mi adorada SUV Volvo XC60, negra, hermosa. Adoraba esa camioneta aunque no la manejara tan seguido por el trabajo. Ahora que lo pensaba, el hombrecito aquel, también tenia un Volvo, aunque eso no implicara que tuviera buen gusto, seguía siendo un barbaján con un buen auto, eso era todo.

Me subí, me recosté en el asiento de piel y cerré los ojos. Una sonrisita se dibujo en mis labios. Encendí el motor, saque mi Ipod y seleccione una canción de Aerosmith, ‘Janie’s got a Gun’. Me puse mis lentes oscuros y salí al tráfico en busca de mi incondicional Jimmy Choo.

Aun era temprano pero el tráfico ya era agobiante. Me urgía llegar por Jimmy, tenia que desahogarme y con quien mejor que el. 25 minutos después, llegue a las puertas de su edificio. El si era solidario, también estaba vestido con ropa para hacer ejercicio, aunque no moviera ni un dedo. Una gorra de los Yankees de Nueva York, lentes oscuros y mucho estilo. Se subió y me dio un beso tronado y un abrazo tan fuerte que parecía que no nos habíamos visto en años.

--Bella, muñequita, ¿descansaste? – pregunto con verdadero interés.

--No se Choo – no sabia como empezar sin soltarlo todo de golpe.

--Ayer Rose me llamo para que la acompañara a cenar a casa de sus suegros para conocerlos.

--¡Ay que monada!, como las niñas en la escuela que no se sueltan ni para ir al baño – lo mire con una ceja levantada.

--Ay bueno, ¿y a ti porque? – me dio una mirada extrañada.

--Pues para darle ¿apoyo moral? – conteste como resignada.

--Eso es como que mas privado ¿no? Digo, mas personal.

--Aja, pensé lo mismo pero ya la conoces, me embauco y tuve que ir – Jimmy me miraba sospechoso.

--¿Me lo quieres contar de una vez o prefieres iluminarme con cada detalle Bella? – me conocía demasiado bien – tu dime linda.

Le conté paso a paso lo que había ocurrido la noche anterior. Sin omitir ni el mas mínimo detalle, le dije de la ‘traición’ de Rose y lo que había ocurrido en el auto de Edward y como había reaccionado al sentirlo casi sobre mi y todo lo que el me había dicho, que era una “niñita” y “miedosa”. Y mientras hablaba, volvió a crecer el enojo que según yo, ya había podido controlar. El solo escuchaba y me miraba con… ¿duda?

--Y eso es todo – finalice mi historia.

--Dime que piensas Choo, la verdad – advertí.

Jimmy se movió incomodo en el asiento y tomo aire dramáticamente.

--Baja la velocidad Bella – dijo de pronto.

--¿Que dices? ¿Porque? – estaba confundida.

--Solo tomo mis precauciones Darling – suspiro - porque ahorita que te diga que te gusta el barbaján ese como le llamas, de ojos verdes y mirada cautivadora, de andar felino, con ese ancho y duro pecho y con esa suave voz, ¡me vas a querer tirar del auto! – se asomo por la ventana y fingió estremecerse.

--¡Jimmy estas loco! – si lo iba a tirar, ¡pero cerca de un psiquiátrico! – ¿Si puedes ver que estoy enojada verdad? Dime que lo ves – quería sacarle esas palabras a como diera lugar.

--Yo lo que veo mi adorada, es que estas enojada porque te gusta – se miraba las uñas como si sus palabras fueran la cosa mas obvia – te conozco muy bien Bella, podrías ya estar enamorándote de el.

Yo estaba mas que muda, estaba en shock por lo que había dicho. El estaba equivocado, a mi no me gustaba nadie y no me estaba enamorando de el.

--No, estas en un error. Admito que Edward no es nada feo, al contrario, es muy guapo, pero de aceptar eso a enamorarme de el, hay un abismo muy grande, además no esta en mis planes enamorarme – dije convencida – yo lo único que quiero es hacer que se trague todo lo que me dijo anoche y que se de cuenta que no soy ninguna niñita inmadura.

--Si Bella, lo que tu digas – seguía puliéndose las uñas – solo te recuerdo, por si se te ha borrado del disco duro “nena”, que a ti, jamás de los jamases te han importado los malos comentarios. ¿Porque quieres probarle algo si no te importa?. ¿O te importa tanto que quieres demostrarle que esta en un error y que te tiene en un mal concepto porque la primera impresión le fallo? – soltaba vaho sobre sus uñas – ¿Porque gastarías tu valiosa energía para demostrarle eso a un barbaján que ni cosquillas te hace?

¡Wow! Que análisis tan profundo de la situación. Demasiada tele para Jimmy, le estaba afectando.

--Yo lo único que quiero es evitar que Rose me la vuelva a hacer. No quiero que haga comentarios sobre mi con el, que no le de información, solo eso. Por el momento.

--Lo veo un poco difícil, ¿no crees? – tenia razón.

--Si pero no pierdo las esperanzas. – le guiñe un ojo.

¬Llegamos al gimnasio donde ya nos esperaba Tyler, mi entrenador personal. Nos pusimos de acuerdo en que áreas trabajaríamos más. No quedaba mucho tiempo para el desfile así que mas me valía no quejarme y ser cooperativa, era por mi propio bien, vaya que si no.

Deje mi alma en la cama de Pilates y en la escaladora. Corrí un rato en la maquina y fui a darme un baño. Jimmy estaba muy ocupado trabajando en línea con Angela y para cuando salí a buscarlo ya fresca y limpia, nos fuimos a comer.


Nos fuimos directo a “Olive Garden”. No todo eran pastas y cosas engordativas, también las ensaladas eran exquisitas. Pedí un gran vaso de te negro y una ensalada con aceitunas negras y Jimmy como siempre tan solidario, pidió lo mismo. Comíamos tranquilos mientras hablábamos de la agenda para los primeros 2 meses del año, cuando sonó mi teléfono. Al oír el tono, tome una gran bocanada de aire, cerré los ojos y fruncí el ceño.

--Hola papa, ¿como estas? – dije con una vocecita inocente.

--Bien Bella, ¿tu como estas? – no sonaba enojado - como te fue en Japón?

--Muy bien, muy cansado pero estuvo muy bien – respondí alegre.

--Que bueno. Ya vi el video ese Bella – ¡Ay! Ya Soltó la bomba.

--Si papa, ya se que estas enojado.

--La palabra correcta seria incomodo. Pero entiende que no es fácil para mi verte así – sonaba como resignado – eres mi hija Bella.

--Si papa, creo que lo entiendo – no sabia que podía decir en ese momento.

--Pero es tu trabajo y amas lo que haces, lo se, así como yo amo el mío y tu te preocupas y me dices que a veces es peligroso. Supongo que es algo parecido – ¿Que? Estaba sorprendida de las palabras de Charlie.

--Si papa, creo que la comparación es muy atinada – Charlie era el Jefe de la Policía en Forks y aunque era un pueblo pequeño y pacifico, siempre me preocupaba que pudiera ocurrirle algo.

--Ya veremos como puedo manejarlo muchacha, mientras tanto cuídate mucho – sonaba mas optimista – eso no es mucho pedir ¿no?

--Claro que no papa, tu también te cuidaras ¿verdad? – Choo me hacia señas raras – por cierto, Jimmy te manda saludos.

--Dile que yo también, ah y que te cuide mucho. ¿Nos veremos pronto Bells?

--Si, pronto tendré unos días libres, aun no se bien cuantos ni cuando pero iré a verte, te lo prometo.

Colgamos y sentí que me habían quitado un peso de encima. Que mi padre al fin hubiera comprendido mi trabajo o al menos estuviera tratando de hacerlo, significaba mucho para mí. Se bien que hay mucha diferencia entre comprender y aceptar, pero después de casi seis años de discusiones y enojos, esto era algo maravilloso.

Estaba cansada y como ese día ya no teníamos nada pendiente, nos fuimos a mi apartamento y nos tiramos frente a la tele. Jimmy estaba muy concentrado viendo un programa y yo empezaba a quedarme dormida cuando sonó mi celular con el tono de Rose.

--¡Oh si es la bruja de Eastwick! – dije sarcásticamente – ah perdón, eres tu Rose.

--Vamos Bella, no te enojes – esta rubia era de lo peor.

--Aja, no tengo porque enojarme, tienes razón – dije con voz fingida – y menos aun porque me mandaste a casa con un desconocido ¿no?

--No es un desconocido, es el hermano de Emmett – lo defendió.

--Al que tú también conociste ayer, así que no es una excusa valida ¿no crees?

--Tienes razón, ¿me perdonas? – entro en fase de “ojitos de gatito de Shrek”.

--OK Rose, te perdono pero pensare en cual va a ser tu penitencia, te las estoy juntando.

--¡Gracias Bella! ¡Te quiero! ¿Lo sabes verdad? – rodee los ojos.

--Aja.

--Bueno ahora si, cuéntamelo todo, no omitas detalle – ¡lo sabia! No estaba equivocada, era peor de lo que pensé – ¿no es guapísimo? Y se ven divinos juntos Bella, ¡van a ser una pareja de envidia! Pero ya, cuéntame anda – no tenia perdón del cielo.

--Dime, de que hablaron, ¿te llamo hoy? ¿Cuando vuelven a salir? – Dios mío, me disparo sin piedad.

--Ay Rose, Rose – suspire – es tan, pero taan interesante tu cuñado, que… - hice una pausa para hacerla sufrir.

--¿Que que?, ¡dime! – grito emocionada.

--¡Es tan interesante que me quede dormida camino a casa Rosalie! – nunca le confesaría exactamente la verdad.

--¿Que? ¡Isabella! ¿Como puede ser eso? – se altero – Edward es una persona muy culta y muy interesante.

--Me dormí! ¡Es muy aburrido! ¿Porque tendría que mentirte? – seguro que si me creería.

--Y si es verdad que esta guapísimo, claro que si, pero créeme, ¡te duerme!

--Pero que tal si tuvo un mal día y por eso no estuvo muy platicador o tenia algún problemita – insistió.

--No creo, pero ya en serio, te agradezco el esfuerzo aunque me haya enojado ayer – ya casi se lo tragaba.

--Tal vez no pusiste de tu parte, se como eres – vaya, ahora me echaba a mi la ‘supuesta’ culpa.

--vamos Rose, dame un poco de crédito, el tipo es guapo, pero cuando no se da, no se da, ¿no te ha pasado mil veces?

--Si, creo que tienes razón, lo siento mucho. Lastima, se ven bien juntos – hice cara como de querer vomitar y Jimmy se río.

--Si, lastima – bostece.

Inesperadamente le cambie el tema preguntándole del trabajo y me dijo que se iba a Costa Rica en una semana a una sesión de fotos para una línea nueva de trajes de baño. No serian ni 3 días pero ya estaba extrañando a Emmett. Y de repente me recordó que al día siguiente iríamos a comer con Alice. Era verdad, algo se me olvidaba. Honestamente no quería ir y no es porque Alice no me agradara, al contrario, era una chica muy dulce, pero por ahora no quería cerca a ningún Cullen. Por ahora.

Le dije a Rose que tenia una junta con Angela y no era una mentira. Estábamos detrás de un contrato que habíamos añorado tanto Jimmy y Angela como yo. Y si se daba, Jimmy y yo nos iríamos de vacaciones a alguna playa en fin de año para celebrar, así que teníamos
los dedos cruzados. Al final, Rose me convenció y nos veríamos para comer al día siguiente.

Apenas colgamos, entro la llamada de mi madre, que me regaño por no haberme comunicado con ella cuando llegamos de Japón. Le conté la platica que habíamos tenido mi papa y yo por la tarde y no podía creerlo. Estuvimos de acuerdo en que tal vez la edad lo estuviera haciendo cambiar sus ideas y nos reímos.

Mis padres se separaron a los pocos meses de haberme ido a Seattle y un año después se divorciaron. Renee se había casado de nuevo con Phil, que era director de una escuela preparatoria en Phoenix. Mis padres mantenían una buena amistad y eso me hacia muy feliz. Las veces que necesitaba que estuviéramos juntos en algún evento importante para mi, podíamos hacerlo sin problemas, sin pleitos, ni rencores, ni reclamos ni nada. Me hubiera encantado tenerlos a los 3 para el desfile que tendría en unas semanas, pero ninguno podría venir, ya que días después se celebraba “Acción de Gracias” y estarían ocupados en sus respectivos trabajos.

Después de colgar con mi madre, desperté a Jimmy que se había quedado dormido viendo la tele. Cenamos muy ligero y después se fue a su casa.

Esa noche me quede dormida muy rápido por el cansancio del ejercicio. Me desperté a las 3:00 am cuando soñé que alguien me perseguía. Yo corría desesperada mientras se hacia de noche. Corrí hacia una calle oscura para después darme cuenta que era un callejón sin salida, estaba muy asustada y angustiada y el hombre que me seguía se acercaba mas y mas a mi acorralándome. No podía respirar debido al esfuerzo por correr, mi pecho subía y bajaba por la agitación, me faltaba el aire. No fue hasta que estuvo a escasos centímetros de mi, cuando pude verlo a los ojos, eran de un intenso color verde esmeralda y su nariz recta y después pude ver su boca, sus labios, su sonrisa torcida, me sentí salvada hasta que de su perfecta boca salio una orden.

--Entra! ¡Vamos, entra a tu casa! – era el - ¡eres una niñita!

Abrí los ojos sobresaltada. Estaba sudando aunque tenía frío. Molesta conmigo misma por asustarme por un sueño tonto, fui a la cocina por un vaso con agua. Volví a la cama y tarde un poco en quedarme dormida de nuevo.

A la mañana siguiente, prepare mi bolsa con ropa para mi reunión con Angela y salí por Jimmy para después ir al gimnasio. Esa mañana hicimos rutinas para piernas y brazos, mis minutos en la caminadora y luego a la regadera.

Antes de ir a la oficina de Angela, hicimos una parada obligatoria en Starbucks para comprar 2 tes verdes, nada de café hasta después del desfile. Llegamos y nos recibió con una cara larga. Tuve el negro presentimiento de que no lo habíamos conseguido y ya no pude saludarla con el mismo entusiasmo. También Jimmy lo había notado y vi la decepción en su cara.

Colgué mi bolso en el perchero de su oficina y me escurrí en una silla, desganada al igual que Jimmy.

--¿Pero que sucede? – pregunto Angy – ¿que significan esas caras eh?

--Nada cariño – hablo Choo – no pasa nada.

--Si Angy, no es nada, solo que me había hecho muchas ilusiones – murmure.

--Ay Dios, creo que tendré que esforzarme el doble porque si ponen esas caras cuando tenemos un contrato con Chanel por 3 años en la bolsa, ¿que es lo que tendré que conseguir para verles una sonrisa iluminándoles las caritas eh?

¿Quee?

--¿Que? – preguntamos sorprendidos al mismo tiempo.

--¡Si! ¡Lo conseguimos chicos! – Grito Angela que estaba igual o mas feliz que nosotros – ¿lo tenemos en la bolsa!

Al escucharla nos paramos de las sillas como impulsados por un resorte y gritamos emocionados mientras nos abrazábamos y nos besábamos felices. No lo podía creer, habíamos tratado de conseguir ese contrato por mucho tiempo y aunque ya teníamos desfilando para Chanel varias temporadas, eso no nos garantizaba que nos los dieran. Era una decisión que no dependía ni del mismisimo Lagerfeld, así que fue mas duro obtenerlo pero también mas grande la satisfacción de haberlo logrado. Era un triunfo de los tres. Eramos un equipo que funcionaba muy bien, Angela era una agente y publicista que conseguía cada vez mejores contratos, Jimmy se encargaba de tener todo en orden para poder cumplirlos y yo, simplemente realizaba mis sueños.

La alegría que sentía no me cabía en el cuerpo. Quería gritar y llorar de pura felicidad. Jimmy ya lloraba como una magdalena y Angela trataba de decirnos algo pero simplemente no entendía nada porque mi cabeza estaba pensando en que mis papas también se pondrían muy felices.

Y mas mi madre que veneraba Chanel. Siempre le gustaron todas las colecciones y los perfumes desde luego, así que cuando empecé a ganar bien, lo primero que hice fue comprarle un diseño de Chanel completo, con el bolso y los zapatos. Aun lo tenia muy bien guardado. Ella decía que era mi talismán de buena suerte y tal vez tuviera razón después de ese día ya podía empezar a creerlo.

--Calma, calma – Angy hacia un esfuerzo por que la escucháramos.

--En un momento mas deben llegar las personas que traen el contrato para firmarlo – intentábamos estar muy serios y atentos – ya lo he leído y revisado perfectamente todo esta en orden, este es el momento Bella ahora todo depende de ti.

--Si – no me salía la voz.

--OK,¡ esta bien entonces? ¿Es un si Bella? – pregunto nerviosa.

--Claro Angy, ¿como podría ser de otro modo? – estaba feliz.

--¡Si Bella! – grito Jimmy que seguía llorando.

Nos dirigimos a la sala de juntas de la oficina cuando llegaron los representantes de la firma y en una hora ya era la modelo oficial de Chanel, para promocionar todos sus productos. Era un contrato por 3 años pero muy flexible. Angela era un tiro. Aunque no podía promocionar perfumes, cosméticos, lentes, zapatos y mas accesorios, si podía trabajar en otras campañas para otros productos diferentes. También podía hacer pasarelas para otros diseñadores y esa parte del contrato la adoraba porque caminar sobre una pasarela era sencillamente lo máximo para mi.

Rose se iba a poner feliz cuando le contara. Yo soñaba con Chanel y ella con Yves Saint Laurent, su agente también estaba por conseguir su contrato. Esperaba que fuera tan flexible como el mío, pero si no, a ella no le importaba mucho, con el solo hecho de ser exclusiva de YSL estaba mas que feliz.

En una semana se haría la presentación a los medios en una rueda de prensa. Mi madre por supuesto que debía estar conmigo, era un regalo para ambas.

--Vamos tenemos que festejarlo – Jimmy no podía esperar.

--Si Angy, vamos. Rose nos espera para comer, celebremos con ella.

--Esta bien, vamos entonces – tomo su bolso y nos fuimos a encontrar a mi amiga.

Fuimos al restaurante preferido de Rose, que ya nos estaba esperando con el torbellino de su cuñada Alice. Saludamos y Rose hacia las presentaciones, desde ese instante Jimmy amo a Alice, quedo prendado de ella. De su belleza extraña, de su energía, de sus conocimientos de moda, de sus ideas, estaba cautivado.

A mitad de la comida, que ya casi era cena por la hora, le dije a Rose:

--Felicítame.

--Mmm ¿felicidades? – estaba confundida.

--Bueno, a los tres, felicítanos a los tres – Alice también nos miraba intrigada.

--Felicidades a los tres – dijeron las dos a coro pero seguían sin comprender.

Nosotros nos mirábamos muy divertidos hasta que por fin dijo Jimmy

--Les presento a Bella Swan, ¡la nueva modelo oficial de Chanel!

En un instante ya estaban de pie abrazándome al mismo tiempo y gritando emocionadas. Abrazaron y felicitaron también a Angela y a Jimmy, después Rose y yo nos volvimos a abrazar sin decirnos nada, solo estuvimos así en silencio unos largos segundos, me acariciaba la espalda y me dijo al oído despacito:

--Srita Swan, ¡lo lograste! – estaba llorando – te quiero.

Nos abrazamos por mas tiempo. Eso significaba mucho para Rose, ella siempre había estado conmigo apoyándome y alentándome para llegar hasta ese punto. Era un logro suyo también.

Nos sentamos de nuevo secando nuestras lágrimas y Alice hablo.

--Bella que alegría. Cuando le diga a Esmee también se pondrá muy contenta, le caíste muy bien – dijo despreocupada y solo pudimos ver la cara de angustia de Angela.

--¡No! Alice por favor no digas nada hasta dentro de una semana, es un acuerdo que tenemos que respetar, nadie debe enterarse hasta el día de la rueda de prensa.

--¡Oh! – dijo con su diminuta boquita – no te preocupes, así será entonces. – respiramos tranquilos.

--¿Quieres venir con nosotras a la semana de preparación antes de la presentación Alice? – dijo Jimmy muy feliz y yo sentí ganas de lanzarle un golpe.

--Oh Jimmy, no puedo – puso carita triste – tengo que ir a Paris por un problemita que se suscito en la escuela donde estudie, necesito llevar unos papeles y después me reuniré con mi hermano para volver, el va por asuntos de trabajo.

--¿Emmett se va? – hable sin pensar y quise morderme la lengua en ese momento.

--No, Edward – Alice me miro de una forma extraña y Jimmy me observo por el rabillo del ojo.

--No me digas eso, ya somos intimas, ¡te voy a extrañar! – Jimmy era … uff – pero prométeme que no estarás mucho tiempo fuera, tenemos tanto que platicar.

--Claro Jimmy, Rose ya me había dicho.

--Tu puedes llamarme Choo si quieres, ya sabes solo los íntimamente allegados a mi tienen ese privilegio – le guiño un ojo.

Nos reímos mientras ese loco par se abrazaba. Después de una larga despedida y más aun porque Jimmy y Alice no se soltaban, nos fuimos.

Ya en casa, después de mis rutinas de belleza y acostada en mi cama tome el teléfono para darle a mis padres la buena noticia.

Charlie se puso muy contento y casi podría decir que hasta sentimental. Supongo que fue porque el nunca estuvo completamente de acuerdo con que yo eligiera esta vida. Siempre se preocupo de mas por mi seguridad y cuando empezó a ver fotos de mi trabajo donde salía un poco ‘expuesta’, puso el grito en el cielo. Varias veces lo había escuchado decir:

--Isabella Marie Swan, ¡te quiero de vuelta a casa hoy mismo! – Pero mi madre había podido convencerlo cada vez que me gritaba enojado. Al menos ese día había gritado de puro gusto.

--Estoy muy feliz por ti Bella y muy orgulloso, por si no lo sabias – nunca me había hablado así.

--Ya eres una niña grande que me ha demostrado que se sabe cuidar y comportar – ¡Dios!, ¡ahí esta la niña otra vez! Esto tenia que ser una broma.

--Gracias papa, tus palabras significan mucho para mi, te quiero mucho.

--Yo también te quiero mucho Bella, cuídate y nos vemos pronto – y colgamos.

Cuando le marque a Renee, me temblaba la mano. No podía esperar para oír su reacción. Solo esperaba que no estrangulara a Phil de la emoción.

--Hola mama, ¿que haces?

--Nada Bella ya sabes, solo estábamos viendo un programa en la tele – sonaba adormilada – y tu cariño, ¿que me cuentas?

--Ah nada mama, lo mismo de siempre – bostece aburrida - al gimnasio, firme un contrato con Chanel, fui a comer con Rose y volví a casa.

--Ay que bien Bella, estuvo entretenido tu dia, si mañana ves a Rose dale un beso de mi parte igual a Jimmy – ¡no se había dado cuenta!

--Claro mama, te dejo para que descanses ¿ok? Te llamo mañana, te quiero.

Mmm que decepción, mi madre estaba a punto de dormir y no se dio cuenta que le había dicho del contrato. No pude evitar poner una cara triste. No importaba, le llamaría al día siguiente y ya en sus 5 sentidos tal vez me escuchara bien.

Fui por un vaso con agua, regrese y me metí entre las sabanas. No habían pasado ni 2 minutos y sonó mi teléfono.

--Hola.

--Bella repite lo que dijiste – ahora si se escuchaba muy alerta.

--¿De que mama? – la haría sufrir un poquito.

--¿No lo soñé verdad?

--No mama, no lo soñaste.

--¡Bella! Hija felicidades, ¡lo hiciste, lo hiciste! – gritaba feliz.

--Felicidades también a ti mama, y gracias por estar ahí siempre – las lagrimas resbalaban por mi mejilla – ¿vendrás verdad? Tienes que estar conmigo, no puedo hacer esto sin ti.

--Claro hija, ¿como crees que no iría? Sabes bien lo mucho que significa, pero no tanto como verte feliz haciendo lo que te gusta.

--Lo se mama, y que lo que yo hago te de tantas satisfacciones, me hace doblemente feliz.

Esa noche me dormí con una sonrisa en los labios.

Una semana después estaba con mi madre en un spa tomando un masaje, relajante y faciales. Necesitaba estar perfecta y con una piel reluciente y que mejor si mi madre me acompañaba disfrutando ella también del proceso.

Estaba un poco nerviosa, apenas podía aterrizar la idea de la importancia de este logro. Siempre soñé tanto con el, que ahora que lo había logrado, me costaba un poco sentirlo real, pero mi madre estaba conmigo ayudándome a procesarlo.

Terminamos en el spa después de un buen pedicure y manicure, nos fuimos a comer algo ligero y después a casa. Yo tenia que acostarme temprano y dormir muy bien si no quería lucir cansada y desvelada en la rueda de prensa.

Mi madre y Jimmy me dejaron descansar el resto de la tarde y se fueron de compras. No los envidiaba para nada. Tuve una buena noche, me levante ligera, de buen humor y sin ojeras, excelente! Tenia que estar en una suite del Plaza a las 9 de la mañana, para que me maquillaran y peinaran ya que el evento comenzaría a las 11 en punto.

Todo fue puntual, cuando llegue ya me esperaban y comenzó todo el proceso. Jimmy y mi madre estuvieron junto a mi todo el tiempo, y creo que quien mas disfrutaba de toda la atención fue Renee, estaba radiante.

Charlie me llamo un poco antes de bajar al salón del evento, me felicito de nuevo y me prometió comprar todas las revistas donde saliera la reseña de la presentación y guardarlas siempre. Me parece que todos estábamos muy sentimentales los últimos días.

Durante la rueda de prensa estuve mas nerviosa que nunca. Me sentía como las primeras veces que empezaba a hacer mis primeras sesiones de fotos o los primeros desfiles. Me temblaban las piernas y las manos. El sentimiento también era de pura satisfacción y orgullo, como si fuera a recibir un Oscar como premio a mi trabajo. Todo el nervio se vio reducido a 15 minutos de una breve reseña de mi trabajo, de la confianza que tenia la firma en mi y muchísimas fotos. Cuando todo termino, me sentía increíblemente cansada pero eso no impidió que celebráramos de nuevo ese momento en un buen restaurante.

Renee se quedo varios días ya que no podría estar conmigo en un desfile que tendría en una semana. Nos acompañaba al gimnasio, a pruebas de vestuario y luego ella y Jimmy me abandonaban en casa para irse a sus eternas compras. Rosalie había llegado de Costa Rica y dos días después había volado a Los Angeles para grabar un comercial, Emmett la había acompañado. Llego justo dos días antes del tan esperado evento y fuimos a prepararnos como lo hacíamos siempre que nos tocaba trabajar juntas. Alice llegaría al día siguiente justo a tiempo para no perdérselo. Jasper, el gemelo de Rosalie también vendría, tenia muchas ganas de verlo ya que solo hablábamos por teléfono aunque muy seguido. Estaba pensando en mudarse a Nueva York ya que le habían ofrecido un trabajo en Wall Street.

Esa mañana me desperté temprano y Jimmy también madrugo porque no llego mucho después de haberme levantado. Preparamos te, un licuado de alfalfa y cortamos un poco de fruta. Con mucha calma tome un baño y al medio día nos fuimos al sitio donde seria el desfile. Prefería llegar más temprano ya que éramos muchas chicas y a veces se volvía un caos aunque hubiera un equipo de producción de primera.

Antes que nada, me rociaron el cuerpo para que me viera un poco bronceada, me gustaba verme así. Empezaban a maquillarme mientras platicaba con unas compañeras y veía mi reloj. Rose no llegaba aun y me ponía de nervios, era muy raro que no fuera puntual. Le marque al celular y ya casi llegaba, se había atorado en el trafico. Se notaba algo nerviosa por la tardanza ya que era la tercera en salir y además quería quedar más hermosa aun ya que Emmett vendría a verla.

Sonó el teléfono de Jimmy y vi como se le iluminaba el rostro, Alice le había llamado para avisar que ya casi llegaba al lugar y para hacer algo mas tarde. Después de unos segundos en silencio, me miro con una risa idéntica a la del gato de Alicia en el país de las maravillas. Muy tétrica para mi gusto.

--Estas de suerte Darling – ronroneo igual que el feo gato ese y comprendí inmediatamente a que se refería.

Si algo había estado esperando con impaciencia, era ese día. Me había preparado mucho para ese desfile. Hice mucho ejercicio para marcar ligeramente mi cuerpo y para reafirmar ciertas áreas. Comí muchas proteínas y mucho pescado para ayudar a los ejercicios. Dormí a mis horas, también tome mucha mas agua y le di cuidados extras a mi piel.

Y ahora que el momento había llegado y estaba mas que preparada para lograr mi objetivo, tenia muchos nervios, mas de los normales pero no dudaba, eso si que no.

Mi objetivo era hacer que Edward Cullen viera que era toda una mujer y no una adolescente, como me había llamado unas semanas atrás. Había lastimado mi orgullo y me había insultado al decirme que era una “niñita inmadura”. ¿Tan inmadura como para haber tomado un día la decisión de dejar mi casa para trabajar en lo que siempre había soñado? ¿Como se atrevía a decirme eso sin conocerme siquiera?

No sabia ni lo que decía, hablaba por hablar, pero esa noche se iba a morder la lengua, de eso estaba segura.

Tan concentrada estaba que no me di cuenta cuando Jimmy se alejo de mi. Debía dejar tanto drama y divertirme con la cara que pondría Edward, que seguramente ¡iba a ser una cara de 10!