¡Hola Chicas! es un gusto escribir locuras y que las lean, asi como recibir sus comentarios que me indiquen si las hice pasar un buen rato. Espero que esta historia les guste y les advierto que no es corta, pero ojala disfruten de Edward tanto como yo.
Besitooooo
Li
Nani, esta historia es para ti Muñe, Enjoy!
CAPITULO 1
Estaba sentada, intentando relajarme un poco aunque iba a ser un poco difícil con las 4 manos que tiraban de mi cabello en diferentes direcciones.
“Ojala que mi cabello no se ponga difícil y puedan acabar rápido conmigo” pensé. Y no es que me quejara pero el ruido de 2 secadores en mis pobres oídos, no era muy agradable. Ya quería que me maquillaran. Me gustaba sentir como las esponjitas de las bases y los pinceles de los polvos acariciaban mi rostro. Eso si era para mi muy relajante y sobre todo si Peter era el encargado de hacerlo. Eso me ponía muy contenta. Siempre escuchaba mi Ipod mientras me maquillaba o platicábamos de cosas triviales si no me veía muy estresada.
Me mire al espejo una vez que hubo acabado su trabajo. Un look clásico y natural. Cejas definidas, sombras claras en mis parpados, en mis mejillas solo un poco de blush melocotón y mis labios de un tono llamado ‘alabastro’ de la misma firma para la que modelaba ese día. El resultado: un maquillaje perfecto y una sonrisa de satisfacción en mi rostro y otra en el suyo de orgullo.
Mi cabello había quedado muy lindo después de tanto sufrimiento. Una vez alisado, me hicieron unos pequeños moñitos el la nuca y luego me pusieron una diadema delgada. Me veía tan femenina que adore ese look. Solo faltaba que me pusieran el primer cambio y en este desfile tenia 3. Ellos ya habían hecho su trabajo, ahora yo tenía que hacer el mío.
El “Grand Palais” era imponente y esta vez reprodujeron la tienda en la que Coco comenzó a trabajar. El lugar estaba lleno aunque no se veía grotescamente abarrotado. Simplemente estaba la gente que tenia que estar, ni más ni menos, y estar ahí era un logro. No por nada los desfiles de Chanel eran los que nadie se quería perder. Todos querían estar presentes, ver lo que Lagerfeld había creado magistralmente, querían ser testigos del mejor espectáculo en la semana de la moda en Paris.
La pasarela estaba un escalón abajo del nivel de los espectadores, era larguísima y muy ancha, todo estaba listo. No había una modelo que no se viera inmaculada, hermosa y exquisita con esos diseños. Mi falda y chaqueta de tweed, mis piernas con medias negras transparentes, mis divinos zapatos con unas hebillitas diminutas a los lados, mi cabello y maquillaje listos y las imperdonables perlas. Estaba lista y muy nerviosa esperando mi indicación para salir.
Rosalie abrió el desfile. Llevaba un traje de falda y chaqueta en tonos rosas, se veía simplemente divina. Era una rubia de larga cabellera, unos enormes ojos azules, un cuerpo perfecto con unas piernas larguísimas, una elegancia de envidia y además de todo, era mi mejor amiga y casi hermana.
Teníamos 15 años cuando en un centro comercial en Seattle, una mujer se nos acerco y nos dio su tarjeta. Después de comprobar que la agencia era legitima, fui acompañando a Rose, pero me lleve una gran sorpresa cuando me pidieron que también me quedara. Por supuesto yo estaba en shock al escuchar que tenia muchas posibilidades si me esforzaba mucho. Nunca me considere bonita y mucho menos me imagine tener la oportunidad de ser modelo, por lo que me iba a aferrar a obtener ese permiso de mis padres y mas le valía a Rose hacerlo también porque sola nunca me dejarían.
Fue muy difícil convencer a nuestros padres para que nos dieran permiso de ser ‘modelos’, ya que además de ser muy pequeñas e inexpertas en cualquier cosa, tendríamos que dejar Forks, el pueblito en el que vivíamos y mudarnos a Seattle. Y lloramos largos días e interminables noches, prometimos todo lo que pudimos prometer y por fin, los convencimos. La agencia nos proporciono un pequeñísimo apartamento que compartíamos con varias chicas. Teníamos clases de todo, en las cuales tenia que esforzarme el doble que las demás ya que no me distinguía por mi gracia y elegancia. Las clases de teatro eran mis favoritas, teníamos que aprender a expresarnos para poder desempeñarnos bien en las sesiones de fotos, y los ejercicios, aprender a caminar, las clases de ballet, jazz y cuanto ritmo existiera, vaya que sufrí, pero yo quería con todas las fuerzas de mi alma ser modelo…
--Bella, lista en 5 – escuche por fin mi nombre
--4 –
--Vas Bella, ¡suerte! – me animo Ian. Respire hondo, tense el abdomen, hombros firmes, barbilla arriba y paso decidido, en un segundo ya estaba caminando detrás de Rosalie.
Mis pasos eran firmes, no exageradamente largos. Mis caderas también marcaban mis pasos, en una mano se balanceaba un bolso de la firma y mi otro brazo se dejaba llevar por el movimiento de mi cuerpo. Mi rostro inexpresivo dejaba asomar un atisbo de coquetería, casi desapercibida.
A los lados de la pasarela estaban los compradores para las tiendas y boutiques de todo el mundo, los editores de las mejores revistas de moda y por supuesto las celebridades mas importantes, estrellas de la música, actores y actrices, empresarios, socialites…
Al frente, una grada enorme de fotógrafos y otros tantos filmando el desfile. Ellos no me ponían nerviosa en lo absoluto, la gente a mis lados, un poco, pero ese nervio se evaporaba al cuarto o quinto paso sobre la pasarela. Si, definitivamente amaba mi trabajo.
Llegue al frente, me detuve 3 segundos, me di vuelta y por el rabillo del ojo pude ver a un hombre muy grande por no decir enorme pero atlético, no vi. mas. En la segunda y tercera vuelta si podía, lo observaría mejor.
El segundo cambio era un traje de baño negro y salía en pareja con Rose. Me ayudaban a ponérmelo rápidamente mientras me llovían las preguntas.
--¿Lo viste? ¿No es guapísimo? ¿Viste sus ojos? – me lanzo las preguntas casi sin respirar
--¿Rose como se te ocurre? – respondí mientras me aseguraban una cosa en la cabeza – apenas pude verlo pero ahora te prometo tratar de verlo mejor.
--Tranquilízate o te vas a tropezar y ¿no quieres eso verdad? – intente bajarle un poco la adrenalina o al menos que tratara de controlarla – mejor en 20 minutos me cuentas con toda calma ¿si? Porque me estas poniendo nerviosa a mi también Rosalie Hale!
--Bella, Rose en 5 – Ian indico
--4 –
--¡Van, suerte! – Salimos, dimos 3 pasos y bajamos el escalón. Nos tomo como 5 metros emparejar nuestros pasos, todo estaba yendo perfecto. Junto a Rosalie mi piel era palidísima, no me veía mal, pero envidiaba ese tono ‘no estoy muerta’ de mi amiga. No había mucha diferencia en nuestra estatura pero yo era unos 5 cm. Mas baja que ella. Llegamos frente a los fotógrafos y nos detuvimos sobre la pierna derecha y marcando también con nuestra cadera, nos dimos la vuelta y tampoco pude ver bien al famoso ligue de mi amiga. No importaba, ya después tendría todo el tiempo para conocerlo.
Cerré el desfile con un hermoso vestido blanco con un listón muy Chanel en el busto y varios listones negros a la altura de mis rodillas y mis caderas. Entre de nuevo para salir por ultimo del brazo de Lagerfeld y Rose del otro lado. No podíamos pedir mas. Éramos las ‘top model’ que alguna vez habíamos soñado ser.
Me ayudaron a quitarme el vestido y los accesorios, me puse unos jeans de diseñador, una linda blusita, debajo de mi chaqueta de la firma para no desentonar y unos zapatos altos negros. Un hombre muy guapo, de cabello castaño claro y ojos color azul, con un cuerpo delgado y de andar elegante me estaba esperando fuera del vestidor. Era Jimmy, mi asistente y también uno de mis mejores amigos y si, era gay y adorable.
--¿Como estuvo Choo? - Le decía así por el diseñador de bolsos y zapatos
--¡Bella, estuviste sensacional! ¡Estupenda! – me dio un beso en cada mejilla y me abrazo
--¿Anotaste cuales quiero para Reneé verdad? –. Siempre le mandaba a mi madre diseños de Chanel, los adoraba. ¿Y quien no?
--Si, y son di-vi-nos, se va a desmayar cuando los vea – me aseguro – también tengo el tuyo Bella – me guiño un ojo.
--Gracias. ¿Has visto a Rose? – le preguntaba entre besos y abrazos de compañeras y personal del staff.
--Viene hacia acá y colgada del brazo del Yeti… - me asuste al ver como abría los ojos. Me gire para ver.
--Esta guapisimo ¿ya lo viste? – Jimmy estaba con la boca abierta y yo también. El hombre era grande y mi amiga no podía quitar la cara de fascinación al venir de su brazo hacia nosotros.
Lo había conocido en una cena hacia ya 3 semanas y desde eso no se habían despegado. Emmett era abogado y trabajaba en una de las firmas mas importantes del país. Y con ese tamaño y lo que te imponía, ¿quien no iba a quererlo de abogado?
3 semanas de conocerse y yo 3 semanas de sufrir al teléfono con Rose hablándome de su adorado futuro novio. No había podido conocerlo porque estábamos viajando por el trabajo y no coincidíamos, como miles de veces, así que esta era mi oportunidad.
--¡Bella, Bella! – Rose se acerco
--Mira te presento a Emmett Cullen, Emmett ella es Bella Swan, mi mejor amiga y casi una hermana – Rose estaba muy emocionada.
--Hola Emmett, un placer – estire mi mano pero el no me dio tiempo de nada porque se abalanzo sobre mi abrazándome y despegando mis pies del suelo.
--¡Bella! – grito – no sabes cuanto gusto me da conocerte, me han hablado muy bien de ti – al fin me soltó
--Bueno, no esperaba menos de Rose.
--Soy el hombre mas afortunado del mundo, estoy con las 2 mujeres mas hermosas del planeta y una es mi novia – le dio un beso en la mejilla a Rose que no podía ocultar la cara de sorpresa al escuchar lo que Emmett había dicho.
--Yo soy Jimmy, pero me puedes decir Choo – dijo inesperadamente – ¿a mi también me vas a cargar? – y lo miro abanicando sus pestañas coquetamente. Todos nos reímos.
--No Choo, no te voy a cargar pero los voy a invitar a cenar a un lugar muy especial – uno de sus largos brazos rodeaba a Rose por la cintura.
--Emmett, Rose, gracias ¡de verdad, pero estoy muy cansada – alcance a decir antes que ignoraran mis palabras
--¡Bella por favor!, no sabemos cuando coincidamos otra vez aquí en Paris, no seas aguafiestas y vamos.
--Si Bella, vamos, yo salgo mañana a Alemania y de ahí regreso a Nueva York, va a ser difícil volver a estar aquí pronto- dijo Emmett.
--Anda vamos, será nuestra despedida de Paris – Choo hizo una pose graciosa y volvimos a reír.
Nos sentamos en una de las mesas con la mejor vista de la ciudad, y como no iba a tenerla si el restaurante estaba en la segunda planta de la Torre Eiffel. Tenía fama de ser el lugar de las proposiciones de matrimonio, los aniversarios, etc…
¡Momento!... ¿proposiciones de matrimonio?
--¡Rosalie! Acompáñame al tocador – no pude ocultar mi nerviosismo.
--Claro, vamos – me miro intrigada.
--¿Que pasa Bella? Porque tienes esa cara, ¿te sientes mal? – estaba preocupada.
--¡Rosalie Hale!, ¿Emmett te va a proponer matrimonio? Dímelo – ataque.
Empezó a reír muy fuerte y comencé a enojarme.
--No tonta, solo queríamos venir a un lugar bonito, además cuando ese sea el caso, tu serás la primera en saber ¿de acuerdo? – nos abrazamos.
--Sin bromas Hale, que soy sensible, tenlo en cuenta – le lance y volvimos a la mesa.
En el camino de regreso, muchas miradas estaban sobre nosotras. Ya no me extrañaba que nos reconocieran aunque siempre me pondrían un poco nerviosa, nunca me acostumbraría a ello.
--¿Todo bien? – pregunto Emmett mientras se ponía de pie cuando llegamos a la mesa, mmm que caballero.
--Si todo muy bien – sonrío su novia y le dedico una sonrisa.
Cenamos y platicamos muy a gusto. Era un ambiente agradable y ligero. Emmett era todo un personaje y muy simpático, hacia bromas, contaba anécdotas de la universidad y de cuando era pequeño. Se notaba que había crecido en una familia muy unida y cariñosa. Si, Emmett me caía muy bien.
Ya íbamos por el postre, bueno, Emmett iba por el postre porque nosotros ya no podíamos mas, cuando sorpresivamente se puso de pie, se coloco entre nosotras dos , tomo la mano de Rosalie y respire hondo, pero luego también tomo la mía y se arrodillo. Las dos estábamos en shock.
--Bella, esta noche y en este lugar tan especial y por ser casi familia de Rosalie – se aclaro la garganta - quiero prometerte amarla por el resto de mis días y tratare de hacerla muy feliz si es que ella me lo permite – metió una de sus manos en su bolsillo y vi a Rose ponerse mas blanca que un papel
Saco 2 anillos muy lindos como de cuero, muy hippies.
--Rosalie, con este anillo te pido formalmente que aceptes ser mi novia.
--Si Emmett, ¡si acepto ser tu novia! – estaba feliz, lo abrazo y lo beso.
De repente los flashes de una cámara nos cegaron a los 4 que estábamos en la mesa.
--¡No! - Grito Choo
Todos nos quedamos mirándonos unos a otros. Rose empezó a reír y la seguimos los demás. Aun estábamos reponiéndonos del paparazzi cuando sonó el blackberry de Emmett.
--¡Hermanito! – contesto al ver su identificador – no sabes como me gustaría que estuvieras aquí – hizo un silencio de pocos segundos.
--Estoy con las 2 mujeres mas bellas y una de verdad que si es Bella – dijo mi nombre dándole un acento italiano y para no perder el ritmo, nos seguimos riendo.
Emmett se disculpo y se alejo de la mesa para hablar con su hermano. Regreso a los pocos minutos.
--Discúlpenme, era mi hermano. Nos poníamos de acuerdo para que pase a recogerme al aeropuerto. El esta en Alemania, ahí ha estado recluido los últimos 4 años pero ya pronto vuelve a casa - dijo con una sonrisa enorme.
--¿Y es el igual de guapo que tu Emmett? – le pregunto sin vergüenza Jimmy.
--No Choo, el es muuy feo – y soltó otra carcajada – la única bonita es mi hermana Alice y déjenme decirles que se muere por conocerlas.
--¡Que linda!, claro Emmett, cuando quiera – le dije de corazón.
--Ten cuidado Bella, no sabes lo que dices – su rostro se puso serio.
--Explícanos porque dices eso – me dio curiosidad.
--Estudia diseño de modas y además es una fanática de las compras – confeso – ¿fanatica? Y me quedo corto! Es un vicio, horrible. Se pone insoportable con eso.
Y para poner serio a este hombre se necesitaba mucho, habría que hacerle caso.
De regreso al hotel, Rose me acerco a mi oído.
--Bella, también hoy me quedare con Emmett – susurro en mi oído – mañana se va a Alemania y no nos veremos casi 2 semanas. ¿Te imaginas? No se que voy a hacer sin el.
--Ay Rose, no se como agradecerte que me hayas dejado la suite para mi solita – le guiñe un ojo – ¿nos vemos en el aeropuerto?
--Claro. No sabes que feliz me hace que nuestro vuelo salga por la tarde, estoy molida.
--Mmm y creo que mañana estarás peor nena – le dije lanzando una rápida mirada a Emmett.
--¡Bella! – abrió los ojos y nos reímos.
En mi habitación, luchaba por quitarme la ropa, estaba tan cansada que apenas podía sostenerme de pie. La deje en un sillón y fui al baño para cepillarme los dientes y quitarme el maquillaje. Por inercia me puse mis cremas y me metí a la gran cama.
Era tanto mi cansancio que no podía dormir profundamente. Giraba de un lado a otro en la cama, no podía acomodarme. Se me venían a la mente muchas cosas y entre ellas mi amiga Rose. Francamente no recordaba desde cuando la había visto tan feliz, estaba radiante. Que suerte tenía de haber encontrado a alguien como Emmett. El también se veía feliz y muy enamorado. ¿Será que de verdad existía el amor a primera vista? ¿Con que frecuencia se daba eso? Seguramente con muy poca y yo era un ejemplo viviente de eso. Me dormí un rato después.
Jimmy me despertó temprano para empacar todo y salir a tiempo al aeropuerto. Desayunamos, y después me di un baño. Estar bajo el agua tibia era muy relajante. Estaba muy cansada y aun me esperaban días mas ajetreados. Lave mi cabello y lo seque con mucha calma ya que teníamos tiempo de sobra. Me puse una crema humectante en todo el cuerpo y después la ropa interior. Salí envuelta en una mullida bata de baño del hotel a buscar la ropa que había dejado sobre la cama. Me puse mis adorados jeans, una blusa blanca de cuello alto, mis botas altas y mi chaqueta negra. No me maquille, solo un poco de gloss y mis inseparables gafas oscuras. Lista para regresar a casa.
En el aeropuerto nos encontramos con Rose y Emmett. No tenían buena cara y eso era porque se separarían por un par de semanas. Ya estaban extrañándose. Jimmy y yo nos adelantamos para darles su espacio y también porque no queríamos ser testigos de la escena de despedida.
Al despedirme de Emmett volvió a cargarme como si fuera una muñeca. Me abrazo y me pidió cuidar mucho a Rose.
Ya en el avión, me disponía a dormir todo el vuelo hasta llegar a Nueva York pero Rose estaba muy platicadora. Después de un buen rato de hablar de Emmett se durmió.
Llegamos a Nueva York por la noche, al fin estaba en casa. Cerré tras de mi la puerta de mi apartamento. Era un magnifico piso que había comprado hacia menos de un año. Me costo una pequeña fortuna pero valía la pena. Y podía darme ese gusto y varios mas porque estaba invirtiendo en la bolsa. Jasper, el hermano gemelo de Rosalie, resulto un genio para las inversiones y gracias a el estaba obteniendo muy buenas ganancias.
El apartamento estaba en una de las mejores zonas de Manhattan y tenia una vista espectacular. Lo había decorado junto con mi madre y disfrute mucho esos días con ella. Opte por un estilo minimalista pero muy femenino. Estaba muy orgullosa del resultado. Entre a mi habitación que era toda blanca, me desvestí, me cepille los dientes, me lave la cara y seguí con mi ritual de cremas.
Quite los almohadones de la cama y me metí en ella. Me dispuse a dormir, ahora si descansaría. Me esperaba un día ajetreado ya que tenia una junta con Angela, mi agente, para darme el itinerario de resto del mes. Lo que si era un hecho es que iría a Japón por un par de semanas para hacer unas campañas publicitarias pero antes tenia que ir a Los Angeles al estreno del videoclip de mi gran amigo Jake y del cual fui la modelo. Era un video muy movido y sensual. Tenia muchas escenas que dejaban volar la imaginación, tomas estratégicas de mi cuerpo muy sugestivas pero de muy buen gusto.
Sufrí mucho al hacerlo. Jake cantaba en un concierto abarrotado de eufóricos fans. En el escenario el cantaba y se movía muy sexy mientras yo estaba en una plataforma a casi 30 metros de altura y yo odiaba las alturas. Y ahí, elevada, tenia que bailar muy sensual al ritmo de su canción. El juego de luces era impactante y los efectos especiales usaban lo último en tecnología. Si, si, todo muy lindo pero yo sufrí horrores. Ojala que haya quedado como Jake quería.
Jake, Rose y yo, éramos amigos desde hacia varios años. Nos conocimos en una de las clases de teatro. El había logrado ser un cantante muy exitoso, pero como a todos nosotros, le costo su trabajo colocarse, pero se lo merecía porque era un extraordinario cantante y excelente músico.
Llegamos a la oficina de Angela y me prepare para recibir mi itinerario de lo que quedaba del mes.
--El sabado se van a Los Angeles y el lunes 12 a Japón – Angela estaba muy concentrada mientras Jimmy muy atento tomaba nota de cada evento con hora especificaciones especiales.
--Serán campañas publicitarias, ya sabes, sesiones de fotos, comerciales y desfiles mmm ahora te digo cuantos Bella – tenia la vista fija en la pantalla de su computadora.
--Ah si, también el 30 un minidesfile para publicidad de una tienda departamental, el 31 una entrevista en un programa de televisión y regresan el 1º de Noviembre – aparto la vista de la pantalla y me miro –Japón te ama Bella – sonrío.
--¿Entrevista de televisión? – abrí los ojos muy grande.
--Es sencilla, tranquila Bella – me calmo.
--Hay un desfile el mmm el 20 y hay que ejercitarse – creo que note un poco de compasión en su mirada – Tyler te espera el 3 para comenzar.
--¿Y supongo que después de todo esto tendremos vacaciones verdad? – Vaya buen punto Choo – unas muy merecidas y muy largas vacaciones.
--Si, Choo tiene razón, nos negamos a trabajar hasta el año que viene, ¿verdad? – me uní a sus demandas.
--Y si ya agendaste algo Angela, mas vale que intentes deshacerlo.
--Hemos trabajado mucho y muy duro todo este año, nos hemos portado muy bien y no nos quejamos, ¡pero ya!, necesitamos un descanso – casi suplique.
La cara de Angela estaba sin expresión. Su mirada iba de Choo hacia mí y de regreso.
--De acuerdo, yo lo arreglo, cumplan con esto y tendrán sus vacaciones – dijo resignada.
Nuestros rostros se iluminaron de alegría. Salimos de la oficina de Angela y me dirigí a casa de Rose.
--Hola Bella – me saludo Jane, la asistente de Rose.
--Jane, que gusto ver que ya estas bien, se de alguien que te extraño.
--Hmm, eso si no te lo creo, desde que Rose anda con su rémora, no extraña a nadie – protesto la pequeña mujer.
--Ya te escuche Jane, no eres graciosa – se quejo Rose.
--No estoy inventando nada, ¿verdad Bella?
--Dales tiempo, es la euforia de los primeros días, ya se les pasara – dije.
--Aja, mira quien lo dice, ¿la experta en novios no? – ouch, Rose se defendió
--Bueno ¿es lo que se dice no? Supongo que así será.
--Es verdad, cuando te buscas un novio Bella, ya te hace falta – ¿Acaso Jane estaba loca?
--¿Que me hace falta un hombre? ¿Acaso me estoy poniendo verde por no tener novio o como es eso? – me enoje en un segundo.
--No, bueno…- Jane trato de disculparse – por cierto Bella, ¿ya viste lo que salio en las revistas?
--No, ¿que es? – pico mi curiosidad.
--Emmett poniéndole un anillo a Rose.
--¡Por Dios! Son rapidísimos, eso apenas tiene dos días – dije asombrada.
--Si, imagínate que Emmett ya compro la revista – dijo Rose tranquila.
--Déjame ver – le quite de las manos a Jane la revista.
“Ayer captamos en un lujoso restaurante de Paris a la hermosa Rosalie Hale en plena proposicion de matrimonio. El guapo novio es Emmett Cullen, el famoso abogado de Nueva York. Con Ellos tambien estaba su inseparable amiga Bella Swan. ¡Felicidades por su compromiso Rosalie y Emmett!”
--¡Bah!, fin del tema, vamos a comer – dijo Rosalie - tengo hambre.
El sábado, estábamos en Los Angeles y Jake paso por Jimmy y por mi para ir al bar donde se estrenaría su video.
Estaba muy nerviosa porque sabia muy bien que había quedado muy… ¿provocador? ¿Sensual?, ¿incitante? Estaba segura que recibiría una llamada de Charlie diciéndome que no le había gustado el video. Siempre hacia eso cuando pensaba que salía muy ‘expuesta’. No me había acostumbrado a esas llamadas.
El bar estaba a reventar y había muchos famosos amigos de Jake quien no me soltaba la mano para nada. Yo no me sentía incomoda, era mi amigo y si alguien entendía otra cosa, no me importaba mucho.
Y como si lo hubiera invocado, una cámara de E!...
--¡Jake que gusto!, dinos como te sientes al presentar tu disco esta noche - pregunto la reportera.
--Feliz y emocionado, se que les va a gustar, ya que hemos puesto el alma en el – me atrajo hacia el, su mano soltó la mía y la pasaba alrededor de mi cintura.
--Wow, ¿tendremos la primicia? – pregunto la mujer.
Jake río y negó con la cabeza.
--Dinos Bella, ¿desde cuando están juntos? – lo dijo con tal seguridad que hasta yo me lo hubiera creído.
--No es lo que crees, somos muy amigos desde hace mucho tiempo, nos queremos mucho – asegure y di mi mejor sonrisa a la mujer.
Jake estaba feliz, era su noche. Y llego la hora del video.
Nos sentamos en la mesa principal y muy atentos veíamos la gran pantalla de leds. La canción empezó y aparecieron unas tomas de Jake que se veía guapísimo, de negro, la ropa estaba pegada a su cuerpo y se movía muy sensual, tenia un cuerpo impresionante debido al ejercicio, quitaba el aliento.
Y ahí estaba yo, a no se cuantos metros del suelo, moviéndome en un espacio creo que de uno por uno, solo el recordarlo me aterra. El escenario estaba lleno de pantallas con mi imagen y Jake trataba de encontrar a la mujer de verdad, que estaba en lo más alto. Estaba vestida diferente en cada imagen, en algunas mojada, pero en todas, la ropa era plateada. Daba un efecto impresionante con las luces y los fuegos artificiales.
Y si, como ya sabia, el video fue muy sensual pero de muy buen gusto. Provocativo si, pero mas bien por nuestros movimientos que por no dejar nada a la imaginación. Creo que era un hecho que la llamada de Charlie no tardaría en llegar.
Felicitaron mucho a Jake. Se lo merecía, ya que trabajaba muy duro. La presentación acabo y nos regreso al hotel.
-Gracias Bella, de verdad no sabes cuanto significa para mi que estuvieras conmigo hoy y en el video también, quedo bárbaro – me dijo en voz baja mientras me daba un abrazo fuerte.
--ake no agradezcas nada, fue un placer, cuando quieras, pero no me vuelvas a subir a mas de 2 metros – amenace a mi amigo.
--Te lo prometo. Te dejo para que descanses, si necesitas algo, me llamas ¿ok? – me soltó del abrazo – Choo cuídala mucho y que tengan suerte en Japón.
-Claro Jake, también cuídate.
Japón estuvo de lo mas ajetreado, y si a eso le sumamos que Jimmy y yo no entendíamos nada, pues fue mas complicado aun. Pero pese a la barrera del idioma y alguna que otra costumbre rara, todo iba saliendo bien. Las sesiones de fotos eran en locaciones preciosas y pedí una copia de una sesión que hicimos entre árboles de cerezo. Esa sesión de fotos quedo hermosa. Muy clásica y muy elegante, le mandaría también una copia a mis padres.
Un día antes de regresar tuve una entrevista para un programa de television y el tema central de la entrevista fue el video de Jake. Me preguntaron si estábamos juntos, desde cuando nos conocíamos etc. No salí muy contenta de ahí, casi no me preguntaron por mi trabajo.
Llegamos a NY y en el aeropuerto Jimmy compro cuanta revista se le cruzo donde hablaran de mi. Casi todas aseguraban que tenía una relación con Jake y por eso el video había salido tan ‘hot’. Empezaba a no gustarme ese giro inesperado.
“Bella Swan parece haber encontrado el amor con el cantante Jake Black. ¿Seguirá los pasos de su amiga Rosalie Hale? Si estamos seguros de algo, es de que Black no la dejara escapar”. Decía al pie de una fotografía donde estábamos tomados de la mano.
--Choo tira toda esta porquería a la basura, me pusieron de mal humor – dije-
--No hagas caso Bella, ya sabes como es esto.
--Si pero me pusieron de mal humor – recalque.
En la puerta de mi edificio me despedí de Jimmy – te veo en dos dias Choo, voy a hibernar hasta ir al gimnasio, no me busques antes – le di un una media sonrisa – mañana iré por un ‘hot dog’ y después seguiré durmiendo.
--Hmm yo ni siquiera comeré, solo quiero dormir – me dio un beso y un abrazo.
--Gracias por todo Choo, te quiero – susurre.
--Y yo a ti Bella, en dos días ¿eh?…. – se fue,
El conserje subió mi equipaje y por fin llegue a casa. Me quite la ropa, me metí bajo las sabanas y podría jurar que entre en coma.
A lo lejos oía una musiquita, muy tenue, y cada vez la oía mas cerca, más fuerte, no paraba.
--¡Demonios! Mi celular – balbucee – ¡es Rose por todos los santos del cielo!
Comencé a buscar mi bolso, lo encontré y saque el teléfono
--¿Rose, que pasa? –fui al grano.
--¡Bella, que ruda! – se quejo.
--Estoy muerta, agotada, quiero dormir – confesé.
--Ya dormiste. ¿Ya viste la hora? – creí escuchar a mi madre.
--No y no me importa, dormiré dos días seguidos sin ver la hora, ¿me entiendes?
--Bella, ya van a dar las cinco de la tarde, llevas mas de 12 horas dormida, además te necesito esta noche – las ultimas palabras fueron mas suaves.
--¿Y como para que me necesitas Barbie? tienes a tu Ken, y bien grandote, lo que sea, pídeselo a el – arrastraba las palabras que salían de mi boca.
--Por eso te necesito Darling, necesito apoyo moral – ronroneo.
--¿Apoyo moral? ¿Que pasa? ¿Te hizo algo Rose? – abrí al fin los ojos.
--¡No, no cálmate!, es otra cosa – sonaba ansiosa – hay una cena en casa de sus padres, quieren celebrar que están todos aquí.
--Aja ¿y eso que?
--Necesito que me acompañes, no quiero ir sola – pidió.
--Pero ya lo has dicho, es una cena familiar, no van las amigas de las novias de sus hijos.
--¡Yo no voy a ir sola! – afirmo.
--Pues yo no te voy a acompañar – le asegure.
--Anda Bella, plis, plis, plis – a la rubia se le había zafado un tornillo.
--Puedo jurar que estas poniendo los ojos del gatito de Shrek, pero ni así me convencerás. ¡Salúdame a tus suegros! – y colgué el teléfono.
Pasaron varios minutos y no me marco de nuevo. Me dio remordimiento y le marque de vuelta para disculparme pero no iría a esa cena.
--¿Rose? – dije con mi voz tímida de remordimiento que ella conocía bien.
--¡Gracias Bella, te adoro!, paso por ti en dos horas! – y me colgó.
Le marque de nuevo pero el teléfono estaba apagado. Rosalie Hale, ¡no te soporto! ¡Me la hiciste de nuevo!
Contra mi voluntad y muy enojada me levante de la cama y me di una ducha. Me seque y me envolví en una toalla mientras secaba mi cabello. Después me dirigí al closet a buscar que ponerme. Me decidí por un vestidito de D&G negro muy discreto, no quería llamar mucho la atención. Me puse medias negras opacas, mis zapatos altísimos y un abrigo. Me maquille muy sutil porque es antiestético salir sin al menos ponerte polvos en la cara, peine mis cejas, rimel y mis labios naturales con el tono ‘alabastro’ que tanto me gusto. Me puse un poco de mi perfume secreto, me hice una coleta baja en la nuca y sonó mi celular.
--Bella, ya estoy aquí, ¡baja rapido! – me ordeno la rubia.
Respiraba lentamente contando hasta cien. Salí del edificio y me subí al auto de Rosalie y apenas cerré la puerta acelero bruscamente. Me enoje un poco más.
--¡Bella estas divina, preciosa como siempre! – me adulaba porque sabia su pecado.
--¡No me jodas Rose o me tiro del auto! – le lance mi mirada fulminante.
--Gracias Bella, solo tu harías estas cosas por mi – maldita sea, Rose sabia como ablandarme.
Nos detuvimos frente a unas hermosas y altas rejas que resguardaban una enorme casa. Era una casa muy bella. Rose y yo nos miramos un momento asombradas.
--¿En que me dijiste que trabaja el padre de Emmett? – pregunte asombrada aun al ver la mansión.
--No te dije, pero es medico, dirige el ‘Mount Sinai Medical Center’ – dijo quedamente.
--Wow, debe ser buen doctor ¿eh? - Rose solo asintió.
Se abrieron las rejas y avanzo el auto. Antes de bajar le dije a la rubia que me envolvió suciamente:
--Solo te voy a pedir un favor muy grande Hale. No me hagas hablar ¿ok? Vine a acompañarte no a involucrarme con tu nueva familia ¿de acuerdo? – Le advertí.
Asintió muy calladita y bajamos del auto. Antes de que me diera cuenta Emmett ya estaba junto a nosotras conduciéndonos hacia la entrada. Me saludo.
--¡Bella! Que bueno verte – me abrazo y como siempre, me levanto del suelo.
--Igual Emmett, pero bájame – soltó una carcajada.
Beso a su novia y perdieron el contacto con la realidad. Entramos a la casa y si nos habíamos quedado sorprendidas antes, ahora era ridículo. La casa era hermosísima y estaba decorada con el mayor buen gusto que podía existir. El vestíbulo era grande y al fondo había una escalera imponente, anchísima. Todo el piso era de mármol de Carrara, igual que la escalera, lo sabia bien. De algo me habían servido tantos viajes. Observaba esta suntuosidad cuando escuchamos varias voces. Nos dimos vuelta y una mujer con una calida sonrisa nos dio la bienvenida mientras una chica venia brincando detrás de ella. Era pequeña, delgadita, con el cabello negro en puntas hacia arriba y tenia una carita de hada ¿o seria de duende?
--¡Chicas, bienvenidas! – sonrío aun mas.
--Mama, ella es Rosalie, mi novia – dijo orgulloso Emmett y ella es Bella, su mejor amiga.
--Mucho gusto señora – dijimos a la vez mientras abrazaba muy fuerte a Rose y después a mi. Sonreí.
--Nada de señora, por favor llámenme Esme – dijo mientras la chica se puso delante de nosotras y dijo:
--¡Yo soy Alice y no saben cuanto gusto me da conocerlas! – y brincaba y brincaba. Logro detenerse y nos abrazo también. ‘Que lindas’ me dije.
--Vamos al salón en lo que llegan tu padre y Edward, están un poco retrasados - dijo con su voz serena.
Nos dirigimos hacia el salón, tenia amplios sofás y sillas de estilo clásico. Al centro una gran mesita de café con una pecera llena de rosas blancas. Varios objetos que parecían ser árabes, todos de color dorado y algunos libros de alrededor del mundo. En una esquina junto al ventanal, había una mesa llena de portarretratos. Me quedaba alejada y no pude observarlas bien. Nos sentamos y Alice nos ofreció algo de tomar.
--No saben cuanto ansiaba conocerlas – Alice no vacilo en decir – tenemos que platicar de tantas cosas…
Rose y yo sonreímos pero la expresión de Emmett me distrajo, estaba muy serio y negaba casi imperceptiblemente con la cabeza. Me confundió pero no quise ser grosera.
--Claro Alice, de lo que quieras – le sonreímos las dos, nos caía bien, creo que Emmett exageraba un poco.
--Alice no empieces, déjalas tranquilas ¿de acuerdo? – la amenazo.
--Emmet, aquí no tengo amigas y yo pensé… - puso una carita tierna. ¡Oh Dios!, otra del club de los ojitos del gatito de Shrek.
--Alice no te preocupes, cuenta conmigo y con Rose también, ¿verdad? – le dije de corazón.
--Claro, el no entiende eso porque es hombre, no le hagas caso – dijo Rose.
--Gracias chicas, ¡estoy emocionada! – chillo Alice.
Platicamos unos minutos con Esme y nos contó que era decoradora de interiores, ahora entendía porque su casa estaba divina.
--¡Ya llegaron! – se puso de pie y nosotras también.
Un hombre rubio de ojos color miel entro al salón. No se veía mayor, al contrario, parecía muy joven para ser el padre de Emmett. Muy apuesto.
--Buenas noches, siento mucho el retraso – se disculpo.
Emmett nos presento con su padre que era igual de calido que Esme.
--Bienvenidas chicas, es un gusto tenerlas aquí – dijo el guapo suegro de Rose.
--Gracias Doctor – respondió Rose.
--Carlisle, sin el Doctor – y sonrío.
--Solo falta Edward, ¿adonde fue? – Alice se quejo.
--Aquí estoy Alice – una voz detrás de nosotras me hizo voltear.
El hermano de Emmett entro al salón. Le dio un beso a su madre y se dirigió hacia Rosalie. Que guapo.
--Rosalie, al fin nos conocemos – esa voz… le dio un beso en la mejilla. ¡Oh! Dios sigo yo.
--Ella es Isabella, mi mejor amiga – dijo apresurada Rose y mi mirada fulminante estaba sobre ella. No me gustaba que me llamaran por mi nombre completo.
Lo mire y esos ojos verde esmeralda me atraparon. Que alto era. Su cabello de un color bronce y parecía tan rebelde. Tomo mi mano y sentí algo extraño, su piel era suave.
--Isabella, un verdadero placer – dijo y se acerco a mi para darme un beso como a Rose. Ese hombre olía delicioso.
--Bella, solo Bella – dije lo mas normal que pude.
--Entonces Bella, solo Bella, sigue siendo un verdadero placer – me dio un beso en la otra mejilla y sentí cosquillas donde me habían tocado sus labios. Al fin soltó mi mano. Me sonreía y yo solo veía sus labios tan, agh, veía su linda sonrisa.
--Que bien que ya estamos todos, si no tienen inconveniente, pasemos al comedor – dijo su madre.
Me quede de pie esperando que me indicaran mi lugar en la mesa. Me senté junto a Rose y frente a Edward, Alice estaba a su lado.
La cena se estaba deliciosa y yo tenía mucha hambre, pero a la mitad del plato fuerte no podía comer más. Mi hambre desapareció y discretamente jugaba con el tenedor y la carne. Ojala me retiraran pronto el plato.
--Edward, cuéntame ¿como va todo? – pregunto ansioso Carlisle.
--Solo faltan unos permisos, pero ya empezamos a trabajar – respondió.
--¿Y cuando estará lista? – Alice también se intereso.
--Es una obra grande Alice, tomara varios años – afirmo.
Yo no tenia ni idea de lo que hablaban hasta que Esme se dirigió a mi.
--Edward es ingeniero Bella y esta construyendo una presa – lo miro orgullosa y el le dio una sonrisa chueca, encantadora.
--¡Oh! – ¡solo pude decir oh!
La plática fue interesante y lo que pensaba que iba a ser una cena tortuosa, se convirtió en una velada muy agradable. Yo no hablaba, solo estaba atenta a todos los comentarios. De vez en cuando sentía una mirada y descubría esos ojos verdes sobre mi. Que me observara el, si me ponía nerviosa. ¿Eran nervios, o seria ansiedad?
Pasamos al salón para tomar el café y de nuevo me acomode en un sofá con Alice junto a mí. Los hombres platicaban mientras Alice hablaba sin parar y yo no entendían ni media palabra de lo que decía. Era extraño pero no podía concentrarme en lo que nos contaba. Trataba de mantener mi vista en ella pero con mas frecuencia de la que me hubiera gustado, me descubrí mirando el perfecto perfil de Edward Cullen.
Su nariz recta se posaba sobre unos labios tan seductores que dejaban escapar sonrisas mostrando una perfecta fila de blancos dientes. Su mandíbula fuerte, su barba sombreada. Como se sentiría si su barba rozara mis mejillas, mi cuello y mis hombros…
“¿Bella, que pasa contigo?”? pensé, cerré los ojos y sacudí mi cabeza ligeramente. Levante la mirada para encontrarme con la suya y me sonreía divertido.
De acuerdo. Me había captado comiéndomelo con la mirada, pero eso no le daba ningún derecho a burlarse de mi y menos con su sonrisita cínica y divertida. De repente me sentí muy incomoda.
--¿De verdad lo harias Rose? – escuche decir a Alice.
--Claro, solo tenemos que ponernos de acuerdo – no tenia ni idea de que hablaban, solo podía ver ese rostro que parecía haber sido esculpido en mármol. Estaba completamente aturdida, necesitaba salir de ahí lo más pronto posible.
--Rose – dije bajito – ya es tarde, creo que es hora de irnos.
--¡Bellaa! – me miro como si le hubiera insultado.
--Un rato mas Bella, no es tan tarde – dijo Emmett.
Dios, no podía estar mas tiempo ahí, estaba nerviosa, Edward me ponía muy nerviosa.
--No te preocupes Isabella, yo te llevare a tu casa – dijo con su suave voz pero fue mas una afirmación que otra cosa.
Al escuchar esas palabras me hele. Por nada del mundo podría llevarme a casa. Pasar más tiempo con el seria un atentado a mi serenidad. Edward me hacia sentir extraña, aun no se bien que eran todas esas sensaciones pero eso lo averiguaría después, ahora tenia que hacer que desistiera de esa absurda idea.
--Bella, solo Bella y no, nno te molestes, puedo esperar a Rose – trate de responder tranquila pero no tuve éxito.
--No es molestia en lo absoluto – esa voz estaba a punto de hacerme flaquear.
--De verdad Edward, no tengo problema en esperar a Rose – no dejaría de luchar.
--Y yo ninguno en llevarte. Iré por tu abrigo – fue contundente. Gire mi rostro solo para encontrarme tres divertidos pares de ojos. Después de verlos, supe que había perdido.
Necesitaría de todo mi aplomo para no hacer el ridículo frente a ese hombre. Además, ¡por favor! ¿Porque estaría nerviosa si apenas lo conozco? No será difícil manejar una situación como esta, ya en mi vida, me había tocado manejar situaciones difíciles y salí airosa, así que no debía tener nervios y mucho menos miedo.
Me despedí de Esme y de Carlisle y les agradecí mucho la cena.
--No digas nada Bella, esta es tu casa y puedes venir cuando quieras – Esme dijo con voz cariñosa. Ya sabia de quien la había heredado Edward.
--Siempre será un placer tenerte aquí – el suegro guapo de Rose era un encanto.
Abrace a Alice quien me apretó y me dijo muy entusiasmada: --Nos vemos el viernes Bella, va a ser increíble – y me planto un beso en la mejilla. ¿De que hablaba esa chica? ¿Tan distraída estaba que no me di cuenta si habíamos quedado para algo el viernes?
Al despedirme de Rosalie le pase una mano por la cintura y discretamente le di un pellizco por no ayudarme y al contrario, dejarme vilmente en una situación nada grata para mi, pero mi ‘amiga’ no tuvo reparo en hacerlo muy obvio.
--¡Bella! ¿Porque me pellizcas? – Dios iba a matarla ya.
--Adios Emmet, muchas graa… - me envolvió en su abrazo de oso y me levanto del suelo. Empezaba a hacerse costumbre para el hacerme eso.
--Suéltala Emmett, ya debemos irnos – su voz ya no fue tan suave y me gire para mirarlo curiosa. Tenia mi abrigo en sus manos y listo para que yo metiera mis brazos en el. Así lo hice y sentí sus manos posarse sobre mis hombros. Sus palmas abiertas, grandes, calidas, fuertes, y sus dedos, juraría que se apretaron mas tiempo del necesario, pude sentirlo.
--¿Lista? El auto ya esta en la puerta – me dijo.
Salimos de la casa y el viento frío golpeo mi cara e instintivamente la gire hacia mi hombro derecho. Para mi sorpresa el estaba junto a mi, tan cerca que paso su brazo sobre mis hombros acercándome a el para protegerme del fuerte aire. Deje que me envolviera y me acercara a su fuerte pecho y respire.
¡Por todos los santos del cielo!
Su olor era delicioso. Limpio, fresco, pero tenia algo de exótico. Olía a lavanda, si, era lavanda con almizcle y maderas. Dios, ese olor tan rico no me ayudaba para nada. Ya estaba medio perdida en el y ahora esto haria mas difícil el resto de mi noche.
Mantenía mi cara oculta en su pecho mientras me ayudaba a bajar los tres largos escalones. Caminamos un par de metros hasta llegar a su auto. En ese punto yo ya no quería moverme de ahí, estaba muy cómoda entre sus brazos y respirándolo, llenándome de su aroma, sintiendo sus brazos sosteniéndome firmemente, protegiéndome.
Abrió la puerta de su Volvo plateado y subí. Me ayudo a ponerme el cinturón de seguridad y aunque ese detalle me pareció que salía sobrando, lo agradecí porque me permitió tenerlo cerca unos segundos más. Cerro la puerta y rodeo el auto para subirse de su lado. Y como por arte de magia, se rompió el encanto.
--Listo. ¿Estas bien? – pregunto mirándome ligeramente.
-Si, gracias – dije en voz baja.
--Bien, ¿hacia donde te llevo? – me regalo su sonrisa chueca.
Le di mi dirección y asintió. No podría decir exactamente como me sentía en esos momentos. Lo que era un hecho es que estaba muy confundida. ¿Porque me sentía tan incapaz de tener un poco de seguridad en mi misma como para manejar el estar con el sin quedar como una tonta? Sentía que no podía actuar coherentemente. Lo que había pasado hace unos momentos ¿como podría explicarlo? Nunca me había sentido así. ¿Quien podría darme una respuesta?
Avanzamos unas cuadras en silencio y se detuvo en una luz roja. Se desabrocho el cinturón de seguridad y se inclino hacia mi. Yo estaba con todos mis sentidos atentos y encogí mis piernas pegándolas a la puerta. ¡Oh, mal reacción!
--Calma Isabella, ¿que pasa? – me miro asustado casi igual que yo – solo voy a sacar el Ipod, ¿esta bien? – no dejaba de mirarme. Yo asentí y respire hondo.
Cerro la guantera, se abrocho de nuevo el cinturón y me entrego el Ipod.
--Busca algo que te guste – dijo tranquilo.
Lo tome con mis manos heladas que choco con la suya tibia. Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta que casi titiritaba de frío. Se orillo a la izquierda y se detuvo.
--Estas helada, ¿te sientes bien? – tomo mis manos entre las suyas y sentí su calidez además de esa sensación rara, como electricidad que salía disparada por todo mi cuerpo, recorriéndolo. Encendió la calefacción del auto y me pregunto de nuevo.
--¿Que tienes?, dime – insistio.
--No es nada – apenas salio la voz de mi garganta – soy friolenta, es todo.
“¿Soy friolenta?” ¿que clase de respuesta es esa Bella? El tipo debe estar muriéndose de risa por dentro. “¡Soy friolenta!”
--¿Friolenta? ¡Isabella estas congelada! – claro que estaba aguantandose la risa.
Busco en el Ipod. Con la calefacción encendida y una vez aclarado el asunto, seguimos nuestro camino. Empezaron a escucharse las primeras notas de “Miracle Drug” de U2. Y sentí su mano entre las mías. La tome, cerré los ojos y eche mi cabeza hacia atrás. Luego aclararía mi mente pero por ahora solo disfrutaría el momento.
En algún momento debí quedarme dormida porque escuche una aterciopelada voz llamarme.
--Llegamos Isabella, despierta – sentí una mano acunar mi mejilla pero no abrí los ojos. Me negaba a romper mi sueño, estaba muy cómoda en el. Junto a un hombre increíblemente guapo que me hacia sentir segura.
--Ya estas en casa Isabella - sentí sus labios tan cerca de mi oído, susurrándome – nos podemos quedar aquí si quieres - ¡Dios!, que maravilloso sueño, no quiero despertar de el. Me moví en el asiento y como si no fuera posible, lo sentí mas cerca.
--Aquí nos quedamos entonces – sentí sus labios sobre mi garganta, suspire y un olor a limpio con esa exótica combinación de lavanda, almizcle y maderas inundo mis sentidos. Abrí de golpe los ojos y lo tenia encima de mi. Instintivamente estire mi mano derecha, la puse contra su pecho y me aleje solo unos centímetros porque ya no quedaba mucho espacio. Me aclare la garganta y Edward regreso a su lugar con su sonrisa más chueca y cínica que nunca.
--¿Que haces? – pregunte abriendo mis ojos tan grandes como pude por la sorpresa – ¿que pretendias?
--¿Que pretendia? Despertarte por supuesto. Te haz quedado dormida en el camino y ya llegamos a tu casa, eso es todo. – su tono era un poco mas que burlón.
No podía pensar claramente en ese momento. Lo único que podía y debía hacer era salir del auto y llegar a casa.
Tome mi bolso e intente desabrochar mi cinturón sin éxito. Edward me ayudo y trate de abrir la puerta para bajarme pero tenia el seguro. Empecé a desesperarme.
--¡Abre la puerta!, ¡déjame salir! – rogué.
Bajo del auto y lo rodeo. Abrió la puerta y me extendió la mano que por supuesto no tome. ¿Que se creía? ¿Porque no quitaba esa entupida sonrisa prepotente de su cara? ¿De donde creía haber sacado el derecho para acercarse a mi de esa manera? Si hubiera permanecido dormida tres segundos mas y agh no se que hubiera intentado. Me baje sin su ayuda, porque estaba claro que no la necesitaba. Cerro la puerta y me gire hacia el.
--Gracias por traerme – dije lo mas indiferente que pude. Mientras menos hablara, más segura estaría.
--De nada Isabella – me ronroneo con esa voz de Don Juan – no te imaginas el enorme placer que ha sido – ¡era el cínico mas grande que había conocido!
Yo no podía avanzar porque Edward estaba frente a mi bloqueando mi camino. Se acerco de nuevo aunque esta vez no tanto pero si lo suficiente para decirme con sorna:
--¿No me vas a dar un beso de despedida? – esto era el colmo.
--¿Estas loco? – ya estaba furiosa – no tuvimos una cita Cullen, tu estas muy equivocado. No se con que clase de mujeres estés acostumbrado a tratar pero desde luego, yo no soy una de ellas – mi camino seguía bloqueado por su musculoso cuerpo.
¡Concéntrate Isabella!
--¡Mujeres! Tu lo has dicho – ya no estaba tan divertido – Mujeres que saben lo que quieren, no niñitas como tu que se asustan cuando alguien quiere ser cortes.
--¿Niñita? – ¿me dijo niñita? Estaba a dos rayitas de explotar.
--¿Cuantos años puedes tener Isabella, dime, 18, 19? Y me vi muy generoso porque no creo que pases de los 17. Mejor entra a tu casa que ya es tarde, avísale a tus padres que ya llegaste y acuéstate a dormir que mañana tienes escuela – sus ojos se tornaron en un segundo en un verde oscuro.
--¡Entra! – ordeno. Se hizo a un lado, me tomo del brazo como si en verdad fuera una niña y me estuviera regañando. Yo solo pude respirar hondo y al estar en la puerta de mi edificio me solté con fuerza de su mano. Lo mire esperando que mi mirada fuera aun más cínica que la suya y le dije:
--¡Esperare con ansias que llegue el día en el que te tragues tus palabras Edward Cullen! – le solté con todo el coraje que pude. Entre y cerré la puerta tras de mi. Subí al elevador sin mirar atrás aunque seguro que ya se había ido.
5 comentarios:
Li cariño, dejame darte la enhorabuena por el fic, es perfecto, ameno, divertido ... te engancha y ainnsss dios mio este Edward tan seguro de si mismo, veremos si eso es verdad xD. Y tambien por el blog, es una maravilla, los colores me encantan, el fondo, cada detalle ... como diria una buena amiga mia a la que le pasare tu direccion, muy "conjuntado todo".
Gracias por TODO cielo, me emociono y todo uffff
Un besazo enorme y sigue por favor, si es largo mejor que mejor.
pd: Li por favor elimina del todo el comentario anterior ... pense que me habia equivocado de capitulo pero no.
Li que te puedo decir, el blog ha quedado de lujo, fino, facil de ver, los colores me encantan, eras una crack nena !!!
Gracias por la dedicatoria, me he emocionado y todo ufff y de la historia que decirte, me encanta la trama, el tema que has elegido, todos los detalles que cuentas ... es genial y de ese Edward por dios que me va a matar jaja lo se, ME ENCANTAAAA !
Un besazo enorme
Muñe, gracias! Y por las porras tambien. Que bueno que te gusto todo, me costo pero ahi lo tienes... Ahora a comernos a Edward ... mmm, lo amo!
Besitoooooooo
Li
Dios! Creo, bueno creo no, estoy segura que esta historia me va a encantar! Adoro este tipo de Edwards tan cínicos,... que envidia me da Bella, el trabajo perfecto, la vida perfecta, y ahora ha conocido al chico perfecto! Aunque por el modo en el que ha comenzado su relación creo que se van a dar muchas situaciones muy divertidas antes de que estos dos tengan algo. Te has ganado una nueva lectora. Un saludo y te sigo leyendo.
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