lunes, 27 de septiembre de 2010

CAPITULO 31

CAPITULO 31


JIMMY’S POV

Dos días después seguíamos igual, esperando a que Bella despertara. No nos movíamos del hospital y aprovechábamos cada uno de los pocos minutos que nos permitían verla, aunque Diego, el Dr. Conti, nos pasaba a verla varias veces más de contrabando. Nos había convencido de ir a dormir a casa la noche pasada, prometiendo llamarnos apenas hubiera algún cambio en la condición de Bella. Estaba muy pendiente de ella y tanto sus padres como yo estábamos muy agradecidos con él por cuidarla y mantenernos informados aunque hasta ese momento todo siguiera igual.

Regresábamos al hospital en el auto que había alquilado para salir a los lugares cercanos con Bella, para conocer los alrededores, lograr que se distrajera un poco y que dejara de pensar en Edward aunque fuera por un rato. Sinceramente me costaba mucho aceptar la idea de su engaño. Él la amaba, yo estaba más que convencido de eso, pero el día que encontré a Bella en las escaleras de su oficina y en ese estado, no supe qué pensar. Si ella decía que lo había encontrado besando a esa mujer, lo creía, pero si Reneé insistía en que parecía un muerto en vida y desesperado por encontrarla… ¡Aghh! No sabía qué imaginar entonces, estaba completamente confundido.

¿Para qué la buscaba si sólo era una chica más para él?, ¿No le había ahorrado el incómodo episodio de una despedida con la típica frase “No eres tú, soy yo…”? ¡Idiotas! Todos los hombres eran iguales, bueno, ¿Por qué generalizar? Había sus muy especiales excepciones.

Terminaba de ponerme la bata estéril para pasar a ver a Bella, enfurruñado por los mil pensamientos que tenía en la cabeza, confundido y enojado. Habíamos conseguido una silla para que el poco tiempo que nos permitían verla al menos no estuviéramos de pie junto a su cama, así que sin perder ni un segundo, la jalé y me senté muy cerca de ella.

--Bella Darling, no vas a creer esto – le hablaba como si nada – Todos preguntan por ti en la Semana de la Moda, te extrañan; Rose está sensacional y ha salido con cada diseño… ¡di-vi-no!   Tienes qué verlos, y Alice, ya sabes que no ha desfilado pero ¡estoy impactado!, ha causado un gran revuelo, y no es para menos, es preciosa y… - me callé por un momento; habría jurado que Bella había movido un dedo pero no estaba seguro así que continué.

--… y el desfile de Prada, ¡Soberbio!, no sabes qué maravilla ¡y los zapatos!, pero mi preferido fue el de Marc Jacobs, ya sabes, es mi estilo, con clase, elegante, vanguardista, es genial… - me quedé helado cuando vi su mano derecha cerrarse en un puño y abrirse después. Salí corriendo sin poder hablar, pero muy emocionado. Arrastré a la primer enfermera que encontré a mi paso y la llevé junto a Bella que había dejado de moverse.

--Bella cariño, aquí estoy – murmuré cerca de ella. La enfermera revisaba sus signos vitales y cuando también vio que su mano se movía, salió en busca del Dr. Baggio. ¡Humm, incrédula!

--Soy yo Bella, Jimmy – dije feliz – abre los ojos anda, levántate, robémonos al Dr. Conti y huyamos de aquí.

El doctor llegó junto a Bella a los pocos minutos seguido de Charlie y Reneé que lo vieron pasar apurado y no dudaron en ir tras él. El doctor tomó su mano después de revisar los monitores que tenía conectados con unos parches a su cabeza y sonrió.

--¿Puedes oírme? – Habló suavemente – aprieta mi mano si es así.

La alegría nos invadió al ver que Bella oprimía delicadamente su mano. Escuchamos unos gemiditos y se removió en la cama haciendo una mueca al sentir su cuerpo tan adolorido. Gimió más fuerte e intentó moverse más pero al no poder y causarle un gran dolor debido a las fracturas y los golpes, soltó un gritito pero aún sin abrir los ojos.

--Bella, soy mamá – Reneé tomó la mano de Bella que le ofreció el doctor.

--¿Cómo está mi chica?, ¿Lista para ir de pesca? – bromeó Charlie quien tenía los ojos muy brillosos.

Bella poco a poco fue abriendo los ojos, movió la cabeza y frunció el ceño. Soltó su mano de la de Reneé y se tocó la venda que cubría su cabeza y parte de su frente. El gesto de dolor permanecía en su rostro. Nos miró y cerró los ojos de nuevo.

--Abre los ojos – le ordenó suavemente el doctor, ella obedeció abriéndolos y fijando la mirada en él.

--¿Cómo te llamas? – Bella no respondió.

--¿Sabes dónde te encuentras? – El doctor prosiguió - ¿Sabes en qué año estamos?, ¿Reconoces a alguno de ellos? – nos señaló.

Bella continuó sin responder ninguna pregunta y nuevamente cerró los ojos; se veía confundida y obviamente sin ganas de hablar. El doctor, palmeó su mano y nos indicó que lo siguiéramos saliendo de la habitación.

--¿Porqué mi hija no habla doctor? – Preguntó Charlie nervioso.

--Bueno, hay que darle tiempo – respondió – dormirá algunas horas más; por ahora ha reaccionado y sus signos vitales están bien, sólo nos resta esperar un poco todavía para poder evaluarla y obtener un diagnóstico concreto de su estado.

Volvimos a instalarnos en la sala de ‘angustiosa’ espera y varias horas más tarde, después de haberme comido toda la reserva de galletas y chocolates de la cafetería, una enfermera se acercó a informarnos que Bella había despertado de nuevo, que el doctor la estaba revisando y apenas terminara saldría para decirnos cómo se encontraba.

Lo vimos venir hacia nosotros con un semblante neutro. Nos pusimos de pie y nos acercamos a él.

--Señor Swan, Señora Dwyer – y asintió mirándome – como saben, Bella ha despertado y ya la hemos revisado – se detuvo por un instante – me temo que aunque no son noticias excelentes al menos no vengo con el peor de los panoramas.

Sentí una opresión el la garganta porque algo en mi interior me decía que eso significaba que Bella no estaba bien; ella tenía algo y no era muy bueno, lo podía asegurar con sólo verle la cara al doctor.

--Por favor, díganos que es lo que sucede con Bella, ¿Qué tiene? – Pregunté angustiado.

--Bueno – comenzó – debido al golpe que se dio en la cabeza, Bella no puede recordar nada – hizo una pausa – Isabella tiene amnesia.

Charlie parpadeó varias veces y Reneé miraba confundida al doctor, como si no hubieran comprendido sus palabras. Yo sólo sentí que mis piernas se doblaban y me senté en la mesa de café que estaba detrás de mí, tratando como Reneé, de asimilar la noticia.

--Es una “Amnesia Traumática” debida al golpe como les había mencionado antes – continuó – y también por una secuela del coagulo que oportunamente removimos para evitar que éste provocara una hemorragia y un daño cerebral mucho mayor; puedo asegurarles que es temporal, aunque no puedo especificarles cuanto tiempo pasará antes de que pueda recordar todo por completo.

--¿Pero recobrará la memoria verdad? – Charlie preguntó.

--Si lo hará, se los puedo asegurar – nos confirmó.

--¿Y qué debemos hacer? – Reneé cuestionó.

--Tratar de seguir con su vida tan normal como se pueda – indicó – si tenía rutinas establecidas, mucho mejor, eso apresurará el reestablecimiento de su memoria, pero algo muy importante es no presionarla, no debe sentirse forzada ni obligada, al contrario, ella debe interesarse por sí sola en las cosas y lo hará no se preocupen, sólo hay que tener paciencia.

Charlie y Reneé estaban conmocionados aún con la noticia y yo aproveché su distracción para ir detrás del doctor.

--Disculpe doctor – lo llamé – ¿Puedo hacerle un par de preguntas?

--Claro, dime.

--Bueno, verá, Bella y yo estamos aquí porque – me encogí de hombros pensando como explicarlo – ella estaba deprimida – hice una mueca – una decepción amorosa ¿Sabe?

--Mmm comprendo, y tú quieres saber si sería buena idea volver a su casa por si se remueven “esos” recuerdos precisamente ¿No es así? – yo no lo hubiera podido expresar mejor. Asentí.

--No importa el lugar en dónde se encuentre Jimmy, cuando ella recuerde, también recordará el dolor que sentía antes del accidente, lo hará tarde o temprano, pero yo recomendaría que por un tiempo permaneciera por aquí, al menos mientras recobra un poco la memoria y vemos cómo va evolucionando.

--Gracias doctor, eso era lo único que necesitaba saber – le agradecí.

Cuando regresé a la sala de espera, ni Charlie ni Reneé estaban ahí. Habían entrado a ver a Bella y aunque me moría de ganas de ir tras ellos, me aguanté; ellos eran sus padres y debía respetar que quisieran estar a solas con ella, ya podría entrar más tarde yo solito.

--Hola Jimmy – escuché esa mágica voz que me había estado volviendo loco desde que llegamos al hospital varios días atrás – ya sé que Isabella ha despertado, me da gusto.

--¡Si! – No me pude contener – estoy muy feliz, aunque supongo que ya sabes que mi Bella no recuerda nada – hice un gesto de frustración.

--Si, lo sé, pero si el Dr. Baggio les dijo que era temporal, no te preocupes, él es muy buen doctor, confía en él – me animó.

--Debo hacerlo, la verdad no deseo otra cosa más que se reestablezca y vuelva a ser la Bella de antes y por mí, que no recuerde a Edw… perdón, estoy hablando de más – dije apenado y muy conciente de haber estado a punto de cometer una indiscreción. Diego se había portado muy bien con nosotros todos esos días pero no significaba que yo pudiera contarle intimidades de Bella y menos conociendo cómo era mi amiga de reservada.

Sonrió y me derretí – No te preocupes, comprendo; voy a revisarla y si el Dr. Baggio no dispone lo contrario, podremos trasladarla a una habitación normal – dijo causándome otra alegría más.

Y así fue, algunas horas después, Bella ya estaba instalada en una habitación muy amplia y mucho más cómoda para todos ya que tenía una pequeña salita al entrar a ella, pero tanto sus padres como yo, habíamos querido darle su espacio y no agobiarla de pronto imponiéndole nuestra presencia. Nos mantuvimos afuera un rato y cuando Charlie y Reneé fueron a comer algo, me decidí y cauteloso entré acercándome despacio para no asustarla o hacerla sentir incómoda.

Al principio, Bella no me miraba directamente a los ojos; no sabía cómo actuar y pensé que lo mejor era que lo hiciera muy natural, así que cuando estuve junto a ella, me senté en un ladito de su cama, sin hablar, aunque eso no entraba en mi naturaleza ¿verdad? pero me aguanté. Durante varios minutos evitó mirarme pero creo que la curiosidad que por supuesto la abrumaba ganó y por fin me miró a la cara.

--Yo soy Jimmy – le sonreí – pero tú me dices Choo – me aventuré a decirle con un poco de temor. Un minuto después continué.

--Tú te llamas Isabella, pero no te gusta que te llamen así, prefieres Bella – dije tranquilamente – y los señores que estaban aquí son tus papás – le dí unos momentos más para ver si notaba algún tipo de interés de su parte pero sólo miró hacia la ventana y de pronto, escuché su débil vocecita.

--¿Qué me ocurrió? – me preguntó sin desviar su mirada y yo de tan sólo oírla, sentí que me volvía el alma al cuerpo.

--Te atropelló un camión Bella, venías distraída – ella asintió muy despacito una sola vez – pero ya pasó, vas a ver que muy pronto te recuperarás y volveremos a casa – ella frunció el ceño y cerró los ojos – ahora duerme y descansa que aquí estoy yo para cuidarte.

Cuando estuve seguro que se había quedado dormida, salí de la habitación y fui corriendo en busca de Charlie y Reneé para contarles la excelente noticia. Ellos aún se encontraban en la cafetería y al verme llegar agitado se asustaron.

--¿Pasa algo? – Preguntaron al mismo tiempo y yo asentí.

--Ya habló – pude decir entre jadeos por mi agitación – quiso saber qué le había ocurrido.

Todos sonreímos y podría asegurar que cada uno de nosotros, sentía un alivio muy grande en el corazón, teníamos la esperanza de que su recuperación fuera rápida y que pronto el episodio que estábamos viviendo quedara atrás.

Bella se iba habituando poco a poco a nuestra presencia; casi no hablaba pero nos escuchaba atenta cuando platicábamos y bromeábamos. Una vez ella veía la tele mientras nosotros jugábamos cartas, Reneé nos hizo trampa y le cobramos el doble de la apuesta, nos reíamos a carcajadas y descubrimos a Bella sonriendo con nosotros. En otra ocasión, no le había gustado lo que le habían llevado para cenar y al verle la cara, supe que tenía hambre, me acerqué a ella y le pregunté…

--¿Quieres que te consiga otra cosa? – El rostro se le iluminó y sonrió - ¿Qué se te antoja Bella? – Se quedó pensativa sin contestar – de acuerdo, no te preocupes, ahora vuelvo.

Le conseguí un gran plato de ravioles con champiñones el cual devoró entero; no la había visto comer con tanto entusiasmos desde el accidente y me emocioné porque estaba seguro que ahora si Bella estaba en franco proceso de recuperación. Le retiré el plato y escuché su vocecita tímida de nuevo…

--Gracias Jimmy – tomé su mano y la apreté porque no supe qué decirle por lo emocionado que estaba.

***

Después de casi 3 semanas de estar en el hospital, Bella se veía más despierta y aunque lentamente, pero se iba integrando poco a poco a las pláticas que teníamos Charlie, Reneé y yo. Un día nos sorprendió al pedirnos que le enseñáramos a jugar cartas; no dejamos de jugar hasta muy entrada la noche y cabe decir que ella ganó con suma facilidad la mayoría de las partidas. En otra ocasión su pregunta la dirigió a Reneé…

--Mamá… ¿Cuántos años tengo? – miraba a su madre con mucha curiosidad.

--Tienes veintiún años Bella, cumplirás veintidós el 13 de septiembre – ella asintió como lo hacía cada vez que preguntaba algo.

Una tarde mientras mirábamos la tele, le tocó responder a Charlie.

--¿Tengo hermanos papá? – le preguntó con una sonrisa.

--Mmm no, eres hija única.

--¿Por qué mamá vive en Phoenix y tú en Forks? – ladeó su cara hacia él.

--Bueno Bella, tu madre y yo estamos divorciados – al escuchar esto, una sombra de tristeza descendió sobre su cara – pero no te pongas triste, porque ambos nos llevamos muy bien y a ti no parece disgustarte la idea de tener papás suplentes – Charlie lanzó una carcajada y ella lo miró confundida; esa conversación se prolongó por más de una hora mientras le explicaban a Bella quien era Phil y quien Sue junto con sus hormonales sobrinas adolescentes.

El día de volver a casa llegó. Diego le quitó a Bella el yeso del brazo izquierdo y el de la pierna derecha, la izquierda iba a necesitar un par de semanas más. Estaba ansiosa por dejar el hospital aunque no tenía ni idea de a dónde iría, de lo único que estaba segura, era de que quería salir de ahí y nunca volver. Las enfermeras la ayudaron a vestir y cuando estuvo lista y esperando en la silla de ruedas me llamó.

--Jimmy…

--Dime…

--¿Me podrías dar un espejo? – Bajó la mirada – yo… no sé cómo luzco, no sé como soy…

Me quedé perplejo ante sus palabras y tenía razón; nunca pasó por mi mente la idea de que no recordara su rostro, simplemente no registré ese hecho. Me paré rapidísimo y le dí uno que llevaba en mi gran bolso que guardaba hasta lo impensable. Antes de acercarlo a su rostro me miró y asentí animándola a “conocerse”.

Se observó por varios minutos, en silencio. Los moretones y la hinchazón habían desaparecido, ya era la misma Bella hermosa con ese rostro de millones de dólares, esos ojos color chocolate, sus marcados pómulos y esos labios tan rellenitos y sexys. Después de contemplarse un buen rato sonrió y con muy buen humor me dijo:

--Bueno, no soy tan fea, algo se podrá hacer conmigo.

--¡No tienes ni idea Bella! – Le aseguré – créeme que no.

Durante el camino a casa, Bella miraba todo como si lo hiciera por primera vez, y en cierto modo así era. Tenía una expresión de asombro en el rostro pero divertida; no se sentía intimidada por nada y su carácter había cambiado, no se le veía triste ni deprimida, más bien curiosa y precavida. Ya estaba muy acostumbrada a nosotros y sobretodo a mí lo cual me llenaba de una inmensa alegría.

Llegamos a casa y fue una fortuna que sólo fuera de una planta, sin escaleras, ya que Bella tendría que usar por unos días la silla de ruedas porque su brazo y su pierna aún estaban un poco débiles como para apoyarse en las muletas; necesitaría terapia para fortalecer sus músculos de nuevo. Diego se había ofrecido a ir a casa para ayudar a Bella con los ejercicios y cerciorarse de que hiciera todo correctamente; se había convertido en un buen amigo para nosotros, además era muy divertido y muy guapo.

¡Pero por favor!, yo no debería estar pensando de esa forma, no era el momento de soñar con algo así, yo debería estar muy pendiente de Bella, ayudarla a recuperarse y nada más… aunque no hacía nada malo admirándolo ¿O si?

--Bueno Bella, estamos de nuevo en casa – dije alegre - ¿te doy un recorrido o te llevo a tu habitación?

Se quedó callada con un dedo entre los labios, pensando.


--A mi habitación – respondió y comencé a empujar la silla hasta el fondo del pasillo pero me detuvo cuando pasamos por la habitación que trataba de mantener cerrada desde antes del accidente; era casi idéntica a la suya en su apartamento de Nueva York y creí que era mejor evitarle recordarla, pero en ese momento la miraba fijamente y sonreía.

--¿Esta es mi habitación verdad? – Parecía una niña que había encontrado un cajón lleno de juguetes – es linda, ¡Ayúdame a recostarme Jimmy!

--Mmm no Darling, la tuya es esa – señalé la que ella había escogido desde un principio.

--Quiero quedarme en esta – dijo firme – si no hay problema – agregó mirando a Reneé.

--Por supuesto que no cariño, escoge la que tú quieras – a Bella se le iluminó la cara y con cuidado, la ayudamos a recostarse en la mullida cama de la blanca habitación.

¿Sería que inconcientemente quería sentirse en su verdadero hogar?, ¿Empezaría pronto a recordar?

Celebramos que ya estábamos en casa con una gran cena italiana por supuesto; espaguetis con pollo parmesano y los imperdonables ravioles con champiñones que eran los preferidos de Bella. También era una noche algo triste porque Charlie tenía que regresar a Forks al día siguiente ya que había estado con nosotros por más de un mes. Sin duda lo íbamos a extrañar mucho, sobre todo Bella ya que Charlie le contaba de su niñez porque ella así se lo pedía, él se emocionaba y le narraba todo como en un cuento. Algo curioso, era que aunque siempre le pedía tanto a Charlie como a Reneé le contaran todo de cuando era niña, sutilmente cambiaba de tema cuando empezaban a hablar de su adolescencia, parecía que no quería saber nada aún de su vida adolescente. Tal vez más adelante sintiera curiosidad y comenzara a interesarse por esa etapa.

Una tarde, estábamos callados y sentados en el balcón mirando hacia el “Ponte Vecchio” cuando me preguntó…

--Jimmy…

--Dime… - esas palabras se habían vuelto algo muy común ya cuando quería saber algo ‘importante’.


--¿Por qué estamos aquí si somos de América? – no me miraba y lo agradecí porque me puse pálido al no saber exactamente qué responder.

--Ah – empecé a decir como si nada – es que tú querías pasar una temporada por aquí y como esta ciudad te gusta mucho…

--¿Por eso entiendo y hablo muy bien este idioma?, ¿Paso mucho tiempo aquí? – ya parecía más intrigada.

--Así es, además hablas otros idiomas como el español, francés y estabas aprendiendo portugués – contesté mientras me ponía de pie estirándome - ¿No se te antoja algo frío de tomar? – interrumpí porque era yo quien no estaba preparado aún para esa plática que presentía se volvería más profunda todavía.

***


Avanzaban los días y Bella se recuperaba notablemente; aún no recordaba nada aunque no dejaba nunca de preguntar y preguntar, su curiosidad crecía día con día, se interesaba en cosas comunes pero que parecía también se habían borrado de su memoria.

Diego le quitaría el yeso esa tarde. Bella estaba ansiosa y emocionada de que por fin se vería libre de él. Me había hecho prometerle que la llevaría a dar un paseo por el puente que veía todos los días desde el balcón una vez que pudiera caminar por sí sola, no quería seguir usando la silla de ruedas porque según ella la hacía sentir inútil.

Por fin Diego le quitó el incómodo y estorboso armatoste. Se puso de pie con cuidado e hizo una mueca; aún le dolía pero con ejercicios los músculos volverían a fortalecerse y el dolor disminuiría.

--¿Te quedas a cenar Diego? – le preguntó Bella juguetona, me gustaba verla así, despreocupada.

--¡Claro! Será un honor acompañarlos – respondió con una sonrisa que reblandecía mis piernas – me encantará conocerlos más.

--¿Peerdooón? – Reparé – yo ya estoy un poco cansado de hablar de nosotros – rodé los ojos – así que serás tú quien lleve la plática esta noche, ¿Verdad Bella?

--Si, quiero saber de tu país, ya regresaré pronto al mío así que mientras, cuéntanos del tuyo – sonrió y Reneé y yo nos miramos un poco sorprendidos.

Pasamos una noche ma-ra-vi-llo-sa con ese hombre que sabía cómo atrapar tu atención al contar muy orgulloso todo lo que podía de su país, además con ese acento mmm y esos ojos verdes, ese tono de piel, ¡Dios mío! Era tan sensual como buen italiano y yo estaba encantado con tan sólo poder observarlo.

--¿Vamos? – Bella me sacó de mi ensueño.

--Emm, uh, ¿a dónde? – pregunté.

--Diego nos ha invitado a conocer a su familia a La Toscana – hablaba contenta.

--Oh, seguro – dije encantado, pasar más tiempo con Diego sería fenomenal.

Las mañanas de terapia eran divertidas; Bella me preguntaba sobre cine, música, quería que le recordara las cosas que le gustaban y yo, como nos había recomendado el Dr. Baggio, era muy concreto con mis respuestas. También establecimos rutinas, como la hora de sus ejercicios por las mañanas, la hora puntual de las comidas, del baño, etc., igual la vigilábamos mucho cuando veía la televisión ya que nunca faltaban los comentarios acerca de su ‘desaparición’ del medio; se preguntaban porqué tan repentinamente se había alejado de todo cuando estaba en la cúspide de su carrera y feliz en su relación con Edward Cullen quien también parecía haberse escondido bajo las piedras porque de él tampoco se sabía nada, en fin decían, era un misterio.

El día de conocer a la familia de Diego llegó. Bella desde muy temprano se había dado un baño y estaba de pie frente a su clóset pensando qué ponerse.

--¡Bella! – exclamé feliz por verla parada sin ayuda; ella me sonrió, me enseñó 2 blusas y asentí en dirección a la verde.


Pasamos una tarde estupenda; la familia de Diego era muy agradable y todos eran muy parlanchines, aún más que yo. Reneé estaba perdida en su mundo ya que como era una zona cien por ciento vitivinícola, se tomaba cada copa de vino que llegaba a sus manos. Bella miraba el hermoso paisaje mientras Diego me contaba que esas tierras habían pertenecido a su familia desde hacía más de 200 años y que todos se dedicaban a la empresa familiar, eran productores de vino, pero él había decidido estudiar medicina porque era algo que le apasionaba, ya era un médico reconocido en su país y todos en su familia estaban muy orgullosos de él.

La hora de volver llegó no sin antes tomar las fotos del recuerdo de una tarde formidable junto a ese hombre tan encantador que me hacía querer saltar del puro gusto de tenerlo cerca porque… pues si, no era por nada pero yo sentía que tantas atenciones no eran solamente porque era el doctor de Bella, ¡No! Yo podría apostar mis chaquetas de la última colección de Armani, mis zapatos Louboutin y mi cartera Louis Vuitton a que ahí había algo más y eso… me hacía temblar de sólo pensarlo.

Su familia era numerosa y después de un rato al fin estábamos todos bien colocados para las fotos. Escuchamos un “¡Sonrían!” y después la luz del flash se disparó. “¡No se muevan!” y otro flash. De reojo miré a Bella que se había llevado las manos al rostro, estaba asustada y con un gesto de pánico en la cara. Rápidamente me puse de pie y llegué hasta ella, al igual que Diego quien además con voz alta y firme pero sin asustar aún más a Bella, detuvo los disparos del flash de la cámara. La abracé y temblaba; estaba inclinada y con las manos colocadas en su cabeza cerca de sus rodillas. Reneé le hablaba suavemente al oído tratando de tranquilizarla y cuando un rato después sentimos que se había relajado, Diego la cargó para subirla a su auto y regresamos a casa.

Bella no habló durante el camino; se mantuvo abrazada a mí y con la cara escondida en mi cuello. Al llegar, Diego la cargó de nuevo y la llevó a su habitación.

--¿Estás bien Bella? – Le tomaba el pulso mientras le preguntaba - ¿Te duele algo?, ¿Qué sientes?

--La cabeza – se la tomó entre las manos y se hacía un ovillo en la cama; le dí la pastilla que el Dr. Baggio le había recetado para eso, la ayudamos a cambiarse entre Reneé y yo y la dejamos dormir. Diego se quedó un rato más para estar pendiente de Bella pero cuando estuvo seguro de que estaba bien y ya no despertaría se despidió y me agradeció el haber accedido a conocer a su familia, me dio un abrazo y me dejó parado en el umbral de la puerta completamente emocionado y feliz, muy feliz.

No pude dormir pensando en sus palabras, analizando cada una y dándoles mil significados. Si, si, estaba muy seguro de que el interés de Diego no era por Bella, ¡Era por mí!

Me levanté brincando de felicidad y me dirigí a la habitación de Bella. Abrí la puerta con cuidado para no despertarla si aún dormía pero la encontré sentada en su cama, meciéndose despacio y llorando.

--¡Bella!, Cariño ¿Estás bien? – La abracé y la pegué a mi pecho - ¿Qué sucede Darling?

Giró su rostro y me miró desconcertada y muy angustiada.

--¡Jimmy! – Se aferró a mi - ... tengo miedo...


EDWARD’S POV

Me senté en la silla de mi oficina, detrás de mi escritorio. Tenía casi 2 semanas de no ir por los días que estuve en Berlín y después los que me tomé para ir a buscarla a Phoenix con su madre.


--¡Edward! H-hola – tartamudeó Reneé al verme.

--Hola Reneé – la saludé – necesito ver a Bella, ¿Ella está aquí?

Su madre negó con la cabeza mientras me observaba muy confundida – No Edward ella no está aquí pero, por Dios, ¿Que pasa con ustedes? – me preguntaba mientras me recorría con la mirada de pies a cabeza.

--Tengo verla, por favor, dime dónde está – pedí ansioso.

--No lo sé, ella sólo me dijo que necesitaba un tiempo lejos de casa para pensar y aclarar “cosas” – hizo una pausa - ¿Qué sucede Edward?

--Isabella se fue sin decirme adiós siquiera y no sé porqué – confesé – si no está aquí, supongo que deberá estar con Charlie – concluí desesperado y me puse de pie listo para salir hacia allá.

--Ella tampoco está ahí – se apresuró a decir – no sabemos a dónde fue, solo nos dijo que no nos preocupáramos por ella y que nos llamaría seguido, que estaba bien.

De alguna manera me convenció de pensar que Isabella no estaba con su padre y desistí de la idea de ir a buscarla, aunque en realidad comencé a aceptar que si ella se había ido sin decirme ni media palabra, era porque no quería verme, no quería ni tomarse la molestia de darme una explicación.

Tan absorto estaba pensando y llenando mi mente de mil teorías sobre su partida que pasé 2 días encerrado en el hotel en Phoenix. No noté el tiempo que había pasado y sólo volví a mi realidad cuando el timbre de mi teléfono verdaderamente se tornó además de insistente, fastidioso. Tenía 56 llamadas perdidas de Nadia, 108 de Alice y 129 mensajes de texto enviados entre ambas, ¡Dios!, ¿No se cansaban?

Me levanté y apagué el teléfono de una maldita vez. ¿Por qué no les quedaba claro que no quería hablar con nadie? No quería escuchar ningunas palabras de consuelo o lástima ni nada parecido, lo único que quería era estar sólo aunque yo mismo me había dicho días antes que no me deprimiría, que no podía volver a caer en el mismo estado depresivo en el que estuve un par de años antes, cuando esa mujer Victoria, me quitó la venda de los ojos y me hizo ver quién era realmente la mujer de la que estaba enamorado y me daría un hijo.


Aún recuerdo cuando entró a mi oficina; una mujer muy guapa, elegante y sofisticada. La había visto un par de veces en alguna de las fiestas a las que asistía con Irina, siempre asediada por los hombres y no era para menos, era una mujer muy hermosa y llamaba más la atención por esa cabellera roja que la hacía ver tan sensual.

--Adelante – la invité a pasar y a sentarse frente a mí - ¿En que puedo ayudarte Victoria?

--Siento mucho que mi visita no sea “para traerte buenas noticias” Edward – se acomodaba en la silla y yo fruncí el ceño al escuchar sus palabras; esa mujer y yo nunca habíamos tenido una conversación jamás ¿Por qué ella tendría que comunicarme alguna mala noticia?

--Bien, tú dirás – dije con curiosidad sentándome después de que ella lo hizo.

--Iré al grano, no me gustan los rodeos – hizo un gesto altivo – sólo vengo a decirte qué clase de mujer es Irina, tienes que saber quien es la verdadera mujer a la que “amas” – recalcó esa palabra mientras enarcaba una ceja.

--Victoria, no entiendo porqué tendrías tú que hablar mal de mi prometida – dije secamente y molesto por la actitud despectiva de la mujer.

--¿Tu prometida? – Y soltó una carcajada – tu adorable e inocente prometida no es más que una maldita zorra tramposa y embustera; te ha engañado como a muchos otros, ha jugado contigo y tú sin saberlo haz tenido el papel principal en su “teatrito”, le haz hecho ganar mucho, pero mucho dinero Edward y en unos meses cuando ya no le sirvas para nada te abandonará y se olvidará de ti.

--Explícate ¿De que demonios estás hablando?, ¡Habla!*.



*



*



*




Imágenes: PattinsonWorld.


9 comentarios:

Roma dijo...

Li, te luciste, está excelente, quiero otro!!!!

SOL dijo...

woaaaaoooooooooo me encanto he leido tu historia en fanfiction pero me gusta mas en tu blog asi que gracias por escribir y ya kiero leer el otro :D y este esta buenisimo me encanta Choo y sus locuras me recuerda a un amigo jejejeje :P

fabiola León dijo...

hoooo esto cada vez se pone mejor!!!dios li que buena trama....me gustaria ver a choo enamorado y emparejado jijiji!!! y que bella se recupera pronto!!!
dios que novelón!!!
besos li y gracias

CRIS dijo...

cada día te superas!!
como está la historia de emocionante!!! cada día hay más trama por resolver!!!!
espero que Edward encuentre pronto a Bella y que ella recupere la memoria!!
besos

Nani-PattinsonWorld dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Nani-PattinsonWorld dijo...

Muñeeee que te puedo decir que no sepas, que estoy sufriendo un calvario con tu fic, y tb. lo estoy disfrutando ... no creas que solo lo paso mal, pero con todo esto parezco Edward uffff que angustia!
Gracias por todo, si uno es bueno, el siguiente es mejor aun ... eres mi escrito favorita ;)
Un besazo

pd: tu eres la unica que puede borrar definitivamente el intento anterior de comentario.

Ana DirtyDraco dijo...

Enhorabuena Li, me estas convirtiendo en taquicardica perdida, me voy a tener que ir yo tambien una temporada a la toscana con ese encanto de Jimmy, yo tambien quiero un amigo tan crazy pero a su vez tan maduro y sensato, me encanta ese personaje, lo bordas. Como siempre genial, cuidate mucho cielete.

megavladix dijo...

hola amiga mira que medio curiosidad ver tu blogger y mira me has dejado con la boca abierta me encanta tus imagenes es que como ya sabes me encanta tu historia ya mi esposo dice que estoy loca por pasar al pendiente de las actulizaciones pero no importa lo que diga yo me hice fan de tu historia y soy fiel hasta el final por cieto que tonta soy katriciacruz lo que pasa es mi esposo el que tiene cuenta con google por lo que cuando te escriba aqui sera bajo su cuenta pero siempre te especificare quien soy no quiero que piense que te voy a dejar asi como no te dar respiro contandote como me dejas con las actualizaciones asi que hasta proxima actulizacion

dracullen dijo...

jejeje bien por el personaje de choo, me encanta!! Wow victoria abriendole los ojos a edward eso si no me lo esperaba. :D