jueves, 23 de septiembre de 2010

CAPITULO 30

CAPITULO 30


EDWARD’S POV

--Alice – mi hermana dormía – Alice – estaba cansada después de hacer un viaje de improviso y tan largo sólo para acompañarme. Me había escuchado hablar por horas mientras le contaba qué hacía yo ahí con Irina y me había consolado y abrazado cuando me había derrumbado mientras me preguntaba una y otra vez porque Bella se había ido.

--Alice – se movió un poco – regreso en unas horas.

--¿A dónde vas? – Me preguntó somnolienta.

--Voy a buscar a Irina al hospital, la dan de alta en un rato – guardé mi billetera y mi Blackberry en mi bolsillo – sigue durmiendo.

--Edward espérame, no vine hasta acá para dejarte sólo con esa zorra – se levantó y caminó hacia el baño – dame 20 minutos. Me senté en la silla junto a la ventana; apoyé mis codos en las rodillas y sostuve la cabeza entre mis manos.

“Isabella” “Isabella” ¿Dónde estás? El nudo doloroso en mi garganta volvía a apretarse. Aún no encontraba el motivo de su partida, lo único que sabía es que era algo fuerte, ella nunca se hubiera marchado en silencio de no ser así. Me hubiera echado en cara lo que fuera, me hubiera reclamado algo pero no fue así, sólo se alejó de mí sin decir nada.

--Estoy lista Edward, ya podemos irnos – dijo Alice mientras se ponía un abrigo. Salimos del hotel y tomamos un taxi al hospital. Al llegar, el Dr. Kendall nos esperaba para darnos las indicaciones que debía seguir Irina por algunos días junto con la hoja del alta. Alice la tomó y salió por unos minutos; cuando volvió, tenía una sonrisa en la cara.

--¿Qué hiciste Alice? – Le pregunté un poco preocupado.

--Nada, sólo arreglé unas cuantas cosas para que podamos regresar hoy mismo – dijo muy confiada - ¿Por qué nos urge volver no?

--¡Claro! Tan pronto como podamos, pero…

--Shh, no digas nada, ya todo lo tengo bajo control, vamos por la zorra – se encaminó hacia la habitación de Irina y se detuvo en la estación de enfermeras, murmuró algo a una de ellas y me jaló de la mano hacia un sofá que estaba en el pasillo – ahora sólo tenemos que esperarla.

Un rato después Irina salía en una silla de ruedas. Se veía bastante bien; el Dr. Kendall tenía razón cuando dijo que se recuperaba rápido.


--¡Oh Edward, estás aquí mi amor! – Alice rodó los ojos y yo empecé a caminar hacia los elevadores; la enfermera empujaba la silla delante de nosotros. Subimos a un taxi y regresamos al hotel. La ayudamos a bajar cuando llegamos ya que tenía entendido que el procedimiento al que había sido sometida era doloroso. Ella estaba fuertemente sostenida de nuestros brazos al ir avanzando despacio. Entramos a su habitación y con cuidado la recostamos en la cama. Apenas estuvo cómoda, Alice la soltó como si tuviera ‘la peste’.

--En un momento más llegará una enfermera que se encargará de cuidarte hasta que estés totalmente recuperada – dije con voz seca mientras ella me miraba – creo que eso es todo.

--¿Te vas? – Gritó alarmada – ¡No puedes dejarme así nada más, tirada en este cuarto de hotel!

Me giré y la miré con furia; no podía creer que ella me estuviera diciendo eso.

--¿Qué dices? – Alice casi brinca sobre ella histérica - ¡Repite lo que dijiste maldita zorra!, ¡Repítelo!

--¡No pueden dejarme aquí!, ¡Sola! – Gritó – estoy convaleciente.

--¿Qué no podemos?, ¡Claro que sí y lo haremos! – Le respondió Alice – al menos sabemos que estamos dejando a una vil rata, y que me perdonen esos pobres roedores por compararlos contigo, y no a un indefenso bebé, sólo, abandonado, tirado como si fuera basura.

--Sal de aquí Alice – le ordené, no necesitaba exponerse con Irina.

--¡No!, No me iré sin antes decirle a esta zángana lo que se merece…

--¡Que te vayas Alice! – Grité muy molesto y salió azotando la puerta.

--¡No sé porqué se preocupan tanto por él! – Estalló - ¡Él no es tu hijo Edward!

Esas palabras me llegaron más hondo de lo que pensé y me dolieron tanto como la opresión que sentía en el pecho.


--¿Crees que no lo sé? – Gritaba muy cerca de su cara y ella solamente ponía las manos entre nosotros con miedo.

--¿Entonces porqué hacer todo esto?, ¿Porqué si no es tu hijo? – su cara se llenó de duda.

--¡Porque yo quería que lo fuera maldita sea!, ¡Yo sí quería que ese niño fuera mío! Lo amé y lo deseé desde que me dijiste que lo estabas esperando, estaba feliz e ilusionado porque iba a ser padre Irina, lo sabes muy bien, yo no quería otra cosa más que casarme contigo y cuidar de ti y de nuestro hijo, eso era lo que quería, tan simple como eso.

--¡Pues eso era y es precisamente lo que yo no quiero!, ¡Lo simple Edward!, yo me merezco mucho más que una vida cualquiera, yo soy más que una aburrida vida como la que tú me pretendías dar y ese niño no me iba a amarrar ni a ti ni a nadie.

--Si Irina, eso me lo dejaste muy claro cuando me dijiste que no querías verme hasta que naciera el niño, me hiciste esperar todos esos meses, fueron 5 largos meses sin saber si el que yo creía mi hijo estaba bien, ¿Y después que? Lo dejaste abandonado en un orfanato, ¿Qué madre puede hacer eso con su propio hijo?

--Yo no podía quedarme con él – decía muy cínica – nadie podía enterarse de que había tenido un hijo, además ahí lo cuidarían bien, ¿O qué hubieras preferido?, ¿Qué lo dejara morir de frío en un basurero?

--Se suponía que yo era su padre, yo me hubiera hecho cargo de él desde un principio; pudiste haberme ahorrado toda la angustia al ver que habías desaparecido, todo el tiempo que los busqué como un loco, ¿Por qué no me diste al niño cuando nació?

--No me iba a exponer a dártelo para que cuando descubrieras que no era tuyo hicieras un escándalo y todos se enteraran, de todas formas iba a terminar en ese orfanato en algún momento, te ahorré un paso Edward – ¿Cómo podía ser tan frívola?

--Te equivocas, yo no soy como tú, yo lo busqué porque lo quería, ¡Era mío! Tuve que contratar un detective quien fue el que lo encontró en ese lugar y ojala todo hubiera sido tan fácil como llegar y decir “Soy Edward Cullen y este niño es mi hijo”, pero no, tuve que enfrentar un juicio por mi derecho a demostrar que era mío por un análisis de ADN para enterarme tristemente que no lo era y con todo el dolor del mundo tuve que dejarlo ahí, ¡a mi hijo! Porque lo era aunque no llevara mi sangre. Me hicieron renunciar a todo, a verlo, a saber de él, a nada Irina, ahí me hicieron cortar con cualquier posible relación que yo quisiera tener con mi hijo.

--¿Pero entonces cómo es que… - intentó preguntar.

--Una buena persona sabía que yo podía localizarte y aquí estás, al menos el día que mueras podrás hacerlo con un poco menos de culpa sabiendo que de alguna forma ese niño vive gracias a la médula que le donaste, perdóname, me expresé mal, quise decir a la médula que me vendiste para que se pudiera curar – dije con todo el coraje que aún me quedaba dentro.

--No soy tan despiadada Edward, de alguna forma ayudé a mi hijo…


La corté en ese instante - ¿Tu hijo?, Estás equivocada, ese pequeño tiene unos padres maravillosos que lo aman tanto que hubieran dado su propia vida por salvarlo, no te llenes la boca con ese título porque no lo mereces.


En ese momento, unos golpes en la puerta evitaron que siguiera gritándole a la cara todo lo que había guardado durante tanto tiempo.

--Señor Cullen, soy la enfermera que contrató para cuidar a la señora Van Draus – dijo la robusta mujer.

--Claro, adelante – la invité a pasar.

--Bien Irina, te dejo en buenas manos – iba a protestar pero continué con voz fuerte – y si te inquieta la otra parte de tu pago, te tranquilizará saber que esta mañana se depositó la cantidad acordada a tu cuenta, puedes verificarlo cuando quieras.

--Edward…

--Buenas tardes – me despedí y salí cerrando la puerta tras de mí.

Me sentí aliviado al sacar un poco de esa rabia retenida y que tanto daño me había hecho; la enfermera había llegado justo a tiempo no para salvarla a ella de mis reclamos, sino para librarme a mí de seguir recordando y envenenando mi alma de nuevo, porque eso era como abrir una cloaca que no dejaría de escupir tantas perversidades.

Me recargué un momento en la pared y cerré mis ojos fuertemente, me pasé la mano por el pelo varias veces esperando calmarme un poco.

--¿Estás bien Edward? – Preguntó Alice preocupada.

--Sí, estoy bien, vámonos – dije en una exhalación – vámonos ya.

***

Casi 12 horas después ya estábamos de vuelta en Nueva York. Creí que me sentiría aliviado pero no fue así.

--¿Por qué no vienes a casa?, No deberías ir allá y estar sólo – me decía Alice con ternura – ven, vamos a casa, mamá estará más tranquila si te quedas unos días con nosotros.

--No, debo ir, tengo que estar ahí – mis palabras salieron con pesar.

--Edward no te tortures, pronto sabremos de ella, te lo aseguro, nadie puede desaparecer así.

--¿No?, ya son muchos días sin saber de Isabella, no puedo solamente sentarme y esperar a que regrese, tengo que ir a buscarla – mi voz se quebró.

--Por favor, aunque sólo sea esta noche – insistió.

Abracé muy fuerte a mi hermana y le di un beso – gracias por todo pequeña, te quiero.

No tuvo más remedio que dejarme ir; por nada del mundo iría a otra parte que no fuera a casa, a su apartamento, al lugar en dónde habíamos sido tan felices, poco tiempo sí, pero muy felices. Debía encontrar algo, una pista, una señal que me diera una idea del motivo que tuvo para irse.

Estar parado frente a esa puerta no fue fácil. Girar la llave en la cerradura tampoco, pero la esperanza de entrar y verla ahí, en la cocina buscando manzanas, botellitas de agua del refrigerador, o sentada en el estudio viendo la tele o frente a su computadora analizando sus desfiles, criticándose por haber caminado rápido o tener los ojos cerrados. Deseaba ir a nuestra habitación mientras iba recogiendo la ropa que iba dejando tirada a su paso, un hábito que no podía cambiar, encontrarla en el baño dándose una ducha y desvestirme muy rápido para acompañarla y pasar la esponja llena con gel de fresas por su espalda, por sus hombros y girarla para poder seguir recorriendo su cuerpo dejando el rastro de fresca espuma por su vientre, sus piernas e ir subiendo despacio por ellas hasta encontrar su unión…

Pero no, ella no estaba por ningún lado; ni en la cocina, ni en el estudio, ni en el baño. La habitación estaba vacía y fría. Todo en un perfecto orden. Me dejé caer en la cama y algo estaba bajo mi espalda. Me moví para tomarlo y el dolor en mi pecho se avivó. Tenía en una mano su teléfono, blanco, impecable. Lo abrí y me reconocí en la diminuta pantalla, sonriéndole. Me faltaba el aire; no podía respirar. En la otra, la pulsera de Tiffany que le había regalado con la inscripción más cursi que se me hubiera podido ocurrir pero que a ella le había ablandado las rodillas cuando la leyó. La adoraba, nunca se la quitaba si no era necesario; le combinara o no.


La había dejado, ella quería que me diera cuenta que no le importaba nada que tuviera que ver conmigo. No necesitaba palabras, esa acción lo decía muy claramente y fue peor que si me lo hubiera gritado a la cara. Caminé por toda la casa, estaba intacta. Revisé el clóset y parecía estar todo ahí. Hasta la maleta que había llevado a su último viaje estaba vacía y en su lugar. Su ropa guardada y ordenada maniáticamente como a ella le gustaba, por modelos, marcas y colores; los zapatos como si estuvieran en una tienda, listos para venderse; sus miles de bolsos, sus preferidos, todos estaban ahí, esperando por ella. Miré dónde escondía nuestros perfumes y no faltaba ninguno. El grado de dolor en mi pecho se incrementó al abrir el cajón de su ropa interior. Estiré mi mano y tomé algunas piezas, acercándolas a mi rostro, inhalando, buscando la esencia de su dueña. Sin soltarlas, me dí media vuelta y salí de la enorme habitación, me dirigí a la cama y me dejé caer de nuevo con sus prendas en mi cuello. La necesitaba cerca de mí, de alguna forma ella estaba cerca de mí.

Jalé el edredón y me envolví, aún guardaba su breve olor. Ella había estado ahí, esas sábanas habían tocado su cuerpo, su piel, habían velado su sueño y ahora, yo lloraba su ausencia.

¿Dónde estás Bella?, ¿Porqué me dejaste sólo?

“Quiero sentirte aquí, conmigo; como cada noche, regresa para abrazarte y que puedas dormir entre mis brazos, déjame estar contigo de nuevo y cuidar tus sueños, oír tu respiración y tocar tu corazón. Te necesito Bella, vuelve por favor…”

Envuelto en su aroma, extrañando su cuerpo pegado al mío y cada parte de su ser, me quedé dormido, agotado por la tensión de los últimos días y la incertidumbre de no saber de Isabella, preguntándome a cada minuto porqué se había ido, sin importarle nada más que dejarme ahí con mil dudas, ahogándome en ellas.


***


--¿Si? – respondí aún dormido.

--Edward, ¿Cómo te fue?, Cuéntamelo todo – la entusiasta Nadia - ¿Cómo está Demetri?, ¿Todo salió bien?, supongo que si ya que no llamaste para nada, dime, ¿Lo conociste?, ¿Pudiste verlo?, ¿Le sacaron a esa mujer todo lo que se podía?, lo hubieran hecho, la hubieran dejado seca como una flor marchita…

--Nadia, Nadia… - la paré – Demetri va a estar muy bien, pero… necesito que vengas.

--¿No vas a venir?, ¿Qué tienes?, ¿Estás enfermo? – hablaba demasiado.

--No, ¿Puedes estar aquí en una hora? – Le pregunté suponiendo que estaba en la presa.

--Sí, en un rato estoy ahí – colgó y me metí al baño a darme una ducha.

Suspiré y entré a la pileta; sus cosas estaban ahí, nuestras cosas. Cerré los ojos y comencé a hacer espuma en mi cabeza con el shampo, debía concentrarme y tomar decisiones, no podía sentarme y seguir llorando mi pena. Yo era un hombre responsable y si antes pude salir adelante, ¿Por qué esta vez no lo haría?, ¿Qué tenía de diferente? La respuesta era muy sencilla y se repetía una y otra vez en mi mente sin parar…

“Yo amaba a Isabella”

Cuando terminé, me sequé y me vestí. Nadia llegó antes de lo que calculé y fue mejor, no tenía humor para esperar; el timbre de la puerta sonó, casi con timidez.

--Hola Nadia – la recibí.

--Edward – me abrazó - ¿Qué sucede?, ¿Está Bella en casa? – Entró mirando alrededor.

--No Nadia, ese es el problema, Bella se fue y no sé dónde está – mi garganta volvía a formar ese nudo – necesito encontrarla.

Le conté lo que había ocurrido y que quería que los investigadores privados la buscaran. Mientras hablaba, ella sólo me escuchaba, abría cada vez más grandes sus ojos azules y asentía sin decir una sola palabra.

--De acuerdo – dijo cuando terminé - ¿Qué quieres hacer en lo que los investigadores la encuentran?

--¿Podrías quedarte unos días más a cargo de todo? – Pregunté con voz baja.


***

JIMMY’S POV

Me estaba comiendo las uñas desesperado por no tener noticias de Bella. Sentado sólo en ese largo pasillo, me estaba volviendo loco; ya llevaban 2 horas desde que habían entrado al quirófano y nadie salía a decirme nada. ¿Cómo podían ser tan insensibles con los familiares de los pacientes? Uno podía estar ahí esperando por años y las enfermeras tan tranquilas casi pasaban caminando sobre ti sin decir ni media palabra. ¿En dónde tenían el corazón?

--Tome esto, le hará bien – me dijo una de ellas dándome una pastilla con un vaso con agua.

¿Sólo una?, ¿No veía el estado en el que me encontraba?, Necesitaba al menos unas 2 de esas amarillitas porque estaba ya por comerme hasta los codos de la angustia.

--Señorita, dígame por favor – imploré por quinta vez - ¿Cómo va la operación?, ¡Necesito saberlo!

--Cálmese, el Dr. Baggio, es uno de los mejores neurocirujanos del país – intentó tranquilizarme pero era imposible – cuando termine la operación, él mismo saldrá a informarle del estado de la paciente.

Regresé a mi incómoda silla a seguir mordiéndome los dedos. Aún no podía creer dónde nos encontrábamos tanto Bella como yo, ¡En un hospital!


Esa mañana me había despertado muy alegre, y decidido; salí a comprarle a Bella un IPhone con el pretexto de tener un aparatito nuevo y la esperanza de que quisiera llamar a sus padres más seguido; tal vez se animara a saludar a Rose o con muchísima suerte a Alice. Necesitaba ver si ya había llorado lo suficiente como para integrarse de nuevo a su vida, yo no podía permitir que siguiera sumergida en esa depresión. No aceptaba que el engaño de Edward acabara con mi amiga y ese sería el último día que permitiría que Bella siguiera llorando por él o por lo que fuera. No, ni un solo día más.

Además de ir a comprarle el IPhone, también fui a inscribirnos a un gimnasio; el ejercicio era revigorizante y la oxigenaría un poco además que la mantendría en forma si es que decidía acabar pronto con su auto-exilio y regresábamos listos para trabajar. Eso era lo que yo más deseaba pero siendo realistas, Bella estaba demasiado herida y no iba a ser fácil ayudarla a curar su corazón. Si bien, como alguna vez me había dicho, ella quería vivir la experiencia de amar y se arriesgaría a todo lo que eso implicara, pero jamás nos imaginamos ninguno de los dos que todo acabaría tan pronto y de esa manera.

--Señor Spencer – dijo el Dr. Baggio caminando hacia mí.

--Doctor, dígame cómo está Bella, ¿Qué tiene?, ¿Qué le ocurrió? – Pregunté alterado.

--La señorita Swan, sufrió un desafortunado accidente – hablaba serio – fue atropellada por un camión que la aventó varios metros y esto le ocasionó además de múltiples fracturas en el cuerpo, un coágulo al golpearse fuertemente la cabeza con una toma de agua al caer al suelo – se sentó en una silla frente a mí.

--Tuvimos que intervenirla rápidamente para drenarle la sangre y evitar que ese coágulo se hiciera mayor y afectara alguna función de su cerebro ya que se ubicó entre el cráneo y la corteza cerebral; creo que tuvimos éxito y actuamos a tiempo, pero cómo usted sabe, en cuestiones del cerebro nunca está dicha la última palabra, sólo nos resta esperar a que reaccione – decía aunque no me tranquilizaba nada.

--¿Pero y cuando será eso? – cuestioné a un paso del llanto.

--No puedo decirle con certeza cuanto tardará en reaccionar, tal vez sean algunas horas o un par de días en lo que baja la inflamación, esperemos que no sea mucho tiempo – se le veía un poco cansado.

--¿Puedo verla? – mi voz se rompió.

--No, me temo que aún está en cirugía, comprenda que nos urgía atender primero lo más importante que es su cerebro, ahora el traumatólogo está operando para arreglar su clavícula, no es nada importante, no se preocupe – me sonrió – tal vez se impresione un poco cuando pueda verla, es normal, los golpes fueron aparatosos y una fractura siempre impacta por el yeso, ahora imagínese si ambas piernas y un brazo están fracturados además de la clavícula y la venda en su cabeza, junto con moretones por todo el cuerpo y la cara – hizo una pausa – la señorita Swan tiene suerte de estar viva, ese golpe en la cabeza pudo resultar fatal.

Un estremecimiento recorrió mi espalda y mis manos se pusieron frías con tan sólo escuchar sus palabras. Apenas esa mañana me había asomado a su habitación y dormía tranquila. Yo había salido de casa confiado, nunca pensé que saliera. ¿Quién iba a pensar que el tráfico que había una cuadra antes de llegar a casa se debía a su accidente? El mesero del café dónde había estado Bella momentos antes me reconoció al ir avanzando lentamente por la calle y me dijo que era la “ragazza” que siempre me acompañaba quien había sido atropellada.

Me volví loco al bajarme del auto y acercarme a la ambulancia. Inmediatamente reconocí sus jeans y sus tenis. Casi no recuerdo lo demás, sólo que me identifiqué y los seguí porque no me permitieron ir con ella en la ambulancia ya que necesitaban espacio para atenderla debido a sus fracturas. Durante el trayecto no pude pensar en nada, sólo rezaba porque no le hubiera ocurrido nada grave, sólo pedía eso…

El Doctor Baggio asintió despidiéndose de mí pero antes me aseguró que me avisarían apenas terminara la cirugía de Bella. Por la gravedad de su estado, permanecería en terapia intensiva hasta que reaccionara y dependiendo de eso, la podrían pasar a una habitación normal.

¿Qué sucedería ahora?, ¿Esperar y esperar?, ¿Por cuánto tiempo?

Después de llegar al hospital y dar toda la información requerida mientras preparaban a Bella para la cirugía, les hablé a sus padres para comunicarles lo que había ocurrido. Reneé casi sufre un desmayo y Charlie enmudeció. Ambos venían en camino; habían tomado el primer vuelo que encontraron para estar junto a su hija, no lo pensaron ni un segundo, la amaban y estarían con ella tan pronto como pudieran.

¿Pero y yo?, ¿Con qué cara les iba a responder por no cuidar bien de Bella?, ¿No estaba ahí con ella para eso precisamente? Me sentía fatal por haber defraudado a mi amiga y haber permitido que sufriera ese accidente. Seguramente cuando reaccionara me iba a despedir por haberle fallado. ¿Qué iba yo a hacer sin Bella? Yo amaba mi trabajo pero sobretodo, amaba a mi amiga; era como mi hermana pequeña y habíamos estado muchos años juntos, con el sólo hecho de pensar en estar alejado de ella me sentía además de miserable, muy triste y culpable.

--¿Señor Spencer? – un hombre joven me llamó mi atención.

--Si, soy yo – respondí nervioso.


--Soy el Dr. Conti – dijo estirando su mano hacia mí – hemos terminado de operar a la señorita Swan – tomé su mano.


--¿Cómo esta? – ya había hecho esa pregunta muchas veces en las últimas horas, y mi energía y ánimo ya no estaban en su nivel más alto.

--Tuvo varias fracturas, una importante en el fémur y otra en la clavícula, por la cual la tuvimos que intervenir, fue una microcirugía, lo que beneficiará su recuperación – sonrió – ella estará muy bien.

--¿Cuándo podré verla? – Insistí – por favor, déjeme verla.

--Está bien, sólo esperemos a que la lleven a terapia intensiva, te avisaré en cuanto esté ahí ¿De acuerdo? – el doctor puso su mano en mi hombro y se dio la vuelta perdiéndose tras las puertas del pasillo.

Permanecí ahí esperando por el doctor no sé cuanto tiempo. Las enfermeras iban y venían con prisa; supongo que por el cambio de turno. Ya estaba anocheciendo y yo apenas lo había notado. No tenía ni hambre ni sed. Me sentía un poco menos alterado, seguramente por la pastilla que me había dado la enfermera. Una de ellas se acercó a mí.

--¿Es familiar de Isabella Swan? – me levanté como impulsado por un resorte.

--Si – no era momento de explicar mi relación con ella.

--Sígame – y fui caminando detrás de ella; pasamos esas puertas que tanto había mirado durante horas y llegamos a un área dónde las habitaciones tenían paredes de cristal. Algunas tenían las cortinas cerradas, tal vez de algún paciente que se sintiera mejor y quisiera un poco de privacidad, pero la mayoría estaban abiertas permitiendo a las enfermeras estar pendientes de los pacientes en todo momento desde su estación en medio del lugar.

La enfermera se detuvo frente a una habitación que tenía el número 105, con una leve sonrisa en los labios y un ademán me indicó que me acercara.

--Pase.

Lentamente di un par de pasos, sin levantar la mirada. Tenía miedo de ver el estado en el que mi amiga se encontraba. El sonido regular de algunos monitores captó mi atención y otro irregular y más fuerte tenía un pequeño corazón verde e intermitente en la pantalla, los demás eran líneas que avanzaban y puntos que brincaban. Miré al techo y vi colgar algunos cables que sostenían una pierna con un vendaje excesivamente gordo. La otra pierna descansaba sobre la cama con un yeso de fibra de vidrio color rosa junto con el brazo izquierdo que también estaba enyesado de igual forma, el derecho sólo tenía una venda y estaba sobre su abdomen.

Poco a poco fui subiendo la mirada. Tuve que llevarme la mano a la boca para ahogar un sollozo. La chica en esa cama no podía ser Bella. Tenía casi toda la cara morada, y líneas en lugar de ojos de tan hinchado que tenía el rostro. En la cabeza un gran vendaje tal y como me había dicho el doctor y en los hombros otro que se veía en exceso incómodo. Respiraba con oxígeno; parecía que dormía plácidamente. Tomé su mano libre y la apreté muy suavemente, dejándole saber que como siempre, estaba ahí con ella.

--Bella – la llamé en un suave murmullo – Bella Darling, aquí estoy.

--Ella no puede escucharte – dijo la enfermera detrás de mí – aún está bajo los efectos de la anestesia y el golpe de la cab…

--Si – la corté – ella sabe de alguna manera que aquí estoy – volví a apretar su mano.

--¿Verdad Bella?, ¿Verdad que en pocos días nos iremos de aquí y estarás como si nada hubiera ocurrido? – lloraba deseando que mis palabras se convirtieran en realidad. La mujer me sonrió.

--Eso es todo – habló suavemente – tienes que salir ahora.

--P-pero acabo de entrar – reclamé en un susurro - ¿No hay una silla?, dormiré aquí junto a ella.

--Me temo que eso no será posible – puso sus manos sobre mis hombros – en terapia intensiva las visitas son restringidas, sólo unos cuantos minutos un par de veces al día, lo siento – se disculpó.

Contra mi voluntad salí de ahí dejando a Bella al cuidado de las enfermeras; les supliqué me avisaran cuando despertara para entrar a verla y me dijeron que sí, aunque seguro que eso les decían a todos los familiares para mantenerlos algo tranquilos.

Regresé al pasillo y miré a mí alrededor buscando una silla menos incómoda que la de antes. Un poco más adelante, encontré una sala de espera con sillones mullidos, me adueñé de uno y me dispuse a ‘esperar’.

***


--¡Jimmy! – Oí que me llamaba alguien, despertándome - ¡Jimmy!


¡Dios! Era Reneé, ¿Qué se supone que debía decirle?

--¿Cómo está mi hija?, ¿Dónde está? – Fueron sus primeras preguntas - ¡Quiero verla! – demandó al instante.

--Reneé… - dudé un momento.

--¿Usted es la madre de la señorita Swan? – Preguntó el doctor Baggio muy a tiempo.

El doctor le explicó detalladamente todo lo que habían hecho con Bella desde que llegó al hospital y también le contó como pensaban que había sido el accidente, según testigos. Todos los testimonios concordaban y aparentemente, Bella se cruzó una calle corriendo y sin mirar si venía algún auto. Un camión no pudo frenar a tiempo y la embistió, aventándola varios metros, recibiendo un gran golpe en la cabeza con una toma de agua, justo como me había dicho el día anterior.

Le detalló tanto el procedimiento de su cirugía como la del doctor Conti. Reneé escuchaba con atención sin decir ni media palabra, sólo hasta que el doctor terminó de hablar, preguntó…

--¿Cuándo va a despertar mi hija doctor? – La angustia la rebasaba.

--Espero que pronto señora – respondió.

El doctor se alejó y nos dejó solos. Reneé se sentó junto a mí y tomó mis manos, obligándome a verla a los ojos.

--¿Tan mal estaba Jimmy? – lloraba mientras me preguntaba - ¿Tan mal que ni siquiera se fijo que un camión se le venía encima?

--¡No Reneé! – Contesté – ella estaba muy bien y muy contenta en la casa, salíamos a dar paseos y también íbamos a ir al gimnasio; estaba tranquila y tomándose las cosas con calma, ¡De verdad!

--Edward fue a casa – dijo sorpresivamente y me tensé – quiero saberlo todo Jimmy, que ocurre con ellos para que ese chico tenga ese aspecto y esté como un loco buscando a Bella.

¿En qué lío estaba metido? Reneé exigiéndome saberlo todo y yo sin poder abrir la boca. Si Bella no les había querido decir nada, yo no iba a hacerlo en ese momento, debía respetar su decisión y ya cuando ella lo considerara, le contaría todo a su madre, pero yo no lo haría. Ella interpretó mi silencio de alguna manera.

¡Hey!, ¡Momento!, “¿… para que el chico tenga ese aspecto y esté como un loco buscando a Bella?”, ¿Estamos hablando del mismo traidor?

--Tuve que convencerlo de que Charlie no sabía nada – interrumpió mis pensamientos - porque iba directo a Forks ¿Sabes?, Iba decidido a enfrentarse a Charlie aunque lo recibiera con un balazo, así que empieza a hablar Jimmy…

--Bella estaba confundida y Edward estaba haciendo planes; ella tenía miedo y se sentía insegura, quería alejarse para poder pensar claramente y decidir que era lo que quería hacer, sólo necesitaba estar lejos de Edward y si le decía en dónde estaba, el la buscaría, como lo hace ahora, no la dejaría meditar tranquilamente y tomaría decisiones apresuradas – lo que le decía no era mentira, aunque no era la verdad precisamente.

Después de un rato en silencio, Reneé asintió y respiró hondo.

--De acuerdo, respetaré lo que Bella quiera, si quiere mantenerlo alejado por un tiempo, que así sea, es una muchachita muy madura y yo confío en ella, aunque sé que hay más Jimmy, mi hija no es de las que sale huyendo como lo ha hecho, ella… - el llanto la detuvo.

Charlie llegó un par de horas más tarde. Se le veía cansado y apesadumbrado, preocupado como lo estábamos todos. Reneé lo acompañó con el Dr. Baggio para que explicara como estaba Bella, así como lo había hecho con ella y conmigo. Tardaron un poco más de lo normal, ya que el doctor les había permitido pasar a verla un momento. Mientras los esperaba, no podía dejar de pensar en las palabras de Reneé…

¿Edward preocupado por saber dónde estaba Bella?, ¿Había ido a Phoenix a buscarla?

--¿Sigues aquí? – Preguntó la voz amable de hace unas horas – será mejor que vayas a descansar un rato… - dijo el Dr. Conti sentándose junto a mí.*



*



*



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Imagenes: PattinsonWorld, Gracias!

10 comentarios:

Roma dijo...

wowwwwwwwww Li, que capitulo!!!
Genial!!!!

elO_twin dijo...

hai dios.. hoi si me quede de a seis.... que capitulo...
ahiii que ansiedad... casi parezco a edward.. ya quiero saber que va a pasar!!!
un beso hermosa.. te has sacado un 10

mundo dijo...

me encanto y ya te sigo en tu blog cuando quieras pásate por el mio y así lees mi historia

http://mundomagicodemariana.blogspot.com/

Nani-PattinsonWorld dijo...

Li mi niña, eres genial, menudo capitulazo y esas imagenes van que ni pintadas, ufff que mal lo estoy pasando jajaja me rio por no llorar, estoy deseando leer le proximo, se que me vas a tener como con todos hasta ahora, en un "sin vivir".
Te quiero un monton cari, cuidate muchooooo por favor y ya sabes que te espero impaciente !

Ana DirtyDraco dijo...

Eres genial Li, gracias, aunque se que nos vas a hacer sufrir, no se porque me da que lo peor esta por venir, es un pálpito. Pero bueno sufrir por amor, al menos es romántico y te hace sentir viva. Cuidate mucho cielete, jajaja se que ese termino te gusta, tienes mucho que contarnos todavía.

joli cullen dijo...

xd me encanto aunq lo lei en ff pero te dejo comentari tambien en el blog wao ese jimmy esta para comerselo y el doc ni que decir
al fin se lo de edward aver q pasa

CRIS dijo...

madre de dios!!! que capítulo más emocionante!!!! me estoy comiendo las uñas!!!
¿que le pasará a Bella ahora? despertará pronto? que Jimmy le diga a Edward que le sucedió a Bella, por fa!!!!!!

besos

fabiola León dijo...

Dios!!! que gran fic,te pasaste!!! huuu...pero este cap me dejo palpitando el corazón...gracias LI!

Lourdes dijo...

li! buenisimo me encanto besitos Lou

Fery dijo...

Hola!!!
Soy nueva leyéndote y quiero decirte que esta historia es genial!!! me tienes sentada en una silla incomoda frente al computador por mucho, mucho tiempo leyéndola n.n
me encanta!!!