martes, 9 de noviembre de 2010

CAPITULO 38



CAPITULO 38


EDWARD’S POV

--Hazme el amor Edward, hazme recordar…

Mi mano masajeaba su suave seno en movimientos circulares y después se cerraba sobre él aprisionándolo, como para cerciorarse que no escapara de mí. Sus gemidos inundaban mis muy dormidos sentidos, despertándolos de un ensueño deseado por tanto tiempo y recién recobrado. Mi boca de nuevo buscó la suya y atrapó sus labios junto con algunas palabras que sólo quedaron en el intento. Mi cerebro aún no lograba registrar sólo disfrutaba también de tan esperada situación.

--Edward…


Si, era su voz que me pedía hacerla mía, de tomarla, de amarla. Isabella frotaba su exquisito cuerpo contra mí y yo no iba a negarnos tal placer. La besé atrapando sus labios urgentemente, en un beso lleno tanto de deseo como de necesidad y ella me respondía de un modo que me dejaba muy en claro que ella se sentía de la misma manera; giré un poco acomodando mis piernas entre las suyas y el calor que guardaba el interior de sus muslos disparó un dolor en mi vientre y como si los hubiera invocado, miles de toques eléctricos recorrieron todo mi cuerpo despertándolo de su letargo. Instintivamente mi mano bajó hasta encontrar esa unión de donde emanaba tal calidez; mis dedos pasaron bajo la suave tela de sus bragas y por fin, esa pequeña porción de su piel desnuda estaba otra vez en mis manos vibrando ante mi contacto…

--Te necesito Edward, hazme recordar…

Y fue cuando, como un balde de agua fría sobre mi cuerpo, todo tuvo sentido para mí, desafortunadamente. Sacudí violentamente la cabeza tratando de ubicarme, de constatar que no era otro sueño y que en realidad eso estaba a punto de pasar. Me puse de pie de un brinco, encendí la luz de la lámpara sobre la mesita y vi a Bella, acostada en la cama sólo con las bragas encima. ¿Dónde estaba la blusa y el brassiere? ¿Por qué demonios no los tenía puestos todavía?

--¡Carajo Isabella! – La cubrí con las sábanas - ¿Qué pretendes hacer?

Mi mano se paseaba por mi desordenado pelo y por mi cara, en un vano intento por despertarme por completo. Al escucharme, ella solo se abrazó a su cuerpo y comenzó a llorar gritando algo que apenas se podía entender.

--Tranquila Bella, por favor habla más despacio para que pueda entenderte – pero fue inútil porque seguía intentando hablar entre balbuceos y llanto. Me puse el pantalón y me senté en la cama, nervioso por mí estupidez ya que creyendo que Bella por su “inocente” borrachera dormiría profundamente al menos unas 6 horas, me había desvestido y acostado junto a ella, mas nunca pensé que se despertara, que se quitara la ropa e ¡Intentara seducirme!

--Déjame – me ordenó pero por supuesto no le hice caso.

--No me muevo de aquí hasta que me expliques que diablos pretendías – exclamé molesto pero sin levantar la voz, nervioso, con el cuerpo temblando.

--Sólo… yo… quiero recordar – dijo entre lágrimas y jadeos por el mismo llanto – y tal vez si tú y yo… tal vez así pueda recordar.

Era obvio que aún seguía bajo los efectos del alcohol y con el falso valor que infunde, se aventuró tomando la más tonta decisión. Con mi mano en su cintura la atraje hacia mí, sentándola en mí regazo envuelta en las sábanas. La abracé y comencé a mecerla para calmarla un poco.

--Isabella – le susurré al oído después de unos minutos – no quiero tenerte así. Cuando volvamos a hacer el amor es porque ya recuerdas, no para hacerte recordar.

--Edward yo… quiero intentarlo ahora…

--Volverás a ser mi mujer, Bella te lo prometo, volveremos a hacer el amor pero no cómo un medio para un fin – hablaba contra su cuello – debemos tener paciencia amor, sólo eso te pido, paciencia.

Y a pesar de que se me hacía muy difícil predicar con el ejemplo, tenía que hacerlo y más en ese momento cuando era bastante obvio que aunque lento, íbamos por buen camino y como me había dicho el Dr. Baggio y mi padre, ella tarde o temprano tendría que recordar y para nuestra fortuna, ya lo estaba haciendo.

--Si me quisieras cómo dices lo harías – insistió.

--De acuerdo. Mañana si me lo pides te prometo que te haré el amor, toda la noche hasta que me supliques que me detenga Bella, pero no hoy, no ahora y no así – susurré.

Le di un beso en la frente y la recosté de nuevo en la cama. La cubrí de nuevo con las sábanas y el grueso edredón; yo me quedé sobre él, atrapándola de cierta manera, sólo así estaría tranquilo, con Isabella muy quieta y a mi lado ya que el famoso Clericot estaba tardando mucho en abandonar su sistema. No volvería a tomarlo de nuevo, de eso me encargaba yo.

El resto de la noche estuvo muy inquieta pero bajo el edredón; no podía arriesgarme. La amaba y era muy difícil para mí controlar mi deseo por ella cuando me pedía hacerle el amor de esa manera pero no podía confiarme en su estado, seguramente al otro día no recordaría nada y lo poco que había avanzado con ella se iría al trasto.

***

Me desperecé con lentitud. Sabía dónde estaba y quien era la persona que dormía bajo mi brazo. Su respiración calmosa y los ligeros ronquiditos me indicaban que estaba completa y profundamente dormida. ¿Y cómo no iba a estarlo si tardó lo que me parecieron años en conciliar el sueño? Creí que su estado impertinente no tendría fin. Salí de la cama, dormí vestido para que Isabella no me sorprendiera de nuevo y fui a la cocina para buscar algo de tomar. Un café no me iba a caer nada mal; lo necesitaba para despertar por completo ya que ese día empezaría a desarrollarse nuestro plan.


Escuché ruido detrás de mí y vi llegar a Jimmy con una cara igual de desvelada que la mía. Sin decir nada, llenó de agua la cafetera, colocó varias cucharadas del grano molido y la encendió. Se sentó en una de las sillas altas de la barra y dejó caer la cabeza sobre la mesa.

--No me vas a pregun… - empecé a contarle pero me detuvo levantando una mano para que no continuara hablando.

--Shhh.

--¿Qué te pasa? ¿Tú también tienes resaca? – Lentamente levantó la cara y me miró solamente con un ojo abierto con mucha dificultad - ¿Qué sucede con ustedes? – dije bromeando.

--¿Ustedes? – Abrió el otro ojo - ¿Acaso Bella…? – Asentí.

--¡Por Dios Edward! ¡Bella aún está bajo medicación!

¡Carajo! ¿Cómo no le pregunté?

--¡Demonios! ¡Ella no dijo nada Jimmy! Y yo no la he visto tomar ninguna medicina sino no hubiera ni siquiera pensado en pedir vino y menos esa maldita jarra – dije enfadado conmigo por dar por sentadas las cosas de nuevo.

--¿Jarra?

Asentí – De Clericot…

--¡Wow! Dulce y burbujeante, no quiero ni pensar el efecto que causó en Bella.

--No te lo imaginas, luché con ella casi toda la noche; estuvo muy curiosa y además casi abusa de mí… - serví el café que ya estaba listo en dos tazas grandes – tardó horas en quedarse dormida.

--¡Oh! Pobre Edward - puso una cara de tristeza pero soltó una carcajada muy divertido – me imagino en qué aprietos te puso; pero por un lado mejor, así dormirá la mayor parte de la mañana y para cuando despierte, ¡Nuestra sorpresa estará a punto de llegar! – Jimmy había recobrado las fuerzas con el café y aplaudía emocionado por lo que vendría a partir de ese día.

***

Antes de salir para mi hotel, me cercioré que Isabella siguiera dormida y así fue. Parecía que con nada lograríamos que despertara.

¡Perfecto!

Llegué a mi habitación y me di un muy merecido baño; estuve bajo el chorro de agua más tiempo de lo normal relajando los músculos adoloridos de mi cuerpo y por la tensión a la cual me había sometido Isabella; me afeité y con una toalla en mis caderas, salí del baño para hacer la llamada diaria a Nadia y saber cómo iban las cosas en la constructora y los adelantos de la presa. Para mi suerte, todo estaba tranquilo y avanzando conforme lo establecido, sin complicaciones.

***

JIMMY’S POV

¡No podía ni imaginármelo!

Bella le debía haber hecho pasar a Edward una noche muy complicada. Conocía como se ponía cuando tenía un par de copas encima, pero nunca se emborrachaba así que no debió ser fácil controlarla y mucho menos si se había puesto muy juguetona. Si algo tenía Bella es que además de terca, era muy perseverante.

Y no era como una borrachera normal; con las pastillas que aún estaba tomando y esa dulce y deliciosa mezcla de vino y ron, ¡Debió haber sido una bomba!

Estaba haciendo un esfuerzo muy grande para no ver esas imágenes en mi mente y carcajearme hasta llorar. Pero bueno, se lo habían pasado bien ¿No? Fiesole era un lugar hermoso y cuando Diego se lo recomendó a Edward, obviamente había sido con doble intención. Bella adoraba ese tipo de lugares, románticos, típicos y seguramente el ambiente ayudaría a que ella se relajara y se abriera más con Edward, ese era nuestro propósito y parecía que no estábamos muy lejos de lograrlo.

Y Bella aunque no se diera cuenta, ya estaba muy apegada a Edward; durante el día lo buscaba con la mirada si se alejaba de ella, lo necesitaba cerca, y ya eran varias las noches en las que por algún motivo él terminaba durmiendo con ella, velando su sueño. Como decía Edward, tarde o temprano las aguas tenían que retomar su nivel.

***


Después de ponerme guapísimo, me asomé a la habitación de Bella quien seguía dormida como un tronco ¿A que hora se despertaría? No tenía ni idea pero tampoco iba a esperarla, la bella durmiente tenía que levantarse ¡Ya!

Me costó mucho pero, después de media hora de zarandearla, casi un litro de agua fría, 3 vasos grandes de jugo de naranja junto con 2 advils y la amenaza de que Edward llegaría en cualquier momento, pude sacarla de la cama, eso si, con un humor de perros… y no era para menos, su resaca era monumental.

--Me siento fatal, por favor déjame dormir – me suplicaba mientras se enrollaba en las sábanas de nuevo.

--Mientras más tiempo sigas acostada lamentándote por haberte puesto esa borrachera épica, más grande será tu malestar, así que párate y ve a darte un buen baño que lo necesitas – la amenacé muy serio pero por dentro… ¡Me reía a carcajadas!

--Además Isabella – hice énfasis en su nombre – ¿No pudiste abstenerte de tomar? ¿O se te olvidó que todavía estás medicada? Por eso te sientes peor; por si no lo sabes, te cruzaste con tu medicamento y el alcohol, ¡Pareces principiante!

--¡Cállate Choo! Tus gritos me están matando.

¡¡¡Dios de mi vida!!!

¿Había escuchado bien?

Ella me había dicho “Choo”. Desde el accidente, sólo me decía “Jimmy” por alguna extraña razón, pero el que me llamara así otra vez, definitivamente significaba algo. Edward estaba en lo correcto, Bella estaba empezando a recordar, al menos con los ligeros cambios en su actitud, eso era lo que parecía.

--¿Cómo me dijiste? – Le pregunté nervioso.

--Ash – rezongó con fastidio – mejor me levanto y me dejas de regañar.

Mientras Bella se daba un baño, revisaba su clóset armando varios “outfits” para que eligiera uno para ese día; antes solía hacerlo igual, le gustaba que desbordara mi talento en ella y como estaba muy feliz, me esmeré en hacer la elección perfecta. ¡Se vería lindísima!

Como Bella se tardaba horas bajo la regadera, fui a dar una vuelta por toda la casa revisando que todo estuviera en orden; también le dejé un mensaje de texto a Diego recordándole que si no tenía ninguna cirugía de emergencia, lo quería puntual para cenar en casa.

Después de revisar mis pendientes, escuché ruidos en la habitación de Bella y fui hacia allá. La ayudé a secarse el cabello y con el maquillaje. A pesar de que yo estaba muy contento por cómo me había llamado, ella estaba con el rostro enfuruñado y sin hablar así que yo estaba encantado recitándole mí monólogo sin obtener ni siquiera una mirada suya.

--¿Y cómo les fue anoche Darling? – Pregunté con inocencia, fingida por supuesto.

--Bien – respondió seca y agregó – pero bebí de más.

--Si, ya lo sé – y un par de ojos oscuros se clavaron en mí - ¿No te acabo de regañar porque “olvidaste” que no debías tomar? ¿Sigues borracha Bella? Hmm menuda noche la tuya…

--¿Edward te dijo algo? ¿Se quejó de mí? ¿Me odia?

--¡Cielos no! Sólo se siente culpable por no haber sabido cuidar de ti – la miré a los ojos – está tan apenado que hoy mismo regresa a Nueva York…

--¿Se va? – Asentí y el rostro de Bella se descompuso por completo – se va sin despedirse… - dijo casi para ella misma.

--¡Sabía que sentías algo por él! – levantó su rostro hacia mí congelándome con la mirada pero no me arrepentía, inconcientemente se había confesado, estaba seguro que ni ella misma lo había notado.

No me dirigió la palabra en lo que terminaba de arreglarse pero no me importó, yo estaba rebosante de felicidad y eso que todavía nuestra sorpresa aún no llegaba a casa.

***

BELLA’S POV

¡Era el colmo!

¿Qué sucedía con Jimmy?

Estaba tan insoportable esa mañana que había preferido no hablar con él. Sabía que me dolía la cabeza por la gigantesca resaca que tenía por haber bebido de más la noche anterior pero parecía no importarle porque en lugar de dejarme dormir para que se me pasara pronto, había decidido obligarme a levantar para que me diera un baño, que me había caído de maravilla pero estaba molesta y no lo admitiría.

Además de insoportable, actuaba muy raro y estaba extrañamente muy “contentito” e impaciente. Pero francamente no tenía humor para aguantarlo. Estaba muy… ¿Preocupada? ¿Sería esa la palabra correcta? No lo sabía y no iba a perder mí tiempo averiguándolo, sólo sabía que la sensación que me atormentaba me estaba carcomiendo por dentro.

Y no era para menos. Edward me había llevado a cenar y había tenido que lidiar conmigo… borracha.

Me había llevado a un lugar muy hermoso, estábamos disfrutando de la cena y la plática. Casi estaba segura que las preguntas que le hacía era porque ya estaba algo tomada. Edward me respondió cada una de ellas con toda sinceridad, podía reconocerlo en su mirada. Me contó desde cómo nos conocimos, hasta que no le hacía nada de gracia verme posar casi sin ropa, pero me amaba y eso era suficiente para apoyarme a hacer lo que me gustaba.

Qué difícil… ¿Yo en su lugar, lo hubiera apoyado de la misma manera? Tal vez tenga más mérito que un hombre apoye a su pareja cuando esta tiene un trabajo como el mío; implica algo más que sólo tragarse su orgullo machista. Edward era un hombre muy seguro tanto de él mismo, como de mí. Se sentía seguro de mi amor por él, por eso confiaba en mí. Sabía que lo amaba. Nos amábamos.

¿Qué otra prueba necesitaba para confiar en él?

¿Qué estaba esperando para por fin decírselo?

¡Hey! Momento… él ya lo sabía porque yo misma se lo había dicho la noche anterior. Si, si, estaba borracha pero algo recordaba y eso, claro que estaba muy bien registrado en mi memoria.

¡Dios mío!

¿Qué tanto le había dicho a Edward?

¡Que vergüenza!

Le había preguntado si teníamos relaciones lo cual era más que obvio si llevábamos algunos meses de estar viviendo juntos ¡Que estúpida! Y no conforme con eso, ¿Cómo se me ocurre preguntarle si yo había perdido la virginidad con él?

¡Como envidiaba a los avestruces! Lo único que quería era tener enterrada la cabeza durante años ¿En qué estaría pensando? Bueno, borracha era imposible pensar o… ¡Carajo!

“¿No sería como si lo fuera de nuevo? ¿No sería como mi primera vez?”



Quería llorar; sólo llorar y llorar por años. ¿Cómo podría verlo a la cara sin morirme de vergüenza? Algo se me tendría que ocurrir porque tampoco podía simplemente quedarme encerrada en mi habitación hasta que a él se le olvidaran mis preguntas, pero bueno, según lo que recordaba, él se había portado bastante bien hasta que yo… ¡Carajo otra vez!... hasta que le empecé a rogar por un beso y luego me le ofrecí como una zorra quitándome la ropa, rogándole que me hiciera el amor con el pretexto de que tal vez recordara algo si lo hacíamos…

¿No pude haberme humillado un poco más?

Y para cerrar con broche de oro, Edward me había rechazado. ¿Debía estar feliz o lamentarme por eso? Si me guiaba por su respuesta, debía dar brincos de felicidad. No se había aprovechado de mí cuando pudo hacerlo. Me respetaba. Esperaría por mí. Edward me amaba. ¿Y yo lo amaba a él?

Las preguntas de Jimmy me sacaron de concentración y cuando me recordó que por unas pastillas que aún tomaba, me había emborrachado así, quise golpearme por idiota. ¿Cómo pude olvidarme? Solamente a mí me ocurrían esas cosas, podría jurarlo.

Luego, una respuesta a mis ansiosas preguntas hacia Jimmy, me dejó helada. El me había dicho que por sentirse culpable, Edward regresaba a Nueva York. Sentí la sangre abandonar mi cuerpo. Eso no podía ser posible; Edward jamás se iría sin despedirse, nunca. Y tuve razón. Al ver mi reacción Jimmy casi muere de felicidad gritando que sabía que sentía algo por Edward. No se equivocó, sin embargo aún no podía especificar bien cual era ese sentimiento. ¿Sería amor, cariño?


Una vez que terminé de arreglarme, salí de mi habitación y encontré a Jimmy mirando ansioso por la ventana.

--¿Qué miras? – Terminé con su castigo porque a esas alturas ya era más mi intriga por su comportamiento que mi enojo.

--Ah, nada – se encaminó a su habitación – creo que Edward ya llegó.

Segundos después el timbre de la puerta confirmó su llegada y con los nervios, la pena y las ganas de salir huyendo, me acerqué a abrirle. Y ahí estaba nuevamente frente a mí. Tan alto, tan guapo, tan caballero, tan Edward, mirándome con un brillo en sus ojos verdes y una sonrisa torcida que me derretía toda. ¿Tenía opción para no sentir algo por él?

Dio varios pasos entrando a la casa y con un brazo rodeó mi cintura pegándome a él. En ese momento si estaba plenamente conciente de su cuerpo, de su pecho firme como una roca, de sus anchos hombros y sus fuertes brazos, de ese olor que me enloquecía y que encendía todos mis sentidos, de su hermoso rostro cincelado y sus suaves labios…

--Isabella, estás preciosa – murmuró a mí oído y dejó un beso justo ahí.

Me sostuvo porque sintió como mi cuerpo se aflojaba contra el suyo, rindiéndome a su voz y a su contacto.

--¿Cómo estás amor? – su nariz acariciaba esa zona, detrás de mi oreja y hacía que burbujeara la sangre de mi cuerpo.

--Bien – pude apenas decir – Edward yo… - él negó con la cabeza y pegó nuestras frentes.

--No digas nada Bella, todo está bien – me dio un beso en los labios rozándolos suavemente. Yo asentí y descansé mi mejilla contra su pecho. Sus dos brazos me rodearon en un abrazo y yo hice lo mismo rodeándolo con los míos. Lo escuché suspirar y sonreí.

--Bella – se separó de mí y me llevó de la mano hacia el salón - ¿Recuerdas lo que me pediste cuando te confesé quien era yo?

Su pregunta hizo que tensara mi cuerpo y que lo mirara con un poco de temor. Jimmy apareció junto a él y ambos me miraban con cautela ¿Qué estaba tratando de decirme con eso?

--Si – dije tímida sin que casi se escuchara mi voz. Hizo que me sentara en un sillón y él se arrodilló frente a mí con mis manos entre las suyas.

--Bueno, pues te hemos traído un poco de tu vida Bella…

Jimmy estaba parado en la puerta de la casa e hizo una señal. Sentí una angustia terrible y miedo; me puse de pie, traté de alejarme del salón y huir a mi habitación pero Edward me detuvo entre sus brazos y me refugié en ellos cerrando los ojos y aferrándome a su cuerpo.

--Tranquila amor, abre los ojos – me pidió con su tersa voz y lo obedecí; lentamente fui abriendo mis ojos con miedo, expectante por lo que aparecería ante ellos en unos instantes más.

Vi acercarse a varias personas. Caminaban despacio hacia adentro. Eran dos mujeres y dos hombres, uno muy fuerte, alto y pálido, sonreía mucho al igual que los demás. El otro era rubio y de unos ojos muy azules, también era alto pero no tanto como el otro chico, abrazaba a una de las chicas, a la pequeña de pelo obscuro y piel muy blanca, me miraba como esperando algo de mí, era muy hermosa al igual que la rubia de larga cabellera y los mismos intensos ojos azules del otro chico, los tenía anegados de lágrimas y aún así me sonreía.

Mi cuerpo temblaba; aún no podía reaccionar. Afiancé mi abrazo alrededor de Edward y él acariciaba mi espalda acercándose a mi oído.

--Bella ellos son tus amigos – susurró suavemente – son parte de tu vida, están aquí por ti.

Me separé ligeramente de su cuerpo para mirar a las personas que estaban frente a mí. A mis amigos. Unas fuertes ganas de llorar llenaron mi pecho y mis ojos se nublaron. No iba a resistirme… ¡Quería mi vida de vuelta!

Con lentitud, me fui separando de Edward; limpié las lágrimas de mis mejillas con mis manos y les sonreí a mis amigos. Era una invitación a acercarse que rápidamente fue tomada por la rubia quien corrió hacia mí, encerrándome en un fuerte abrazo.

--¡Bella! ¡Bella! – por extraño que pareciera, me sentía muy cómoda con ella; si bien recordaba por las fotos que me había enseñado Jimmy, ella era Rosalie, mi amiga de toda la vida.

--Rosalie – logré articular.

--¿Cómo se te ocurre escaparte sin mí Bella? – reí con sus palabras y fue tan natural que mi cuerpo aligeró su peso, quitándome una carga de encima al abrazar a mi amiga - ¡No vuelvas a dejarme atrás! ¿Ok?

--Ok – acepté y la otra chica me arrebató de entre los brazos de Rosalie. Era Alice, la hermana de Edward.

--Isabella Swan – también lloraba junto conmigo y Rosalie - ¡Te extrañé mucho! – Me mecía de lado a lado – tenemos tanto que platicar… no puedo hablar, estoy muy emocionada – la apreté contra mi cuerpo, tenía ganas de consolarla a pesar de que sabía que no lo necesitaba, se veía una chica fuerte, entera. Se hizo a un lado y el chico rubio, Jasper también me abrazó.

--Pequeña, al fin – dijo bajito – todos estábamos muy angustiados, pero ahora ya podemos estar tranquilos.

--Quítate Jasper, déjame abrazar a Bella…


--¡Emmett no! – Gritó Edward y corrió poniéndose frente a mí en un gesto protector – ¡No puedes cargarla! Recuerda lo que te dije – le dijo alarmado y Emmett se acercó a mí.

--Me muero de ganas de darte un apretón y levantarte del suelo, pero prometí tener cuidado Bella, así que ven aquí y tú dame un buen abrazo ¡Rómpeme las costillas chica! – Pude escuchar las carcajadas de todos e hice lo que me pidió, traté de apretarlo tanto como pude – Hey ¿No que un excelente doctor te había dejado como nueva? ¿Dónde están tus fuerzas?

--Calma Emmett, que el excelente doctor tiene quien lo defienda ¿Verdad Bella? – Jimmy sacó las uñas y yo asentí divertida.

No podría describir mis sentimientos en ese momento. Estaba nerviosa, ansiosa, mi cuerpo temblaba y probablemente iba a tartamudear si intentaba hablar, pero de algo si estaba completamente segura… estaba feliz.

Mi casa era un alboroto total. Todos hablaban al mismo tiempo, me preguntaban mil cosas, me abrazaban de nuevo y las muestras de cariño no se limitaban. Alice era un precioso torbellino con un rostro de porcelana; de la pequeña indefensa que había llorado emocionada no quedaba ni rastro; hablaba a mil revoluciones y con todos al mismo tiempo. No soltaba a Jimmy y le decía así como a mí, que lo había extrañado horrores. Jasper no me quitaba la vista de encima pero no era una mirada incómoda en lo absoluto, al contrario, estaba llena de ternura y afecto sincero, lo sentía así. Emmett era tan divertido, a simple vista podría parecer un chico tosco e infantil pero a los pocos minutos notabas su inteligencia y su personalidad avasalladora, que lo más probable eso haya sido lo que captó la atención de la hermosísima Rosalie quien no soltaba mi mano. Un pelo rubio divino enmarcaba ese rostro primoroso, era tan bella que no podías dejar de mirarla.

Giré mi cara buscando a la persona a quien debía toda esa felicidad. Estaba un poco alejado, pero observaba cada uno de mis movimientos y mis reacciones, pendiente de mí en todo momento. Con una sonrisa torcida en los labios, esa que me encantaba y me provocaba cosquillas en el vientre y un sonrojo en las mejillas.

Edward Cullen me estaba devolviendo mi vida. El me quería de vuelta; a mí, a Isabella Swan. Ese hombre me amaba, me lo demostraba a cada minuto, a cada segundo y yo, sólo quería estar a su lado. No volvería a separarme de él jamás.


Me levanté del sillón y avancé hacia donde se encontraba. Su verde mirada observaba mis pasos. Ya frente a él, acabé con el espacio entre nosotros y mis brazos rodearon su cintura, pegué mi rostro contra su pecho e inhalé su embriagante aroma. También me rodeó con sus brazos tiernamente. Alcé mi cara hacia él buscando sus ojos.

--Gracias Edward – de puntillas besé sus labios – gracias cielo.

Un llanto incontrolable comenzó a fluir de mí garganta. Incapaz de detenerlo, me escondí en su pecho; no quería estropear ese mágico momento.

--Bella – sentí sus labios en mi coronilla – no tienes nada qué agradecerme amor.

--Quiero mi vida de vuelta Edward y haré lo que sea por recobrarla ¡Lo que sea!

Con ambas manos acunó mi rostro – No tengas miedo Isabella, sólo no tengas miedo.

Me aferré a Edward y le repetía una y otra vez que “si”, que sería valiente y que no tendría miedo. No había notado que de pronto un apacible silencio reinó en el salón. Intrigada giré mi rostro y todos mis amigos y Jimmy nos observaban extasiados. No pudimos evitar reírnos al igual que ellos.

--Eso no se te olvidó ¿Verdad Bellita? – Bromeó Emmett – abrazar a mi hermanito…

--¡Cállate Emmett! – Rose le dio un golpe en el brazo – no molestes a Bella – él rodó los ojos y levantaba las manos en un gesto de rendición pero luego cargó a Rosalie y la llenó de besos.

--Muero de hambre Rose y si no me alimento, me saciaré contigo – la miró levantando ambas cejas varias veces.

--¡Por Dios Emmett compórtate! – regañó una muy ruborizada Rosalie. Jasper hizo caso omiso y Alice lo besó en los labios.

--Salgamos a cenar – propuso Jasper – también tengo hambre – los dos hermanos lo miraron amenazadores – el vuelo me dejó hambriento.

--Oh no – gritó Jimmy – cenaremos aquí, les tengo una gran sorpresa italiana – no podía ocultar su felicidad – les va a encantar, encargué todo a un restaurante delicioso.

Y en lo que llegaban la cena y Diego, les mostramos la casa; al llegar a mi habitación las chicas se sorprendieron.

--Bella es casi idéntica a la tuya en Nueva York.

--Tienes razón Rose, blanca y acogedora, casi iguales – confirmó Alice y me giré buscando a Jimmy. El nunca me había dicho eso, yo solo recuerdo haber llegado del hospital y haber escogido esa habitación en lugar de la que él me decía que era mía. Edward notó mi confusión y se colocó detrás de mí, abrazándome.

--Tal vez tu subconsciente te pedía que te quedaras aquí amor – besó mi nuca y mil chispas salieron disparadas por cada poro de mi cuerpo. Edward estaba tan tierno y cariñoso conmigo ¿Pero porqué me hacía tonta? El estaba así siempre; cariñoso, dulce, paciente…

Alice y Rose estaban felices por toda la casa y en un impulso, les pedí que se quedaran a dormir. Gritaron contentas que desde luego que si ya que yo necesitaba un tiempo de chicas, lo único malo era que Edward ya no se quedaría conmigo hasta que me durmiera. Me estaba acostumbrando demasiado a él.

***

Casi una hora después para desgracia de los hambrientos, llegó la cena. Las chicas y yo pusimos la mesa bajo la estricta vigilancia de Jimmy que se alegró aún más con la llegada de Diego. Para molestar a Jimmy, yo me encargué de hacer las presentaciones y después de unos muy breves minutos de plática, nos sentamos a la mesa.

--¿Estás contenta? – Me preguntó Edward apretando mi mano.

--Si, algo rara de tener la casa llena pero muy feliz – se acercó para darme un beso en la mejilla. El también estaba tan feliz como yo.

Al centro de la mesa había todo un festín italiano. Ensaladas con Prosciutto, la imperdonable lasagna, risotto con verduras, canelones de carne con aceitunas negras, fettuccini con pollo, al pesto y pizzas diminutas que Emmett se acababa de tres mordidas ¡Pasta! ¡Pasta! ¡Pasta!


Alice y Rosalie comían felices y de vez en cuando veía que hasta ponían los ojos en blanco ¿De verdad se mataban de hambre? ¿También yo lo hacía?

Edward me sirvió un poco de ensalada y canelones; yo le puse en su plato un poco de lasagna y risotto con verduras. Nos dábamos a probar de lo que ambos teníamos en los platos. Comíamos tranquilos, relajados, como si estuviéramos acostumbrados a esos movimientos. ¿Siempre había sido así?

En la mesa también habían varias botellas de vino y cuando Jasper quiso poner un poco en mi copa, Edward casi saltó de su silla.

--No Jasper – lo detuvo – Bella aún está bajo medicación.

Bufé y rodé los ojos; Edward se sentó de nuevo y me atrajo hacia él – No pretendo pasar otra noche sufriendo amor, así que nada de alcohol.

--¿Sufriendo? – entrecerré los ojos.

--Fue un calvario tenerte casi desnuda entre mis brazos Bella – me dijo en secreto al oído – hoy no estaré para cuidarte… - sonreí tímidamente recordando cómo había actuado la noche anterior y mis mejillas se calentaron.

La cena estuvo espléndida; aunque Jimmy no había cocinado, se había lucido eligiendo el menú y el excelente restaurante a cargo de ella. Mi mente aún estaba procesando que estaba ahí, sentada a la mesa con mis amigos, con mi familia y junto a mí, el hombre que me amaba y estaba dispuesto a todo por mí.

***

Después de cenar, entre las chicas, Jimmy y yo, recogimos la mesa y la cocina en un dos por tres; metimos la vajilla a la máquina y todo estaba de nuevo impecable. Tomamos el café en el balcón y todos estaban encantados con la maravillosa vista hacia el “Ponte Vecchio”. Emmett y Jasper cuestionaban a Diego sobre las rutas del vino en La Toscana y por supuesto organizó una visita a los viñedos de su familia. Parecía que tenían un interés muy particular en la cata de los vinos y desde luego estaban felices de tener la oportunidad de conocer el proceso de su realización. Esa conversación los tenía enfrascados y pronto atrajo también la atención de Edward quien escuchaba atentamente a Diego hablar muy orgulloso de la tradición de su familia.

Por su parte, Alice y Rose me tenían hipnotizada hablándome de sus desfiles, sesiones de fotos, comerciales y demás. Yo las escuchaba fascinada porque eran felices en lo que hacían y podía verlo al reflejar su alegría mientras hablaban de su trabajo. Sus agendas estaban colmadas y no me contuve en preguntar…

--¿Y como es que están aquí tan tranquilas?

--Bella no seas tontita – dijo Rosalie – nada es más importante que la familia.

--Gracias – dije de corazón.

--Te tengo una sorpresita, espera – Alice salió disparada hacia el salón y regresó con su bolso enorme -¿Lista?

Asentí y de pronto, puso en mis manos varias revistas – acaban de salir y no resistí traértelas. Estás impresionante Bella…

Y ahí estaba yo, ante mis propios ojos. No eran imágenes en una pantalla; eran revistas verdaderas y las tenía en mis propias manos. Estaba en la portada de todas ellas, 5 ó 6 publicaciones.








Elle, Boxer, Entertainment, Allure, Sports Illustrated, Vogue...










maquillada extravagante, al natural, vestida casual, exótica













Ojeando una de las revistas me encontré completamente desnuda junto con otras chicas







“Los Ángeles de Victoria” decía el artículo y yo no podía dejar de mirarme; mis manos temblorosas sostenían la revista. Sentí un suspiro a mis espaldas; giré un poco la cara aunque no era necesario adivinar quien era.


Edward observaba callado las mismas fotos de las revistas que yo veía. Se inclinó hacia mí y besó mi cuello en una clara muestra de amor.

--¿Ya te viste? – Susurró a mi oído – estás hermosa – depositó otro beso, ahora en mi mejilla y sus manos frotaron mis brazos.

--Es muy extraño verme así – me encogí de hombros – pero… me gusta – Edward rió.

***

Los chicos comenzaron a despedirse y yo me acerqué a Edward.

--Hoy no te voy a hacer sufrir.

--Mmm no pero no te preocupes, tenemos muchas noches por delante. Diviértete mucho ¿Ok? No dejes que Alice te intimide. Estaré aquí mañana. Voy a extrañarte Isabella.

--Yo también – dije sin pena – Edward… gracias.

--Por favor no me agradezcas – me envolvió en sus brazos y besaba mi coronilla – te veré mañana. Y mejor me voy porque se me está haciendo muy difícil dejarte sola con estas mujeres.

--Y no te olvides de Choo.

Una amplia sonrisa ocupó su rostro - ¿Choo? – Preguntó.

--Si, Jimmy Choo – y le sonreí de vuelta. Me dio varios besos muy ligeros en los labios y se fue junto con Emmett y Jasper. Diego también se despidió y nos dijo que no lo veríamos hasta el fin de semana para ir a visitar los viñedos de su familia; Choo se entristeció un poco pero luego sonrió resignado.

Después de una muy larga despedida, por fin nos dejaron solas. Nos cambiamos y nos desmaquillamos. Ya estábamos listas para una larga noche, según había dicho Alice. Yo no estaba nerviosa, ni ansiosa, ni nada por el estilo, estaba encantada escuchándolas así que disfrutaría mucho las próximas horas.

--Ay Bella, desde que Edward te encontró nos moríamos de ganas de venir a verte pero él nos dijo que teníamos que esperar – Alice se apresuró a decir.

--Si, fue algo complicado, yo no… no sabía quien era Edward, hasta que él mismo me lo confesó.

--¿Y qué piensas de todo este embrollo?

--No sé Alice, la verdad es que no me gustaría mucho sentarme a analizar… - no había terminado de hablar cuando Rosalie ya me había interrumpido.

--¡Dios mío Bella! Ni con ese puto golpe en la cabeza cambias. Sigues huyéndole a tu realidad. Ya va siendo hora de que de verdad saques la casta o que dejes de hacernos creer que eres muy valiente – me dejó muda, sin saber qué responderle porque no podía, ella estaba en lo cierto; tal vez no recordaba como actuaba antes pero en ese momento, mi solución era evadir el problema y querer seguir adelante pero ¿Dónde quedaba lo que le había prometido a Edward?


--¿A qué le tienes miedo? – Alice juntaba las cejas - ¿Piensas que vas a escuchar algo realmente decepcionante de Edward? ¿Eso es? – mi silencio le dio la razón – pues déjame decirte que estás equivocada y sufres por tonta. Es mi hermano y tal vez esté mal que yo lo diga y no me lo creas pero él de verdad te ama, aunque eso no tengo que decírtelo, tú misma te haz dado cuenta. Tú eres su vida ahora Bella, el vive para ti. No puedes imaginarte su angustia cuando estábamos en Alemania, tenía días sin saber de ti y no podíamos regresar hasta estar seguros que Demetri estaba aceptando bien la médula de esa zorra.

Alice hablaba con tal certeza que no dejaba lugar a dudas y yo necesitaba escuchar la versión completa. Le pedí que me la contara y lo hizo. Rose y yo escuchábamos atentas y mis lágrimas corrían por mis mejillas cuando supe con detalle, lo que Edward había sufrido por las mentiras y la humillación por la que Irina lo había hecho pasar. El no le dijo nada a su familia. Aguantó solo toda la vergüenza y el amargo proceso legal para tener consigo a su hijo y no fue sino hasta que comenzó a concentrarse más de lo normal en su trabajo y en sus relaciones “sin compromisos” que Carlisle le preguntó qué demonios era lo que le ocurría que ni siquiera el teléfono les quería contestar.

Ahí fue cuando después de varias semanas de insistir, Edward por fin le soltó todo a su padre menos la parte correspondiente a Demetri; le dolía más que nada el saber que no era su hijo y prefirió guardarse esa parte de la historia. Carlisle fue a Alemania para estar con él y no importó que ya hubiera pasado mucho tiempo, él sintió el apoyo de su familia y fue lo que lo hizo pensar en regresar a los Estados Unidos. Ya no quería sentirse solo y le parecía lo mejor para reconstruir su muy dañada autoestima y su vida.

Edward ya había empezado algunos proyectos con su propia constructora pero no fue impedimento para volver, ya que habían ganado el concurso para la construcción de la presa más grande de la zona Noreste del país. Era su oportunidad para que la constructora se hiciera de un buen nombre en América. Y con un excelente proyecto bajo el brazo, volvió pensando en hallar paz y una vida tranquila dedicada al trabajo, no pedía ni quería más… hasta que gracias a Rose, entré en la vida de Edward Cullen.

Y ella corroboró la versión que él mismo me había dado.

--No se soportaban Bella, se fulminaban con la mirada. No podían estar juntos porque eras capaz de sacarle los ojos, pero lo que no entendía era como tú me jurabas que lo odiabas y a los dos días encabezaban las revistillas de chismes saliendo muy abrazaditos de algún restaurante… ¡Que tramposa Bella!... ¡Ustedes se veían a escondidas!


--Rose yo… - no me dejó continuar como estaba viendo que le encantaba hacer.

--Pero cuando te tuvo que llevar de emergencia al hospital por una infección que tenías y se quedó contigo cuidándote y muy preocupado, ahí si no me cupo duda que Edward sentía por ti algo más.

--¿Y te acuerdas Rose cuando se puso como un energúmeno por los celos en el cine? Te hizo una escena Bella… pero no sé qué le habrás dicho después porque nunca más volvió a ponerse así. Ese día también ya estuve segurísima, Edward estaba perdido por ti y tú por él, sólo había que verlos juntos… se acoplan muy bien para todo, y no digamos en la mesa ¿No te das cuenta?

--Uf y ¡No quiero pensar como se acoplan en la cama! – Rose se mordió el labio – Si Edward es la mitad de ardiente que Emmett, amiga la debes pasar increíble.

--¿Te callas Rose? Estás hablando de mis hermanos, no es algo que quisiera escuchar, claro a menos que quieras saber que tu hermano me hace…

--No estoy escuchando, no estoy escuchando, no estoy escuchando… pero dime, Alice, tápate los oídos, ¿Edward es fogoso? ¿Cómo es en la cama?

--No des detalles, solo dinos si te hace ver las estrellas, no necesitamos más información.

Abrí los ojos y creí que se me saldrían al oír lo que me preguntaban, el rubor y el calor en mis mejillas ya se había instalado de nuevo y yo titubeante solo bajé la cabeza y miré al suelo.

--Yo…

--Sin pena Bella, cuéntanos.

--No la presiones Rose, pero si dinos Bella – las dos me miraban expectantes y se retorcían los dedos de las manos.

--Yo no sé, no lo recuerdo – dije apenas en un leve susurro y vi que sus rostros cambiaron de ansiosos por saber mi respuesta a unos que me hicieron querer vomitar. Ellas me miraron con lástima, aunque tal vez no era su intención hacerlo pero esa expresión estaba ahí presente frente a mí.

--Bella – Rose me abrazó – discúlpanos, no pensamos.

--Somos unas taradas, perdónanos ¿Si?

Acepté sus disculpas a pesar de que no era necesario que lo hicieran; simplemente no estaban acostumbradas a la idea de que mi memoria estaba en blanco


Siguieron contándome de sus trabajos, de lo bien que les iba y lo felices que estaban; yo las escuchaba con atención y por unos instantes pensé si no era hora ya de enfrentarme a mi misma, a mis miedos. Quizás tenía que empezar a tomar decisiones y regresar a ser la protagonista de mi propia vida, no podía dejar pasar el tiempo esperando por mis recuerdos para poder continuar.

Y mis amigas no pudieron llegar en mejor momento; dejándome ver la vida que me estaba esperando y que si no actuaba solo la vería impresa en las páginas de las revistas porque ni siquiera habría tenido el suficiente valor para recobrarla. Ni a mi familia, ni a mis amigos, a mi trabajo, ni a Edward.*



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Gracias PattinsonWorld.

9 comentarios:

joli cullen dijo...

DISO CUANDO VA A RECORDAR YA QUIERO SEXO
POBREE DWARD CASI CAE
Y BELLA NISE UBIESE ACORDADO JEJJE
ME ENCANTA EL CAP ES TAN EMOCIONANTE
GRACIAS MIL GRACIAS

Nani-PattinsonWorld dijo...

Nenaaaaaaaa pedazo de capitulo, dios mio ese Edward controlandose cuando es el primero que se descontrola jaja que mal ha debido de pasar y que largaaaaa esa noche. Me encanta cada detalle y como lo adornas siempre con sus fotos correspondientes, te curras el blog como nadie cielo, eres una crack !
Te dejo un besazo enorme y como no puedo dejar de ser yo misma, sigo siendo ansiosa jaja QUIERO MASSSSSSS

CRIS dijo...

en primer lugar, gracias por este estupendo, fascinante, encantador y súper largo capítulo!!!! me encanta!!!! yuhuuuu!!!!!
como te han dicho ya, te curras un montón el blog y está chulísimo, es de agradecer y mucho.

besos

Silvia Farro dijo...

omgggg empece a leer la historia ayer en la mañana en la univ. no me importaron las clases me enganche y termine al dia siguiente 5 am cuando avanzaba mi trabajo....la historia es increiiiible!!!!!cuando publicas el siguiente capitulo????? please que sea prontooo

RominitsV dijo...

qué capítulo !!!! genial genial, la fuerza de voluntad de edward para hacer las cosas bien ahora y hacer que bella pueda recordar es súper cool, muchos sentimientos! Como siempre ya ansiosa del próximo capítulo. Muchas felicidades!!!

sussy dijo...

Aaaayyy Li, gracias por compartir estas fotos, y gracias por tu tiempo. La historia esta super!!! y si Bella no lo recuerda; yo me ofrezco a consolarlo!!!

Silvia Farro dijo...

cuando publicas el siguiente capitulo li mmmmmm please que sea pronto ojala y puedas?......me fascinaaa como estas adaptando l historia.....y me encatnta mas porque escribes no poco sino un largo y tendido capitulo explicando los sentimientos de cada uno de los personajes principales....please!

megavladix dijo...

amiga como siempre mis felicitaciones a sido un capitulo bastante interesante pero como siempre las imagenes del capitulo en tu blog me han encatando pero como siempre nos tienes queriendo mas de tu historia asi te espero el proximo marte para saber como continuara la historia. haber cuando publicas una futura histoia

katriciacruz

dracullen dijo...

buen detalle el de edward al llevarle a sus amigos!!! jejeje reí mucho con las confesiones de rose y las preguntas jejeje :D