lunes, 7 de marzo de 2011

CAPITULO 54

CAPITULO 54


BELLA’S POV

–¿Cambiarías de empleo Choo? ¿Me dejarías sola? – lo miré titubeante.

–Yo… bueno… – se retorcía las manos y miraba al suelo – mira Bella no…

–¡Nos asociamos! – lo interrumpió mi madre – trabajamos tan bien juntos que decidimos intentar con una línea de muebles y ropa de cama.

–Sí, tendremos nuestra propia firma – dijo entusiasmada Esme – Reneé hace unos diseños espléndidos, plasma mis ideas en un diseño exacto y además le servirá de pretexto para venir a ver más seguido a los gemelos y Jimmy además de ayudarnos a ambas con su criterio e ideas, tiene una visión para los negocios impresionante.

–Pero nunca te dejaré Bella, esto no me va a distraer te lo prometo – dijo nervioso.

–Jimmy ¿Cómo crees que yo me negaría? – lo tomé de las manos – tú trabajas conmigo por amor al arte, yo soy la que debe decirte que no te quitaré mucho tiempo… si es que quieres que sigamos juntos, porque si no, yo puedo busc… – se abalanzó sobre mí.

–Que ni se te ocurra Isabella, nunca podrás deshacerte de mí – Edward respiró aliviado y yo también, pero además, estaba muy feliz porque las personas que quería se unían en un proyecto muy prometedor.

Al día siguiente, Edward se fue a trabajar muy temprano y Jimmy se personificó en nuestra casa para ayudarme a desempacar las doce maletas y para que le contara los detalles del viaje.

–Ahora si Bella – Jimmy se sentaba frente a mi con las piernas cruzadas sobre mi cama – ¡Cuéntamelo todo! – aplaudía emocionado – Cómo estuvo todo ese mes en un lujoso yate con tripulación sirviéndote todo el tiempo, llegando a los puertos más bellos del Mediterráneo y casada con ese hombre que te llevó a conocer a sus tíos los dioses griegos ¿Eh? Suéltalo…

–Ay Choo, no puedo decirte lo maravilloso que fue todo, las playas más hermosas que te puedas imaginar y Edward es… es… se portó como todo un…

–Sí, sí eso ya lo sé – asintió varias veces – ¿Aún no has comprendido que te ama tonta? Ese hombre daría la vida por ti… pero bueno eso ya lo sabemos y no es eso lo que quiero que me cuentes, dime como es hacer el amor en una playa virgen, ¡anda dime!

Lo miré casi con los ojos de fuera – ¿Y tú como sabes eso?

–Ash Bellaa – dijo con fastidio – tú misma me lo contaste una vez, que te morías de ganas de hacer el amor ahí, y bueno ya estuviste en varias así que habla porque no te dejaré en paz hasta que me lo cuentes.

–Eso es algo íntimo y privado Jimmy.

–¿Y yo que soy? – frunció el ceño – tú guardador de cosas íntimas y privadas ¿No? Pero está bien, si no quieres no me cuentes, total, con la cara que tienes seguramente no le diste vida al pobre Edward, sexo aquí, sexo allá, encima de, debajo de, en esta playa en aquella también, en el camarote, el en jacuzzi, en la cubierta… ¡Sí, sí Edward así, más duro! Uf de solo pensarlo ya me cansé, él se ve agotado en cambio tú, estás rozagante, eso quiere decir que te fue muuy bien ¿Me equivoco?

–¡Jimmy!

–Por eso compraste tanto, el pobre hombre no tenía energía para decirte que no…

–Solo te daré un consejo – reí burlona.

–¡Dime! ¡Dime!

–Cuídate de la arena…

EDWARD’S POV

–Edward… cieloo – susurraba a mi oído.

–mmmm…

–Despierta.

–¿Qué pasa? – me senté en la cama – ¿Estás bien?

–Yo sí, pero los pequeños no… tienen hambre de hot dogs.

–¿Bella? – vi mi reloj en la mesita y eran las 3 de la madrugada – ¿Ya viste la hora?



–Sí, por eso te voy a acompañar, anda vamos, ponte esto – me dio una chamarra y unos tenis.

–¿Me vas a acompañar? ¿No te los voy a preparar? – pregunté con cierto temor.

–Nop, vamos a ir a comprarlos, los de afuera saben mejor…

Una hora después nos encontrábamos en una esquina de la ciudad comiendo los hot dogs más ricos que había probado en mi vida. Mi mujer era única, siempre tenía los más locos antojos pero no podía comer sola, yo tenía que comer con ella, aunque a veces supieran horribles pero si de algo estaba seguro, es que iba a seguir haciendo lo que fuera para tenerla contenta.

–¿Ya niños ó niñas? – bromeé – ahora vamos a casa para que papá descanse al menos una hora – puse como siempre lo hacía, mi mano en la pancita de Bella y me acerqué para besarla y poner mi mejilla cuando sentí algo extraño.

–¿Qué fue eso?

–Espera – dijo Bella alerta – ¡Son ellos!

–¿Cómo que son…? – y sentí otro movimiento en mi mano con mucha mayor claridad – ¡Ahí está de nuevo!

–¡Son ellos! – gritó Bella emocionada – ¡Son los bebés Edward!

–Mis hijos se están moviendo – dije asombrado.

Nuestras manos y mi mejilla sobre su pancita esperaban impacientes otro nuevo movimiento y del lado contrario a la primer patadita sentimos las otras. Era tanta nuestra felicidad que no podíamos despegar nuestras manos en espera de más muestras de movimiento y cómo si supieran que permanecíamos expectantes, nos regalaron un par más mientras les decíamos cuanto los queríamos y que ya necesitábamos tenerlos con nosotros.

¡Que bella era la vida!

***

Los meses pasaron y su pancita fue creciendo demasiado rápido para nuestro asombro. Con 5 meses su embarazo ya era bastante notorio; las náuseas ya casi habían desaparecido pero los antojos iban siendo mucho más frecuentes. Bella también se agotaba con facilidad aunque continuaba haciendo ejercicios más ligeros desde luego, para mantenerse en buena condición. Estaba empeñada en ser la mejor mamá.

Ya habíamos ido a dos citas con la Dra. Montgomery con sus respectivas ecografías y en la última, nos dijo que ya podríamos saber sin lugar a dudas el sexo de nuestros o nuestras bebés; mi mano tembló un poco y casi estuve seguro que Bella estuvo a punto de ceder pero no lo hizo; la verdad, es que le hacía mucha ilusión la espera y contra eso, aunque me muriera de ganas, no podía hacer nada. Estaba tan contento porque mis hijos estaban en perfectas condiciones, que la ayudé a vestir y la llevé a comer al restaurante argentino al que fuimos alguna vez.

***

Mi madre, con su gran sabiduría y poder de convencimiento, había conseguido convencer a Bella para que solamente ella supiera qué serían nuestros bebés para así poder decorar su habitación, con la promesa de ser lo más discreta posible para que ella no se enterara con anterioridad. Ella trabajaba a puerta cerrada y obviamente cuando yo estaba en la presa o en la oficina; Bella mientras tanto iba a ejercitarse con Jimmy, se pasaba por la oficina de Ángela, iba de compras porque según ella con su creciente cuerpo no tenía nada que ponerse o se pasaba horas platicando con Alice y Rose cuando estaban en la ciudad.

Sus padres también nos visitaban con frecuencia ya que no querían perderse mucho del embarazo de su hija. Le tomaban cientos y cientos de fotos para enseñarles a sus nietos cuando nacieran. Un fotógrafo amigo suyo le hizo unas espléndidas que me gustaron mucho y yo también le había tomado unas cuantas desnuda, mostrando el motivo de nuestra felicidad y orgullo.

Mis padres también estaban igual de locos de alegría y cada domingo íbamos todos a comer a su casa, salvo cuando Bella insistía y todos iban a la nuestra. Mi Bella parecía estallar de felicidad cuando veía su casa llena y a la familia en el salón, en el comedor o en la cocina. Con qué poco podía ser feliz mi Isabella…

–¡Bella, ya llegué! – grité al llegar una noche a casa.

–¡Aquí! – respondió desde nuestra habitación, subí con rapidez las escaleras y encontré a mi mujer acostada viendo la tele con su pancita ya de casi 7 meses y los pies sobre varias almohadas; estaba enormemente hermosa.

–¿Cómo están mis bichitos? ¿Cómo pasaron el día? – besé su voluminoso vientre – ¿Le dieron mucha lata a mami? – le besé en los labios.

–¿Bichitos? – hizo una mueca – no les llames así.

–Tú les dijiste así primero mi amor ¿Ya se te olvidó? – rodó los ojos y me atrajo hacia ella – además es de cariño, lo sabes.

–Qué bueno que llegas…

Conocía ese tono de voz tan sensual y demandante. Bella y yo habíamos tenido una vida sexual bastante activa aunque en esos últimos días mis bebés habían crecido mucho, Bella se agotaba más rápido y a mi ya me daba temor hacerle el amor.

–Bella… – titubeé – yo creo que ya no es conveniente que continuemos…

–¿Me estás diciendo que no quieres hacer el amor conmigo? – preguntó titubeante – ya no me deseas porque estoy… así – miró su redondo vientre.

–No Bella, yo te deseo igual o más que antes, sólo te estoy diciendo que me da miedo hacerles daño a ellos o a ti; ya sé que no pasa nada pero no sé, creo que ya llegamos al límite amor.

–¿Límite? – preguntó furiosa, esas hormonas revolucionadas y volubles me iban a matar. Enojada, jaló las sábanas hasta su cuello e intentaba acostarse de lado pero se enredó y su pancita le impidió moverse como ella quería.

–Déjame ayudarte, quédate quieta.

–¿Quieta? ¿Cuánto más quieta quieres que me quede si no puedo ni moverme?

–No te alteres, ya sabes que es por los niños amor, ya falta poco – le hablé con suavidad mientras iba besando su cuello y automáticamente fue relajándose. Irremediablemente el único remedio para ese estado de ánimo, era… el sexo – está bien señora, voy a darle lo que pide pero ya sabe… quietecita.

–Date prisa Edward.

–No me presione, las cosas me gustan lentas… pero eso usted ya lo sabe… ¿No es cierto?

Dejé que permaneciera en esa posición y comencé a recorrer con mis labios sus hombros desnudos. La ayudé a quitarse la camiseta de tirantes que llevaba y con exagerada lentitud, acaricié su espalda y su pronunciado vientre. Subí un poco mi mano y toqué a mis maravillosas y crecidas niñas. Si antes me volvían loco, en esos momentos eran mi perdición, su tamaño había aumentado y estaban más sensibles que nunca pero ya no le dolían y eso, era excelente. Ya un poco más relajada la giré, quedó acostada boca arriba y pude concentrarme en mis preciosas niñas; con mucho cuidado las acaricié con mi boca y con mi labios, haciendo círculos alrededor de sus pezones con mi lengua, logrando su primer jadeo.

Ya no succionaba buscando algún néctar divino como lo hacía al principio porque unas semanas antes, lo encontré y no supo tan divino como hubiera deseado, tal vez fuera la sorpresa pero ya evitaba esa deliciosa caricia… por el momento. Paseé mi mano por su vientre con ternura y no hubo ningún movimiento ni manifestación de desagrado ahí dentro, continué y mientras lo besaba, mi mano llegaba a su entrepierna, tan cálida como siempre, esperando mi contacto. Hundí mis dedos entre sus labios buscando ese nudito hinchado que disparaba el sinfín de sensaciones a todas sus terminales nerviosas. Lo toqué y gimió, lo presioné y jadeó abriendo sus piernas tanto como podía. Con la práctica que ya teníamos, coloqué una almohada bajo sus caderas para que quedara a mí altura.

–Edward, te… necesitoo adentroo yaa – me ordenó.

La ignoré y bajé mi rostro hasta su tibio rincón y la probé como lo había hecho infinidad de veces; su nuevo sabor me embriagaba y era el mayor afrodisíaco que me hubiera podido dar. Rocé mi lengua por su clítoris, de arriba abajo, alrededor de él y la introduje en su ranura, dejándola lista para saciar mi más que excitada y vibrante virilidad. Me arrodillé entre sus piernas y ubiqué mi miembro en su entrada; controlando mis impulsos por hacerla mía con un ritmo desenfrenado, me deslicé dentro de ella suavemente, con todos mis sentidos alertas pero al mismo tiempo totalmente entregado a Bella para su placer. Comencé a moverme dentro y fuera de Isabella; ella gemía y jadeaba, se movía tanto como podía y disfrutaba de la entrega.

Un vaivén acompasado dominaba nuestros cuerpos y un primer latigazo tensionó ni vientre. Apuré solo un poco más el ritmo y sentí como envolvía mi longitud en un fuerte apretón. Otro aviso a mis ingles me indicó que estaba muy cerca de mi liberación. Solté un muslo de Bella y presioné su clítoris para acelerar su orgasmo mientras seguía entrando y saliendo de ella; la sentí cerrarse en mí y convulsionar de placer gritando mi nombre.

–Edwaard…

Al mismo tiempo me dejé ir llegando juntos al clímax. Llenándola de mí como si todavía fuera posible hacerlo un poco más. Explotando, liberando su tensión y la mía. Amando cada día más a esa extraordinaria mujer que me pertenecía…

Un rato después recostados y a punto de dormir, Bella jadeó sorpresivamente.

–Se están moviendo, Edward… – puse mi mano en su vientre y los bebés se movían mucho.

–Siempre se mueven después de hacer el amor – dije tranquilo – no pasa nada. Duérmete y ellos se calmarán…

Al día siguiente Bella aún dormía y no pude resistirme a besar su hermosa y redonda pancita para darle los buenos días a mis bebés. Era muy fácil el contacto directo porque Bella dormía prácticamente desnuda ya que las hormonas la tenían muy acalorada.

–Hola bebés – susurraba muy despacito – buenos días ¿Cómo durmieron mis pequeños bichitos consentidos, eh? Hoy es domingo y hay que dejar dormir a mami ¿De acuerdo? Solo un ratito más…

Me di un baño y bajé para prepararle el desayuno a Bella; le subí lo de siempre, jugo, unas tostadas con mantequilla y mermelada y un vaso de leche, ya no había café para nadie. Ella seguía en la misma posición. Ya le costaba mucho trabajo encontrar una posición cómoda que le permitiera dormir unas horas y cuando la encontraba, como en ese momento, prefería no despertarla; era mejor dejarla descansar.

Salí de la habitación con cautela y me dirigía al despacho a trabajar un rato cuando me quedé parado frente a la puerta del dormitorio de mis bebés. Ya estaba listo; mi madre había terminado esa misma semana y nos dijo que ya se había ocupado de equiparla con todo lo necesario, desde pañales, ropita, todo lo que nosotros íbamos comprando, sabanitas, colchitas, almohaditas, biberones, artículos de aseo, más una infinidad de accesorios, en fin, ya solo faltaba que ellos estuvieran con nosotros.

Titubeé un poco. Sería tan fácil girar el pestillo y entrar… toda mi ansiedad acabaría en ese momento. Al fin sabría lo que serían y Bella no tendría porqué enterarse, aunque no estaba muy seguro de poder disimular mi emoción y mantener mi bocota cerrada. No. Lo haría por Bella, ya faltaba poco… muy poco.

***

Bella recién cumplía 7 meses y medio de feliz y un poco incómodo embarazo. Sus padres ya estaban en la ciudad; su madre instalada en la pequeña casita de invitados y su padre y Sue en el apartamento de Bella aunque todo el día permanecían con ella. Llegaron para acompañarnos en la ansiosa y dulce espera.

Fuimos a la cita con la Dra. Montgomery y mi corazón casi me salta por la boca cuando me dijo que los bebés estaban en posición y listos para nacer en cualquier momento. Como era un embarazo gemelar y Bella era estrecha y delgada, no tenían mucho espacio en su vientre e intentaban acomodarse de la mejor manera; ya habían encontrado una cómoda posición y no se iban a mover a menos que no fuera pasa salir de ahí.

Addison, la Dra. Montgomery, no estaba muy contenta con esa noticia. A los 7 meses y un par de semanas los bebés aún no completaban el desarrollo de sus pulmoncitos y si nacían en ese momento, tendrían que pasar algunos días en la incubadora con ayuda de una sonda directo a sus tráqueas, un respirador y oxígeno. Me sentí morir de temor por lo que pudiera ocurrir pero preferí no decirle nada a Bella, ella solo debía saber que tenía que permanecer en reposo absoluto y cuidarse mucho. Sus padres si estaban al tanto del riesgo que corríamos e hicieron todo lo que estuvo en sus manos para mantener a Bella en cama.

Jimmy también la distraía y la cuidaba como su tesoro más preciado y yo no tendría jamás como agradecerle sus cuidados. Organizó un Baby Shower muy íntimo en la casa, con sus amigas más cercanas; adornó todo el jardín llenándolo de conejitos, globos, caballitos, muñequitas, ositos y no sé cuantas cosas más, todo en tonos pasteles; Bella estuvo feliz recibiendo regalos de todos los tamaños y colores. Columpios, sillitas, mantitas, más ropa, sonajas, libros de cuentos, bolsos pañaleros de diseñador… se veía preciosa y alegre.

Yo solo iba a trabajar por las mañanas porque también quería y necesitaba estar a su lado en todo momento, cuidándola y consintiéndola. Una noche, mi niña Bella ya no encontraba la forma de acomodarse, le dolía la espalda, las caderas y sentía una constante punzada ahí abajo. Para aliviar su malestar, le masajeé la espalda y las caderas con cuidado, sin presionar, como una caricia para relajarla y parecía haber tenido éxito. Bella dormitó un rato y aproveché para llamar a mi padre y decirle lo mal que ya lo estaba pasando. Solo me confirmó mis temores ya que esas punzadas eran señal de que los bebés querían ya venir al mundo. Regresé a su lado y la encontré exhausta además de sensible y llorosa.

–Bella amor, tienes que calmarte, no ayudas a los bebés poniéndote así – masajeaba sus hombros – relájate…

–No seré una buena mamá – soltó de pronto en medio de lágrimas.

–No, no digas eso, lo eres y lo serás siempre.

–Ya quiero que nazcan, no puedo con ellos… soy mala por no aguantar ¡Soy una mala mamá!

–No vuelvas a decir eso, no lo eres – le hablé fuerte – eres la mejor de las mamás, no es fácil llevar a dos personitas en tu cuerpo y tú lo estás haciendo muy bien mi vida, estoy muy orgulloso de ti…

–¿De verdad?

–Sí cariño, eres maravillosa, te amo…

La arrullé cantándole al oído mientras acariciaba su vientre tratando de que mi contacto llegara a mis pequeños. Bella por fin se durmió y me quedé velando su sueño pero seguía acariciándola; si dejaba de hacerlo se despertaba, era como un calmante natural para ella. Me incliné un poco y puse mi mejilla en su vientre.

–Bebés, bichitos – dije en un murmullo – aguanten unos días más sin molestar mucho a mami, por favor. Los queremos ya con nosotros pero sin complicaciones, solo unos días más… – mis hijos se removieron como si no les hubiera gustado mi petición. Bella gimió y su rostro reflejó una mueca de dolor. Para mi sorpresa, no despertó y durmió hasta el otro día. Se despertó muy descansada y hasta de muy buen humor. Mis hijos me habían hecho caso, habían permanecido tranquilos sin darle lata a Bella; nada me podía hacer más feliz.

–Tengo mucha hambre – dijo sonriente.

–No sabes como extrañaba verte así – le confesé mientras la besaba efusivamente.

–¿Porqué no le dices a Anna que nos prepare un gran desayuno? Quiero un omelet con setas, salchichas y pancakes, jugo de naranja y leche con cocoa – dijo entusiasta y yo estaba encantado de verla tan animada y con buen apetito.

–Se lo pido y mientras lo prepara nos damos un baño ¿Te gustaría? – sugerí levantando mis cejas repetidamente.

–Me encantaría señor ingeniero…

Preparé la bañera y le puse las sales que tanto le gustaban, fui por ella y la cargué para llevarla al baño. No pesaba tanto como parecía. La senté en una silla para ayudarla a desvestirse y luego entramos en la bañera.

–Ahh, cómo me hacía falta esto – dijo disfrutando del agua caliente mientras se acomodaba entre mis piernas. Con una esponja llena de su gel preferido le enjaboné la espalda y los hombros, levantó los brazos y con cuidado pasé la esponja por mis preciosas niñas y seguí con sus piernas no dejando ni un solo centímetro de piel sin frotar. Por último acaricié su vientre con mis manos; lo tocaba con delicadeza para no perturbar a mis pequeños que eran muy sensibles a mi contacto, ya lo habíamos comprobado varias veces.

Mientras ella se relajaba, yo me daba prisa y me enjabonaba el cuerpo. Ambos quedamos muy limpios y frescos en pocos minutos. Llevé a Bella a la cama envuelta en una bata y abrí de par en par las puertas que daban a la terraza y con mucha paz y tranquilidad comimos en un cómodo silencio.

Mi madre, revisaba que todo estuviera listo en la habitación de los pequeños y Reneé se ocupaba de las cosas de Bella; mi padre ya tenía a la enfermera que estaría en casa ayudándonos a cuidar a los gemelos junto a las dos nanas y parecía que ya todo estaba listo para su llegada. Nada sería poco para la seguridad y el bienestar de mis hijos y de mi esposa, yo era capaz de todo por ellos.

Jimmy masajeaba los pies de Bella, le platicaba mil locuras y hacía lo que fuera necesario para mantenerla distraída y hacerle menos tedioso el reposo y la espera; se querían tanto y se llevaban tan bien, que ella lo miraba y escuchaba atenta cada una de las locuras que él le contaba. A medio día, la dejamos sola un rato para que descansara y yo bajé para intentar trabajar un poco. Una hora después aproximadamente, subí para verla y la cama estaba vacía, entré rápido al baño y me encontré a Bella de pie mirándome confundida…

–Cr-reo que mi fuente se acaba de romper.

***

BELLA’S POV

Estaba asustada, muy asustada. Edward bajó las escaleras conmigo en brazos y con cuidado me metieron en la camioneta. Tom no dejó conducir a Edward con el argumento de que yo lo necesitaba a mi lado; en realidad estaba transparente de los nervios y no estaba en condiciones de hacerlo así que agradecí que se quedara junto a mí durante el trayecto, diciéndome palabras cariñosas y hablándoles con ternura a nuestros pequeños.

–Pórtense bien bichitos, hay que ayudar a mami, ella necesita que sean buenos bebés – besaba mi mano apretándola por ratos y otros tantos acunaba mi rostro con las suyas – todo va a estar bien amor, tú no te preocupes por nada.

–No me preocupo, estoy muy tranquila – mentí para que no se alterara más de lo que ya estaba – ¿Trae Jimmy la maleta? ¿Y la ropa de los bebés? – pregunté para distraernos un poco.

–Todo está atrás señorita Bella, todo lo que usted pidió – respondió Tom mientras se abría paso en el tráfico.

–¿Dónde están ellos, Edward?

–Vienen detrás en el auto de Jimmy Bella, tranquila que ya todos van camino al hospital – acariciaba mi mejilla – ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? Todo está bajo control amor, saca de tus pulmones todo el aire, aguanta 1, 2, 3, ahora respira llena tus pulmones, sostén el aire 1, 2, 3… – no pude evitar recordar las clases de Lamaze a las cuales habíamos asistido Edward y yo.

–¿Estás segura de esto Bella?

–Absolutamente – le aseguré – ¿Tú no quieres ir? – fue mi turno de poner mis ojitos como el gatito de Shrek.

–No es eso cariño, pero Addison es muy buena, no creo que sea necesario ir a estas clases – caminaba por la habitación no muy convencido.

–Ella fue quién me las recomendó cielo, pero si quieres, puedo pedirle a Choo que me acompañe, él estará encantado de ir conmigo – me sentí un poquito culpable por chantajearlo pero mis amigas también me las habían recomendado porque a ellas les había servido muchísimo ya que el trabajo de parto duraba menos tiempo, era mucho menos doloroso haciendo así que pudieras disfrutar el nacimiento de tus bebés y la recuperación era casi inmediata. Dos horas después estábamos sentados en el suelo, yo entre sus piernas y recostada contra su pecho respirando y contando a la vez que él escuchaba concentrado todas las explicaciones. Había disfrutado de verdad ese curso de Lamaze con Edward.

Según los consejos de nuestra instructora todo estaba yendo muy bien; mi fuente se había roto, estábamos respirando con mucha calma, no tenía contracciones todavía ni dolor y ya iba camino al hospital con mi esposo. Hasta ese momento todo estaba bajo control, un punto para el método Lamaze.

Al llegar al hospital Carlisle nos esperaba junto con Diego y una camilla con algunos de sus residentes. Me acostaron en ella y Edward iba pegado a mí sin soltarme la mano, podría haber jurado que él necesitaba otra camilla.

–Addison te verá arriba en un rato, está alistando todo para la llegada de estos dos pequeñuelos – dijo Carlisle emocionado – Derek está operando pero estará pendiente.

–¿Patean fuerte verdad? – preguntó Diego – estoy seguro de que serán futbolistas y el tío Diego estará aquí para arreglar sus huesos rotos después de un buen juego… – hice una mueca de espanto.

–¿Futbol? – bufó Carlisle – Beisból, eso jugaran mis nietos, beisból.

Una animada discusión por el deporte al que se dedicarían mis hijos tomó lugar en ese momento y de algún modo, me dio un poco de paz que tuvieran una plática tan superficial, eso era bueno. Me llevaron a un cuarto de labor y una enfermera me ayudó a ponerme una bata del hospital mientras Edward histérico esperaba afuera. Cuando entró, casi una hora después, parecía que un tornado lo había levantado; yo ya tenía la vía con el suero que con mis nervios ni me fijé en qué momento me lo pusieron, colocaron también en mi pecho unos parches y un cinturón con electrodos alrededor de mi enorme vientre para monitorear nuestros ritmos cardiacos y otro que señalaría las contracciones cuando éstas empezaran.

Mi padre estaba igual de nervioso que Edward, me decía palabras muy lindas y me contaba anécdotas de cuando era pequeña, lo mucho que me quería y todo lo que adoraba a sus nietos. Mi madre, Esme y Sue me miraban agradecidas de que aún no tuviera contracciones y Jimmy estaba por primera vez en su vida, mudo de tantos nervios.

Addison llegó a revisarme y fue muy incómodo, pero necesario. Dijo que aún habría que esperar un poco para que dilatara pero estaba segura de que no me tomaría mucho tiempo. Dos horas después ya todos estábamos mucho más calmados “esperando” a que mis pequeños decidieran llegar.

–¿Porqué no intentas dormir un poco? Te dejaremos sola y nosotros estaremos aquí afuera.

–Gracias mamá, creo que lo intentaré – Edward dejó una lámpara muy tenue encendida, me dio un beso en la frente y en mi vientre y salió. Me hizo muy bien el poco tiempo que dormí; una enfermera me despertó para revisar nuestros signos vitales y parecía estar todo en orden.

–¿Cómo te sientes? – preguntó Edward – ¿Ya no estás asustada?

–Casi no – respondí sincera – ¿Y tú?

–No, ya no – se recostó con cuidado junto a mí y escondió su rostro en mi cuello – ¿Te das cuenta Bella? En poco tiempo tendremos a nuestros bebés con nosotros… estoy impaciente.

–Si, ya quiero saber qué serán – besé su coronilla mientras lo acariciaba – Edward…

–¿Sí? – iba a responderle cuando un agudo dolor me atravesó la cintura y las caderas desde detrás haciendo que me olvidara de todo.

–¡Ahh! – grité sorpresivamente.

–¿Qué sucede? – preguntó angustiado oprimiendo el botón de la enfermera que llegó en un segundo.

–Un dolor horrible – dije jadeando.

–Es una contracción, está señalada aquí – estiró un papel como los de los electrocardiogramas y se lo enseñó a Edward – voy a avisarle a la doctora – y salió dejándonos solos.

–Respira amor ¿Recuerdas como nos enseñaron? – en mi mente tenía la imagen de Edward sosteniéndome por detrás y ayudándome a respirar. Era ya el momento para comprobar si en realidad esos cursos de Lamaze servían o no.

Mi primer contracción había sido a las 8 de la noche; ya eran las 2 de la madrugada y éstas ya eran muy seguidas, mucho más agudas y duraban más tiempo. Edward no se despegó de mí ni un segundo y eso me daba la fortaleza que necesitaba ya que había tomado una decisión importante…

–No quiero epidural.

Varios pares de ojos me miraron como si no creyeran haber oído bien.

–¿Estás segura, Bella? – preguntó Addison – recuerda todo lo que ya platicamos sobre esto, no es sólo un bebé, necesitarás el doble de esfuerzo y no voy a mentirte, el grado de dolor aumentará en muy poco tiempo, tendrás que poner todo y mucho más de tu parte para traer a estos bebés al mundo.

–Pero Bella, por favor, sé consiente ¿Por qué no hacerlo menos doloroso? – Edward me preguntaba angustiado.

–He podido con peores cosas, quiero que mis hijos vengan de la forma más natural posible, no quiero drogas… yo sé que puedo hacerlo…

***

EDWARD’S POV

Estaba en shock con lo que Bella acababa de decir ¿Cómo podía ser posible que no quisiera evitar el dolor? Siempre supe que Bella no era como todas las demás, esa decisión eso me lo confirmaba de nuevo y yo la apoyaría a menos de que hubiera alguna contraindicación.

–¿Addison? – en ese tono iban implicados todos mis temores y lo comprendió.

–Está bien, Edward – me decía una vez que estuvimos fuera de la habitación – Bella se cuidó mucho y podemos intentarlo, de todas formas todo está listo por si tenemos que actuar con rapidez; vístete, te necesitará ahí dentro.

¿Actuar con rapidez?

Antes de llevarse a Bella, todos la animaron y le decían entre bromas que las apuestas iban 4-3 a favor de las niñas, los demás eran votos nulos porque no sabían exactamente qué preferirían que fueran los bebés y que no se tardara mucho, le pidió Emmett porque tenía que cobrarle la apuesta a Diego, a mi padre y a Alice.

–Sé fuerte muchacho, mi hija se apoya en ti, ayúdala a traerme a mis nietos – a Charlie le brillaban los ojos.

–Sí, Edward, cuídala y hazle saber en todo momento que la amamos – me pidió Reneé y mi madre asintió también.

–Quiero ver pronto a mis sobrinos, así que si ves que Bella quiere tirar la toalla, háblale fuerte, presiónala, así funciona mejor, créeme – Jimmy me guiñó un ojo y después traspasé el par de puertas abatibles para ir junto a mi niña Bella.

Me lavé y me puse toda la ropa esterilizada que me dieron; me dejaron esperando en un frío pasillo hasta que me avisaran que podía pasar. No tardaron mucho en llamarme y seguí a la enfermera hasta un quirófano donde Bella ya estaba conectada a muchos cables más. ¿Cómo se le había ocurrido negarse a la anestesia? Se veía tan cansada que no sabía de dónde sacaría las fuerzas necesarias para el esfuerzo que necesitaría hacer.

–Edward – dijo mi nombre entre una mueca de dolor – ya estás aquí…

–Claro amor, sabes que no te dejaría sola jamás – la besé en la frente mientras aguantaba estoicamente otra contracción.

Addison llegó y se sentó entre las piernas de Bella revisándola una vez más mientras mi pequeña hacía otro gesto de incomodidad.

–Bien, es hora de empezar a pujar Bella – dijo Addison – Edward, colócate a su lado y ayúdala a respirar después de pujar ¿De acuerdo? – asentí muy nervioso con la mano de Bella entre las mías, oprimiéndola.

Vino una contracción e inmediatamente la orden de Addison – ¡Puja Bella!

Bella obedeció y pujó con todas sus fuerzas apretando mi mano hasta que Addison le indicó parar – Muy bien Bella, descansa, así quiero que lo hagas cada vez que te lo pida, ahora respiren.

–Respira Bella fff, fff, fff, fff, fff… – dije mirándola verdaderamente agitada y un poco asustada – vas muy bien mi amor fff, fff, fff…

Se fijó en el monitor y cuando la otra contracción venía le volvió a pedir – ¡Puja Bella!... así… ¡Para!

–Respira amor fff, fff, fff – marcaba las respiraciones con ella. Así pasaron los primeros 20 minutos y veía a Addison estudiar el rostro de Bella, seguramente la notaba ya agotada.

–Bella, no puedes cansarte, tienes que pujar hasta poner a estos bebés en mis manos.

–No… Estoy… Cansada… – respondió decidida entre jadeos.

–Ya falta menos amor, un poco más y ya los tendremos aquí – la animé y ella solamente asintió. Después de varios esfuerzos más por fin escuchamos a Addison decir contenta…

–¡Eso es Bella, lo estás haciendo muy bien! Ya tengo una cabecita queriendo salir, vamos Bella ¡Puja de nuevo! – eso nos dio nuevas fuerzas y pujó con más ganas.

–Respira Bella fff, fff, fff, fff, fff…

–Una vez más Bella, una más y te daré una sorpresa vamos ¡Puja! – ella obedeció y con unas fuerzas renovadas, pujó, gritó desgarradoramente y la sentí desfallecer ante el esfuerzo sobrehumano que realizaba para traer a nuestros bebés al mundo y de esa forma tan valiente.

–¡Muy bien, Bella! ¡Felicidades! – dijo Addison sosteniendo una criaturita sucia y elevándola para que pudiéramos verla; nuestro corazón se detuvo – ¡Son papás de una encantadora nena!

–¡Una niña! ¡Una niña! ¡Bella, somos papás de una niña! – salté besándola emocionado.

–Una nena – repitió Bella débilmente dejando escapar unas lágrimas de alegría – una nena.

–¡Papá! – me llamó Addison – rápido, ven a cortar el cordón… – y me paralicé. Yo no podía hacerlo, estaba temblando y con los ojos llorosos… – ¡Rápido Edward!

Solté la mano de Bella y fui junto a Addison quien me dio una tijeras y me indicó donde cortar pero antes de hacerlo me quedé asombrado al ver al pequeñísimo ser que tenía entre sus manos; estaba muy roja y llena de una viscosidad blanca.

–Date prisa Edward que aún nos falta otro bebé – la voz de Addison me regresó a la realidad y con la mano temblorosa corté donde me indicó – ¡Muy bien Edward! Lo están haciendo muy bien papás, ahora vuelve a tu lugar y sigue ayudando a Bella cuando les indique.

Volví junto a Bella con lágrimas en los ojos; quise decirle tantas cosas pero el nudo en mi garganta no me dejó ni siquiera emitir ruido alguno hasta que me preguntó con voz débil – ¿Cómo es?

–Es… es preciosa – la voz se me quebró; no la había visto bien pero no importaba, para mi era el ser más hermoso y perfecto porque fue deseada y creada con tanto amor, que no cabía la posibilidad de que no lo fuera. Me incliné y la besé en los labios – Gracias Bella…

De pronto, un potente llanto inundó el lugar llenándonos de una inmensa felicidad que poco nos duró ya que entraron dos personas con una incubadora y muchas conexiones llevándose a nuestra hija. Mi alma abandonó mi cuerpo y rogué porque nuestra pequeña estuviera bien.

–¿Qué pasa? – preguntó Bella que había notado todo el movimiento – ¿Mi hija está bien?

–Ella está muy bien Bella, no te preocupes, ahora trae aquí a ese otro bebé, es hora de pujar de nuevo ¡Vamos Bella Puja! 1, 2, 3, 4 ¡Respira! ¡Edward!… – gritó Addison sacándome de mi trance y continué ayudando a Bella a respirar, con una parte de mi mente y mi corazón en la incubadora que de prisa habían sacado y con la otra ahí junto a Bella y mi otro bebé a punto de nacer.

–Respira Bella fff, fff, fff, fff…

Me parecía que había transcurrido una eternidad desde que nuestra hija había nacido y fue sacada en esa incubadora, pero en realidad, solo habían pasado escasos 5 minutos y yo tenía que concentrarme y no reflejar mi angustia y preocupación para no poner nerviosa a Bella, que lo estaba haciendo muy bien.

–Una vez más y ya estará aquí Bella, solo dame un esfuerzo más – le pidió Addison.

–Edward… – dijo con voz muy apagada.

–¿Que pasa, cariño? – le sonreí secándole la frente perlada del sudor.

–Mi hija…

–Ella está muy bien amor, anda, esfuérzate una vez más – la alenté – por favor…

–Vamos Bella ¡Puja ahora! – ella hizo otro esfuerzo, un grito desgarrador salió del pecho de Bella y oprimí con más fuerza que nunca su mano.

–¡Perfecto Bella! ¡Felicidades de nuevo! ¡Son papás de otra preciosa nena! – Addison se escuchaba satisfecha y me tranquilizó – ¡Ven a cortar el cordón, Edward!

–¡Otra niña! ¡Bella, otra niña! – brinqué feliz y le di un beso en los labios – ¡Niñas! ¡Niñas!

Tomé las tijeras con mayor seguridad y corté con mano más firme. Esa vez si me detuve unos segundos más para observar a mi pequeña; era tan chiquita como su hermanita, estaba igual de roja y también cubierta de esa viscosidad blanca. Cuando terminé de cortar, otra incubadora estaba esperando por ella pero antes de irse, nos deleitó con un hermoso y fuerte llanto desesperado. Addison asintió mientras seguía ocupada con Bella y con la mirada, me pidió regresar junto a ella.

–¡Bella! Gracias de nuevo amor, gracias – dije entre lágrimas de felicidad – gracias por nuestras hermosas hijas.

–¿Porqué se las llevaron? – preguntó débil – ¿Qué tienen?

–Ellas están muy bien Bella ¿No las escuchaste llorar? Solo necesitan estar un rato ahí – le aseguró ¿Estaría diciendo la verdad?

–¿Sabes? Son muy hermosas – le dije al oído – son muy pequeñitas y están rojas como unos tomatitos Cherry ¡Preciosas!

–¿Bichitos? ¿Tomatitos Cherry? – se esforzaba por hablar – ¿Qué otro apodo les pondrás a mis niñas eh?

–A… ¿Mis niñas?

***

Addison me pidió salir del quirófano para poder terminar con Bella que ya se había quedado dormida por el descomunal esfuerzo que había realizado esa madrugada. Apenas salí, fui en busca del neonatólogo para preguntarle como se encontraban mis niñ… mis pequeñas y para saber si podía verlas.

Para mi tranquilidad, el Dr. Cooper me informó que ambas estaban muy bien, muy sanas, con todos sus órganos muy bien desarrollados y que sólo las mantendrían unas horas en la incubadora como medida precautoria. Feliz con la excelente noticia, fui en busca de mi familia para compartir con ellos mi alegría y la de Bella. Los encontré a todos esperando preocupados; mi padre y Diego habían respetado mi decisión de ser yo quien les informara y apenas me vieron caminar por el pasillo corrieron hacía mí. Al verlos a todos no pude evitar seguir llorando de alegría; me abracé a mi madre y mil preguntas me llovían al mismo tiempo…

¿Cómo está Bella? ¿Qué son? ¿Están bien? ¿Podemos verlos?

–Bella – empecé con dificultad y secándome los ojos – Bella está perfectamente bien… ¡Somos papás de dos hermosas niñas!

¡Niñas!, gritaban todos eufóricos y mi madre sonreía feliz.

–¡Soy abuelo de dos nenas! – Charlie estaba encantado con la noticia.

–Mi bebé ya es mamá de dos bebitas – Reneé lloraba emocionada mientras Jimmy daba saltitos.

–¡Dos muñequitas! ¡Dos! – me abrazaba fascinado por la noticia – soy el tío más feliz, no sabes todo lo que les voy a comprar… – decía emocionado mientras empezaba a repartir chocolates a todo el mundo.

–Lo que sea menos bikinis ¿De acuerdo? – le advertí entre risas.

–Ya eres papá, hermano – me abrazó Emmett – y yo tío…

–Y ya te estás tardando en ser marido ¿No crees? – le pregunté – a mi también me gustaría ser tío pronto.

–Pronto hermano, pronto…

Alice me abrazó sin poder hablar y Rose igual, ambas querían tanto a Bella y ver que ya cumplía su sueño las hacía a ellas tan feliz como mi Isabella.

–Felicidades hijo, estoy muy orgulloso de ti y de Bella– dijo mi padre – ahora tienen una familia y esa debe ser su prioridad en la vida, no lo olvides.

–No papá, nunca podríamos…

Diego y Jasper también me felicitaron y por fin pude respirar con una paz que llenó por completo mis pulmones y se regó por todo mi cuerpo. Ya era papá.

***

BELLA’S POV

Llanto. Llanto de bebés era lo que recordaba. Me removí un poco y un fuerte dolor en todo el cuerpo, en especial en mi parte baja, me hizo jadear.

–Bella ¿Estás bien, amor? – la voz de Edward me hizo recordar donde estábamos y porqué – ¿Cómo te sientes?

Abrí despacio los ojos y levanté la mano hacia su cara – ¿Cómo están?

–Están perfectamente bien, pero dime ¿Tú como estás? ¿Necesitas algo para el dolor? – negué inmediatamente.

–No. Estoy muy bien, solo quiero ver a mis bebés, tráelas Edward.

–Solo estábamos esperando que despertaras, ahora mismo llamo para que las traigan.

–¿Tú ya estuviste con ellas?

–Si. Cuando fui para dar sus nombres y ver que tomaran las huellitas de sus piececitos… son tan pequeñitas Bella… son… tan hermosas – dije orgulloso de mis nenas.

–Edward ellas…

–Si amor, están perfectas y completitas, tienen todos sus deditos en unas minúsculas manitas y piececitos – suspiré aliviada ya que ese es el temor de toda madre – ya cada una tiene en sus muñecas una pulserita con su nombre para no confundirlas… – ¡Son idénticas!

–¡Tráelas Edward!

Un rato después unos golpecitos en la puerta hicieron que mi corazón latiera sin control. Dos enfermeras entraron con dos pequeñas cunitas y Edward venía custodiándolas. Tenía una sonrisa que no le cabía en el rostro y una felicidad y orgullo en el pecho que parecía que le iba a estallar.

–Señora Cullen, aquí están sus bebés, felicidades – dijo la mayor de ellas mientras sacaba de la cunita una bolita envuelta en una sabanita que hacía juego con su gorrito rosa. Mi mirada se nublo y mi corazón se encogió mientras la enfermera me entregaba a mi pequeña hijita.

No había acabado de acomodarla entre mis brazos temblorosos cuando la otra enfermera ya me acercaba a mi otra bebé. Con mis pequeñas en ambos brazos, mi esposo mirándome embelesado y una emoción que me embargaba el alma, di gracias a Dios por toda la felicidad que me regalaba.

No sabía a cual mirar; eran las bebés más hermosas que había visto en mi vida. Blancas como la leche, con una sombrita color castaña de cabellito asomándose y sus ojitos cerrados bajo unas cejitas preciosas, brillaban por alguna pomada que tenían sobre ellos. No podía limpiar las lágrimas de mis ojos para ver mejor las perfectas boquitas de mis princesas formando ambas una pequeñita “O” con sus labios rosaditos y una naricita respingadita que me recordaba mucho a la mía. No podía dejar de admirarlas extasiada.

–Las tres son las mujeres más bellas que he visto en mi vida… y son mías – dijo Edward fascinado y las enfermeras sonrieron al escucharlo.

–¡Oh! ¡Edward mira como mueven sus boquitas míralas! – se acercó más y con cuidado acarició sus cabecitas sobre los gorritos.

–Ya tienen hambre – dijo la enfermera joven tomando a una de mis nenas de mis brazos y entregándosela a Edward – a ver, cargue a esta nenita mientras esta otra come – Edward tomó a nuestra hijita con mucho cuidado y la miró con ojos brillosos. Era demasiado para mí; no sabía a quien mirar, si a la bebita en mi regazo o a su padre cargando por primera vez a su hermanita, cuando un fuerte llanto reclamó toda mi atención.

–Descúbrase y péguela a su pecho señora – dijo la enfermera mayor – los bebés por instinto saben que hacer.

Con su ayuda hice lo que me dijo y mi pequeñita inmediatamente con su boquita ansiosa encontró mi pezón y se prendió de él mamando con una energía sorprendente. Hice una mueca de dolor por la ávida succión de mi bebé. Edward se sentó en la cama junto a mí contemplando cómo nuestra bebé se alimentaba, pero al poco tiempo el llanto desesperado de nuestra nenita en sus brazos nos puso un poco nerviosos.

–Tranquilos – la enfermera hizo el cambio de bebés, me pegué a mi bebita al otro seno y succionó con mucha energía, igual que su hermanita – ahora usted sostenga así a esta nena y golpee suavemente su espaldita para que expulse el aire – le indicó a Edward que con mucha destreza manejaba a la niña. No cabía duda de que nos acoplaríamos muy bien a nuestra nueva condición de papás. Cuando las gemelas terminaron de comer, las acostaron en sus cunitas junto a mi cama y nos dejaron solos.

–Felicidades, señora Cullen – Edward acarició con la punta de su nariz mi mejilla – tiene usted a las niñas más hermosas del mundo, son idénticas a usted.

–Oh gracias Ingeniero, no pude haberlas hecho sin su ayuda – lo besé el los labios – pero sabe, yo veo algo de usted en este par de preciosuras.

–Bueno, yo creo que conozco a algunas personas que están algo ansiosas por entrar a conocerlas, tal vez luego puedan decirnos a quien se parecen…

–¡Edward! ¿Por qué no me habías dicho que estaban afuera esperando?

–Porque quisieron darnos un rato a solas con nuestras hijas…

No había terminado de hablar cuando ya tocaban muy despacio a la puerta. Un simple “adelante” bastó para que un torbellino, eso si, muy silencioso para no despertar a las gemelas, entrara al cuarto y empezaran las felicitaciones, los abrazos y las comparaciones…

–Mira Bella, van a ser castañas como tú – dijo mi padre mientras las miraba dormir.

–Y también tienen su naricita respingona – dijo Choo – tendrán un perfil perfecto.

–Pero también tienen mucho de ti, Edward – le sonrió a mi madre y la abrazó.

–Mis nietas son tan lindas… ya no puedo esperar para verlas despiertas – Esme dejó escapar una lágrima mientras apretaba mi mano.

–¿Y como van a llamarlas? ¿Ya lo decidieron? – preguntó Carlisle al fin y las pequeñas se removieron en las cunitas despertándose.

Las abuelas sacaron a las niñas de las cunitas cargándolas emocionadas y haciéndoles muecas y gestos para llamar su atención. Edward se sentó junto a mi y me miró sonriente.

–Se llamarán Sarah y Sophie – dijimos al mismo tiempo felices presumiendo sus bellos nombres.

“¡Qué lindos nombres!” “¡Les quedan perfectos!” comentaban todos “¡Me gustan!”

–Pero ¿Cuál es Sarah y cual es Sophie? – Emmett las miraba confundido.

–Cada una tiene una pulserita del hospital con su nombre, Sarah nació primero y Sophie unos minutos después – contestó Edward.

–Bien señores – dijo Emmett feliz – ¡Es la hora de pagar sus apuestas!

–¡Pago feliz! – dijo Alice – son tan lindas ¡Se parecen a mi! ¿Verdad Jazz?

–Mmm no creo mi amor, pero si te gustan tal vez dentro de un par de años podemos tener una como ellas ¿Te gustaría?

–¡Claro mi vida! – se abrazaron mientras se daban un beso.

–¿Puedo cargarlas? – Rose preguntó y yo asentí.

–Dicen que la maternidad se pega – Emmett le murmuró al oído.

–¿Entonces qué esperas? – Rose lo miró como si fuera algo obvio – ¡Carga a una nena Emmett!

–¡Hazlo Emmett! – le ordenó Carlisle – quiero llenarme de muchos nietos y pronto – las risas estallaron en la habitación.

***

Durante el resto del día tuve que alimentar a las pequeñas varias veces más. Por la noche, se las llevaron a los cuneros para que yo pudiera descansar un poco. Edward se quedó conmigo y estuvo muy pendiente de mi. Ambos despertamos muy descansados al día siguiente, listos para ver de nuevo a nuestras pequeñitas.

Alison llegó antes de que lo hicieran ellas; me dijo que me encontraba muy bien y que podríamos irnos a casa a la mañana siguiente. Era una magnífica noticia, ya estábamos ansiosos por regresar, además yo me sentía estupendamente bien.

El día transcurrió con la visita de nuestra familia y la de amigos muy allegados, como Ángela, Jane, Tanya que se había abierto a nosotros demostrándonos su confianza y descubrimos que en efecto, como decían Alice y Rose, era una chica muy linda y tímida ¿Quién lo hubiera creído? También algunas amigas mías que estaban en la ciudad en esos momentos aparecieron por ahí y alguien que al verlo me dejó muda…

–¡Marc! – casi grité sorprendida al ver más guapo que nunca a Marc o “Jimbo” para los amigos, el ex de Jimmy – ¡Marc! ¡Que sorpresa! No puede ser, ¡Eres tú! – Edward estaba atónito pasando la mirada de Jimbo a mí y viceversa.

–¡Bella! – se acercó a abrazarme – Bella, no vas a creerlo pero vine a una cita con un cirujano plástico – susurró las dos últimas palabras – y escuché a unas enfermeras decir que estabas aquí porque diste a luz a un par de niñas hermosísimas y me dije “Jimbo, no puedes irte sin ver a Bella y sin conocer a sus hermosuras”…

–Claro que no, pero mira, te presento a mi esposo, Edward él es Marc, él es… – me detuve.

–El ex novio de Jimmy – susurró de nuevo y Edward se quedó aún más sorprendido, pero jamás como Choo, que entró en ese momento al cuarto con dos gigantescas hipopótamas rosas con sus tutús de ballet.

–¡Por todos los ángeles traviesos del cielo! ¡Jimbo! Después de tanto tiempo… ¡Eres tú! – exclamó con una sonrisa y se abrazaron efusivamente. Edward los miraba a ellos y luego a mí, como buscando una explicación al comportamiento tan “maduro” de mis amigos.

–¿Cómo has estado? – se preguntaron al mismo tiempo y reían felices de verse de nuevo. Platicamos un rato, Marc conoció a las gemelas, nos tomamos fotos todos y de repente, entró Diego a saludar. Edward levantó las cejas expectante y me miró.

–Diego, que bueno que estás aquí – lo tomó de la mano – ¿Recuerdas que te he hablado de Marc? – Diego asintió – Marc, él es Diego, mi pareja…

Marc extendió la mano hacia Diego con una sonrisa grande y sincera, de corazón, y Diego se la estrechó de igual manera. Minutos después, se despidieron y se fueron a comer los tres juntos.

–Qué “Open Mind” ¿No? – Edward me miró levantando repetidamente las cejas – se fueron los tres y estaban muy contentos ¿Los viste?

–No te atrevas a pensar mal de mis amigos – le advertí – a los tres los quiero muchísimo y han sido unos caballeros siempre con todos nosotros.

–Lo sé Bella, nunca fue mi intención insinuar nada así. Jimmy es un hermano para ti y como tal lo considero, es una persona transparente y te adora y Diego ni qué decir, creo que está más que claro que todos los queremos y los respetamos por los grandes seres humanos que son, no nos fijamos en otras cosas, disculpa si mi comentario dio a entender otra cosa – me pidió y lo abracé – pero yo me refería a que bueno, yo jamás podría estar tan cómodo y feliz con algún ex tuyo ¡Y ya no digamos irnos los tres a comer! – bufó rodando los ojos.

–Pero yo no tengo ningún ex cielo.

–Lo sé amor y no sabes qué feliz me hace, yo fui el primero y seré el último, el único – me besó con mucha pasión y como para dar por terminada esa conversación, mis hijitas lloraron al mismo tiempo reclamando nuestra total atención.

***

Al día siguiente muy temprano, me levanté, me di un baño para estar muy fresca y lista para cuando me llevaran a las gemelas y pudiéramos volver a casa. Muy puntuales aparecieron las nenas para que les diera de comer. A media mañana llegó Addison con la hoja del alta y detrás de ella el pediatra de las niñas con la suya.

Tom subió para ayudarnos con todos los regalos, las maletas y las hipopótamas del tío Jimmy, no sin antes conocer a mis pequeñas – Están muy lindas señorita Bella, muchas felicidades a usted también señor; que bien que ya tenemos pequeñas en casa…– Le agradecimos y dejamos el cuarto.

Edward llevaba a Sarah y Sophie, una sillita en cada mano. No había permitido que nadie las cargara excepto él, que era el papá. Orgulloso, iba caminando por los pasillos y yo a su lado igual de orgullosa, pero en una silla de ruedas por ser una regla del hospital que tuve que obedecer aunque yo me sentía de maravilla, otro punto para el Lamaze.

Llegamos a casa y el obsesionado papá las bajó de la camioneta y subió con ellas las escaleras, permitiendo por fin que mi madre y Esme las sostuvieran un rato mientras me subía en brazos; su obsesión me empezaba a preocupar pero mi emoción por estar ahí y ver la habitación de mis pequeñas, me mantuvo calladita, ya se le pasaría.

–Bienvenidos a casa – dijeron nuestras madres y entramos a la habitación de Sarah y Sophie. Dimos unos pasos dentro de ella admirando el gran trabajo de Esme.

Era una pieza grande, algo alargada y blanca con mariposas en las paredes y dos preciosas cunas igual blancas con un velo cayendo del techo sobre cada una de ellas. Las ventanas cubiertas con persianas blancas también y del lado derecho, junto a las cunitas, un gran mueble cambiador con cajones a todo lo largo y una bañerita en medio.

–Tiene cromoterapia – dijo Esme volviéndonos a la realidad y la miré confundida – es el uso del color para mantener una buena salud y mejorar alguna dolencia – me explicaba y la escuchaba fascinada – si tuvieran un coliquito, pones una suave luz amarilla, que es la que estimula todo el aparato digestivo; si no pudieran dormir, pones una tenue luz verde que es la que relaja y calma las ideas, para la tos o gripe, el color rojo y así para infinidad de cosas. Tal vez exagero pero una ayudita natural nunca está de más.

–Por supuesto que no exageras mamá, gracias, te ha quedado precioso todo.

–Es verdad Esme, estoy… impresionada con todo esto – confesé.

–También en el techo hay una pantalla adaptada que sirve de móvil, esta lente refleja imágenes relajantes para las niñas con una música muy suave, además en la cabecera de cada cunita hay un sensor de llanto y cada vez que una bebé llora manda el mensaje al interfón, al teléfono y a un monitor móvil que ustedes pueden llevar a cualquier parte de la casa o el jardín; la cámara encima de la cuna transmite imágenes de las niñas que podrán ver a donde ustedes gusten dirigir la señal – se encogió de hombros al vernos gratamente sorprendidos – creo que la seguridad de mis princesas no tiene precio…

–Todo esto es maravilloso Esme, muchas gracias.

–Mamá… – Edward la abrazó infinitamente agradecido – no pude haber pensado en algo mejor que esto.

–Y eso que no han visto lo demás – dijo Jimmy a mis espaldas – ¿Ya viste el clóset, Bella? Es una locura… ¡Y ya está lleno! – solté una carcajada por su entusiasmo y me acerqué a verlo… efectivamente, era un sueño.

También colocó dos sillones con sus respectivos banquitos para subir los pies y poder estar cómodos mientras nos sentábamos con las gemelas para alimentarlas o arrullarlas. ¿Qué podía decir? El dormitorio de mis nenas era algo irreal.

***

EDWARD’S POV

Nuestra primer noche en casa fue algo… movida, pero pudimos con ese par de criaturitas hambrientas. No teníamos más de una hora de haberlas alimentado, sacado el aire y cambiado cuando ya lloraban de nuevo y todo el circo empezaba otra vez. No habíamos querido que nos ayudaran las nanas ni la enfermera; nosotros éramos sus padres y debíamos aprender a solucionar las necesidades de Sarah y Sophie, ya cuando hubiéramos aprendido y estuviéramos agotados, aceptaríamos la ayuda, no antes.

Los días pasaron y nos volvimos expertos con nuestras hijas. Como cada vez crecían más, no se contentaban con alimentarse sólo de Bella, teníamos que darles la fórmula y esa, la preparaba yo. Por las noches la encomienda era mía; apenas las oía llorar, me levantaba y preparaba hábilmente dos biberones, los llevaba a nuestra habitación y luego iba por mis bichitos. Biberón, aire, pañal, una arrulladita y listo, a dormir otra vez, a menos que no funcionara algo y lloraran por horas, eso si que era un suplicio.

Les compré unas pulseritas de oro blanco con sus nombres porque eran tan parecidas como dos gotas de agua y siempre nos confundíamos. Reneé les regaló unos aretitos muy bonitos y muy pequeñitos, unos de esmeraldas, como sus ojos y otros de rubíes, como sus labios. Sarah tenía los rubíes porque era la más corajuda y Sophie las esmeraldas ya que era más tranquila que su hermanita.

Cada día que pasaba, ansiaba llegar a casa para estar con mis niñ… con mis pequeñas y con mi esposa que estaba recuperando su figura de manera asombrosamente rápida. A mi me encantaba y no me importaba si estaba más llenita o no, se veía hermosísima con o sin esos kilitos que según ella tenía de más. Así como cada tarde contaba las horas para volver a casa, de un modo enfermizo contaba los días para poder estar con Bella de nuevo. Ese aire maternal me volvía loco y su olor era tan embriagante que varias noches estuve a punto de irme a dormir a otra habitación ya que me moría de ganas por hacerla mía.

También para mi sorpresa, ya había regresado a trabajar en una campaña nueva de Chanel; era de cosméticos y sólo eran fotografías de rostro. Estaba muy contenta y aunque me hubiera gustado que esperara un poco más, yo no podía mantenerla encerrada en mi casa, tenía todo el derecho de trabajar si ella así lo quería y contaba con todo mi apoyo y mi confianza.

Una tarde llegué a casa y fui directamente a ver a mis pequeñas Sarah y Sophie. Ya tenían un mes y medio de nacidas y estaban más hermosas que nunca. Las tomé en mis brazos, las llevé a mi habitación y me acosté con mis hijas en la cama; Bella tuvo un photoshoot y llegaría pronto, pero mientras, yo disfrutaba de mis preciosas nenas.

–¿Quién es el papá más guapo? ¿Eh bichitos bonitos? Dime Sophie ¿Es guapo papi? – mi nena abrió los ojos perezosamente y encogió la naricita respingona – tú si me vas a decir ¿Verdad Sarah? – ella abrió la boquita bostezando despreocupada.

–¿Es alguna especie de sugestión la que practicas con mis hijas? Porque si es así no estoy de acuerdo – ¡Oh por Dios! ¿Qué carajos era eso? Bella estaba recargada en el marco de la puerta mirándonos muy divertida y tan maquillada que parecía una Drag Queen, solo le faltaba la peluca de fantasía.

–Es de muy mala educación escuchar las conversaciones ajenas ¿Nunca te enseñaron eso tus padres?

–Desde luego, pero tuve que salir en defensa de mis pequeñas – sonrió – voy a darme un baño para darles de comer, no tardo Ingeniero – se acercó a nosotros.

–No te acerques, vas a asustar a mis bichitos y están muy tranquilitas con su papi que es muy guapo ¿Verdad? Di que si Sarah, di que si Sophie – bromeé y Bella bufó.

***

BELLA’S POV

Necesitaba ese baño. Quería quitarme el excesivo maquillaje para poder estar con mis nenas. Además tenía que ponerme muy sexy después de alimentarlas. Ya se habían cumplido los rigurosos cuarenta días y yo estaba desesperada por estar con Edward.

Varios días antes, pasé por “La Perla” y compré un lindo juego de lencería, Rose me acompañó y salí muy satisfecha con mi compra. Planeaba estrenarlo esa misma noche; iba a sorprenderlo ya que me había mantenido muy bien portada desde que nacieron las niñas y tal vez Edward pensara que por todo lo de la maternidad, yo no quisiera hacer el amor con él todavía.

Salí del baño y mi corazón se encogió al ver la escena más tierna entre papá e hijas. Edward se había quedado dormido con las niñas entre sus brazos y ellas se acomodaron a él. Los tres dormían plácidamente. No tenía corazón para despertarlos. Lástima… tendría que ser otro día.

Algunas tardes después me encontraba en casa y ya había preparado todo. Anna cocinó una magnifica cena y le tenía uno de sus vinos preferidos. Atendí a mis muñequitas antes de que Edward llegara y las nanas las acostaron; así, solamente entraría a darles un beso y al verlas dormiditas, saldría sin despertarlas. Estaba siendo un poco egoísta pero mami también necesitaba del cariño de papá… y mucho.

Eché aceites suavizantes y algunas sales en la bañera; quería mi piel tan tersa como se pudiera. Después sequé mi pelo, lo dejaría suelto; me maquillé un poco. Minutos después, mi lencería estaba muy bien puesta debajo de mi súper sexy vestido rojo que ni siquiera era de diseñador. Lo había visto en un aparador al pasar por una tienda y sin pensármelo entré y me lo compré. Era pegado al cuerpo, de crepé rojo con una flor en el seno izquierdo; era muy provocativo y hasta algo común y corriente; me daba un look algo “trashy” y me gustaba. Con un poco de suerte, ese vestido no sobreviviría a esa noche.

Me puse pocos accesorios, unas pulseras y mis Louboutin color nude. Perfume entre mis senos, en mis muñecas, cuello, detrás de las orejas, las rodillas y en las ingles. Escuché llegar a Edward, bajé rápidamente y encendí las velas del comedor que estaba a oscuras. El giró y me vio ahí de pie, sorprendiéndose.

–Isabella… que… bien te ves amor – se acercó y besó mis labios tomándome por la cintura.

–Bienvenido a casa, cielo – dije melosa – ¿No vas a subir a ver a las pequeñas?

Asintió – No me tardaré, no te muevas de aquí – subió los escalones de dos en dos y entró al dormitorio de las gemelas.

–¿Cómo están mis bichitos? – lo oí susurrarles por el monitor que tenía junto a mí – esta noche tienen que ser muy buenas nenas y portarse muy bien porque papi y mami van a estar algo ocupados preciosas así que por lo que más quieran, no se despierten antes de dos horas ¿Podrán hacer eso por papi?

Sonreí con algo de pena ya que las nanas escuchaban todo lo que Edward decía; ellas también tenían un monitor para que pudieran ir a atender a las bebés si despertaban. Escuché cómo les daba un beso, se despedía de ellas y salía del dormitorio. Abrí la botella de vino, le serví una copa y lo esperé al pie de la escalera con ella. No dejó de mirarme desde que se encontró con mis ojos…

–Gracias – tomó la copa de mi mano y le dio un sorbo – no me esperaba esto – dijo sincero.

–¿Cenamos? – lo guié de la mano hasta el comedor pero me detuvo, me giró por la cintura y me besó desesperado.

Le serví algunas rebanadas de cordero en su plato con un poco de puré, me serví también y Edward llenó de agua mi vaso. Cenamos entre deliciosas caricias; él pasaba la mano por mis piernas y la llevaba más allá haciendo que repentinamente un calor sofocante invadiera todo mi cuerpo y mi centro palpitara ansioso por más de su contacto.

–Edward… – apenas pronuncié su nombre con mi voz llena de deseo, él saltó de la silla y me cargó en sus brazos, llevándonos a nuestra habitación. Ya ahí me depositó en la cama y con prisa, fue desabotonando su camisa, yo empecé a desvestirme también.

–No Bella, déjame a mi…

Terminó de desvestirse y con mucha lentitud fue bajando el vestido por mi cuerpo, con delicadeza; lo dejó en el suelo, se acostó a mi lado y muy despacio, recorrió con las yemas sus dedos el borde de las copas de mi brassiere, basando la piel de mis senos que iba dejando al descubierto hasta que finalmente me lo quitó por completo.

–Mis niñas… – murmuró mientras las besaba alternadamente – son tan hermosas – su lengua acarició toda la redondez de mis senos, evitando mis pezones – estos no me pertenecen por el momento.

No se detuvo mucho tiempo en ellos, supuse que se sentía extraño sabiendo que por obvias razones eran el mayor deleite de mis hijas, pero continuó saboreando cada centímetro de mi piel, mi torso, mi todavía no plano vientre, mis redondas caderas, mis muslos.

–Tu cuerpo ha cambiado – besó mi monte de Venus – ¿Cómo puedes cada día ser aún más bella? – gemí excitada tanto por su contacto como por sus palabras, sólo él podía llevarme a esos niveles de deseo enloqueciéndome con sus caricias.

Fue un largo preámbulo lleno de roces, besos cargados de pasión y de anticipación por la unión. Nos tocamos talvez con las mismas caricias de siempre pero para nosotros era como si fuera la primera vez porque tenían una intención y un significado diferente.

***

EDWARD’S POV

Sabía que Bella sentía lo mismo. Que no era igual estar amándonos en ese momento a cómo lo hicimos en el pasado. Ya no había dudas ni temores, ni teníamos que probarnos nada. Sabíamos lo que queríamos, estar juntos por siempre, unidos, entregados…

Me coloqué entre las piernas de Bella y me incliné para besarla de nuevo; lloraba. Limpié las lágrimas con mis labios y cuando me sintió en su entrada, abrió los ojos.

–No Bella – le dije en un susurró – ya no es necesario que los abras, ya no necesito verte a los ojos para saber que te entregas a mí en cuerpo y alma, que eres mía, que me amas… cierra los ojos amor, no te haré daño…

–Lo sé… – se abrazó a mis hombros.

Con todo el cuidado y la ternura de la que fui capaz, me deslicé dentro de Bella y volví a sentirme abrigado del único amor verdadero que conocía. Poco a poco fue relajando su cuerpo ante mi intromisión ya que aunque había tratado de ser lo más gentil que pude, era inevitable que sintiera algo de incomodidad. Bella comenzó a mover sus caderas contra las mías y la seguí, acompañándola en el ritmo que ella me marcaba, subiendo por los riscos más elevados del placer, desconectándonos del mundo pero inconscientemente pendientes de la razón de nuestras vidas; subíamos más y más cada vez hasta que nos fue imposible soportar esa deliciosa agonía y nos dejamos caer en una espiral de éxtasis, llegando juntos al clímax mientras la llenaba de mí.

–Te amo…

***

BELLA’S POV

La navidad había llegado en un abrir y cerrar de ojos. Estaba tan feliz por celebrar las fiestas en casa que parecía una niña en una dulcería. Edward había comprado un árbol enorme y junto con Jimmy me dí a la tarea de decorarlo así como el resto de la casa. Puse velas con olor a canela, cojines navideños en el salón, un moño grande en la puerta, en fin, la navidad invadió la casa de los Cullen. Edward sólo se reía y me preguntaba porque cada vez que levantaba la tapa del retrete había un Santa Claus horrorizado.

El también lo estaba disfrutando tanto como yo, sobretodo cuando llegaba a casa y se encontraba con las pequeñas vestidas con alguna prenda navideña, ya fueran los suetercitos, los calcetincitos, las pijamitas… bueno, no siempre.

–Bella – me preguntó el día anterior – ¿Qué hacen mis hijas disfrazadas de renos? Fue Jimmy ¿Verdad? El les puso esas ridículas pijamas, hasta los gorritos con los cuernos, astas o lo que sea que los renos tengan tienen mis hijas en la cabeza – parloteó enojado.

–No fue Jimmy – lo corté – fue tu madre y me parecen adorables – lo oí murmurar entre dientes.

Si yo había conocido antes a un Edward celoso y posesivo, lo quería de regreso porque ese que ahora vivía conmigo era, simplemente algo fuera de este mundo. A los adjetivos de celoso y posesivo tenía que agregarle el de sopreprotector irracional con sus hijas. Supongo que me doy a entender bien con ese termino.

***

La cena de noche buena fue algo inolvidable. Nuestra casa estaba llena de familiares y amigos más cercanos. Un olor a alegría se respiraba junto con el de la canela navideña. Los regalos se apilaban en montones debajo y alrededor del árbol esperando a ser abiertos al día siguiente y en ese momento, saboreábamos los deliciosos platillos que se habían preparado para la ocasión.

Los seis abuelos estaban felices con sus nietas que lucían unos hermosos vestiditos que Edward les había comprado esa mañana porque no quería que nadie las disfrazara ni de renos, o copos de nieve o de mini santas. Todos les hacían mil mimos, muecas y ellas aunque aún eran muy pequeñas para darse cuenta de todo, estaban muy contentas pasando de brazo en brazo bajo la estricta mirada de su padre.

Esa noche Alice y Jasper anunciaron que se mudarían juntos y Carlisle casi se atraganta por la sorpresa.

–No te preocupes – mi padre le palmeó la espalda – con el tiempo te acostumbrarás a la idea, confía en mí – algunas carcajadas se escucharon y nos contagiaron a los demás, pero la mayor sorpresa nos la dieron Emmett y Rose.

–¡Nos casamos en noviembre! – gritaron anunciándonos la feliz noticia.

–Oh Dios, esto se pone mejor cada navidad – Jimmy aplaudía emocionado – estoy seguro que no aguantarán y adelantarán la boda y para navidad ya habrá aumentado esta gran familia.

–Cien dólares a que se casan antes del verano – Jasper apostó.

–Cien a que no pasan de junio – Edward dijo seguro.

–Cien a que seré tío más pronto de lo que se imaginan – Diego no quiso faltar.

***

Recargada en la entrada al salón, miraba a mis padres conviviendo contentos con sus respectivas parejas, a los padres de Edward que desde un principio me hicieron sentir acogida en su familia, a Alice que junto con Jasper formaban una linda pareja. A Rose y a Emmett que sin quererlo, era el culpable de la gran y hermosa familia que formábamos todos, a Jimmy que había encontrado su alma gemela a causa de mi infortunado accidente, a Diego que había decidido dejar atrás toda una vida por amor. A Leah y Emily que eran como unas hijas para mi padre y ellas así lo consideraban a él. A mis más preciados tesoros…

–¿En qué piensa usted, señora? – esa voz sedosa interrumpió mis pensamientos.

–En que todo lo que le pedí a Santa hace tiempo, por fin me lo cumplió.

–¿Ah si? ¿Y qué fue lo que le pediste?

–Esto – dije mirando a mi alrededor – pero me regaló aún más, me trajo un par de muñequitas, mira… – señalé a nuestras hijas.

–No puedo pedirle más a la vida Bella, creo que después de todo lo que hemos pasado, fuimos generosamente recompensados – besó con ternura mis labios – nos tenemos a nosotros y a esas preciosas nenas que cada día se parecen más a ti.

–Pero con tu mirada – añadí.

–¿Eres feliz Isabella? – tomó mi rostro entre sus manos – ¿He sido capaz de hacerte feliz?

–Haz sido capaz de eso y mucho más Edward, me haz cuidado y protegido, confías en mí, me das siempre mi lugar y me respetas por quien soy, me amas y hemos creado esas dos personitas que son la razón de nuestras vidas. Gracias cielo, gracias…

–A ti amor, por llegar a mi vida, por sacarme de ese mundo vacío y sin amor, por confiar y por creer en mí, por tu paciencia, por no olvidarme… porque nunca lo hiciste Bella, siempre lo supe, lo sentí… por amarme y por regalarme una familia tan maravillosa y te prometo mi vida, que siempre te haré feliz – levantó mi barbilla para mirarme a los ojos – no te puedo asegurar que el mundo será siempre de color rosa pero en ese caso, lo pintaré para que tu sonrisa nunca abandone tu bello rostro y con ella me sigas haciendo el hombre más feliz de la tierra – besó mis labios – así va a ser siempre mi niña Bella, te lo prometo...

–Te amo Edward, con toda mi alma.

–Y yo a ti mi Bella.

Esa noche nos fuimos a dormir con los regalos del alma y del corazón abiertos por siempre y desbordándose de amor. Un amor que pese a las sorpresas que la vida nos puso en el camino, permaneció fiel, creciendo más cada día y que logró consolidarse por la fortaleza de dos corazones latiendo al unísono y que juntos, haríamos que siguiera creciendo, sin límites, porque un amor tan fuerte y puro como el nuestro, podía con cualquier obstáculo y con cualquier barrera.

***

EDWARD’S POV

Pasé por un ramo de rosas rojas y blancas para Bella. Que no se dijera que para San Valentín no le había regalado flores a mi hermosa esposa. Llegué a casa y antes de ir a buscar a Bella, fui directamente a ver a mis preciosas Sarah y Sophie. Habían cumplido ya los 4 meses y eran las bebitas más sanas y hermosas del planeta.

–¿Cómo están mis lindos bichitos? – al escucharme empezaron a mover sus piernitas y bracitos desesperadas, ya me reconocían y eso me hinchaba el pecho de orgullo – ¿Cómo pasaron el día mis tesoros?

Con la práctica que tenía había cargado a mis pequeñas, una en cada brazo y les besaba las caritas y ellas con sus manitas golpeaban mi cara.

–¿Quién es el papá más guapo? Que guapo es papi ¿Verdad Sarah? ¿Verdad que si Sophie?

–¿Y para mami no hay cumplidos? – se acercó a mi y me regaló un beso.

Dos horas más tarde terminábamos de cenar; Bella estuvo un poco tensa durante la cena y hasta algo nerviosa, así que saqué la caja de mi saco para entregársela y cuando la abrió, pude ver claramente que le había gustado.



–¡Edward es preciosa! – dijo colocándose la pulsera Bulgari que había escogido para ella – gracias cielo.

–De nada amor, ya sabes que me encanta comprarte cosas como ésta – me gané un beso.

–Ah, emm yo – era un hecho, Bella estaba nerviosa – yo no te compré nada – se disculpó y entonces me preocupé – yo… he estado un poco… distraída estos días.

–Lo he notado. Dime Bella ¿Estás bien? ¿Qué tienes amor? – levanté su mentón con mis dedos – ¿Bella?

–Yo tengo un retraso de un par de semanas… Edward, estoy embarazada… vas a ser papá… de nuevo.

¿Papá? ¿De nuevo?*


*



*



*                                                                





 ***FIN***


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22 comentarios:

Li dijo...

Hola Chicas! Y el último capitulo llegó. Espero que les haya gustado la historia, estoy muy agradecida con cada una de ustedes y les prometo, no tardar mucho para volver con otra historia. Gracias de nuevo chicas y nos vemos muy pronto…
Besitoo
Li

Anónimo dijo...

oh por Dios!!! estoy tremendamente emocionada .... porqué se acabó ... :(:( amo este fic, lo adoré desde el comienzo, recuerdo que cuando me lo recomendaron ya llevabas como 20 capítulos y me los leí de una vez, pasé casi todo el día leyendo, era tan buena tu historia, no lo podría creer!!!!

Siempre estuve pendiente de cuando publicabas, la historia que creaste es hermosa, bellísima, y la forma en cómo escribes ufff tienes un tremendo don, gracias por compartirlo con nosotras ... y claramente te voy a seguir en el otro proyecto, muchas felicidades!!!

Unknown dijo...

aaaaah no lo e leido D: ajaja pero no faltara el epilogoD: asi se queda? buee esta sin duda es mi favorita aparte de otra son dos xD de como 200 que e leido jaja te admiro escribes tan hermoso :) bue mucha suerte ((: y espero volver a leerte cdte n__n ahora si ire a leer xD

joli cullen dijo...

omg te quedo genial papa de nuevo xd este fianl sobrepasa todo gracias por tu tiempo y dedicacion chica

Sandy dijo...

hermoso!!!!

elO_twin dijo...

Hay Li... se que tenia un buen sin dejarte un msjito... (mi cachibache no me dejaba) pero quiero decirte que yo cuando leo un fic. me gustan completos porque me estresa la espera... pero creeme el tuyo lo vale y desde que lo encontré no he dejado de estar pendiente.. tal vez siendo un poco ingrata y dejando un merecido review.. pero aqui he estado,... 40 capitulos han pasado ya.. desde que lo lei y creeme no me he arrepentido...
me has hecho llorar, enojarme, ponerme de mil colores... que me de mucho calor!!!... y he tratado de entender y sentir ese tipo de amor que tu describiste y al que muchas aspiramos encontrar... soy fiel partidaria que para encontrar la felicidad y el amor.. hay que pasar por muchos baches, para madurar, para levantarte cuando la caida es muy, fuerte, es decir aprender de los "errores", para que cuando te encuentras con esa persona que es tu otra mitad, te aferres a ella, la cuides, procures, respetes y no la dejes ir... nunca!!!
Esta historia me encantó porque es realista... y fue una delicia ver el crecimiento humano y espiritual de cada personaje.. sobre todo el de una mujer insegura y el de un corazon roto, que venció el miedo y se dio la oportunidad de amar de verdad...
Definitivamente el personaje de Jimmy lo voy a extrañar, es uno de mis consentidos!!!
una de las cosas que atesoro mucho son las canciones con las que te inspiraste, creeme forman parte de mi iTunes... con cada una me senti cerca de estos dos protagonistas.. de la situacion en la cual se encontraban y como afrontar lo que sentian...
Yo siempre he dicho que no se puede describir algo que no se haya sentido, experimentado, asi que me gustaria pensar, que has experimentado algo tan bello como lo que nos decias capitulo a capitulo.
me da mucho gusto que no nos pienses abandonar.. porque chica.. eres fabulosa, impresionante, no encuentro una palabra exacta para definirte... pero definitivamente no dejes de escribir!!!
muchas felicidades.. como en una ocasión de lo dije... te llevaste el oscar.... un besote y mil gracias por la historia.. y pues hasta la proxima historia.

Daniella dijo...

SNIIIIIIIFFFFFFFFFFFFFFF!!! termina aqui una hermosa historia quete puedo decir me encanta y releere porque es hermosa!!!te agradezco que te dieras el tiempo de crear semejante obra!!! gracias por los ratos magnificos que pase y por pintar un mundo nuevo para mi. GRACIAS

Du dijo...

Muchas gracias!!!
Que lindo… ""Fue genial""
Muchos besos y hasta pronto.
Bye.

CRIS dijo...

madre mía!!!! que preciosidad de capítulo!!!!
Li, sabes que me encanta como escribes, como detallas y narras con acontecimientos, y la trama de la historia magnífica, ha sido una de las mejores que he leído, y ¡eso que llevo un montón!.

Espero que descanses y te relajes, pero... no demasiado ya que te seguiremos en las próximas historias!!!!

besos

Tatioo dijo...

San Dios, me encanto el capitulo y bueno que de decir de la historia, realmente es una de las mejores que he leido. De verdad que escribes super espectacular y estare pendiente a la proxima historia.

Anónimo dijo...

OAUUUUUU!!!!... Eres increible, en serio no se como lo haces... me ha encantado todooo!!!!. De verdad desde que encontre este blog no he dejado e parar de leer, eres muy pero muy buena, ojala que sigas asi, y bueno me encanto el final y estoy ansiosa de ver la otra historia que haras, ojala que sea asi y mejor que esta. Cuidate y sgue adelante!!!. TU FAN #1 <3<3<3<3!!!

Anónimo dijo...

Holaaaa ... no se si llorar o reir de gusto, realmente me encanta la forma en la que escribes y transmites sentimientos . GRACIAS.. por esta grandiosa historia estare pendiente de más publicaciones tuyas ... soy tu FAN.. dios mio genial sigue asi ...=)

Anónimo dijo...

HOLA... como ya comente en fanfiction (I Love Edward) solo auiero decirte FELICIDADES, escribes muy bien, creo que no soy la unica que te lo a dicho, sigue a si. espero el otro fict... y con muchoO GUSTO el epilogo de esta historia xD esque me quede asi como que 0.O que?! ¿papá?¿de nuevo? y con lo que dijo diego "Cien a que seré tío más pronto de lo que se imaginan" hahaha...
bye mucha suerte

Nani-PattinsonWorld dijo...

Li cariño, miles de gracias por tu tiempo, por tu esferzo que se que no ha sido poco, por tu simpatía, por tu cariño, por ser tan especial y pq SI jaja te quiero un monton aunque estemos muyyyy lejos.
Esta historia que he vivido desde que empezaste a pensarla me ha demostrado la sensibilidad y las ganas que tienes para todo en esta vida, te admiro nena. Y sabes que ME HA ENCANTADO, tan dulce, tan tierna y tan complicada a veces, con un broche increible. Un besazo y gracias a ti siempre!!

SweetPatt dijo...

Enhorabuena Li, has cerrado con un precioso lazo tan brillante envoltorio. Despues de seguirte durante todo este tiempo te he conocido un poquito mejor, cuando alguien escribe deja su impronta y parte de su alma en todas y cada una de sus palabras. Te deseo muchisimo exito en tu nuevo proyecto, seguro que lo tendras. Mientras tanto cuidate mucho y se muy feliz. Excita y mima tu imaginacion porque,desde un punto de vista egoísta, eso hara en un futuro vibrar la nuestra. Siempre son tristes las despedidas, en este caso creo que es un, menos triste, hasta luego. Un beso y todo mi respeto y cariño. ANA

Anónimo dijo...

Me faciono!!!.. enserio me gusto mucho pero tuve algunas dudas como dijo una de tus fans, de cuando emmet le dijo que ya pronto t cuando edward sijo papa? de nuevo?, entre otas, y si pudieras escribir un epilogo fuera genial!!!. Tambien te queria dar una idea de que si pudieras hacer la otra historia de la vida de sara y sophie, fuera genial o de una continuacion de la vida de edward y bella o cualquiera. te deceo mucha suerte y exito en la otra historia y por favor si puedes hacer un epilogo de esta TODOS ESTARIAMOS ENCANTADOS!!!.

yolanda dijo...

HOLA LI PRECIOSA...M.GRACIAS A TI POR REGALARNOS ESTOS 10 MESES DE FELICIDAD,POR COMPARTIR TU IMAGINACIÓN Y TALENTO CON NOSOTRAS CADA SEMANA A PESAR DE TODO EL ESFUERZO Y DEDICACIÓN Q CONLLEVA ESCRIBIR UNA HISTORIA TAN HERMOSA A LA VEZ D ATENDER TU VIDA.
EL CAPITULO LO HAS CERRADO CON UN BROCHE DE ORO,CADA LINIA Y FOTOGRAFIA UNA PRECIOSIDAD Y "OJAlÁ" LO SUBAS A DESCARGA PARA PODER LEER Y DISFRUTAR DE ESTA HISOTORIA TAN HERMOSA MAS DE UNA VEZ...LA AMO TANTO Q M ENCANTARIA TENERLA EN MI ORDENADOR Y LIBRERIA..POCAS VECES ENCUENTRAS UNA HISTORIA DONDE DISFRUTAS CADA LINIA,DONDE SE RESPETA EL ALMA D LOS PERSONAJES D MEYER HACIENDOLES BRILLAR AÚN MAS EN CADA LINIA A TRAVES DE UNA HISTORIA IMPACTANT,NO HAS NECESITADO CONVERTIR A EDWARD EN UN INFIEL,MUJERIEGO,ALCOHOLIC...ETC....EN UN EXTRAÑO POR COMPLETO Y ESO SOLO PUEDE HACERLO UNA ESCRITORA DE TU TAYA...........FELICIDADES Y AHORA A DESCANSAR Q T LO MERECES..YO TE ESPERARÉ CON MIS COMPIS PARA DISFRUTAR DE TU PROX FIC Q SERA TAN HERMOSO COMO ESTE...
DESDE MADRID CON AMOR..UNA ADMIRADORA Q TE QUIERE MUCHOOOOO

dracullen dijo...

wow simplemente wo, ha sido una magnifica historia, tiene de todo, la escribiste con todo lo ke una buena historia tiene,en fin, siento nostalgia pero bueno sabia ke tenia ke llegar el capitulo final, por cierto habra epilogo???? espero ke sip. Bueno tomate tu tiempo para ordenar tus ideas, eres una magnifica escritora, tienes muucho talento, y espero no tener ke esperar mucho para leer tu prox proyecto, pero entiendo perfectamente ke esto es un hobbie, asi ke cuando decidas ke estas lista, aki estaré leyendote, creo ke te lo mencioné anteriormente , pero estas dentro de mi top 5 de escritoras y obvio tu historia igual, en fin saludos y muuuchas grax por hacer mis tardes muuuucho mas interesantes, saludos xoxo :D

nydia dijo...

wooow me encanto esta historia y su final y todo lo hiciste genial lastima que se haya acabado pero me alegra saber que pronto tendras otros proyectos...Sigue asi...Besos..Cuidate...

Anónimo dijo...

esta ha sido la mejor historia que he leído de todas y creeme he leido muchas. Me da mucha pena que se haya acabado, eres muy buena escribiendo. Porfaaaaa, añade un epilago´, me gustaria saber como Edward se toma lo de ser papá otra vez.Muaaaaaaaa.Leon, España

maddy dijo...

x dios no puedo cree q ya se terminara esta historia ... desde el principio me enamore de ella y el final bueno no tengo palabras lo ame simple es perfecto jajaja... me muero x saber qye paso al final si solo van a tener tres hijos o que jajaja y como les va en el futuro pensalo a ver si añadis un epilogo...

Anónimo dijo...

lei toda tu historia en menos de una semana me encanto de verdad de todas las que he leido esta me encanto de verdad!!! eres excelente!