martes, 19 de octubre de 2010

CAPITULO 35

CAPITULO 35






EDWARD’S POV





--Edward dime… por favor dime quien soy…



Saqué el aire de mis pulmones por la boca en una exhalación, sorprendido. Nunca imaginé que tan pronto, lo que tanto deseaba que era que Bella quisiera saber de su pasado, se me estuviera concediendo.



--Bella – besé su frente y la abracé atrayéndola a mi cuerpo – claro cariño, lo que tú quieras.



Permanecí con ella abrazándola un rato más, necesitaba que se calmara y que sobre todo, se sintiera segura entre mis brazos, tenía que hacerla sentir que yo era su puerto seguro, que podía confiar en mí.



--¿Quién soy Edward? – Me preguntó en un susurro.



--Eres la mujer más increíble que he conocido Isabella, la mujer que… - me detuve ya que estaba respondiéndole en un impulso.





Ahora quien tenía que tomarse las cosas con calma era yo. No podía soltarle a Bella todo de golpe, el Dr. Baggio y mi padre me habían insistido en que todo tenía que ser despacio, a su ritmo, como ella lo pidiera. Debía enfriar mi mente un poco para pensar con claridad y objetividad aunque mi corazón y mi alma quisieran gritarle que ella era la mujer a quien yo amaba y por quien estaba dispuesto a todo, que ella era mi vida y que no pensaba dejarla nunca.




--¿La mujer que qué? – buscó mis ojos.



--¿Que te parece si nos tomamos las cosas con calma Bella? – Le acariciaba la mejilla mientras le preguntaba – tómate tu tiempo para pensar bien por dónde quieres que empecemos – sonrió débilmente y asintió.



Estaba necesitando de toda mi determinación para no besarla en ese momento; sus labios rosados, hinchados de mordérselos me atraían como imanes y sus ojos tristes que me miraban suplicantes no me ayudaban mucho a ser tan fuerte como tenía que serlo. Me separé de ella y evité su mirada para concentrarme y no estropear todo con un arrebato mío.



--¿Qué sucede? – Me preguntó cuando me alejé de ella. No pude responder nada, ¿Qué le diría? ¿Me alejo porque no puedo resistir tenerte tan cerca de mí sin besarte? ¿Por qué mi cuerpo empieza a reaccionar a ti?



--Vamos – le extendí mi mano para que saliera de la cama – muero de hambre y hay unas hamburguesas esperando por nosotros.





Con un ánimo diferente salimos de su habitación y al entrar a la cocina, Reneé la abrazó disculpándose por no haberse dado cuenta de lo que había ocurrido. Nos sentamos a la mesa y como ya sabía, Bella sólo comió la mitad de una hamburguesa; jamás se la comía entera, no importaba su tamaño, pero las papas, eran otra cosa. Como si nada, tomé una de su plato y me la llevé a la boca, ella no dijo nada y siguió comiendo. Un momento después tomé otra y la embarré de la catsup que tenía a un lado de su plato, Bella sólo me miró y sonrió. Cuando intenté tomar una tercera papa, ella se adelantó, la embarró de catsup y la llevó a mi boca… no había mejor forma de empezar que regresando a las pequeñas costumbres.




Después de comer, nos sentamos en el balcón. Bella me había pedido que la acompañara y supuse que la curiosidad era el motivo por el cual nos encontrábamos ahí. Estaba muy nervioso; no tenía idea de lo que ella iba a preguntarme y mi cabeza empezó a llenarse de dudas. ¿Cómo le explicaría que yo era el causante de todo lo que le ocurría? ¿Me creería cuando le dijera que todo había sido un desafortunado malentendido?



--Edward… ¿Quién soy? – Preguntó sin timidez.



Me quedé pensando como responder a su pregunta. Me puse de pie tomándola de la mano y entrando de nuevo a la casa.



--¡Jimmy! – Lo llamé. Si alguien era el indicado para responder en ese sentido a su pregunta, era Jimmy. Él, quien había estado con ella desde el principio, su soporte, su conciencia, su guía. Juntos eran dos personas que trabajaban en impecable sincronía, eran el engranaje perfecto que daba como resultado el ícono en el que se había llegado a convertir.



--¿Qué pasa? – Se apareció asustado.



--Isabella quiere saber quien es Bella Swan – le expliqué con una sonrisa en el rostro.



--¡Gracias Dios mío! ¡Creí que nunca llegaría ese día!



Bella me miraba confundida mientras nos sentábamos en el salón y Jimmy corría con su laptop y unos cables en las manos. Conectó la máquina a la pantalla plana y se giró dramáticamente hacia nosotros.



--¿Lista? – Le preguntó con una ceja enarcada y la mirada llena de placer.



Ella asintió levemente y tomó la mano de Reneé que ya estaba sentada junto a ella y la mía.



Nunca podría imaginarme ni en mismas remotos sueños como sería el estar en la posición de Bella. No saber nada de tu vida y que esta fuera a serte revelada en unos instantes más. La admiraba por el valor de vencer ese miedo…



***



BELLA’S POV



Me sentía… no podría explicar cómo me sentía.



Esa tarde, esperando a Jimmy y a Edward encendí la pantalla para distraerme mientras llegaban. Puse un canal de películas dónde habían anunciado a continuación una romántica. Yo no recordaba ninguna y por curiosidad la dejé pero no me interesó al principio, de hecho el protagonista no me agradaba, pero captó por completo mi interés cuando se reveló que la protagonista que se llamaba Lucy, había sufrido un accidente y su memoria se había quedado estancada, ella no podía recordar más allá del día de su accidente; su memoria se borraba todas las noches y su familia hacía hasta lo imposible por que ella no se diera cuenta. El protagonista tenía que esforzarse por lograr enamorar a Lucy todos los días y algunos, no tenía éxito, hasta que se armó de valor y le dijo del mal que sufría y en un video, le explicó toda su situación.



No pude evitar compararme con Lucy. Ella no podía recordar más allá del día de su accidente y yo no podía recordar nada antes de él. ¿Era justo? Ni ella ni yo podíamos continuar con nuestras vidas por causa de nuestra memoria fallida. ¿Cómo seguir adelante? ¿Cómo lidiar con eso?



Sin darme cuenta, lloraba inconsolable mientras miraba que ocurría con Lucy hasta que Edward me tomó entre sus brazos. Sentí su preocupación y sus ganas de protegerme; me sentí segura y cobijada ante los pensamientos que llenaban de pronto mi mente.



¡Yo tenía que seguir adelante! ¡Un accidente no podía detener mi vida! ¡Yo tenía que saber quien era!



Y en ese momento, por irónico que pudiera llegar a parecer, yo también me encontraba frente a una pantalla de televisión, a punto de conocer mi pasado, a punto de encontrar un testimonio de lo que yo había sido para que me diera el coraje que necesitaba y seguir adelante con mi vida.



--¿Lista? – Me había preguntado Jimmy. Tomé la mano de mi madre y la de Edward del otro lado. Las apreté y asentí hacia el frente afirmándole a Jimmy que estaba lista para conocer mi pasado.



No aparecía ninguna imagen en la pantalla cuando ya se escuchaba una melodía. Era algo clásico, hermoso. Y al fin apareció mi nombre “Bella Swan”, seguido de una fotografía de una niña pequeña; muy delgadita, tendría unos 4 o 5 años apenas y unos enormes ojos cafés, con shorts, descalza y con los pies llenos de barro pero sonriendo sin un diente feliz junto a… Charlie. ¡Esa niña era yo!





Edward oprimía mi mano y con su pulgar acariciaba el dorso de esta, reconfortándome y diciéndome de esa manera que estaba conmigo apoyándome al igual que lo hacía mi madre haciendo una reseña de cada imagen que aparecía frente a mí. Continuaron apareciendo fotografías mías de esa edad, con coletas a los lados, sin el otro diente, enojada sosteniendo una caña de pescar y luego una con ropa de mi madre y otra niña rubia junto a mí.




--¡Rosalie! – mencionó mi madre y le pedí a Jimmy detener la proyección. Quería verla, era mi amiga desde pequeña. Era muy bonita.



--Adoro esa foto – murmuró Edward a mí oído y sonreí.



Continuó la presentación y mi apariencia no cambiaba mucho. Flaca y larguirucha. Las fotografías se interrumpieron por un video casero, era mi cumpleaños y tenía un vestido blanco con flores pequeñitas azules, soplaba 8 velitas de un colorido pastel y después de apagarlas, tropecé al intentar retirarme de ahí. No fue muy agradable verme caer.





Durante un rato, vi a una niña ir creciendo ante mis ojos sin perder su postura deslucida. Rosalie aparecía muy seguido en las fotos y se veía que éramos muy unidas, siempre estábamos juntas. Y de repente… ¡Clases de ballet! Me vi ataviada en mallas rosas y un tutú del mismo color. Un chonguito muy elegante sostenía mi pelo. Sin atributos por donde quiera que me viera. Plana, completa y absolutamente plana. Sin gracia. ¿Qué hacía yo ahí? ¿Nadie tuvo el corazón para decirme que estaba en el lugar equivocado?




Sentí mucha angustia y repentinamente todo se oscureció a mí alrededor. Mi cuerpo se paralizó y se tensó de tal forma que hasta me pareció que mis dientes rechinaron al apretarse mi mandíbula. Mis manos se cerraron fuertemente sobre las de Edward y mi madre.



Una melodía al piano. No la reconocía pero me movía a su ritmo mientras sonaba en aquel salón con piso de madera y paredes de enormes espejos. ¡Era yo! ¡Era yo quien se movía!... y la escena desapareció de mi mente.



--¿Estás bien? – Me preguntó Edward con voz suave - ¿Quieres detener esto?



--No – respondí aturdida sacudiendo mi cabeza, debía continuar - ¿Cuántos años tenía ahí? – Pregunté.



--Quince – contestó Jimmy – pero aparentabas como doce o trece ¿No creen?





Más clases de todo tipo fluyeron en la pantalla; de teatro, de otro tipo de bailes. Un chico moreno junto a mí y Rosalie. Edward descruzó la pierna y se movió en su lugar. El chico salió en varias imágenes abrazándonos a ambas.




--El es Jake – dijo Jimmy – un muy buen amigo.



Muchas fotos después apareció Jimmy, en mallas también, ayudándome según veía con posturas de ballet y conforme pasaban los minutos me vi transformando mi figura larguirucha a una de un porte alto y fino. Me vi caminando muchas veces sobre una línea, con libros sobre mi cabeza, con zapatos altísimos, con ropa tan pegada y apretada a mi cuerpo que parecía imposible que yo pudiera dar un paso, pero ahí estaba caminando como si fuera la cosa más natural en el mundo y haciéndolo muy bien.



De pronto, estaba en concursos haciendo uso de todos los conocimientos adquiridos en tantas clases, ganándole a muchas chicas muy hermosas. Aspiré muy hondo al verme transformada casi en una mujer, completamente diferente a la niña escuálida y desmarañada que era antes. Más y más imágenes me confirmaban que yo, Isabella Swan, iba forjándome un nombre en el mundo del modelaje. ¡Yo era una modelo! ¡Una modelo famosa! Había ganado muchos reconocimientos, salía en muchas portadas de revistas de todo el mundo.



Hacía muchas pasarelas pero una en particular llamó mi atención; era muy colorida y estaba en ropa interior, todos me aplaudían y me gritaban, después me vi con lencería de otro color y con unas alas gigantes en mi espalda. Edward sonrió y bajó la cabeza negando divertido. Me veía muy sensual, con mucha confianza en mi misma. Disfrutando lo que hacía.






--Estas son unas de las últimas – me dijo Jimmy y me quedé muda al verme sin ropa, ¡Estaba desnuda! con el cuerpo lleno de arena en la playa. También posaba en diminutos bikinis y sin la parte superior de ellos sin mostrar nada tan explícitamente, más bien eran muy sugerentes. Miré a mi madre y sólo tenía una sonrisa pequeña mientras apretaba mi mano.




--Eres bellísima Bella – dijo Jimmy en un susurro.



Edward suspiró, apoyó los codos en sus rodillas y se llevó ambas manos entrelazadas a la altura de su boca dirigiendo la mirada a los objetos sobre la mesita que estaba en medio del salón. No estaba cómodo en lo absoluto.



--Y esto es lo último – Jimmy indicó. Yo en un comercial para un perfume y después en fotos para publicitar cosméticos.



La proyección se terminó y yo aún no podía moverme de la impresión que tenía de ver quien era la verdadera Bella Swan. Ella no era una chica con miedos, era muy segura y había superado muchos obstáculos. El mayor había sido superarse a sí misma. Ella se había propuesto cambiar a la chica torpe y sin gracia para convertirla en una mujer con una elegancia incomparable.



Pero… yo aún no recordaba nada. Ni de mi ni de las personas que estuvieron a mi lado durante todos esos años. ¿Por qué? ¿Cuándo empezaría a recordar?



Mi madre se giró y me abrazó al verme pasmada, y es que tenía tantas, pero tantas cosas en qué pensar que estaba segura que esa noche no podría dormir. Estaba llena de preguntas que necesitaban respuestas; me sentía llena de curiosidad, tenía ansias de saber mucho más de mí y Jimmy tendría que desvelarse conmigo al igual que mi madre y Edward… Edward. ¿Su actitud había cambiado? Lo sentía un poco extraño pero ¿Qué podía opinar yo? Apenas acababa de ‘conocerlo’ aunque estaba muy a gusto a su lado. Me gustaba mucho su cercanía y sus palabras de consuelo. Si, él era muy cariñoso cuando me reconfortaba.





--¿Y bien? – Preguntó muy cauto Jimmy.




No pude responderle, me sentía muy abrumada con semejante revelación. Era demasiado para asimilar y desde luego, no podía explicar el remolino de sentimientos que turbaba mi mente. Negué con la cabeza en respuesta y después de unos instantes sólo le dije con el escaso hilo de voz que mi garganta me permitió emitir.



--Gracias… - de todo corazón, le agradecí el haber estado conmigo siempre, siendo un pilar en mi carrera, apoyándome en todo y además siendo algo más que mi amigo, lo sentía mucho más cercano a eso.



--¡Darling! – Corrió hacia mí y me abrazó – Nada de gracias Bella, lo hice con todo el amor que te tengo tonta, y lo volvería a hacer si caminaras de nuevo como pato – sonreí y me giré hacia Edward.



--Gracias a ti también – me acerqué a él.



--No Bella, a mi no tienes que agradecerme nada – sentí su mano en mi mejilla y la calidez que emanaba de ella.



--Tú fuiste el de la idea – insistí.



--No; de hecho Jimmy venía preparando esto desde hace mucho tiempo, solo estaba esperando que tú lo pidieras – me sorprendió saberlo. En ese momento, Diego apareció y Jimmy emocionado, le contó lo que había sucedido.



--¡Ah, la mia modella preferita e anche la più bella! (¡Ah, mi modelo preferida y también la más hermosa!) – se apresuró a decir – tuve que esforzarme el doble para no dejarte dos piernas izquierdas Bella – y todos soltamos varias carcajadas al escucharlo. Jimmy y Diego salieron por ahí y mi madre se retiró a su habitación dejándonos a Edward y a mí solos.



Me recosté de nuevo en el sillón con un millón de ideas rondando mi mente. Edward se sentó en el suelo quedando su rostro a la altura del mío. Cerré mis ojos y puse mis manos juntas entre mis piernas, acercando mis rodillas a mi pecho tanto como pude.



--Hey, ¿Qué pasa? – Oí su tierna voz – Sé que estás confundida Bella y que tu cabeza tiene muchas cosas en qué pensar, pero no tengas miedo, nunca lo haz tenido, siempre haz sido valiente, ¿Recuerdas lo que te dije el otro día? No te mentí Bella, tú eres una mujer fuerte y digna de admiración; soy muy afortunado de estar a tu lado y… - no siguió.



Abrí mis ojos y lo vi apretar con fuerza los suyos, como si tuviera una contradicción que lo importunara.



--Creo – titubeó – creo que debo irme.



--¡No! – Exclamé de pronto – no te vayas Edward, por favor no me dejes ahora – le pedí. No tenía las suficientes fuerzas para estar sola después de semejantes revelaciones que debía asimilar.



--No me pidas eso Bella que no voy a poder negarme – confesó y no entendía porqué me lo decía de esa forma.



--Tú me dijiste que… - me senté en el sillón confundida y asentí despacio. Se puso de pie y me jaló de la mano.



--Oh Bella, ven aquí – me rodeó con sus brazos y me sentí segura de nuevo; abracé su cintura con los míos y pegué mi cara a su pecho duro respirando su aroma, ese olor a lavanda con almizcle y maderas… Y repentinamente todo se nubló y comenzó a oscurecerse, no pude reaccionar ni pensar, ¡Nada!, sólo me aferré a su cintura para no caer y escuché mi nombre en una voz muy lejana.



--¡Isabella! ¡Isabella! – Repitió mientras me sostenía y poco a poco se fue aclarando todo a mí alrededor - ¿Qué ocurrió? ¿Estás bien?



--Estoy bien, creo que sólo fue un mareo – dije para tranquilizarlo.



--Ven, te llevaré a tu habitación, necesitas descansar – me tomó en sus brazos y cuando pude darme cuenta ya me encontraba sobre mi cama - ¿Dónde está tu ropa de dormir? – Me preguntó y señalé un cajón; sacó la camiseta con la cual dormía, la vio y sonrió; me quitó los zapatos y luego me la entregó.



--Cámbiate – me ordenó – esperaré afuera - Hice lo que me pidió y tan rápido como pude me desvestí y me metí bajo las sábanas. Cuando entró de nuevo, se sentó en la cama cerca de mí y besó mi frente delicadamente.





--Duerme Bella, aquí me quedaré hasta que lo hagas, no te dejaré mientras sola – su mano jugaba con mi cabello suelto sobre la almohada. Asentí y sin darme cuenta, caí en un profundo sueño lleno de color, zapatos muy altos, bikinis y alas de ángeles.






***



Me desperté a la mañana siguiente un poco aturdida y con un molesto dolor de cabeza. Antes de levantarme, empecé a recordar la tarde y parte de la noche anterior… ¡Yo era una modelo!



Ya sabía quien era y todo el esfuerzo que me había tomado vencer mis miedos para llegar tan lejos. Era verdad todo lo que Jimmy y Edward me habían dicho, era fuerte y valiente. ¿Y que era lo que faltaba? Simple. Solamente me faltaba saber el motivo que tuve para que yo tomara una decisión tan drástica y dejara atrás todo mi mundo feliz sin importarme nada. Era el punto tal vez más importante con el que me tenía que enfrentar para retomar de nuevo mi vida. Pero sinceramente, no tenía el valor para enfrentarme a eso todavía, tal vez más adelante, pero no en ese momento.



Me dí un baño, me vestí y me arreglé. Tenía muchas cosas que preguntarle a Jimmy y a mi madre, quería saber todo lo que pudieran decirme acerca de mí, así que no tardé en hacer mi aparición por la cocina. Los saludé y con el jugo, me tomé algo para mi dolor de cabeza para que cuando Edward llegara, ya hubiera desaparecido. Pero él tardó en llegar; tal vez se había ido muy tarde por haberse quedado conmigo y aún seguía durmiendo. Lo esperaba un poco ansiosa, me gustaba tenerlo cerca porque me sentía muy bien a su lado.



--Bella, dinos que piensas de lo que viste ayer – dijo mi madre interrumpiendo mis pensamientos.



--¿Qué puedo decir? – Encogí mis hombros - ¡Estoy sorprendida! Nunca imaginé que yo fuera… así.



--¿Y eso es bueno? – Jimmy ladeó la cara al preguntar.



--¡Claro que si!, me gustó mucho lo que ví – confesé – aunque me sorprendí con algunas cosas, no sé si pueda acostumbrarme a eso.



--Ya me imagino cuales – indicó con una sonrisita pícara – pero no te preocupes, si Charlie y Edward se pudieron acostumbrar no veo porqué tú no puedas hacerlo – se escuchó un ruido bajo la mesa y un lamento después - ¡Auch!



--¿Edward? – arrugué mi entrecejo.



Reneé se adelantó a responder – bueno Bella, como amigo tuyo, se sintió un poco incómodo al principio – apuntó un poco nerviosa.



--Si, tal vez le haya resultado un poco extraño verme así – admití.



Terminé de desayunar y me instalé en el salón; quería ver todo de nuevo con detenimiento. Dos horas después Edward estaba en la puerta; me levanté de un salto para abrirle y cuando lo vi de pie frente a mí, lo abracé enterrando mi rostro en su duro pecho, tratando de encontrar ese olor que me había gustado tanto.



--¡Hey! – Me abrazó también – ¿A qué debo tan cálido recibimiento? – Me besó en la coronilla y sentí que sus labios permanecían ahí más tiempo de lo habitual.



--Gracias Edward – se me paré un poco para mirarlo y él aflojó su abrazo.



--¿De qué? – Parecía un poco perdido - ¿Me perdí de algo?



--Por quedarte anoche, no me dejaste sola.



--Te aseguré que no lo haría – y esa sonrisa chueca y extraña apareció en su boca; me gustaba. Nos sentamos en el salón y sabía bien que estaba impaciente por preguntarme acerca de lo que recién me había enterado.



--Estoy bien – dije antes que él preguntara – un poco sorprendida pero bien – suspiré.



--¿Y haz pensado que quieres hacer ahora que sabes quien eres y qué es lo que haces? – sus ojos me miraban ansiosos.



--Me gustaría seguir trabajando – le confirmé.



--¿Entonces regresaremos a Nueva York? – lo escuché esperanzado.



--No, aún tengo algo con qué lidiar – titubeé – y no sé qué tan pronto quiero enfrentarme a ello.



Edward bajó la cabeza y en un murmullo lo escuché decir – Si, entiendo – suspiró y echó la cabeza para atrás – Isabella yo…



--¿Si? – lo alenté a continuar cuando se detuvo.



--Yo… - busqué sus ojos y encontré mucha tristeza en ellos – Yo… - miró al suelo y negaba con la cabeza.



--Tú no estás bien – tomé su rostro entre mis manos para poder mirarlo - ¿Qué tienes? – Edward evadía el verme directamente a los ojos y me preocupé. El siempre estaba muy seguro de sí y el hombre frente a mí era lo opuesto a lo que conocía de él. Se veía afligido y algo nervioso. El estaba preocupado, tenía un problema y yo había acaparado toda la atención como seguramente acostumbraba a hacer, como todas las modelos muy probablemente hacían. Sentí vergüenza de mí por ser tan egoísta y no haber podido darme cuenta de que así como yo necesitaba su apoyo, él necesitaba el mío.



--Perdóname Edward por no darme cuenta antes que me necesitabas – me disculpé – por favor dime qué es lo que tienes, déjame ayudarte – me miró desconcertado mientras abría y cerraba la boca varias veces en un intento por hablar.



--No me pasa nada – articuló con dificultad – estoy bien.



--¿Es algo importante verdad? ¿Por qué no me cuentas? – Lo presioné un poco; quería ayudarlo y quitarle esa expresión angustiante del rostro - ¿Es algún problema con tu trabajo? ¿Con tu familia? ¿O… es…? – y algo extraño, algo como un latigazo golpeó mi vientre al pensar que por un problema de amor estuviera tan desolado.



Al dejar inconclusa mi pregunta, Edward se tensó cuando comprendió mi insinuación. Tomé sus manos y lo animé a contarme pero no dijo nada, sólo las zafó de las mías y se paró dirigiéndose a la ventana para mirar hacia afuera.



--¿Tan grave es que por eso te alejaste tanto y estás aquí? – Dije un poco decepcionada al adivinar la causa de su pena – Cuéntame, tal vez te sientas mejor si lo platicas conmigo – avancé hacia él quedando a sus espaldas. Se mantuvo en silencio unos minutos y finalmente dio media vuelta para mirarme mortificado.



--Yo no fui honesto con ella…



EDWARD’S POV



Siempre pensé que al decir lo que me había ahogado por tanto tiempo, sentiría alguna especie de alivio pero no fue así…



---Yo no fui honesto con ella Bella – admití derrotado porque sencillamente esa era la verdad – estropeé una relación perfecta por creer que podía manejar algo que al final se me salió de las manos.



Bella me miraba intrigada al escuchar mis palabras; me tomó de la mano y me llevó al sillón sentándose junto a mí, con mi mano entre las suyas.



Mi momento había llegado. Ya no podía echarme para atrás, necesitaba contarle a Isabella todo, aunque con una ligera variación que al final debía rectificar.



--¿La engañaste? – Me preguntó con su vocecita tímida.



¿Lo había hecho?



--Intencionalmente no, pero si lo hice – hablaba mirando al suelo porque me daba vergüenza verla a los ojos.





--Conocí a una encantadora mujer en una cena; me volvió loco desde que la ví. Tenía esa frescura en el alma que me atrapó de inmediato, tal vez porque yo estaba tan enfrascado en mi trabajo que en realidad era lo único que ocupaba mi mente. Empezamos a salir y al poco tiempo le propuse matrimonio, la quería solo para mí por eso no podía perder mi tiempo. Ella aceptó y yo estaba tan feliz que creí que estallaría de felicidad pero esa emoción no se comparó jamás a la que sentí cuando me dijo que esperábamos un hijo – Bella se movió incómoda en su lugar pero continué con mi relato.




--Todo era felicidad para mí, no podía creer mi suerte, hasta que una mañana una “amiga” suya me visitó en mi oficina para contarme algunas verdades de mi futura esposa y madre de mi hijo. Ella junto con otras amigas se dedicaban a jugar apuestas con las personas y yo fui un blanco fácil, ella ganó desde el momento en el que le puse el anillo en la mano – me detuve un instante y Bella me dio un apretón en la mano animándome a seguir – dolido, fui a reclamarle con la esperanza de que se defendiera y que me dijera que todo había sido un error, pero no fue así. Para mi sorpresa, lo admitió y se alegró de que yo supiera todo porque ya no me soportaba a su lado, me gritó que me mantuviera alejado de ella…



--¿Pero y tu hijo Edward? No lo dejaste ¿Verdad? – oí que preguntaba con curiosidad buscando mi mirada pero yo la evitaba.



--Ella se fue a una finca al campo a pasar lo que faltaba del embarazo y acordamos que me mantendría informado lo cual hizo muy pocas veces, por eso cuando se acercó el tiempo para que mi hijo naciera, fui a su apartamento y obligué al ama de llaves a darme alguna información. Ella ya había estado ahí pero no tenía algún indicio de embarazo y lo que fue peor para mí, sin ningún bebé con ella. La busqué pero fue en vano, y contraté a alguien quien buscó a mi hijo. Lo encontró en un orfanato – Bella se llevó una mano a la boca, horrorizada – y después de un tiempo de juicios, gané el derecho para una prueba de ADN y comprobar que ese niño era mío pero no lo fue. A las pocas semanas supe que una buena pareja lo había adoptado y en algún sentido, me quedé tranquilo de que al menos estaría con una buena familia y no con esa mujer o sólo en ese lugar.



Permanecí algunos momentos en silencio y sucedió algo que me tomó completamente por sorpresa. Isabella soltó mi mano y me abrazó. Me rodeó con un brazo la cintura y pegó su rostro a mi pecho, hundiéndose en él. Yo no me resistí ¿Cómo podría hacerlo si tenía sobre mi pecho a la mujer de mi vida consolándome? La abracé también y mi nariz se perdió en su pelo, aspirando ese aroma tan mío.



--Edward, nunca pude imaginar que tú pasaras por algo así – frotaba su mejilla en mi pecho – pero ya terminó todo, debes contarle a tu novia que el bebé no es tuyo, ¿Por qué por eso terminaron no es así?



Bufé sin que fuera mi intención, no tenía ni idea que eso sólo fuera la punta del iceberg – Mi niña Bella… - se alejó de mí sorpresivamente y cerró los ojos mientras sacudía su cabeza suavemente - ¿Qué pasa Bella? ¿Estás bien? Basta de historias por hoy. Ven aquí – la atraje de nuevo hacia mí y varios segundos después me dijo…



--Por favor continúa, yo estoy bien – y me dio una sonrisa algo forzada, la conocía muy bien como para no darme cuenta, pero seguí.



***



BELLA’S POV



¡Dios! ¡Cuánto había sufrido Edward! Y yo regodeándome en mis problemas cuando él, después de creer que tenía una vida y una familia, tristemente se daba cuenta de que nunca tuvo nada…



Al él, irme contando su historia, cada vez más iba sintiendo que teníamos muchas cosas en común además de una simple amistad, lo sentía muy cerca de mí, lo entendía, me dolía verlo triste, quería reconfortarlo y lo abracé.



--Mi niña Bella… - esas tres palabras fueron como un toque eléctrico directo a mi cabeza. ¿Qué había sido esa sensación tan rara? Edward se detuvo y quiso dejar de contarme su historia pero insistí. Me rodeó con sus brazos y le pedí que siguiera.



--¿Seguro que estás bien?



--Muy bien Edward – me quedé recostada en su pecho; me sentía extrañamente muy bien ahí; protegida, cómoda…



--Queriendo poner tierra de por medio, regresé a los Estados Unidos, había una buena oferta de trabajo y era el momento justo que estaba esperando para que mi constructora comenzara con el pie derecho y con una obra tan importante. No llevaba ni 2 semanas en Nueva York cuando conocí a otra chica. No puedo decir que desde ese momento me cautivó pero tampoco puedo decir lo contrario; me llamó mucho la atención porque parecía una niña muy tímida pero cuando la provocabas se convertía en la mujer más irreverente, terca y retadora que había conocido jamás. Si tengo que ser honesto, después de nuestro primer encuentro casi la odié a no ser por, bueno – comenzó a titubear, estaba nervioso, lo conoc… ¿Lo conocía? – era absolutamente hermosa. Esa vez no terminó nada bien y yo creí que no volvería a verla, al menos pronto porque ella era… - se detuvo repentinamente y aspiró tanto aire que sus pulmones explotarían.



--¿Ella que Edward? – giré mi rostro hacia él y negó muy despacio con la cabeza.



--Era… conocida de alguien muy cercano a mí. No supe nada de ella casi por un mes hasta que la encontré en… un evento… y me dejó con la boca en el suelo. Si antes me había parecido hermosa esa noche para mí era la mujer más bella de todas las que había conocido en mi vida, pero tampoco terminamos nada bien en esa ocasión y yo pensé que era lo mejor, no necesitaba distracciones en esa momento por mi trabajo, pero el destino se empeñó en ponerla una y otra vez en mi camino; resulté siendo hasta su rescatista ¿Puedes creerlo? – me miró con un poco de dolor en sus ojos.



--¿Por qué? – estaba intrigada.



--Es un poco intrépida por decirlo de alguna manera, a veces no mide el riesgo de lo que hace y se daña a sí misma – me sonrió pero sentí que el dolor le impedía hacerlo con sinceridad – y acabo llevándola a la sala de emergencias en las madrugadas…



De nuevo, ese toque eléctrico me golpeó pero más fuerte. Mi cabeza, mi cuello y mi pecho recibieron el latigazo inesperado. Me llevé las manos a la cabeza y pronto pasó la incomodidad de unos segundos antes.



--¡Bella! – Lo escuché asustado – ni una palabra más, vamos a tu cama, tienes que descansar – me ordenó pero me negué a obedecerlo, había sido tan solo una leve molestia, ya había pasado.



--No, quiero oírlo todo, yo estoy bien – le dí una sonrisa para tranquilizarlo – sigue por favor – me observó detenidamente unos segundos y lo escuché de nuevo.



--Ella me confesó que me quería pero yo me resistía a todo lo que me significara una relación seria y así se lo hice saber; sufrimos mucho; ella por sentir que no era correspondida y yo por querer enterrar el amor que le tenía, engañándome, pero yo sentía que era lo que debía hacer, no tenía fuerzas para enamorarme de nuevo y entregarme por completo, tenía miedo por mí y por ella – su voz se hizo débil y tuve tantas ganas de abrazarlo que de nuevo me pegué a su cuerpo y él puso un brazo en mi espalda.



--Poco a poco fui cediendo y durante varias semanas nos mantuvimos jugando, lanzándonos indirectas, salíamos a cenar, la besaba, a veces me quería pasar de listo y me corría de su casa hecha una furia y con toda razón. En una ocasión salió a otro de sus viajes y yo estaba decidido a que a su regreso le pediría que fuera mi novia, ya era inútil querer retrasar lo inevitable; nosotros nos amábamos y no había nada más que decir, ya no quería perder más tiempo sin estar a su lado- reconoció Edward y una punzada de ¿Envidia? Tocó mi corazón al oírlo hablar tan enamorado de esa chica.



Si, era envidia porque me dolía reconocer que a ella si la amaban de verdad, no la habían engañado como suponía que me había hecho el hombre que debía haberme querido tanto como la querían a ella.






--Ella volvió y cuando la ví, noté algo raro en su actitud, la sentí molesta y su tono tan burlón e irónico al dirigirse a mí me indicó que algo no estaba bien y efectivamente así fue. Mientras estuvo fuera, conoció casualmente a la mujer que me hizo tanto daño en el pasado y juro que aún no sé si le dijo algo de lo que había ocurrido entre nosotros pero en pocas palabras, me echó en cara que el motivo por el cual no estaba con ella, era porque yo prefería a las mujeres un poco mayores y con algo de experiencia. No puedes imaginarte como me hirvió la sangre ese comentario cargado de reproche, gritándome discretamente que era un cobarde por no arriesgarme y atreverme a lo que fuera necesario por estar con ella – Edward se pasaba una y otra vez las manos por el pelo y la cara visiblemente atormentado.




--Edward… – quise decir algo para atenuar su pena pero él puso dos dedos sobre mis labios.



--Quería decirle mil cosas pero se fue dejándome ahí parado y furioso. Fui a su casa y le pedí que me dijera que era lo que esa loca le había dicho, pero siguió con su pose de chica que lo conoce todo y además provocándome al estar casi desnuda frente a mí. Me encendió Bella, de mil formas… quería gritarle enojado y por otro lado quería tenerla entre mis brazos amándola, pero resultó una mala combinación porque la cargué y la llevé a su habitación cegado por mis emociones, la tiré sobre la cama y si no hubiera sido porque me pidió por favor que no siguiera, no sé de qué atrocidad me estuviera arrepintiendo ahorita. La asusté demasiado y lloró por mucho tiempo pero lo hizo entre mis brazos, porque le pedí perdón en ese mismo instante y…



¿Qué me sucedía? Escuchar a Edward decirme todo aquello tenía un efecto muy extraño en mí; tenía calor y estaba intranquila, mi ropa me ahogaba, mis manos sudaban y no podía estar quieta en el sillón, era como si todo el cuerpo me picara y no pudiera detener esa incómoda sensación.



--¿Bella? – oí mi nombre a lo lejos porque mi malestar no me dejaba concentrarme en sus palabras y puse mi cabeza en mis rodillas esperando que todo pasara rápido y una imagen llegó a mi mente… había alguien llorando en mi regazo, abrazado a mi cuerpo por la cintura y yo lo acariciaba lentamente… ¿Era…? No.



Me obligué a respirar profundamente para calmarme y no inquietar a Edward pero no estaba segura de poderlo engañar; no me sentía bien era la verdad, pero no dejaría que él se detuviera porque extrañamente sabía que necesitaba escuchar toda la historia completa.



--Relájate Edward, sólo fue un mareo, estoy bien – me esforcé por parecer tan relajada como le pedía a él - ¿Qué más sucedió?





--Le pedí perdón y no me dejó ir, me pidió que me quedara a pasar la noche con ella; pero no vayas a pensar cosas que no son Bella, sólo dormimos abrazados. Fue una de las mejores noches de mi vida, no necesitamos nada más que un abrazo para decirnos cuanto nos queríamos, ni siquiera necesitamos hablar…




¡Podía ver esa escena en mi mente! ¡Si podía!



Edward abrazado a… a mí. ¿A mí? Casi podía sentirlo aferrarse a mi cuerpo, dándole calor, amor…



¡Amnésica y loca! ¡Lo único que me faltaba!



“Respira Bella, contrólate”, me repetía una y otra vez. Seguramente yo veía eso porque muy dentro de mí, ansiaba un amor así, eso era, no otra cosa. Mi subconsciente me delataba y mi cuerpo también, temblaba y sudaba frío de lo cual obviamente Edward se percató.



--¡Basta Isabella! ¡Voy a llevarte a tu habitación! – ordenó con firmeza pero me hice a un lado evitando que me tomara en brazos. Negué con la cabeza y estirando mis brazos para mantenerlo alejado de mí.



--¡No! Por favor sigue… - le pedí – por favor…





--¡Mira como estás! No me digas que te encuentras bien porque no es así, te conozco Bella – dijo alarmado pero insistí.




--No, sólo me siento muy rara, pero no mal… Edward por favor… - casi le supliqué y me hizo caso. Se apretó en puente de la nariz y continuó.



--Después de esa noche ya no nos separamos; no podíamos. Me mudé a su apartamento y vivimos los meses más felices de nuestras vidas; reconozco que a veces pequé de posesivo-obsesivo pero me esforcé en controlarme y todo continuó todavía mejor. Estaba en la gloria junto a ella y mi familia la adoraba. Todo iba tan bien que hice a un lado mis miedos y me decidí a dar el siguiente paso, estaba esperando por el momento indicado para proponérselo pero durante un viaje al cual la acompañé, recibí una llamada del orfanato dónde esa mujer había dejado al pequeño Demetri – Edward hablaba mientras vigilaba cada movimiento mío y hasta mi respiración pero me mantuve tranquila, parecía que mi mal rato había pasado afortunadamente.



--El niño estaba muy enfermo y como mi nombre aparecía en su expediente, la directora del lugar me llamó para que la ayudara a buscar a algún familiar del pequeño. Necesitaba un transplante de médula ósea, tenía leucemia – Edward me miró y sólo encontró dolor en mi rostro; no podía pensar en que un niño tan pequeñito sufriera una enfermedad tan agresiva – así que por un momento me obligué a concentrarme en ayudar a Demetri y me dediqué a buscar a su madre. La encontré al poco tiempo y como conocía su mala sangre, tuve que ofrecerle una buena cantidad para que accediera a hacer lo que fuera necesario para el bienestar del niño. Nos vimos en mi oficina para que le entregara una parte de lo que le había ofrecido y… - Edward se llevó ambas manos a la cara luchando contra ese recuerdo tan doloroso.



--Aquí estoy contigo Edward – murmuré a su oído y pasé un brazo por sus hombros pero él negaba y sacudía la cabeza.



--Bella, yo no la engañé – susurró – esa mujer me pidió que para cerrar nuestro trato, le demostrara que yo ya no sentía nada por ella, que mi cuerpo ya no le respondía como antes aunque ella estaba segura de que yo todavía estaba bajo su influjo… me pidió que la besara y lo hice. La abracé y la besé, pasé mis manos por su espalda y lo único que sentí fue repulsión, asco de tocarla y de haberme atrevido a hacer lo que quería pero me consolaba la idea de obtener la ayuda para Demetri. Pero la suerte nunca es eterna Bella y mientras yo besaba a esa mujer, ella me vió y lógicamente pensó que la estaba engañando. Me llevaba un regalo a mi nueva oficina… - Edward me miraba ansioso como esperando una reacción mía pero yo ya me había calmado y sólo pude sentir mucha pena por él.



Hacía círculos con mi mano en su espalda para tranquilizarlo pero no tenían efecto y me atreví a preguntarle…



--¿Por qué no le dijiste lo que ocurría Edward? Hubiera sido todo más fácil.



--Por supuesto que lo intenté muchas veces pero ella no quería saber nada de mi pasado, yo debí insistir aunque ella no quisiera – sus manos jalaban de su propio cabello como resultado de la frustración que sentía en ese momento – ella muy dolida, decidió pasar una última noche conmigo…



***



EDWARD’S POV



Ya le había contado casi todo a Bella y estaba seguro que algo se había movido en su interior. Durante casi todo mi relato la noté inquieta, como si estuviera incómoda y por un momento se puso tan fría, pálida y además temblaba que pensé que tendría que llamar a Diego porque la vi mal, pero se compuso a los pocos minutos y me pidió terminara de contarle mi desafortunada historia.



No estaba muy seguro de querer terminar con el final, pero me insistió y no sabía si volvería a tener otra oportunidad de hablar tan claro con ella, si lo dejaba a medias podía haber estado cometiendo el error más grave de mi vida, estaba seguro de eso.



--¿Pasó una última noche contigo? No estoy entendiendo Edward – sentía su mano acariciando mi espalda, cálida.



--Si Bella – y ahí me iba a jugar nuestro futuro, nuestras vidas, pero no iba a echarme para atrás – una última noche porque yo me iba al día siguiente a Alemania llevando a esa mujer, no confiaba en que fuera sola y cumpliera con el trato. Fue una noche espléndida, mágica, yo no intuí nada raro; nos entregamos el uno al otro plenamente, pero nunca sospeché los planes que ella tenía y mucho menos el porqué. Me despedí de ella como lo hacía cada mañana, sin notar nada extraño, hasta que pasaron 3 días sin saber nada de ella. Me puse histérico y llamé a mi hermana Alice para que me ayudara a encontrarla pero supongo que me escuchó tan mal, que se fue directo a Alemania a acompañarme. Una vez que nos dijeron que ya estaba todo bien con Demetri, llevamos a esa mujer a un hotel y la dejamos al cuidado de una enfermera. Yo tenía mucha prisa por regresar a Nueva York para buscarla y así lo hice.







Bella había dejado de acariciarme y se había sentado en el extremo del largo sillón con las rodillas arriba pegadas a su pecho y se mordía las uñas mientras miraba al vacío, a la nada; se veía concentrada en algo pero muy nerviosa, demasiado, y pensé en detenerme pero ya la suerte estaba echada y me la iba a jugar… Intenté acercarme a ella, pero estiró una mano para que me mantuviera alejado.



--Isabella, ¿Quieres que me detenga?



Ella negó nerviosa sin centrar su mirada, seguía perdida y mantenía sus dedos en la boca. Algo pasaba por su mente.



--La busqué por todas partes y llamé a cualquier persona que ella conociera que me pudiera dar algún dato de ella pero fue inútil, así que agoté mi último recurso y fui a casa de su madre…



Hice una pausa y Bella no salía de ese estado traumático, porque al escuchar mis últimas palabras, comenzó a mecerse de adelante hacia atrás aún con los dedos en la boca y mirando al suelo. ¿Estaría haciendo bien? Ya no estaba seguro de nada pero iba a terminar de decirlo todo.





--Ella no estaba ahí tampoco y me sumí en una profunda depresión y cuando estaba en casa sólo me encerraba en su clóset que era su lugar favorito, necesitaba sentirla cerca Bella… - giró su rostro al lado opuesto a mí – un par de meses después descubrí el regalo que ella me llevaba cuando me vio besar a esa mujer y pensó lo peor. Até cabos y me subí al primer vuelo que encontré para ir a ver a su padre a quién le conté también todo esto y se compadeció de mí… él me dijo en dónde se encontraba…



--Y aquí estoy Bella… Perdóname.*



*



*



*
Hola chicas! De nuevo agradeciéndoles sus comentarios y que estén muy pendientes del día de actualización. Áhora será una vez por semana y el día será martes. :)

Nani! Gracias amiga :)

Imágenes: PattinsonWorld.
(Si alguna es tuya y no la quieres en este blog, házmelo saber, Gracias.)


11 comentarios:

joli cullen dijo...

ESTOY EXTASIADA DIOS ESTOY MURIENDO XD SE LO CONTO QUE RECUEDE Y LO PERDONE PORFIS YA QUIERO AMOR AMBOS HAN SUFRIDO HAY UERO NO AGUANTARE UNA SEMANA

RominitsV dijo...

Por Dios no nos puedes dejar así jajaja no seas malita!!! por favor!!!! está buenísima tu historia!!! te lo juro, apenas supe de la actualización leí el capítulo enseguida, escribes muy bien!! te felicito!!!

por favor, si puedes escribe algo esta semanita, por favor, nos dejaste atragantadas con la historia!!!

Cariños miles

elO_twin dijo...

hai por favor que el amor triunfe hahah!!! ojala lo perdones.. o almenos lo trarte de entender.. es decir edward no le "mintio" sino que lo hizo por omision y por que ella no queria escucharlo!!.. no lo hizo con alevosia y ventaja.. (creo que todas encontramos mil razones y fundamentos para que bella lo perdone)
pero bno, esto es solo para dejarte un saludo.. porque en ff ya lo deje XD(soi yiyielo)
saludos

fabiola León dijo...

hermosooo!!!! noooo espero que todo se arregle XD...
besos li

Nani-PattinsonWorld dijo...

Mi niña que te puedo decir que no sepas o que no te haya dicho ya, este capitulo es crucial, es muy especial, está perfecto ... es el momento de decir todo y esperar q Bella vaya recordando.
Ya me has hecho llorar otra vez y pq llega todo lo que escribes y como lo escribes, me encanta cielo.
Gracias por estos maravillosos momentos y no hace falta que te digo que quiero verdad ?
Un besazo enormeeeeeeeeeeeee y gracias a ti, siempre.

sussy dijo...

Buuuaaaa!! buuuuaaaa!! no es justo que actualices ya solo una vez a la semana!!!! pero en fin, como te dije ya, entiendo que que todos tenemos que estudiar y trabajar. Oye, el capí quedó que ni mandado a hacer, super genial, tan tan romántico que cuando leí la última parte ya me imaginaba yo en frente de Edward diciendo eso!!!. Tus fotos estan super linda, (aunque estarían mejor si fuera yo la que estuviera con Robert jijijijiji...) bueno, cómo me suscribo a este blog? se puede? o no se hace así? A LA PLEASE, si puedes y te da un tiempecito, actualiza!!! gracias..... miles...
Sussyd

megavladix dijo...

estoy totalmente de acuerdo con los comentarios anteriores realmente este capitulo me a dejado sin palabras lo lei y cuando llege al final hasta yo sentia la angustia de la historia estoy que me muero por que actualices y saber como reaccionaran asi que tomate tu tiempo te leo el proximo marte y cuidate besos.

katriciacruz

CRIS dijo...

me muero!!!!! madre del amor hermoso que momento más angustioso, pobre Bella!!!!
que hará ahora?
y Edward que tenga valor y paciencia con ella por fa.
besos

Ana DirtyDraco dijo...

Hola mi querida Li, aunque te lei el dia que publicaste, no te pude comentar, no era yo ese dia y tu historia se merece una dedicacion mas exquisita, tenia "un dia rojo" como dice Audrey Hepburn en "Desayuno con diamantes". Que decirte mi niña, capitulo inconmensurable, marcara la resolucion de tu historia, el se lo ha dicho y ahora a ella le toca situarse a un lado o a otro de la linea: absolucion o condena. Si realmente esta de nuevo enamorandose de el, lo cual es terriblemente fácil (por lo menos lo seria para mi)sera absolucion, pero...........ella todavia no es ella, ¿condena?. Eres genial, cuida tu talento es nuestra fuente de vida. Un beso

Fery dijo...

cada vez que leo un nuevo capi me emociona más, este fue realmente emocionante, revelador, angustiante, y ne quedo con ganas de leer más pero ya debo dormir así que será para después... Edward se jugó todo lo que tenía, ay veremos si la suerte está de su parte

dracullen dijo...

wow buenisimo el capitulo , te luciste, ahora veremos la reaccion de bells :D