EDWARD’SPOV
Estaba prácticamente agotado. Deje mi maleta en el pasillo hacia mi recamara y entre a mi habitación. Me di una ducha rápida y me cepille los dientes. Esa noche había volado 9 horas de Berlín a Nueva York y al fin podía acostarme en mi cama. Mi viaje estuvo un poco agitado pero había valido la pena. El proyecto que estaba comenzando se había complicado un poco y necesitaba que el personal alemán con el que ya había trabajado por un par de años y que desde luego era de toda mi confianza, viniera a capacitar a mi equipo a los Estados Unidos.
La nueva tecnología que quería implementar para la construcción de esta presa era innovadora y por supuesto que tenía los ojos de varias universidades, economistas y ambientalistas puestos sobre mi. No me permitirían un solo error, y yo tampoco, así que mi equipo de trabajo tenía que ser de expertos.
Y con toda la presión de estos grupos, la preocupación por mi empleados, las negociaciones y el estrés, aun tenia que lidiar con mis despreocupados hermanos. Los había extrañado mucho, a ellos y a mis padres, pero al estar viviendo solo en Alemania me había podido concentrar en mi trabajo sin distracciones. Pero vamos, seria deshonesto de mi parte no decir que me permitía mis distracciones de vez en cuando. Distracciones sin compromiso, mi compromiso era mi trabajo.
Aquí era muy diferente. Desde que llegue a Nueva York mi madre quería verme todos los días, mi hermana menor a diario me compraba algo, ya fueran camisas, un suéter o algo de ropa, Emmett gracias a Dios estaba muy ocupado con su novia y mi padre al igual que yo, todo el día estaba ocupado trabajando pero el en su hospital.
Así que cuando se enteraron que volvía a Nueva York se alegraron mucho, pero no tanto cuando les dije que buscaría un apartamento ya que estaba acostumbrado a vivir solo. Mi madre fue la que se puso mas triste, pero después se ofreció a buscármelo ella misma y a tenerlo listo para mi llegada. Y había hecho un trabajo excelente, encontró el lugar perfecto para mi, no podía estar mas agradecido con ella.
Un par de semanas después de mi llegada, mi madre reclamaba mi presencia, esta vez a una cena en su casa para conocer a novia de Emmett y para celebrar, otra vez mas, que estábamos todos en la ciudad ya que también Alice estaba de regreso, ella estuvo estudiando en Europa algo de modas.
Estaba algo retrasado esa noche por una junta que surgió a última hora así que llame a mi madre para avisarle. Al llegar a casa de mis padres no lo hice solo, afortunadamente mi padre también llegaba en ese momento, ya no me sentí tan mal por la tardanza.
Entramos juntos y fui directamente a dejar mi saco y a lavarme las manos cuando escuche mi nombre en boca de mi vivaz hermana.
--Solo falta Edward, ¿adonde fue?
--Aquí estoy Alice – entre al salón y le di un beso a mi madre, me gire y fui directamente a saludar a Rosalie, mi guapa cuñada. Después de todo Emmett tenia un gusto excelente.
Al acercarme confirme que era una mujer muy bella. Emmett y Alice especialmente, me habían dicho que era modelo y que últimamente salía en muchos desfiles, revistas y todo eso, pero la verdad es que estaba muy ocupado con mi trabajo y si tenía tiempo, no era para perderlo en esas frivolidades.
--Rosalie, al fin nos conocemos – le di un beso en la mejilla y apenas le había soltado la mano me dijo:
--Ella es Isabella, mi mejor amiga.
Me gire un poco y me encontré con unos ojos marrones muy bellos que le lanzaban una mirada enojada a mi hermosa cuñada que sonreía divertida. Esto iba a ser muy interesante.
--Isabella, un verdadero placer – dije tomando su mano que era muy suave y dándole también un beso en la mejilla. Aspire y su aroma me pareció exquisito aunque no pude distinguir su perfume.
--Bella, solo Bella – dijo algo nerviosa.
--Entonces Bella, solo Bella, sigue siendo un verdadero placer – y le un beso en la otra mejilla. Me hubiera gustado sostener su mano un poco mas, era tan suave… sin apartar la mirada de sus ojos escuche decir a mi madre.
--Que bien que ya estamos todos, si no tienen inconveniente, pasemos al comedor.
En la mesa, se sentó frente a mi y pude admirarla mejor. Esa niña era verdaderamente hermosa, bellísima. Tenía una elegancia que me obligaba a mirar cada uno de sus movimientos, al tomar su copa, al manejar sus cubiertos, al llevárselos delicadamente a esa pequeña boca. Sus movimientos eran cortos, finos y precisos, me tenía cautivado. Y su piel, tan blanca que parecía una porcelana, brillaba. Por un momento me recordó a una geisha por la blancura de su perfecta piel y porque no hablaba aunque estaba atenta a todo, como en un estado de sumisión.
Pude ver un poco divertido, que no termino su carne y jugaba graciosamente con el tenedor. La voz de mi padre interrumpió mi observación.
--Edward, cuéntame como va todo – quería saber de mi trabajo
--Solo faltan unos permisos, pero ya empezamos a trabajar.
--¿Y cuando estará listo? – Alice tan curiosa y ansiosa como siempre. Tendría que acostumbrarme a esa pregunta ya que me la haría cada vez que me viera.
--Es una obra grande Alice, tomara varios años – respondí como si fuera a servirme de algo.
Creo que mi madre noto que Bella estaba perdida en la plática y le dijo:
--Edward es ingeniero Bella y esta construyendo una presa – me miro y le sonreí.
En ese momento solo salio de su boca un delicado “Oh” que solo hizo hipnotizarme más.
Le retiraron el plato y vi que se relajaba un poco. No podía apartar mi vista de ella. Pasamos al salón para el café que ella no tomo y la descubrí varias veces mirándome. La vi sacudir ligeramente la cabeza mientras Alice hablaba sin dar tregua, seguramente ya la había agobiado, y me miro. Le sonreí y aparto la mirada.
Trate de concentrarme en lo que me decía mi padre, me hablaba de algo sobre una planta de energía, creo que era eso. Me puso una mano en el hombro y sonrío al mismo tiempo que Bella le decía algo al oído a Rosalie.
--¡Bellaa! – le respondió abriendo los ojos.
--Un rato mas Bella, no es tan tarde.
Ok, ya sabia de que se trataba.
--No te preocupes Isabella, yo te llevare a tu casa – sabia que se negaría pero no le daría opción.
--Bella, solo Bella y no, nno te molestes, puedo esperar a Rose – intento disuadirme.
--No es molestia en lo absoluto – sino todo lo contrario.
--De verdad Edward, no tengo problema en esperar a Rose – era un poco terca pero no podría ganarme.
--Y yo ninguno en llevarte. Iré por tu abrigo – y salí del salón antes de que pudiera decir algo.
Tenía su abrigo en mis manos y lo acerque a mi cara para oler su perfume, aun no sabia a que olía pero era delicioso. Cerré mis ojos y aspire de nuevo. Regrese al salón donde se despedía de mis padres y mis hermanos. Discutía algo con Rosalie y después solo pude ver que Emmett la abrazaba y la cargaba. Al ver su rostro solo pude decirle a mi hermano.
--¡Suéltala Emmett!, ya debemos irnos – no me agrado ver esa escena. Apreté fuertemente el abrigo entre mis manos y luego lo extendí para ayudar a Bella a ponérselo. Mantuve mis manos abiertas sobre sus hombros mas tiempo del necesario, pero en ese momento solo tenía en la mente como seria darle un masaje en sus hombros desnudos.
--¿Lista? El auto ya esta en la puerta – la apure, quería salir de ahí.
Cuando salimos, el aire frío la golpeo y volteo su rostro, la vi frenarse ligeramente y no lo pensé un segundo, la abrace y la atraje hacia mi tratando de protegerla del viento y para tenerla cerca. Podía oler su cabello.
Bajamos los escalones y la ayude a llegar al auto. Abrí la puerta y subió. Le puse el cinturón y cerré su puerta. Me subí al auto.
--Listo. ¿Estas bien?
--Si, gracias – dijo casi en un murmullo
--Bien, ¿hacia donde te llevo? – le sonreí para darle confianza y me dio su dirección. Vaya, no vivía muy lejos de mi apartamento. Esa era una buena noticia. Me detuve en una luz roja para sacar mi Ipod, el silencio me hacia sentir incomodo, la sentía tensa y quería que se relajara un poco. Me incline hacia la guantera y ella casi se estampa en la puerta. ¿Que demonios había sido eso?
--Calma Isabella, ¿Que pasa? - me asusto su reacción tan sorpresiva. Avance con la luz verde, le entregue el Ipod y le dije tranquilo --Busca algo que te guste – mi mano toco la suya y estaba helada. Me hice a un lado y detuve el auto. Tome sus manos frías entre las mías.
--Estas helada,¿Tte sientes bien? – acaricie sus manos por un momento y volví a preguntarle.
--¿Que tienes?, Dime – ¿se sentiría mal?
--No es nada – casi no la escuche cuando dijo – soy friolenta, es todo.
-¿Friolenta? ¡Isabella estas congelada! – la chica era un témpano. Frote mis manos sobre las suyas, encendí la calefacción y busque rápido en el Ipod algo de U2.
Necesitaba una mano para conducir así que solo pude extenderle una para entibiar las suyas. Recargo la cabeza y cerro los ojos apretando mi mano. Era una sensación tan… agradable. Se durmió en el trayecto a su casa, al llegar la mire y tenia una sonrisa en el rostro. Se veía tan frágil, tan relajada, era muy hermosa, era bella.
La llame dos veces y no se movió. --Llegamos Isabella, despierta – puse una mano sobre su mejilla, no pude resistirme tocarla, parecía un ángel.
--Ya estas en casa Isabella – no pude evitar mirar su cuerpo. Su vestido negro no dejaba ver mucho pero la silueta de sus senos me dejaba claro que eran perfectos. Acerque mis labios a su oído para murmurarle – nos podemos quedar aquí si quieres. Se removió en el asiento pero no despertó.
--Aquí nos quedamos entonces – dije sobre su garganta casi besándola. No podía explicar que me pasaba, Isabella me hacia sentir la necesidad de tocarla, de olerla, de sentirla…
Abrió sorpresivamente los ojos y puso su mano sobre mi pecho alejándome. Me retire despacio, no quería asustarla pero creo que no lo conseguí y trate de sonreírle.
--¿Que haces? ¿Que pretendías? – estaba muy asustada.
--¿Que pretendía? Despertarte por supuesto. Te haz quedado dormida en el camino y ya llegamos a tu casa, eso es todo – no pude quitar mi sonrisa al ver su confusión. Se veía encantadora. Intento zafarse del cinturón pero estaba demasiado nerviosa y no pudo. La ayude y me pidió ya algo exaltada salir del auto. Me baje y le abrí la puerta acercándole mi mano pero me rechazo, salio del auto sin mi ayuda y cerré la puerta.
--Gracias por traerme – su molestia era evidente.
--De nada Isabella, no te imaginas el enorme placer que ha sido – estaba frente a ella obstruyendo su camino. Sabía que era una tontería pero quise bromear con ella para que viera que todo estaba bien.
--¿No me vas a dar un beso de despedida? – me acerque a ella al decirle esto.
--¿Estas loco? No tuvimos una cita Cullen, tu estas muy equivocado. No se con que clase de mujeres estés acostumbrado a tratar pero desde luego, yo no soy una de ellas.
¿Que? ¿Que le sucedía? Yo solo quise ser atento y trate de ser agradable, pero esta niña, porque solo una niña reaccionaria así, tomo las cosas muy diferentes.
--¡Mujeres! Tú lo has dicho. Mujeres que saben lo que quieren, no niñitas como tu que se asustan cuando alguien quiere ser cortes – ahora yo también estaba muy enojado.
--¿Niñita? – pregunto histérica.
--¿Cuantos años puedes tener Isabella?, Dime, ¿18, 19? Y me vi muy generoso porque no creo que pases de los 17. Mejor entra a tu casa que ya es tarde, avísale a tus padres que ya llegaste y acuéstate a dormir que mañana tienes escuela – en dos segundos hizo que mi paciencia se esfumara.
--¿Entra! – le ordene, la tome del brazo y la deje en la puerta de su edificio.
--Esperare con ansias que llegue el día en el que te tragues tus palabras Edward Cullen – nunca había visto tanta rabia en los ojos de una niña.
Subí a mi auto y me fui a casa. Como era posible que una chiquilla pudiera sacarme de mis casillas tan rápido por una equivocación. No, no podía ser posible, era todo el estrés que traía desde hacia meses. No debía darle importancia al asunto, sobretodo no quería pensar en lo mucho que me hubiera gustado tener a esa niña entre mis brazos.
“Que jodido estaba” necesitaba una distracción urgente.
Los días siguientes mi trabajo fue una locura. Entre negociaciones, planos, excavaciones y juntas hasta media noche, suponía que al llegar extenuado a casa dormiría tranquilo, pero estaba tan “estúpidamente jodido” que tenia que salir a “distraerme”. Estupida chiquilla.
Y ahora que regresaba de mi viaje, esperaba poder estar tranquilo un par de días antes que llegaran las personas de Alemania, pero no tuve tanta suerte. Alice y Emmett prácticamente me arrastraban a algún lugar, porque según ellos estaba ahogado en mi trabajo. Era inútil luchar contra la corriente. No tenia ni las mas mínimas ganas de ir con ellos pero sabia que si no lo hacia, los tendría perturbando mi relativa tranquilidad todos los días hasta que accediera, así que mientras mas rápido acabara con esto, mas rápido me dejarían en paz.
Llegue al lugar y estaba abarrotado de gente. Entre para encontrarme con mis hermanos que estaban en primera fila gracias a mi guapa cuñada. Nos había invitado para verla en un desfile de modas, que aburrido ver flacas enrolladas en tela. Ojala no tardara mucho el famoso desfile. Porque no pudimos ir solo a un bar por unos tragos? Era tan difícil? Que le habría dado Rosalie a Emmett que lo tenia en la palma de su mano y nos arrastraba a este desfile? bueno a mi, porque Alice estaba en su elemento y como siempre no paraba de hablar y Emmett estaba nervioso, como si el fuera a caminar por esa pasarela. No había puesto demasiada atención al escenario pero no parecía una pasarela común, era como menos sobria, menos aburrida. “Menos aburrida?” imposible, todos los desfiles de modas son aburridísimos solo a Alice le parecen maravillosos, solo a ella.
Emmett caminaba de un lado a otro y no fue hasta que empezaron a apagar poco a poco las luces, que se sentó. El público empezó a gritar eufórico y Alice me apretó la mano.
--Cálmate Alice, ¡es solo un desfile por favor! – dije indiferente.
--¿Que te pasa Edward? No sabes lo que dices – se apagaron por completo las luces.
--¡El Fashion Show de Victoria’s Secret es de lo mejor y mas esperado por todo el mundo!
--¿El que? – había escuchado de el pero nunca había visto uno.
--¿Se quieren callar? – Emmett estaba tenso.
Los Black Eyed Peas aparecieron y con ellos empezó a caminar por la pasarela una de las mujeres mas hermosas y con el cuerpo mas escultural que hubiera visto jamás, no era una flaca raquítica envuelta en un trozo de tela, no! Ella tenia muy buen cuerpo y casi estaba desnuda!
En cuestión de segundos cambio mi percepción por los desfiles de modas. Apenas habían salido dos chicas envueltas o mejor dicho muy desenvueltas caminando muy sexys cerca de mi. Que bueno que había aceptado ir. Tendría que recordar agradecerle a mi cuñada por los excelentes lugares.
Según me dijo Alice la primera chica que tenia lencería fucsia y unas cosas raras en la espalda se llamaba Alessandra. ¿Como diablos lo sabia? ¿La conocía? Me daba mil y un detalles pero la verdad no podía ponerle mucha atención y después salio otra chica en rosa. Y luego comprendí porque Emmett estaba tan nervioso.
Vi a Rosalie caminar por la pasarela, de amarillo con unas como alas transparentes y doradas. Yo estaba sorprendido al verla así, pero mi hermano estaba mudo. Llego frente a nosotros, vio a Emmett y le lanzo un beso.
Alice le gritaba emocionada y Rosalie le sonrío. Mi cuñada era lo máximo y Emmett el hombre mas suertudo que conocía, aunque no estaba para nada contento, mas bien estaba muy incomodo y podría decir que también muy celoso. Yo ya me estaba divirtiendo mucho y según Alice esto aun empezaba.
Siguieron saliendo chicas, una detrás de otra, cada una de diferente color. ¡Que bonitos eran los colores! También llevaban cosas extrañas en la espalda o los hombros, no entendía que eran pero no me importaba, las chicas se veían divinas con o sin esas cosas. Les estaría muy agradecido a mis hermanos por haberme insistido en ir. Termino el numero de los Black Eyed Peas y salieron unos bailarines al centro con “Sex on Fire” de Kings of Leon, nunca pensé que me gustaría tanto esa canción, hasta ese momento. Después de varias chicas, salio una rubia que según Alice el brassiere que tenia valía medio millón de dólares porque tenia diamantes. Y claro que lo valía, era una pieza magnifica. Como estaba disfrutando esa noche!
Hasta que salio la ultima chica y mientras caminaba hacia el frente de la pasarela donde estábamos nosotros, sentí que se me cerraba la garganta. Llevaba medias con liguero y unas bragas diminutas con un brassiere que resaltaba sus perfectos senos, todo en negro. Un collar muy llamativo y brilloso, el cabello suelto en ondas cayéndole sobre la piel de sus hombros. Su piel tenía un toque de color.
“Isabella”
Pero su cara, su cara era diferente, ahora ya no me parecía una adolescente de 17 años. Lo que tenia frente a mi era toda una mujer, con un cuerpo glorioso caminando hacia mi al ritmo de la música. Se detuvo como lo hacían todas al llegar al frente y me miro directamente a los ojos llevándose las manos a la cintura, se mordió el labio inferior excesivamente sensual, bajo la mirada hacia sus senos y luego volvió a mirarme a los ojos. Se dio la vuelta y pude ver los 2 centímetros de tela sobre su hermoso trasero, no le cubrían nada. Podría jurar que en ese instante deje de respirar.
Mientras se alejaba Emmett me dio un codazo y levantaba las cejas burlón, mientras Alice gritaba:
--¡Bravo Bella!
¡No podía creerlo! Ella no podía ser Isabella. Ella era una adolescente y la mujer que se alejaba era precisamente eso, una mujer.
Escuche otra canción y otro grupo de chicas se detuvo una a una frente a mi. Pero cuando escuche “The Man Who Can’t Be Moved” fue exactamente así como me quede. Dos chicas después de Heidi Klum, vi a Isabella venir hacia mi de nuevo. Caminando con una seguridad que me tenia hipnotizado, su cabello ondeando sobre sus hombros. Llevaba unas bragas muy pequeñas también y un brassiere azul cielo, ese color me gustaba, encima llevaba una especie de corsé como si fueran plantas que le apretaban los senos haciendo que lucieran desbordantes. Y en la espalda unas alas plateadas con plumas blancas, enormes. Era un ángel.
La vi caminar hacia mí en esa imagen perfecta, quitaba el aliento. Desde que dio el primer paso me miraba fijamente a los ojos. Me sostuvo la mirada todo el tiempo hasta que la tuve frente a mí, solo me sonrío. Estaba preciosa, mirándome, con esos ojos cafés, tan dulces, su mirada era inocente, tímida, como la de aquella noche. Y sus labios rosados, brillantes, apenas separados. Con las manos en la cintura giro el cuerpo y por ultimo su rostro y se alejo. Tenía un cuerpo perfecto.
--Se ve guapísima ¿no Edward? – me pregunto Emmett y yo solo asentí una vez.
--Aquí viene Rose – dijo Alice y la vimos caminar con unas bragas color rosa con moñitos pequeños rojos a juego con el brassiere y una capa transparente.
Emmett estaba peor que la primera vez que había salido. Estaba blanco y muy serio. Ni cuando Rose le guiño el ojo y le mando otro beso cambio su expresión. Recargo su espalda en la silla y le dijo algo a un chico rubio que estaba sentado junto a el y que también estaba algo serio.
Después Alice nos dijo que ya venia el final. Salieron varias chicas y de nuevo Rose, guapísima con unas botas blancas, bragas negras y un brassiere que me dijo Alice tenia cristales Swarosky, y una falda abierta también de esos cristales. Rosalie se veia guapísima y cada vez que daba un paso se movían los cientos de cristales de su brassiere. Emmett iba a necesitar un medico urgente. No pude evitar sonreír ante la cara de mi hermano que inmediatamente me dio otro codazo y mire al frente.
Isabella de nuevo.
Verla así me iba a causar un infarto. Sus piernas eran tan firmes al igual que todo su cuerpo. Esta vez sus minúsculas bragas y brassiere eran del mismo color de su piel, si no hubieran tenido los mismos cristales del brassiere de Rose hubiera parecido que no tenia nada encima y bueno, no es que tuviera mucho. De las muñecas le colgaban unos pedazos de tela transparente y en el cuello otra fila de esos cristales.
Mi garganta se seco y se cerró cuando estiro el brazo señalándome con el dedo y luego me guiño un ojo y me lanzo un beso. Iba a dar media vuelta para irse pero volteo su rostro y me sonrío de una forma tan hermosa que quede sin habla. Y se marcho ahora sin voltear. La vi alejarse dándome una perfecta vista de su hermoso trasero casi desnudo y de su espalda, una bellísima espalda donde jugaban las ondas castañas de su cabello. Que mujer tan hermosa y sensual, estaba sorprendido. Jamás imagine esa noche volver a ver a Isabella y menos así, ¡en un desfile de Victoria’s Secret!
Como es que no pude imaginar que también era modelo como Rose. Estaba tan metido en mis asuntos que no lo pensé ni por un momento, pero tampoco nadie me lo dijo y Alice es tan comunicativa que tal vez si lo hizo y yo no le preste atención. Pero a partir de ese momento siempre le pondría atención a todo lo que dijera, eso podría jurarlo.
Unos momentos después comenzaron a salir todas las chicas, Heidi quedo al frente junto con un par de chicas además de Rosalie e Isabella. Se veía extraordinariamente feliz. Rosalie le mandaba besos a Emmett y nos sonreía a Alice, a mi y al chico que hablaba con Emmett. Isabella saludo con la mano y después le mando un beso al chico rubio. El escenario quedo vacío y la gente empezaba a salir. Emmett platicaba con el chico rubio que luego nos presento.
--Alice, Edward el es Jasper, el hermano de Rosalie - seguía algo serio.
--Mucho gusto – ¿Hermano de Rose? Estire mi mano.
--Igualmente – me dijo y se dirigió a Alice que lo veía fascinada. ¿Que le pasaba a esa niña?
--Es un placer – dijo Jasper y Alice solo dijo – ¡Si!
No dejaron de mirarse un segundo hasta que Emmett y yo nos aclaramos la garganta al mismo tiempo.
--Perdón – dijo, pero seguían mirándose. Emmett y yo rodamos los ojos y en ese momento supe que el pobre chico estaba perdido.
Emmett me dijo que todos irían después a un club a una fiesta que habría para celebrar el éxito del desfile y por supuesto que yo también estaría ahí. Quería estar cerca de Isabella esa noche.
Al llegar al club no tuve ningún problema en ubicarla, ya que ella y sus amigos tenían una de las mejores mesas del lugar. Estaba bailando con varias chicas que también habían desfilado. Se veía tan hermosa despreocupada y sonriendo que me quede un rato observándola. La vi dejar una copa en la mesa y pisar el asiento del sillón para sentarse en el respaldo, entonces decidí acercarme.
--Creo que debo felicitarte – me acerque por detrás, pegue mi pecho a su espalda y la sentí tensarse. Puse una mano en su cintura, en su breve cintura.
--Esta noche me has dejado gratamente sorprendido, sin palabras Isabella – casi le hable al oído y giro su rostro un poco hacia mi peligrosamente.
--Bella es Bella – podría besarla en ese mismo instante.
--Isabella es un nombre muy bello, me gusta – respire su aroma.
--Es solo Bella, acostúmbrate – hablaba con mucha seguridad.
--Oh, es una clara invitación – sonreí.
--No te estoy invitando a nada. Es solo para cuando desafortunadamente tengas que dirigirte a mi y espero que sea en muy escasas ocasiones – se movió un poco y quedamos mucho mas cerca.
--¿Eso si lo entendiste verdad? – me sonrío un poco irónica y le devolví la sonrisa, puse mi otra mano en su pequeña cintura. Creo que ambos estábamos cómodos ya que permanecimos un momento así.
--Isabella, ¿quieres bailar? – le pregunte al oído. Su aroma me estaba volviendo loco.
Tomo unas botellitas de agua que le dio un mesero y dejo una junto a ella, tomo mis manos para ayudarse a girar y quedar frente a mí y se acomodo para dejarme entre sus piernas.
¡Dios! ¿Me estaba tratando de enloquecer? Me aleje unos centímetros para verla bien, era una mujer hermosísima y me tenia entre sus piernas! Sus bien torneadas piernas envueltas en unos jeans negros y esa blusa tan transparente. No daba crédito a lo que tenia entre mis brazos, la acerque mas a mi y sentí sus pezones duros y firmes rozar mi pecho. ¿Que era lo que aquella niñita trataba de decirme con ese repentino cambio de actitud?
--Perdóname. ¿Bella quieres bailar? – no quería hacerla enojar. Yo quería cooperar así que me premio, poniendo sus manos en mis brazos.
--Yo no bailo, pero toma – dijo risueña y confundiéndome mas.
--Es para que no te atragantes para cuando te tragues tus palabras Cullen.
¡Pequeña diablilla!,
--Te dije que lo harías – esa ceja levantada y esa sonrisa de satisfacción me tenían sin saber que decir.
Iba a acercarme más y sentí que apretó un poco sus manos en mis brazos y cerro los ojos. Sus amigos le cantaban una canción y entonces mire hacia una pantalla enorme. Era Isabella moviéndose muy sensual en un video, estaba casi sin ropa en unas imágenes, mojada en otras, ¡por Dios! ¡Se veía muy sensual!
Todos bailaban tratando de imitar su movimiento de caderas, ¿como podía moverse de esa forma? Parecía que estaba rota, sus movimientos eran increíbles, me tenían hipnotizado. Todos la miraban y ella permanecía con los ojos cerrados. Apreté un poco más mis manos en su cintura.
--¿Así que tu no bailas eh? Toma, creo que la necesitas más que yo – le di la botellita con agua y me quede un instante sin saber que hacer. Se giro hacia atrás aferrandose a mi brazo y su amigo le entrego una copa que ella le había pedido y le dijo algo que la hizo cambiar la posición dejándome fuera de sus piernas. Me quede a un lado de ella.
Un mesero me entrego un whisky y le dije:
--Salud Bella por ti y por todas las sorpresas que me has dado esta noche – chocamos nuestros vasos y me sonrío levantando muy sugerente la ceja.
--Esa ceja Bella, es una ceja malévola – no resistí decirle.
Rose y mi hermano llegaron y Emmett la saludo cargándola y proteste sin pensar. – ¡Emmett!
No le importo como siempre pero la soltó un poco menos brusco de lo acostumbrado. Hablaron unos segundos hasta que Isabella pregunto por mi hermana y a quien hasta ese momento había olvidado. Emmett dijo que estaba con el hermano de Rosalie y me molesto un poco. Unos momentos después el amigo de Bella dijo que ya venia Alice con el tal Jasper. Alice con un extraño, que bien!
Y este extraño que estaba con Alice ¿ahora abraza a Isabella? Estaba molesto y no sabia que hacer. Mi noche iba muy bien, hasta que vi el maldito video de Isabella bailando tan- provocativa- y después mi hermana con un desconocido que abraza a Isabella y ella parece encantada de verlo. Mi noche estaba mas que arruinada, ¡estaba jodida!
Decidí irme de ahí. Ya no estaba cómodo, al contrario, estaba incomodo y confundido. No me despedí de nadie, no fue muy educado de mi parte pero no estaba para cortesías en ese momento. Llegue a casa en poco tiempo. Me desvestí y me metí a la cama.
¿Como una mujer podía confundirme tanto en tan pocas horas? No tenía ni la menor idea, de lo que si estaba seguro es que tenía que sacármela de la mente. Me las había arreglado muy bien sin saber de ella ¿no? ¿Que tan difícil podría ser ignorarla si la volvía a ver? Evitaría lo mas posible aceptar las invitaciones para salir de Emmett ya que Isabella era la mejor amiga de Rose. Podía manejar esto muy bien.
Por la mañana salí a correr y me di un baño para ir a la presa. Ya la llamaba así aunque aun estábamos dinamitando ciertas zonas para tener un área pareja para poder cimentar. Estábamos apenas comenzando una obra que tardaría un par de años, tomaría muchísimo esfuerzo, costaría mucho dinero pero los beneficios era extraordinarios.
Esta enorme presa además de ser el sistema que abastecería de agua a varios estados del país, también proveería energía eléctrica. Podría decir que era mi proyecto más importante y ambicioso.
Ese fin de semana lo pase muy tranquilo trabajando, el domingo por la noche, compre algo de cenar para llevar a casa y cuando me acosté en la cama, apareció en mi mente. Esa imagen de Isabella en las diminutas bragas negras, me acosaba.
Apague la luz para dormir ya que tenia que estar antes del amanecer en la presa, tenía que revisar unos últimos detalles antes de dinamitar. No tuve éxito y prendí la luz. Me levante molesto y encendí mi laptop, en Google escribí; “Isabella Swan”
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“O quizás quiso decir: Bella Swan”
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Wikipedia:
“Nació en Forks, Washington. Es hija única de Charlie Swan y Renee Dwyer.
En su época de estudiante Bella era tan despistada que siempre terminaba tropezando con todo a su alrededor. Nunca le gustaron los deportes y su pasión siempre ha sido la lectura. Habla ingles y español.
A los 15 años de edad fue descubierta junto con su inseparable amiga y también modelo Rosalie Hale en un centro comercial de Seattle. Cuando la entrevistaron nunca pensó que en realidad la quisieran como modelo.
Estuvo en varios concursos de modelos y siempre obtenía los segundos y terceros lugares. Se mudo a Nueva York y debuto aun siendo adolescente en la “New York Fashion Week” fue un éxito, y la aceptaron inmediatamente en el mundo del desfile de pasarela.
Bella ha desfilado para las siguientes firmas:”Valentino, Zara, Yves Saint Laurent, Bvulgari, Tommy Hilfiger, Chloe, Celine, Versace, Christian Dior, Michael Kors, Ralph Lauren, Dolce&Gabbana, Victoria’s Secret y Chanel de la que ahora es modelo oficial, entre otras.
Ha hecho apariciones en las revistas:”Allure, Marie Clair, Vogue USA, Italia, Francia, Harper’s Bazaar, Arena y Rolling Stone.
A pesar de estar por debajo de su peso normal, la figura de Bella se considera voluptuosa. Su busto es perfecto (fichado por US Weekly) como el mejor busto por encima de Heidi Klum y Adriana Lima. La revista Vogue hizo el comentario de que su cuerpo marca el retorno de la modelo sensual., y el final de las modelos muy flacas parecidas a Kate Moss.
El año pasado sus ingresos anuales fueron de alrededor de ocho millones de dólares y ganaba entre 7,000 y 15,000 dólares la hora por cualquier presentación. También el año pasado la revista Rolling Stone la nombro “La Mejor Modelo del Año” y la revista Vogue la ha tenido en sus portadas mas de 13 veces en todas sus ediciones alrededor del mundo. Ha sido presentadora de los premios VH1 y ha aparecido en el programa nocturno de David Letterman.
Nunca se le ha relacionado sentimentalmente con nadie y en ese aspecto de su vida mantiene un perfil bajo. Es la consentida de los fotógrafos porque al trabajar nunca pone peros y además tiene un carácter excelente.
Nombre Real: Isabella Marie Swan
Nacimiento: 13 de septiembre de 1988.
Medidas: 86-60-86
Estatura: 1.75 cm.
Peso: 55 kg.
Color de Cabello: Castaño Medio.
Color de Ojos: Cafés Chocolates.
Talla de Vestido: 38
Talla de Zapatos: 40
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Demonios, esta era “Bella Swan”.
Me sorprendió encontrar tantos sitios que hablaran de ella. De todo lo que había hecho y todo lo que había trabajado. El mejor busto y el cuerpo más sensual, totalmente de acuerdo. Nunca se le ha relacionado con nadie, no podía ser. Me quede pensando en eso y me dormí en algún momento.
Sonó mi alarma y aun era de noche. Me di un baño y me vestí rápidamente para ir a la presa. Subí al auto y el termómetro marcaba 2º C. ‘Berlín era mas frío’, pensé. En el camino su imagen volvió a mi mente y con mucha fuerza de voluntad me concentre en lo que tenía que hacer al llegar. Llegue a la presa y el termómetro había bajado un grado. Antes de bajar, tome una gruesa chaqueta que usaba para ir a las construcciones. Baje del auto y note mucho movimiento y recordé que tomarían unas fotos para alguna revista o algo así. A la orilla del río habían colocados muchos reflectores y mamparas, algunas personas parecían estar apuradas, tal vez querían fotos del amanecer.
Me encontré con otros ingenieros y con los encargados de los explosivos y nos acercamos un poco a la orilla y escuche decir su nombre. Enseguida la busque con la mirada y la vi. Estaba parada mirando fijamente las piedras a la orilla del río.
¿Seria posible? ¿En realidad seria Isabella?
Les pedí un momento a los ingenieros y me acerque.
--¡Isabella! – en tres zancadas ya estaba junto a ella. Envuelta en una gruesa bata estaba de pie junto al rio, hermosa, natural y con el cabello larguísimo.
--Isabella ¿que haces aquí? – pregunte con sorpresa al tenerla precisamente en lo que seria mi presa. Se veía tan tranquila y serena con ese intenso frío.
--Trabajando – me sonrío con esa boca y esos labios que me daban ganas de morder. Se inclino de pronto y se quito unas botas para el frío y después lentamente se deshizo de la bata.
Me miro con extrema calma y me sonrío – ¿Me disculpas? – casi se me doblan las piernas al ver a Isabella desnuda frente a mi, ¡y con ese jodido frío! Estaba en shock cuando la vi entrar tranquilamente al helado río. No estaba totalmente desnuda, si podíamos considerar que ese miserable pedazo de tela era una prenda de ropa.
Dos ayudantes entraron también pero estos tenían botas de lluvia. Ayudaban a Isabella a acomodarle el larguísimo cabello que ahora tenia. Yo me mantenía en la orilla observándola. El fotógrafo empezó a darle indicaciones y ella muy atenta asentía. Y comenzó la tortura. No se si ella estaba sufriendo por la absurda temperatura porque en absoluto dio señales de que fuera así. Solo un momento la vi dudar.
“Mírame Bella”, “Camina hacia mi”, “Levanta los brazos”, “Muévete”, “Rétame Isabella”, “Olvídate del bikini” en esa indicación ya no pude estar ahí, casi salí corriendo.
Tenia que admitir que me había dejado asombrado. Se merecía todo mi respeto por lo que hacia en esas condiciones extremas, y sin quejarse para nada, tal y como lo había leído la noche anterior. Me aleje de ahí porque estaba enloqueciendo al verla salir del río desnuda al amanecer. Era la escena mas erótica que había visto en mi vida!
Me dolía el pecho, estaba teniendo un paro y uno muy doloroso. Una vez más intente alejarme.
Diez minutos después y un poco recuperado, fui a encontrarme con los ingenieros. Me costo mucho concentrarme porque tenia a Isabella en la mente desnuda en el río. Ya no pude ni quise quedarme a ver toda la sesión de fotos.
Comprobamos que todas las medidas fueran las correctas para trabajar en esa zona y también checamos que se tomaran todas las precauciones para no tener un daño ecológico de consideración. Me dirigí a los campers que provisionalmente teníamos como oficinas y trabaje un rato en algunos detalles que faltaban. En realidad estaba haciendo tiempo para que el equipo de la sesión de fotos se fuera.
No quería saber ya nada de Isabella. Constantemente pensaba en ella y me distraía de mis ocupaciones. No podía y no quería tenerla cerca de mí.
Me fui a casa alrededor de las seis. Tenía una cena a las 8pm, así que estaba con el tiempo perfecto. Sonó mi teléfono.
--Hermano – oh no, Emmett.
--Emmett – no quería sonar cortante pero tenía que hacerlo.
--Te llamo porque vamos a cenar a un lugar nuevo – como siempre, estaba alegre.
--Tengo una cena de negocios, es importante, otro día será – era verdad así que no era ningún pretexto.
--Edward, ¿algún día en tu vida podrías ser menos responsable? – negué ligeramente con la cabeza.
--Si Emmett un día de estos, diviértanse y gracias por llamar – no le di tiempo de nada y corte la llamada.
Bien, estaba cortando de raíz cualquier posible contacto. Termine de vestirme y salid a mi cena que duro poco mas de tres horas. Llegue a casa y caí rendido, dormí profundamente. A partir de ese día, toda mi vida iba a ser un martirio.