EDWARD’S POV
¿Qué Diablos acababa de hacer? ¿En donde tenía la puta cabeza cuando se me ocurrió tomar a Bella en ese rincón? La había puesto en peligro exponiéndola al hacerla víctima de mis arranques pasionales, los cuales eran dignos de un adolescente cualquiera, pero la verdad era que no me podía resistir a ella. Isabella era demasiado sensual, demasiado mujer como para poder ser inmune a su presencia, a su olor; me volvía loco y lo que había ocurrido hacía apenas unos instantes, terminaba por confirmármelo.
¡Habíamos tenido sexo en un lugar público! Y había sido una de las experiencias más intensas de mi vida. Salía del baño e iba por Bella cuando un toque en mi hombro me hizo voltear… era Bree.
–¡Hola Edward! Que sorpresa encontrarte aquí – se acercó para besar mi mejilla. De inmediato me tensé y no por ella sino por Bella que seguro ya estaría por salir y sabía que si me veía con Bree, tendría garantizado un disgusto bastante feo para esa noche.
–Hola, Bree – le respondí sin mucha emoción – pero no es ninguna sorpresa verme por aquí, Bella desfiló y yo siempre estoy con ella, además no podíamos faltar a la fiesta – intenté sutilmente decirle que no estaba solo.
–Pues por el motivo que sea, me da mucho gusto verte – ladeó su rostro - ¿Sabes? Me voy a París una temporada y esta es una buena oportunidad para despedirnos ¿no crees?
–Claro Bree, espero que te vaya muy bien – dije suspirando aliviado – diviértete mucho.
–Gracias Edward, pero ven – me agarró de la mano y comenzó a arrastrarme con ella – ven a mi mesa para dejarte todos mis datos.
–¡Hey Bree! – puse un poco de resistencia – Bella no tarda en salir, la estoy esperando.
–Bueno, no es que vayamos a desaparecer de aquí… ¿Verdad? – dijo sugestiva y acepté ir con ella para quitármela rápido de encima.
–Desde luego que no – le afirmé. Miré hacia la puerta por donde saldría Bella y no estaba, sólo esperaba no tardar mucho con Bree. Al llegar a su mesa, se tomó su tiempo buscando en su teléfono todos sus datos y pasándolos al mío. No quise ser grosero con ella, total, ya se marcharía y no volvería a verla si tenía suerte, en muchísimo tiempo, así que me calmé y dejé que terminara con el asunto.
Sabía perfectamente lo que me esperaba con Bella. Era tan celosa como yo y cuando me viera con Bree pondría el grito en el cielo y de inmediato su mirada fulminante atravesaría mi cuerpo, pero le explicaría el motivo que había tenido para dejarla sola y una vez que comprendiera mi punto y con la seguridad de que Bree no volvería a aparecerse, me perdonaría, nos olvidaríamos del asunto y seguiríamos muy felices celebrando su noche.
Mientras hacía mis deducciones, Bree me platicaba de Joshua, escribía pacientemente y me enviaba toda la información de donde se estaría quedando. ¿Por qué carajo no entendía que no me interesaba tener esos datos? ¿No le había dejado claro ya que Bella y yo estábamos juntos? ¿Qué puta parte era la que no comprendía? Me quejé mentalmente aunque fue bueno saber algo de Joshua casi de primera mano, ya que nos escribíamos por e-mail pero sin profundizar mucho.
–Bueno traviesa, ha sido bueno poder verte y despedirme de ti.
–Oh Edward, no seas aguafiestas y quédate un rato más – me tomó del brazo al querer levantarme – Bella no es celosa ¿O si? – preguntó con un tono que me desagradó.
–No Bree, el celoso soy yo y no soporto la idea de que alguien se le pueda acercar siquiera – dije de una puta vez y ella me miró con la boca abierta – cuídate mucho y…
–¿Interrumpo? – ¡Carajo! Era Bella.
–¡Bella, amor! – me adelanté a decir - ¿Recuerdas que te hablé de Bree? – volteé el rostro hacia ella y vi que la miraba con una ceja elevada.
--Mmm no cielo, pero… – se giró por completo hacia ella poniéndole carita de disculpa – ¡Hola y adiós! Porque este malvado que está aquí – se pegó a mí rozando ligeramente su trasero contra mi pelvis – me prometió otro “rapidito” en aquel rincón y pienso hacer que cumpla su promesa – le guiñó un ojo y Bree la miraba atónita.
--Edw… - Bree intentó hablar.
--No me gustan los tríos – la cortó advirtiéndole – pero si te gusta mirar eres bienvenida – me miró mordiéndose el labio inferior y atrapando mi mano – Ah y otra cosa – la miró amenazante – este muñequito es mío y se va conmigo a casa… Ciao Betty.
Miré a Bree encogiéndome de hombros en disculpa pero con una sonrisa en la cara mientras me dejaba arrastrar muy divertido. ¿Divertido? ¿Para qué me hacia tonto? ¡Eso había estado increíble! No podía estar más feliz por cómo Bella había sacado las uñas por mí, estaba sencillamente fascinado, halagado por su reacción. Había sido un honor ser reclamado de esa forma tan posesiva.
Casi dando tumbos entre tanta gente nos alejamos de la mesa de Bree y al pasar cerca de nuestro rincón la detuve pero cuando se giró, como ya sabía que lo haría, su mirada me taladró y rápidamente soltó mi mano continuando su camino.
–Bella escúchame – la tomé del brazo, volteó mirando mi mano que la sujetaba y luego me miró a la cara.
–No quiero discutir aquí.
–No vamos a dar ni un paso más si sigues sin escucharme, Isabella – le advertí, se giró por completo hacia mí y asintió cruzándose de brazos para que empezara a hablar.
–Ya sé que sonará de lo más estúpido amor, pero no es lo que parece – enarcó una ceja – Bree me interceptó cuando te esperaba al salir del baño, le dije que estaba contigo pero insistió en que la acompañara porque quería darme sus datos, se va a París, espero que por mucho tiempo, y pensé que mientras más rápido acabara con eso, más rápido me desharía de ella…
–Edward…
–Déjame terminar por favor – su mirada ya era menos dura – Bree se tardó más de lo normal, pero cuando me iba a buscarte, muy enojado por cierto, le dejé bien claro que sólo tú eres la mujer para la que tengo ojos y… luego llegaste amor, lo demás… – la atraje hacia mí por la cintura – ya lo sabes – dije besándola intensamente después de que había bajado la guardia. Enredé mis dedos entre su pelo mientras sostenía con firmeza su nuca y la otra mano la mantuve anclada a su cintura.
–No sé Edward, aún no me convences – sonrió maliciosa cuando nos separamos para respirar.
–Pues si quieres puedo contarte la versión extendida, pero en aquel rincón – señalé con la cabeza el memorable sitio y nos reímos abrazados.
–Por cierto ¿Podrías explicarme el punto ese de los tríos? – escondió la cara en mi pecho - ¿Es negociable amor? – me burlé y recibí una mordidita en una de mis tetillas, sobre la tela de mi camisa - ¡Ouch!
–Ya en serio Edward – me miró fijamente – tú eres mío y yo no comparto mis cosas con nadie, que te quede bien claro – me amenazó y yo sólo asentí dándole un suave beso en los labios.
Por fortuna, lo que pudo haber llegado a ser una catástrofe de dimensiones inimaginables, se solucionó con sólo contarle a Bella la verdad, siendo sincero y por la confianza que ella me tenía, y yo también confiaba en ella, y aunque no me estaba siendo nada fácil aprender a controlar mis celos, seguía trabajando en ello.
Al llegar con los chicos, me alegró ver que todos bailaban y festejaban. Mi hermano y Rose se abrazaban mientras intentaban moverse al ritmo de la música; Jake y Sandy hacían lo mismo pero frecuentemente eran interrumpidos por chicas que querían una foto o que Jake les firmara algo; era increíble cómo la certeza de que no andan tras tu chica puede cambiar la relación con otra persona. Sonreí al ver a Jimmy platicar con varios amigos pero no bailaba y por raro que pareciera, sólo tenía en la mano una botellita de agua cuando él amaba el champagne y ahí teníamos varias botellas listas para ser descorchadas en cualquier momento.
–¿Le pasa algo? – lo observaba intrigado – era para que ya a estas alturas no se acordara ni de su nombre.
–Lo extraña – me contestó Bella – pero ya se le pasará – dijo confiada.
–¡Qué segura estás de eso!
–¡Lo estoy! – me respondió mientras me arrastraba para que bailara con ella. Nos unimos a los chicos y pasamos un buen rato brincando y cantando felices. Ya estábamos agotados pero la adrenalina del movimiento, nos mantenía eufóricos. No quería irme y ella tampoco, la estábamos pasando realmente bien y después de todo, ya no teníamos tanta prisa por llegar a casa. Escuché una canción que a Bella le gustaba, la abracé muy fuerte pegándome a ella y me cantaba el coro al oído.
I’ve had the time of my life
And I’ve never felt this way before
And I swear this is true
And I owe it all to you…
*
‘Cause I’m!
Havin’!
A good! Time!
With you!
I’m tellin’ you
*
I’ve had the time of my life
And I’ve never felt this way before
And I swear this is true
And I owe it all to you
–¿De verdad nunca te habías sentido tan bien? – le pregunté suavemente al oído.
Me miró y me sonrió empujando su pelvis contra la mía – mmm no que yo recuerde… - y nos soltamos a reír a carcajadas.
–¡Te amo, Isabella Marie! – grité a todo pulmón y me respondió – ¡Yo también te amo Edward Anthony! – haciendo que todos nos miraran divertidos. Durante un buen rato más seguimos brincando, cantando y brindando, besándonos y acariciándonos lo más discretamente posible pero, nos resultaba un poco difícil ser menos efusivos.
–¿Es Alice? – pregunté al verla venir hacia nosotros, tenía los ojos rojos por haber llorado. Se separó de mí y corrió a su encuentro - ¿Estás bien Alice? ¿Qué sucede? – en un segundo estuve junto a ellas.
–Jasper terminó conmigo – dijo entre sollozos.
–¿Qué? – dijimos Bella y yo al mismo tiempo y ella asentía - ¿Te hizo algo? – pregunté furioso y Alice se soltó de nuevo a llorar.
–¡Lo voy a matar! – bramé - ¿En donde está?
–¡No Edward! Por favor no hagas nada – me pidió Alice llorando inconsolable – No sabe lo que dice ni lo que hace…
–¿Cómo no? ¿Dónde está Alice? – repetí.
–Está con Jimmy, él lo va a llevar a casa.
–¿Por qué? – preguntó Bella.
–Jasper está borracho… no le gustó verme en el desfile, dice que no es lo mismo ver a su novia así que a una hermana, que es diferente – se limpió las lágrimas – y también dice que cuando te tenga enfrente te romperá la cara por estar jugando con su hermanita Edward, ¿A qué diablos se refiere? – volvió a romper en llanto.
–¡Oh Dios! Jasper te vió con Bree, Edward, él me dijo dónde estabas, piensa que tú… – me retuvo de la camisa porque salí como un energúmeno a buscarlo- ¡El está borracho Edward!
–Suéltame Bella – inmediatamente miré donde me tocaba.
–¡No! te quedas aquí sin hacer ningún escándalo, Choo lo llevará a casa. Mañana no recordará nada Edward, déjalo tranquilo – me sentenció y Alice se lo agradeció.
Emmett y Rose se enteraron del problema minutos más tarde, se llevaron a Alice que ya estaba un poco más tranquila y Jake y Sandy se despidieron prometiendo estar en contacto continuamente. De regreso a casa, puse música suave y le hice saber a Bella sin palabras, que no estaba tan enfurecido como ella pensaba, acariciaba su muslo repetidamente y lo apretaba con suavidad. Ya en nuestra habitación y acostados en la cama, me abrazó muy fuerte dándome un beso.
–Gracias cielo, por hacerme caso – se bajó un poco y restregó su mejilla en mi pecho – él no es malo, verás que pronto lo asimila, no creo que tenga mayor problema, después de todo está más habituado a esto que Emmett o tú – me dijo e hice una mueca entre resignación y molestia. Sabía lo que me había costado frenarme y no ir tras de Jasper para darle un par de golpes por hacer sufrir a Alice.
–Sé que es dura la primera impresión – suspiré – pero yo nunca me emborraché ni te hice llorar por eso y mucho menos terminé contigo… es mi hermana Bella ¿crees que no me duele ver que la hagan sufrir?
–Bueno, no éramos novios aún Edward, pero tienes razón en sentirte mal, a mí también me dolería mucho ver que hagan sufrir a alguien de mi familia – decía mientras dibujaba en mi pecho con un dedo.
–Por eso, por una parte entiendo que también quiera romperme la cara, Jasper me vio con Bree y no sé que habrá pensado… él te considera su hermanita, los tres crecieron juntos, son familia – besé su coronilla – pero ¿sabes? Algo muy bueno salio de todo esto – sonreí.
–¿Ah si? – asentí - ¿Y qué es?
–Que mi mujer sacó la casta y defendió lo suyo, o sea yo – sonreí y la apreté – me dejaste mudo cuando te vi con esa actitud y además Bella, ¿De donde se te ocurrió decirle eso? – la miré asombrado – hasta yo me quedé pasmado cuando dijiste eso de que te debía un rapidín y luego eso de que no te gustaban los tríos pero que podía mirar si quería… Bella ¡Qué rayos! ¡Te amo! – grité – aunque seas una exhibicionista ¡Te amo!
–¿Exhibicionista yo? – bufó encantadora pero luego cambio su semblante – déjame decirte algo para tu información – me amenazó – Eres mío Edward y a mí no me gusta compartir lo que es de mi propiedad – se colocó sobre mí – si no lo había mencionado antes, escucha bien porque no lo repetiré de nuevo, no me gusta verte con otras mujeres, no me gusta que te coqueteen, no me gusta que seas el perfecto caballero con ellas, conmigo tendrás que prescindir de eso – se inclinó rozando sus pezones contra mi pecho, excitándome – eres mí hombre así como yo soy tu mujer y voy a pelear como sea para mantenerte a mi lado siempre… estás advertido.
Me besó y me mordió el labio inferior jalándolo después, algo ruda y posesiva confirmándome que no estaba jugando. Se acostó en su lado y se acomodó; mis brazos la rodearon por detrás y con mis piernas encerré las suyas.
--Me parece perfecto señorita Swan, estoy advertido pero por ahora, ¿que te parece si solo me dejas dormir abrazado a ti? – dije suavemente – Bella…
--¿Si?
--Te amo.
***
Isabella estaba feliz. Al fin había aceptado hacer el photoshoot con ella. Me pidió que eligiéramos juntos para cual revista trabajar, pero le cedí el ‘honor’ ya que yo no tenía ni idea de eso. Entre Ángela, Jimmy y ella, decidieron que la mejor opción era “Harper’s Baazar”. Por varios días Glenda Bailey y su equipo, nos tuvieron como marionetas por horas mientras estábamos vestidos literalmente como “modelos de revista”.
Si de algo me estaba sirviendo hacer eso con Bella, era para darme cuenta de lo duro que era su trabajo. Se pasaban días u horas trabajando en hacer una foto perfecta; el ángulo, la luz, en plasmar la idea, en lograr la actitud… Bella era una experta y soportaba estoicamente todo el tiempo vestida incómoda y con músculos agarrotados, el calor de las luces y el maquillaje; era todo un monumental esfuerzo revelado ante mis ojos y no podía hacer otra cosa más que admirar aún mucho más de lo que ya lo hacía, a Isabella por el impresionante esfuerzo que realizaba cada día.
“Diez minutos para cambiar el set” – gritó alguien y nos relajamos. Bella me llevó de la mano hacia donde estaba el servicio de catering para tomar algo.
–¿Cansado? – me miró divertida.
–¿Tú que crees? – enarqué una ceja – llevo casi 2 horas cargándote con ese vestido que parece un batidor manual, pero con mucho estilo eso sí, te ves preciosa – me acerqué para darle un beso.
–¡Oh no! El maquillaje – se alejó – podría arruinarse, créeme – y acepté resignado – estas galletas le encantan a Choo, ¡Jimmy! – le gritó enseñándole las galletas - ¿Quieres? – gesticuló en silencio.
El negó con la cabeza solamente y se retiró hacia quién sabe donde – ¿Cuándo se le va a pasar esa depresión Bella?
–Pronto – me respondió como si me dijera la temperatura del día y siguió tomando su té verde.
–No puedo creer que no te importe cómo se siente – espeté algo molestó – él ha hecho y hace tanto por ti y tú solo esperas que se recupere ‘pronto’ – me miró y sus ojos parecían querer gritarme algo – Y come algo Isabella, no creas que no me doy cuenta que te haces tonta y solo tomas esos tés.
–¡Edward!
–¿Qué? Sólo cuido de ti y te enojas – me acerqué y no me importó dañar el maquillaje, le di un buen beso - ¿Cenamos una Garden-Burguer?
El photoshoot terminó y según el equipo editor, todo había salido perfecto. Nosotros veíamos las fotos al instante después de tomarlas y pudimos elegir algunas para la pre-selecciónn ya que eran cientos y cientos de tomas, además que pedimos varias para nosotros. Era un trabajo excelente el que se había logrado y quería mi propia copia fiel de todo lo que había sufrido durante esos días.
BELLA’S POV
La noche anterior al día para Acción de Gracias yo estaba verdaderamente hecha un caos. Los últimos días habían sido una tortura haciendo los últimos arreglos para la gran sorpresa que tenía entre manos, terminando la sesión para “Got Milk?” que se tuvo que repetir casi toda por un problema técnico y con Edward tratando de escaparnos el fin de semana a Los Cabos, en México.
Pero no era la única persona neurótica y a punto de un colapso; Edward también estaba algo irascible y con la cabeza en otro lado. Al parecer, algo en la presa no iba bien y lo tenía muy nervioso. Yo lo entendía y por las noches trataba de confortarlo recibiéndolo con una buena cena y un masaje. Para mí todo estaba dicho con tan solo ver su mirada brillante perdida en la mía. Esos difíciles días y ver como nos manejábamos a través de ellos con gran comprensión de ambas partes, me hicieron darme cuenta que habíamos avanzado mucho como pareja en poco tiempo. ¡Y vaya que si lo habíamos hecho! Sobre todo después de la noche en el club, en la fiesta de Victoria’s Secret donde había logrado controlarme y poner en su sitio a esa niñita entrometida, tal vez no de la mejor manera pero si de la más divertida, y de paso le dejé bien claro a Edward que no dejaría que nadie se metiera con mi novio… y le encantó.
Luego, le confesé que en un lapsus brutos, había empezado a fumar en los eventos y a tomar varias copas, tontamente celosa y enojada por su viaje a Lake Tahoe con Nadia y para mi sorpresa, me dijo que ya lo sabía, pero confiaba en que solo hubiera sido algo momentáneo, como efectivamente fue. Después de eso, las largas horas de pláticas aumentaron considerablemente. Edward se había vuelto de repente tan preguntón, que no sabía si era broma cuando me decía que tal vez algunos de mis gustos que había pasado por alto hubieran cambiado después del accidente y por eso se pasaba horas preguntando y preguntando sobre cosas que me parecían tan sin importancia, pero que nos hacían reír mucho e inevitablemente terminábamos con una candente sesión de besos y luego… nos costaba mucho levantarnos temprano al día siguiente.
--¿A que hora sale nuestro vuelo el viernes?
--¿Viernes? – se extrañó – pensé que te había dicho que salimos mañana por la noche Bella.
--¡No me dijiste! – me alarmé pues supuse que tendría tiempo de preparar mi maleta al día siguiente.
--Nos vamos directo al aeropuerto después de la cena en casa de mis padres ¿No estás lista?
Con rapidez, hice la maleta metiendo varios bikinis y ropa de playa; en media hora, tenía listo todo un ajuar para el fin de semana gracias a la habilidad y destreza para hacer y deshacer equipajes de Jimmy. Sonreí.
Nos acostamos a dormir y Edward se acomodó detrás de mi abrazándome como siempre, aunque las últimas noches, lo notaba más tierno y cariñoso que de costumbre. También se quedaba por ratos observándome moverme a su alrededor con una sonrisa que le llegaba hasta los ojos y cuando le preguntaba porqué sonreía, él solo respondía…
--Porque te amo… - y mi mundo se ponía de cabeza.
***
Al día siguiente, salimos con nuestro equipaje rumbo a casa de Esme y Carlisle. Estaba algo nerviosa por el día que se avecinaba pero feliz sin duda, sólo tenía una pequeñísima preocupación… Jasper.
Desde la noche del club, Edward no había visto ni hablado con Alice y mucho menos con Jasper. Quería dejar pasar unos días y que ellos arreglaran sus problemas sin agregarle el reclamo que muy merecido se tenía Jasper, cosa que no fue necesaria gracias a la estricta Rose y a Emmett que al día siguiente de lo sucedido, tuvo una plática de cuñado a cuñado con él. Jasper había aceptados sus errores y les había pedido disculpas a todos, menos a Edward y a mí.
--Cielo… - empecé a balbucear al ver su semblante muy serio - ¿Puedo pedirte algo? – asintió en silencio – no seas tan duro con Jasper ¿si?
--¿Duro? – bufó – sabes que no lo seré Bella, pero debes admitir que si nosotros no hubiéramos reaccionado como lo hicimos, esta sería otra historia – apretó mi muslo - ¿Y tú qué tienes que estás muy rara? – me preguntó extrañado.
--Nada, es solo la tensión de los últimos días lo que me tiene así, no es nada – mentí.
Me clavó la mirada entrecerrando ligeramente los ojos – ¿Segura? – asentí y dejé que me ayudara a bajar del auto al llegar.
--Todo listo Bella – dijo Esme cuando Edward se retrasó en entrar a la casa - ¿Pero estás segura que no le dará un infarto? Que bueno que Carlisle estará aquí.
--No te preocupes, aguantará, más le vale después de todo esto – reí y la acompañé a la cocina y a poner la mesa mientras esperábamos a que todos llegaran.
--¿Sabes que el año pasado hacíamos lo mismo? – Esme sonreía y yo negué con la cabeza.
--Si lo hicimos, entonces quiere decir que yo estaba muy feliz ¿verdad?
--¿No lo estás ahora? – me miró dudosa.
--Si pero…
--¿Todo está bien entre ustedes, hija? – se preocupó.
--Si, todo está muy bien es sólo que… – me detuve mirando todo a mí alrededor, todo lo que yo quería, una gran casa, esa familia enorme, las cenas, los aniversarios…
--Bella… - finalmente me comprendió al ver mi mirada – no te preocupes – me abrazó y me aferré a ella – todo en este mundo tiene un orden perfecto y divino, y mientras las cosas por insignificantes que parezcan, no se acomoden y encuentran su lugar, nada más puede hacerlo, solo hay que tener paciencia. Todo llega a su debido tiempo, ni antes ni después hija.
--¡Ya estamos aquí mamá! – gritó Alice con Jasper detrás de ella, quien me miró apenado y bajó la mirada -¡Uh! Hola Bella – ella me abrazó fuerte y le correspondí de igual manera.
--Hola Bella – dijo Jasper finalmente - ¿Está Edward aquí? – asentí - ¿Podría hablar con ambos?
--Claro Jazz, creo que está en la biblioteca ¿Vamos? – lo tomé del brazo y recosté un poco mi cabeza en él, dejándole saber que yo no tenía ningún problema, Alice hizo lo mismo con su otro brazo.
--Veo que tienes a mis dos chicas – dijo Edward cuando nos vio entrar; Jasper inmediatamente se tensó.
--No bueno, yo… - titubeó - lo siento mucho – dijo sin levantar aún la mirada – hice muchas cosas mal esa noche y les pido a los dos una disculpa por eso y a ti también Alice, perdónenme por favor.
--¡Jazz diario me haz pedido una disculpa! – lo abrazó – te he perdonado desde que me lo pidieras por primera vez tontito.
--Yo también Jasper, es más – encogí los hombros – ni recuerdo lo que pasó – reímos.
--Yo si lo recuerdo – Edward se escuchó serio – y lo entiendo en cierto modo, pero si vuelves a hacer llorar a mi hermana, yo te haré llorar a ti ¿de acuerdo? – Jasper asintió y apretó la mano que le extendió Edward y luego se palmearon las espaldas al abrazarse.
--Gracias – dijo aún apenado.
--¡Pero qué sorpresa! ¡Los cuñaditos en plena reconciliación! – bromeó Emmett – así me gusta, verlos como dos personas adultas y civilizadas.
--Oye tú, civilizado y maduro abogado ¿No se te olvida algo? – preguntó Esme.
--¡Diablos si! – hizo una mueca – ayudarte a meter el pavo al horno.
--¡Ajá!
Un rato después llegó Jimmy, se veía mejor que otros días. Nos ayudó a terminar con algunas cosas de la cocina y por un par de horas volvió a ser el mismo Jimmy parlanchín y divertido.
--Ya está todo listo, sólo falta Carlisle – dijo Esme algo nerviosa.
--Pero llegará temprano ¿Verdad? – quiso saber Alice y Esme asintió.
--Sólo fue a dar un chequeo por el hospital, no debe tardar, vamos al salón – nos invitó. Y ahí, mirando constantemente al reloj en una mesita, fui poniéndome un poco más nerviosa cada vez.
--¿Te sientes bien? – me murmuró Edward al oído.
--Si, si, estoy muy bien cielo, es sólo que tengo calor – mentí.
--¿Calor? Bella, estamos casi a 2º ¿Cómo puedes tener calor? – y por fin el timbre de la puerta sonó haciendo que Esme y yo nos pusiéramos de pie como impulsadas por un resorte.
--E-está b-bien – tartamudeé – yo voy – y ansiosa corrí a abrir aunque sabía muy bien de quien se trataba. Me tiré sobre él apenas lo vi y nos abrazamos fuertemente.
--Te dije que nos volveríamos a ver – dijo emocionado – te ves espectacular Bella.
--Y tú también, ¡Oh por Dios! ¡No puedo creer que estés aquí! – brincaba feliz – Carlisle gracias por todo – solté sinceramente y él sólo sonrió. Regresé al salón y con una enorme sonrisa en mi cara dije como si nada…
--Es Carlisle, olvidó sus llaves – fui al lado de Edward.
--Hola a todos, que bien que ya estamos reunidos – Esme se le acercó y rodeó la cintura de su esposo – Ah, pero… no estamos completos – frunció el ceño – falta alguien – aseguró.
--No, estamos todos - señaló Emmett.
--No, Emmett – enfatizó – falta el nuevo especialista en Trauma y Ortopedia del “Mount Sinai Medical Center”, adelante doctor Conti, Bienvenido.
--¿Qué? – fue la principal exclamación que se escuchó en la habitación, todos se pusieron de pie incrédulos ante lo que habían escuchado pero que ya tenían frente a sus ojos. Mis lágrimas de emoción al ver el rostro impávido de Jimmy no se hicieron esperar y comenzaron a brotar por borbotones. Se había quedado pasmado al ver a Diego entrar al salón, ni siquiera pudo levantarse de la sorpresa al verlo tan guapo e impecablemente vestido. Nadie podría decir que había pasado las últimas 8 o 9 horas en un avión.
Cuando a los 3 segundos pudo reaccionar, se puso de pie y corrió a abrazarlo. Fue un encuentro tan lleno de sentimiento, llenando ya aquel vacío y haciendo a un lado la añoranza y una infinita espera. Reían nerviosos y se veían a los ojos no creyendo aún que se tenían frente a frente. Ya estaban juntos; ya por fin Jimmy y Diego tendrían su final feliz y yo me alegraba hasta lo más profundo de mi alma por ellos.
Todos saludaron y abrazaron a Diego dándole una cálida bienvenida y haciéndolo sentir en casa, así como él nos había hecho sentir a todos en la campiña Toscana. Le hacían mil preguntas y él, todavía nervioso, balbuceaba cosas en italiano mezclándolas con el inglés. Era adorable como Jimmy que de pronto, se había quedado mudo y solo podía no apartar los ojos de Diego. Esme nos llamó a la mesa mientras Edward y Emmett sacaban el gigantesco pavo que se doraba en el horno.
La mesa se veía espléndida; elegantemente vestida con la mejor mantelería y cubertería de Esme. La vajilla era preciosa, de Bavaria azul y blanca. Las copas de cristal de Baccarat acompañaban cada puesto en la mesa esperando llenarse de los más exquisitos y añejos vinos. Entre Alice, Rose y yo, fuimos llevando los platillos cocinados con dedicación y esmero por Esme quien nos señalaba donde colocarlos. Una vez listo todo, tomamos asiento y una muy contenta Esme, se aclaró la garganta.
--Este es un día muy especial para mí – Carlisle apretó su mano – Durante muchos años, en este día, mi mesa estuvo vacía. Yo añoraba a mi familia, tener de nuevo mi casa llena, a mis hijos – noté un toque triste en su mirada que se evaporó al instante – pero desde hace un año, Dios nos bendijo llenándola de nuevo y de qué manera. No sólo me devolvió a mis 3 pequeños sino que me dio 5 más contigo Diego – él la miró agradecido – gracias a todos ustedes por hacer de esta, una gran familia – su voz se quebró – los quiero a todos.
Todos aplaudimos felices por sentirnos tocados por las palabras de Esme quien como dijo, esa cena fue muy especial para cada uno de nosotros. Era un acogedor y cálido ambiente de familia en el que nos sentíamos muy a gusto. Nos servíamos de todo lo que había en la mesa, no queríamos dejar ningún platillo sin probar, en especial Diego.
--Pero cuéntanos Diego – preguntó Rose - ¿Cómo es que te decidiste?
--Aún no puedo creer que estés aquí – aplaudía Alice.
--¿Y el hospital? ¿Lo dejaste? – fue el turno de Jasper.
--Te vas a quedar ¿Verdad? – Emmett lo miró intrigado – ya no queremos ver triste a cierta persona.
--Por eso me evadías cada vez que te decía algo de Choo ¿No es cierto? – Edward me miró acusador y reí.
--¡Déjenlo hablar! – nos detuvo Jimmy impaciente y lo obedecimos entre risas.
--Cuando se fueron me quedé muy triste y solo; me había acostumbrado mucho a Bella y a - todos reímos cuando enarcó una ceja en dirección a Jimmy – no tenía ánimos de nada y tampoco podía dejar mi trabajo sin un suplente competente y venir a Nueva York a aventurarme en cualquier cosa. Un día, saliendo de un congreso médico, me enteré que el “Mount Sinai” buscaba un Traumatólogo-Ortopedista porque el que tienen se retiraría pronto y no podían quedarse sólo con los pocos con los que contaban. Me contacté con Carlisle, hice unos cuantos arreglos y decidí venir – Choo lo veía fascinado – quise llegar de sorpresa y por supuesto Bella, Esme y Carlisle fueron mis cómplices.
--¡Lo sabía! – saltó Edward - ¿saben que Bella me ignoraba cuando le decía que veía muy mal a Jimmy? Era porque estaban fraguando esto – me jaló hacia él y besó mi coronilla.
--Bueno, tuve un buen maestro ¿No? ¿Quién hizo aparecer a ciertas personitas en Florencia? Además no se me podía salir la sorpresa de entre las manos ¿Verdad? – miré a Esme y a Carlisle.
--No – respondieron al mismo tiempo. Continuamos con la cena y le di a probar a Edward una ensalada que había hecho con Esme.
--¡Es de manzanas Bella! – gruñó y puse mi cara triste – pero te quedó deliciosa amor, ¿Me das más? – También le di, pavo con aderezo de duraznos y ciruelas y pan de maíz, le encantaba. Arroz amarillo con verduras y costillas de cordero; Edward comía como naufrago y yo feliz, lo alimentaba así como él a mí.
--Con razón cuando Bella se va de trabajo tú no comes ¡No sabes comer sin ella! – se burló Emmett.
--Pues no te vas tan lejos – Rose lo delató - ¿Quién no come un sándwich si no lo preparo yo?
--¿Perdón? ¿Alice es de esta familia? – preguntó Jasper - ¿Saben quien le da las palomitas en la boca cuando vamos al cine? – las carcajadas no se hicieron esperar.
--Vaya, vaya, creo que mis hijos me heredaron algo – rió Carlisle cuando Esme le dio en la boca una cucharada de pay de calabazas, que por supuesto prolongó las risas de todos.
Terminamos de cenar y de comer el postre; ayudamos a recoger y a limpiar todo. Salía de darme un retoque en el baño, lista para despedirnos y salir al aeropuerto cuando Jimmy me detuvo en el pasillo. No me dijo nada, solo me abrazó y me dio un beso en ambas mejillas, estaba llorando como yo.
--Jimmy…
--Gracias Bella, muchas gracias – dijo entre sollozos.
--Yo no hice nada Choo, fue Diego – él negaba con la cabeza.
--El ya me ha dicho que tú te ocupaste de que Maggie arreglara mi casa de manera especial, preparando todo para su llegada y que le pediste a Esme…
--¡Ah no! Lo de hoy es completamente de su parte, no tuve nada que ver con la hermosa bienvenida y la cena, lo juro.
--No me importa – volvió a rodearme con sus brazos – ¡muchas gracias Bella!
Comenzamos a despedirnos, Diego también me agradeció feliz y todavía muy nervioso y emocionado.
--¡Mi Bella ragazza! – me apretó – no sé qué decirte…
--No me digas nada, solo invítanos una noche a cenar tu pasta maravillosa ¿si? – le pedí.
--Tú pon la fecha Bella – asentí guiñándole un ojo.
***
Un par de horas después, esperábamos la salida de nuestro vuelo hacia Los Cabos. Estaba un poco cansada pero me consolaba saber que en poco tiempo, estaríamos tirados bajo el ardiente sol con una copa de algún refrescante ron o algo similar en la mano.
--De verdad me sorprendiste tanto como a Jimmy.
--Ya sé que me creías la mala hermana del pobre Choo, pero ya ves que no, jamás podría no interesarme su bienestar – le hacía cosquillas en la mano.
--Por eso te quiero más – me sentó en su regazo – por ser tan buena… en todos los sentidos – agregó muy pícaro.
Fue un vuelo de varias horas; las que aprovechamos para dormir en los amplios y mullidos asientos. La sobrecargo del vuelo anunció el aterrizaje y me sorprendí al ver que casi iba amaneciendo. Me asomé por la ventanilla y sólo vi un profundo color azul y un poco más adelante la costa. Edward me abrochó el cinturón y plegó la mesita frente a mí.
--¿Descansaste algo? – bostezó.
--Mucho ¡Ya quiero estar en la playa! – le di un beso ligero en los labios – pero después de desayunar – le advertí.
--Desde luego, mientras no sean solo manzanas… - me arremedó.
--¡Edward! – y atrapó mis labios al mismo tiempo que llegaba la sobrecargo interrumpiendo mi beso de buenos días.
--Por favor, abroche su cinturón y recline su asiento – se dirigió solamente a Edward, ¡Claro! Y a mí que me lleve el tren ¿no? Bufé por mi pensamiento infantil mientras él se aseguraba de haber colocado bien firme mi cinturón.
El aterrizaje fue limpio; bajamos y fuimos a recoger nuestras maletas a la banda. Al salir, un jeep nos esperaba para trasladarnos al hotel. Me quedé maravillada al ver lo grande del resort. Era inmenso, casi un pueblo entero y muy hermoso, justo como su nombre, “Pueblo Bonito”. Era muy pintoresco y la decoración ecléctica hacía del lugar un sueño para cualquier adorador del arte; Esme gritaría de emoción si estuviera ahí. Limpio, amplio, con la vegetación y las flores en su justo lugar y medida. Simplemente bello.
No fue necesario registrarnos en la recepción, ya nos esperaban así que nos llevaron directamente a nuestra villa. Nos trasladábamos en un carrito de golf debido a lo grande del complejo, además que Edward había pedido la villa más alejada del hotel. Al entrar, miré fascinada a todos lados, observando lo hermosa que era. Clara, con muebles muy oscuros y alguno que otro detalle local. El piso de mármol beige provocaba un efecto de amplitud en toda la villa que estaba adornada con muchas bugambilias moradas y fucsias. El resultado era magnífico, una combinación de sobriedad y color.
En la entrada tenía una pequeña sala con un amplio y cómodo sofá, una mesita de café y frente a él, un mueble de madera oscura y tallada escondía una gran pantalla plana. A un lado, una gran puerta de cristal daba a una terraza con una mesa y un par de sillas de madera del mismo oscuro color. El azul profundo del mar y el contraste con la blanca arena, eran el perfecto marco para tan idílico lugar.
Fui a la otra habitación mientras Edward hablaba con la persona que nos había llevado. Si la pequeña sala me había gustado, nuestra habitación casi me hizo zapatear de emoción. El alto cabecero de madera de la gran cama cubierta de pétalos blancos sobre un esponjoso edredón azul me dieron la bienvenida; era el punto central de la habitación junto a las mesitas laterales y el mueble guardando otra pantalla plana frente a la cama, del mismo color contrastante; las puertas de cristal dejaban entrar el aire que elevaba las vaporosas cortinas que dejaban entrever lo que había en la terraza privada.
Salí y ahogué un suspiro al descubrir la alberca infinita que teníamos solo para nosotros dos. Instintivamente me quité los zapatos y metí un pie para sentir la tibieza del agua que la llenaba y respiré muy hondo saturando de oxigeno mis pulmones.
--¿Te gusta? – su voz ronca me estremeció.
--¡Es perfecto cielo! – me volteé y rodeé su cuello con mis brazos mientras nos besábamos – gracias por traerme.
--Los dos nos lo merecemos Bella, vamos a disfrutar estos 3 días ¿Si? – su sensual voz, comenzó a hacer efecto en mí.
--¿Qué te parece si nos damos un baño y vamos a desayunar? – sugerí.
--Lo que usted diga…
Un rápido baño refrescante y reanimador, un bikini blanco, un pareo, el pelo recogido con una pinza, protector solar, lentes oscuros y unas flip flop plateadas. Edward muy sexy con unas bermudas grises y una camisa de lino blanca, sus flip flop blancas y lentes oscuros.
--¿No piensas meterte a la alberca? – abrí muy grandes los ojos al preguntar.
--Claro, abajo tengo mi traje de baño ¿lo quieres ver? – insinuó levantando ambas cejas repetidas veces.
--Mmm mejor lo quiero ver pero fuera de tu cuerpo – respondí levantando yo, solo una ceja.
--Vamos a desayunar porque si no, saldré de aquí hasta el domingo por la noche – reímos y nos subimos al carrito de golf que nos habían dejado para trasladarnos en el resort.
Llegamos al edificio principal y nos señalaron el área de algunos restaurantes. Nos decidimos por uno con una terraza con vista al mar desde luego y un bufete que de solo verlo se nos hacía agua la boca. Frutas, cereales, yogurts, todo tipo de jugos, leche, cafés a tu elección, jamones, quesos, huevos en omelettes o como tú los quisieras, y muchas cosas más que ya no quise investigar por mi propio bien. Ese fin de semana me haría pagar unas horas extras en el ballet o en los Pilates, pero estaba valiendo la pena al cien por ciento.
Edward llenó su plato de varias cosas y yo de fruta con yogurt y un omelette con queso con setas. Mientras desayunábamos, Edward me acariciaba la mejilla y besaba mi mano, me miraba de una forma tan intensa que me hacía sostener los suspiros.
Al terminar, nos dirigimos a una de las muchas albercas pero la más retirada. Estiré las suaves toallas sobre ambos camastros y Edward se quitó la camisa y las bermudas quedando solo con un sexy traje de baño que me hizo parpadear varias veces, le puse protector solar en todo su pecho y espalda con caricias sugestivas y uno que otro beso.
--No creo que sea lo más indicado que sigas poniéndome de esa forma el protector – hizo una mueca como de dolor – por el bien de ambos no sigas amor – me susurró al oído.
--Mmm está bien, pero ¿Me puedes poner a mí? – ignoré a lo que se refería. Con mucha calma, se arrodilló en el camastro detrás de mí y con movimientos circulares, untó la crema por mi espalda y se detuvo en mis caderas donde aún tenía puesto el pareo, me puse de pie y me lo quité. Edward se retiró lentamente los lentes y me devoró con la mirada.
--¿Pretendes que permanezca tranquilo contigo así? – fue más un regaño.
--¿Me lo quito? – pregunté con falsa inocencia a punto de tirar de los hilitos de mi cadera.
--¡Isabella! ¡Me vas a matar! – dijo algo perturbado y terminando de ponerme el protector. Me recosté boca abajo y desaté el nudo de mi espalda, no quería marcas – Como dije, me vas a matar…
Me reí disfrutando de mi nervioso novio y del espléndido sol que doraba nuestros cuerpos. Era maravilloso poder estar solamente tirada junto a Edward sin nada más que hacer que estar juntos, tomar cócteles, tomarnos de la mano, besarnos…
--Ya llevas mucho tiempo bronceándote la espalda ¿Por qué no te volteas? – me sugirió y le hice caso. Sin prisas me anudé la parte superior de mi traje y me senté para ponerme más protector.
--¿Quieres tomar algo?
--No, aún tengo un vaso lleno – apenas tenía alrededor de 15 minutos que nos habían traído unos nuevos cócteles.
--¿Tienes calor? – acarició mi mano y yo negué con la cabeza - ¿Estás cómoda? – asentí mirándolo extrañada.
--¿Edward? – lo miré - ¿Tú te sientes bien? – le pregunté al verlo algo nervioso; me miraba de una forma extraña y no soltaba mi mano. Se puso junto a mí y me abrazó con ansiedad y algo más que no pude descifrar en ese momento.
--Bella, gracias por estar aquí conmigo – sus dedos acariciaban mi nuca al abrazarme – te amo Bella.
--Edward ¿Qué pasa, cielo? – me preocupé al escucharlo.
--Es sólo que estoy feliz de estar contigo amor, sólo eso – me apretó contra su cuerpo y despacio, volvió a recostarme en el camastro. Estaba actuando un poco extraño y no sabía porqué, pero bueno, extraño positivamente.
Antes del medio día, me pidió ir a otra parte del resort para cambiar de ambiente y recogí nuestras cosas. De la mano de Edward comencé a caminar cuando sentí que tiraban de la orilla de mi pareo. Me giré y vi a la cosita más linda junto a mis piernas. Un pequeño de unos 5 años, morenito de tanto sol con un cabello negro azabache, tan negro como sus ojos y unas manitas regordetas como sus mejillas; las estiró hacia mí y en su media lengua me dijo:
--¿Me lo guardas? – asentí y me dio un pequeño sobrecito azul; estaba sellado – no lo abras – y salió corriendo, perdiéndose entre las plantas y el lugar.
--¿Qué fue eso? – dije confundida y Edward encogió los hombros - ¿Qué hago?
--Guárdaselo, al rato que lo vuelvas a ver se lo devuelves – no tenía otra opción ¿O si? Seguí a Edward y nos instalamos en la playa bajo una sombrilla blanca y grande para protegernos del sol de medio día. Entre arrumacos y caricias que no podían subir de tono pues había algo de gente a nuestro alrededor, nos dieron casi las 4 de la tarde. Edward se había dormido al fin y no quería despertarlo, así que permanecí a su lado velando su plácido sueño. Cuando despertó, desubicado, saltó del camastro y me apuró para regresar a nuestra habitación y alistarnos para la cena.
--Quédate aquí amor, voy por el carrito para irnos – me besó en los labios – no tardo nada – y se fue. Estaba entretenida viendo por fuera una tienda de souvenirs cuando de nuevo, mi pareo era jalado hacia abajo con poca fuerza. Otro pequeño de la misma edad, solo que un poco más regordete, me extendió su mano y me dio otro sobrecito azul.
--No lo abash – me dijo muy tierno y también salió corriendo antes de que pudiera preguntarle algo. Edward llegó justo en ese momento.
--¡Otro niño Edward! ¡Me dio otro sobre! – dije totalmente confundida.
--A lo mejor están bromeando Bella – me ayudó a subir al carrito – vamos, ¡sólo son unos niños!
--Voy a dejar los sobres en la recepción – él asintió y me arrepentí, tal vez le estaba dando demasiada importancia a un juego de niños. Camino a nuestra villa, me recargaba en Edward; ya quería llegar, lo necesitaba mucho, quería que me hiciera el amor. Y con ese propósito, lo que restaba del camino, froté mi mano en su muslo, acariciándolo un poco más adentro y se tensó. Cubrí el bulto de su traje de baño y con suavidad apreté mi mano sobre él.
--Amor, me voy a salir del camino – dijo en un gemido – espera un poco – pidió y lo obedecí. En la villa, apenas abrió la puerta me tiré sobre él y me llevó cargada hasta la cama – descansa un poco mientras me doy un baño, debemos apurarnos – me dijo entre besos y se encerró a darse su ansiado baño, dejándome en la cama, mas excitada que nada y sola… ¿Qué demonios le pasaba que prefería ir a cenar que hacer el amor conmigo? ¿Se sentiría mal?
Con mi mente toda hecha una confusa maraña, elegí mi vestido y todo lo demás que usaría para la cena. Edward salió casi 20 minutos después y me dio un beso en la frente.
--No te tardes Bella, muero de hambre – me giré y lo miré con los ojos entrecerrados. Me di una ducha lo más rápido posible frotando mi piel para quitarme el protector solar. Me sequé y humecté el cuerpo con una loción de fresias y sequé mi cabello recogiéndolo en un descuidado moño. Casi no me maquillé debido al ligero bronceado que había tomado mi piel, me puse un poco de gloss, solo un poco, rímel, mis aretes y estuve lista cuando me puse el vestido y las sandalias.
Salí de la habitación y lo encontré mirando al mar, perdido en si inmensidad, tan guapo y apuesto como él solo podía serlo… con pantalones azul marino, una camisa celeste y un saco blanco sport con una curiosa flor en el ojal. Me escuchó acercarme a él y volteó hacia mi.
--Isabella – murmuró – estás bellísima – sonreí complacida.
--¿Nos vamos? – tomé su brazo y salimos rumbo al restaurante. Bajamos al llegar al edificio principal y cuando me dio la mano para ayudarme, lo sentí frió – estás enfermo Edward – dije segura pero él lo negó. Iba a protestar, cuando unas 5 o 6 chicas adolescentes nos rodearon y me pidieron algunas fotos. Accedí y después de firmarles sus camisetas, una de ellas me entregó otro sobrecito y salió corriendo junto a las otras chicas.
--¿De qué se trata esto? – grité exaltada y algo molesta, fui a la recepción y lo entregué explicando como lo había obtenido. El joven de la recepción lo tomó divertido y lo guardó sin hacerme preguntas – No entiendo nada – hablaba algo ofuscada y Edward sólo se reía.
--No te atrevas a burlarte Edward Anthony – lo amenacé – porque dormirás sólo hasta regresar a casa, hay un buen sofá en la villa si sigues con esa sonrisa tonta estampada en tu linda carita – caminaba decidida.
--Bella, tal vez es una broma – trataba de calmarme – ya entregaste el sobre, ya olvídalo amor, vamos a cenar, no te pongas de mal humor, por favor – de su brazo llegué a “La Frida” y nos condujeron a nuestra mesa. Estaba algo apartada y en ese momento lo agradecí más que nunca, no quería a otro niño entregándome sobrecitos de colores y burlándose de mí.
--¿Te parece si en lugar de un vino pedimos champagne? Nos vendría bien algo fresco y burbujeante – la ordenó y se acercó a mí – no puedo creer que al fin estamos solos y en este lugar tan bello.
--Vivimos juntos Edward, casi siempre estamos solos – me burlé un poco – pero concuerdo con lo del lugar, es un paraíso.
Al instante, descorchaban la botella y nos servían en las copas. Edward me miraba mientras me daba una de ellas y se acercaba a mí.
--Por ti Isabella, por ser la mujer que eres y porque estamos juntos – chocamos las copas – te amo…
--Edward… - comencé pero fui interrumpida por otro mesero que llegó con unas entradas de bienvenida, él solo sonrió. Por debajo de la mesa, Edward acariciaba mi pierna y me hacía estremecer. ¿Teníamos que cenar? ¿No podíamos simplemente regresar a nuestra habitación? – Ya no tengo hambre – mi voz se escuchó impaciente.
--Tienes que comer algo, tanto sol y sin comer no es bueno amor - ladeó su cabeza hacia mí. Sin remedio, abrí el menú; opté por una ensalada césar y como plato fuerte, un filete mignòn. Después de ordenar, tomó mi mano y la acariciaba suavemente, depositando besos en el dorso, en la palma y en cada dedo, elevando mi temperatura corporal y sacudiendo mi razón - ¿Estás contenta?
--¡Si amor! ¡Estoy feliz! – rocé mi mejilla en su mano - ¿Y tú?
--¿Cómo no podría estarlo si estoy con la luz de mi vida? – dijo con vehemencia - ¿No sabes lo que significas para mí Bella? ¿No te haces una idea? – si mirada me traspasaba.
--Creo que si porque siento lo mismo – dije sincera – no podría vivir sin ti Edward – y su mirada se iluminó.
Nuestra cena llegó y disfrutamos cada bocado de ella. Todo estaba inmejorable y me comí casi todo debido a mi repentino apetito voraz. Bromeamos y reímos, también Edward me decía que me tenía preparada una sorpresa para el día siguiente y con eso me chantajeó el resto de la cena. Si me revelaba cual era la sorpresa, yo sería su esclava por lo que durara nuestro fin de semana, cosa que me parecía maravillosa, pero no me quería rendir tan fácil, además, necesitábamos definir “esclava” en qué sentido, porque podrían dársele muchas connotaciones aunque yo no pondría resistencia a ninguna de ellas.
Discutíamos divertidos cuando el mesero se acercó para retirar los platos mientras nos preguntaba si se nos ofrecía alguna otra cosa.
--¿Y mi shobe? – me preguntó el niño que salió de la nada tomándome por sorpresa.
--¿Qué? – aturdida respondí.
--¡Oh, los sobres! – el mesero sonrió – los damos a los niños y ellos los canjean por helados – sacó de su bolsillo uno rojo y se lo dio al pequeño que se alejó contento – ¡Les encanta!
--¿Así de que de eso se trataba? – suspiré tranquila – y yo pensando que me estaban jugando una broma – el mesero sonrió negando con la cabeza.
--Te dije que era algún juego de niños – me atrajo hacia él y me sentó en su regazo; enrolló sus brazos en mi cintura mientras su nariz recorría delicadamente mi cuello. Una de sus manos comenzó a bajar por mi cadera y a delinear mis curvas.
--Edward – lo regañé – no sigas…
--¿Porqué no? – su voz enronquecida me hizo temblar.
--Hay muchas personas a nuestro alrededor – le informé cuando llegó el mesero con un bonito y colorido plato con bolas de helado de varios colores. Iba a protestar cuando dijo…
--Cortesía de la casa señorita Swan – y tan pronto como apareció, se fue. Edward me bajó de su regazo y se sentó frente a mí.
--Delicioso – dijo sin dejar de mirarme – pruébalo Bella.
Llevé una cucharada llena a mi boca y comprobé que tenía razón, aunque sin color, el helado era de los más ricos que había probado y cerré los ojos al saborearlo.
--Mmm es verdad, es sublime Edward – me sonrió y saqué los sobrecitos para ver si podría canjearlos después por más de ese delicioso helado. Eran 3 y comencé a abrirlos despacio; el primer papelito tenía la palabra “conmigo”, lo dejé junto al plato y entre mis manos leí el segundo papelito que decía “quieres”…
De inmediato mis manos comenzaron a temblar, lo mismo que mi barbilla. Mi vista se nubló por las lágrimas agolpadas en mis ojos y mi respiración se agitó en pocos segundos.
¡No podía ser lo que yo pensaba!
¿Sería acaso que si y el orden divino y perfecto por fin había descendido sobre nosotros?
“¡Dios!” rogué en lo más profundo de mi alma, “Dame fuerzas para abrir el último sobre”.
Claramente pude escuchar la respiración de Edward al romper en mis manos el pequeño sobre y sacar el papelito. No podía leerlo, pero ya tenía la certeza de cual era la palabra ahí escrita. Cerré los ojos empujando las lágrimas fuera de ellos y bajé la cabeza, temblando profusamente y sin poder reaccionar de otra forma. Sentí a Edward sentarse a mi lado y limpiar mis ojos, pero sin decir ni una palabra. Unos segundos después, con la visión recuperada, desarrugué el tercer y papel e hice un esfuerzo para poder ver bien la palabra que me hacía falta leer… “casarte”.
--Isabella – sin más, tomó mis manos entre las suyas que también temblaban…
--¿Quieres casarte conmigo? *.
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*
*
Gracias PattinsonWorld!
10 comentarios:
Hola Chicas! Estoy happy, happy, happy! por sus comentarios y por todo lo que me dicen.:)
Como ven, nuestros chicos van madurando ellos mismos asi como su relación, me encanta el rumbo que va tomando todo, solo no esperemos que las nubecillas negras empañen tanta felicidad.
Joli, Yolanda, Cris, DraCullen, Daniella, Nani, Nydia, SweetPatt y Megavladix.
Un beso a todas!!!
que bonito por Dios!!!!! me muero, no tengo palabras, estoy súper emocionada, me ha gustado el capítulo desde la primera palabra a la última, ha sido el capítulo más lindo de todos!!!!!
Me encanta como va madurando la parejita, me alegro por ellos, se lo merecían;
yo sabía que había una buena excusa para lo de Bree, absurda sí pero ha sido la verdad!!!! como van aprendiendo y confiar y respetar a la pareja, me encanta; y esa Bella marcando su territorio, !así se hace Bella! y menudo subidón para él!!!!
que pena por Alice, pero menos mal que fue un visto y no visto y que nadie se metió de por medio, me alegro mucho!!!
lo que no me puede creer es la forma tan bonita, divertida y original de pedirle matrimonio Edward a Bella, era sospechoso lo de los sobres y el nerviosismo de él, pero dejé de pensar en los sobres cuando el camarero les dijo que se lo daban a los niños a cambio de helado, y ni se me pasó por la cabeza que los tres sobres de Bella tuvieran en su interior las tres palabras más bellas que alguien te puede preguntar, jo que subidón!!!yo pensaba que estaría encondido el anillo entre el postre o que sacaría una cajita después, pero esto ha estado aún mejor!!!!
ya tenia ganas Bella de tener una casa, familia y cenas a lo grande, y Edward también deseaba lo mismo y y es que están hechos el uno para el otro y por fin el destino a querido que todo esté en su sitio para que ellos puedan unirse para siempre, que bonito por Dios!!!!!
yo también espero que no haya nubecillas negras que empañen su felicidad, que ya han tenido suficiente, y bueno, si ha de venir que sean de esas que se puedan superar sin mas inconvenientes ya que ellos juntos, pueden con todo.
besos
ME MUERO QUE CAPITULO XD BODA UE DIGA QUE SI ERES MALA NOS DEJAS ASIIIIIIIIIII XD QUIEOR MASSSSSSSSS
Saludos Li, Dios santo, siempre leía los capítulos y no me atrevía a comentar, pero en este (bueno todos me han dejando super emocionada y con ganas de seguir leyendo) pero este de verdad que me anime a escribirte para decirte que me dejo sin respiración ese final POR DIOS!!!, super original la manera de pedirle matrimonio.
Sigue escribiendo como lo haces de verdad lo haces muy bien, espero con ansias el próximo capitulo, quiero saber como termina este fin de semanaaa, y que bella recupere por completo su memoria. Cuídate
Taty
Hola Li,felicidades me encanta cada vez mas esta historia eres genial escribiendo,me encanta la forma de como trasmites sentimientos en cada capitulo ,es hermoso....Besos sigue asi....
wow ahhhh me encantó, creo ke este es uno de los mejores capitulos, no kiero decir ke los anteriores no lo sean, pero definitivamente este tiene algo especial, ha sido todo un deleite leerlo!! Me gusta la forma en ke este par se ha ido compenetrando mas y sobre todo madurado, creo ke han llegado al punto de tener un balance en su relación. Bien por bella por bella al marcar territorio ya hacia falta ke sacara un poco el cobre, y ke decir edward al hacerle caso a bella, eso es genial. Me encantó la sorpresa para choo, ya se lo merecia, digo si todos tienen felicidad es justo ke él también pase por eso. Cada vez ke leo esta historia me gusta mas, bien por ti,en hora buena :D
HOLA LI AMOR EL CAPI "PERFECTO""SUBLIME"...LA REACCIÓN DE EDWARD PONIENDO EN SU SITIO A BREE "ESE ES MI EDWARD" Y LO MEJOR BELLA Q GRAN PASO DE MADUREZ UN "BRAVISIMO POR ELLA"ES LA 1.VEZ Q LE DICE A EDWARD CON TODA LA CONFIANZA DEL MUNDO Q ES SUYO Y Q NO TIENE Q SER TAN CORTES CON ESAS Q LE COQUETEAN..TOMA YAAA...Y LA FORMA EN Q LE PIDE MATRIMONIO SOLO PUEDO DECIRTE Q M CAIAN UNOS LAGRIMONES.. ESTA PAREJA SE AMA CON LOCURA Y ESTAN PREPARADOS PARA AFRONTAR CUALQUIER NUBARRON Q LES CAIGA..EDWARD DESD EL CAP 21 LE DEJO CLARO A ELLA LO Q LA AMABA DEJANDO ATRÁS SU MIEDO AL COMPROMISO Y DESPUÉS LO DEMOSTRO DEJANDO SU TRABAJ Q ERA LO 1 PARA EL PARA ESTAR CON BELLA EN ITALIA Y BELLA LE A DEMOSTRADO EL MISMO AMOR Y CONFIANZA...LA HISTORIA ESTA QUEDANDO D CINE YA ESTOY DESEANDO EL PROX CAPI..UN BSOT AMOR DESD LOS MADRILES
jaja bichitooooo ... me has dejado sin palabras! ufff que capitulooooo
Gracias cari, quiero mas ... quiero saber que dice Bella ;-))
Un besazooooo
Emocion en estado puro Maestra. Nos has tocado la fibra mas sensible del corazon, emocion por Choo, por una familia unida y feliz, por una reconciliacion y la emocion mas genuina, la que sientes cuando alguien te hace saber que quiere hacer contigo el camino de su vida y pone su destino y su corazon en tus manos. Precioso y emotivo capitulo, dulce y romantico, gracias por tu inspiracion, bendita inspiracion. Un beso chica dulce.
awwww!!! sniff!!! hermoso el capitulo me arrebato el aliento su propuesta... awwwwww!!!! tmbn me dejo sin palabras se nota?? haha
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